Hola
Vaya por delante que capto el espíritu de la idea. No obstante, desde el absoluto respeto a lo aquí expuesto, en los términos planteados no puedo compartirla por varias razones.
La primera es que considero el propósito
fomentar como incompatible con la acción
penalizar. Se fomenta incentivando y el
incentivo supone un valor añadido a algo ya establecido, no una detracción de lo que ya se tiene. Penalizar implica coaccionar o, siendo benevolentes, disuadir. Y a día de hoy cada concepto de la nómina de un funcionario tiene una razón de ser, conceptos sobre los que no se puede imponer detracción alguna ni tan siquiera por motivos disciplinarios. Por lo tanto, la idea de penalizar un % del sueldo es contraria a la legalidad, aparte de que es totalmente inaceptable.
Sinceramente también creo que atenta contra la lógica y diré por qué. La Administración General del Estado
no puede exigir a ningún empleado público una acción que repercuta directamente en un mejor desempeño de su trabajo (y de la que, por lo tanto, la AGE y el ciudadano son los principales beneficiarios) cuando no facilita su consecución en modo alguno (para recibir, primero hay que dar). Eso es aplicable a la formación, el perfeccionamiento, la especialización y también la condición física, pero antes de entrar en la condición física voy a pasar de soslayo por el requisito previo que ésta exige: tener salud.
Veamos como en el ámbito del CNP se vela por la salud en el trabajo:
- con un turno de trabajo (los cinco turnos) que según la OMS resta un año de vida por cada cinco trabajados.
- con unas dependencias inadecuadas en muchos casos, insalubres en algunos, mal ventiladas y peor iluminadas (lo que por cierto, a quienes trabajan delante del ordenador horas y horas les está haciendo estragos en los ojos)
- con unos medios tanto en las dependencias, como fuera de ellas, que no se rigen por ningún criterio de ergonomía. Póngase por ejemplo los zetas, a cuya exposición sostenida a lo largo de los años, deben muchos notables molestias como cervicalgias y lumbalgias. Off - topic: ya que en los últimos vehículos, los asientos traseros venían con sendas oquedades para que el detenido engrilletado a la espalda introduzca sus manos (lo que me parece muy bien para su mayor comodidad), aprovecho para solicitar a quien corresponda (si nos lee) que en los sucesivos vehículos practiquen también los moldes oportunos en los asientos delanteros destinados a los policías, únicamente para que lo que llevo en el cinturón (por obligación) no se me clave en la espalda. Gracias.
- sin dotación alguna para lo que hoy son equipamientos policiales básicos (como por ejemplo, guantes anti-corte) y sin previsión en cuanto a equipamiento profiláctico (ya no sólo para supuestos de riesgo NRBQ, sino en ocasiones hasta en tristes guantes de látex) y medidas preventivas en ese mismo aspecto (vacunas).
- con regla de inaplicación expresa de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y una regulación específica apenas apuntada.
Comprobado por tanto que a la AGE se la trae al pairo la salud de los funcionarios policiales, pasemos a establecer (si es que es compatible) cuáles serían las modalidades a estudiar para poder-plantearnos-la-posibilidad de exigir al funcionario una adecuada condición física. A mi modo de ver hay tres opciones:
1.- Dotando a ese objetivo de un complemento añadido a las retribuciones que percibe el funcionario. Partimos de la base de que, para quien no lo sepa, esto se planteó muy seriamente tiempo atrás por la Sección de Deportes de la DFP, obteniendo por parte de la DGP un rotundo NO.
Si hacemos caso omiso de este hecho y aún así consideramos que a la DGPGC le importa un comino la condición física de los funcionarios, pensemos en que somos un colectivo de cuarenta y pico mil funcionarios (ya no sé ni cuantos somos). A ese número hay que multiplicar el complemento en cuestión, complemento que habrá de ser mensual y de un importe estimable (pongamos 90 €, que apenas dan para pagar el gimnasio, pero teniendo en cuenta que es lo que pagan por quitarte un año de vida cada cinco, no creo que se pueda aspirar a más).
Bien, en este punto, observamos que la premisa "al Gobierno le resultaría rentable" decae. Por lo tanto lo dejamos. El complemento es inviable porque sería algo a sumar (no un importe a ahorrarse), debería ser considerable (porque al que no tenga hábito no se le va a sacar a hacer deporte con apenas nada) y la Administración pasa olímpicamente de gastar dinero en la condición física de sus funcionarios, lo que se ha puesto de manifiesto cuando así le ha sido planteado.
2.- Que la condición física adecuada sea exigible sin remuneración: para esto la AGE debería garantizar que la práctica deportiva no le cuesta al funcionario
ni un duro. ¿Tienen gimnasio todas las plantillas del CNP? NO ¿Todas en las que exista lo tienen en condiciones dignas? NO. Luego tenemos que construir y equipar gimnasios (y también mantenerlos) o en su defecto firmar convenios con quien los tenga, con el subsiguiente desembolso.
El segundo punto a considerar por esta modalidad, es que la jornada laboral del funcionario público es de 37'5 horas. Si exiges condición física, las actividades que el funcionario deba realizar para lograrla
deberán estar incluídas en su jornada laboral. ¿Está dispuesta la DGPGC a que el funcionario salga dos horas antes, tres días por semana para que adquiera una condición física adecuada? NO
Así que esta segunda opción tampoco parece muy buena, porque si me apuras, es todavía más cara que la primera, no sólo en inversión sino en que se pierden funcionarios por el camino.
3.- Que se fomente la actividad física, en la medida de lo posible, sin que cueste un duro y sin facilitarla en modo alguno: Ese es el punto en el que nos encontramos ahora. Con carácter voluntario y preparándose por su cuenta y riesgo, el funcionario puede optar al Grado de Aptitud Física a renovar anualmente, que le proporciona entre 0,50 y 1,50 puntos de baremo (siempre y cuando el funcionario necesite sumar puntos para algo, claro). En este punto no voy a describir la cara que pone la superioridad cuando le dices que te vas a ausentar porque vas a hacer las pruebas del Grado, porque en sí misma, haría este interesante hilo totalmente prescindible.
Analizados los pormenores que me parecen relevantes en esta cuestión, y que consideraba imprescindible hacer notar para abordar este tema lejos de la frivolidad, solo me queda concluir lo siguiente:
- la AGE no puede exigir aquello que no está dispuesta a favorecer y mucho menos está dispuesta a dar.
- pedir condición física cuando no se garantiza salud, es empezar la casa por el tejado.
- la AGE no puede repercutir en el funcionario su incapacidad negligente para conseguir que sus funcionarios se encuentren permanentemente en óptimas condiciones físicas.
- la AGE no puede aspirar a que el funcionario haga tantas cosas entre las que se encuentran: cumplir diligentemente con su jornada laboral, ser padre de familia, tener aficiones y tiempo para ejercitarlas, invertir a título personal tiempo y dinero en mantenerse formado y actualizado debido a la pésima formación contínua que la Administración le proporciona y encima ir al gimnasio, pagándoselo él, obligado y bajo amenaza de sanción pecuniaria. El colmo vamos.
Señores: la condición física, como la actualización y la formación son sin duda recomendables, pero sólo son exigibles en la medida en que a quien es principal beneficiario de su práctica (el ciudadano y la AGE) le preocupen realmente. Puesto que no es el caso, mal que pese, las tres quedarán a criterio del funcionario en cuestión que, a mi juicio, debería sopesar que formación es a que no te emplumen, como condición física es a autoprotección. Es por eso, por lo que es "personalmente conveniente" y en ningún caso "policial o moralmente exigible".
Yo animo a cuantos lean esto a que se formen, se actualicen y también a que mantengan una adecuada condición física (expuestas en mi orden de importancia). No obstante, quien no vela por este último aspecto no incumple ningún deber, ni reglamentario, ni profesional, ni mucho menos moral atendiendo a la moralidad de la que hace gala el empleador.
Un saludo!