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La cárcel de Ponent alberga ratas, humedad, cables al descubierto y celdas sin plomos
* Imágenes captadas en el Módulo 11 revelan la extrema precariedad de las instalaciones
* Conviven entre 130 y 150 reclusos, la mayoría traficantes y pequeños ladrones
Actualizado sábado 02/02/2008 18:45 (CET)
XIANA SICCARDI
LLEIDA.- La modernidad de las nuevas instalaciones de algunas cárceles catalanas -como es el caso de Brians II, que incluso cuenta con piscina y polideportivo para los internos-, está a años luz de la extrema precariedad de otros centros penitenciarios. Es el caso de la cárcel de Ponent, cuya situación es "deplorable", según han explicado fuentes penitenciarias consultadas por EL MUNDO.
La lista de deficiencias no es corta, y prácticamente todas se concentran en el módulo 11. Allí son visibles cables eléctricos abiertos en los pasillos, sin tapa. Otros, están abandonados del mismo modo junto a las duchas. La mayoría de las puertas son viejas y de madera; algunas de ellas tienen grandes boquetes tapados con cinta de embalar, y una bolsa de plástico hace las funciones de pomo a uno y otro lado de la puerta. Así las colocaron los mismos internos.
Algunos de los radiadores situados en las celdas y pasillos, aunque funcionan, tienen pérdidas de agua, por lo que en algunas ocasiones se cierran al no quedar más remedio. Los funcionarios ponen palanganas para evitar que continúen las humedades, visibles en algunos rincones en el suelo y en las paredes, por debajo los calefactores.
Plaga de roedores
Por si fuera poco, el módulo sufre una plaga de ratas y cucarachas desde hace un tiempo. Esto ha obligado a instalar matarratas y cebos para acabar con ellas. El Departament de Justícia explicó ayer al respecto que la presencia de ratas "no existía hace un tiempo, pero unas obras cercanas han removido la tierra" y, con ella, las madrigueras, pero la Generalitat afirma que ha contratado a una empresa para erradicarlas. Mientras, los roedores campan por una zona común ajardinada del módulo. Para evitar que llegasen a las celdas, hace un tiempo se cortaron las enredaderas que trepaban por las paredes. El Departament dice que "la situación está controlada y no se trata de una cantidad de ratas preocupante".
Los lavabos de los funcionarios también cuentan con problemas.El del mismo módulo 11 está actualmente inhabilitado por unas obras que nunca acaban. Hace tres años comenzaron a caerse las baldosas, otras se tiraron abajo, pero desde entonces hasta ahora no se han arreglado. Los trabajadores del centro han optado por acudir a los sanitarios de otro módulo desde que el del módulo 11 comenzó a presentar este aspecto ruinoso. La Generalitat dice al respecto que esta situación es fruto de «obras que se están realizando actualmente».
En el módulo conviven "entre 130 y 150 reclusos", han apuntado las fuentes consultadas, que están cumpliendo sus condenas en segundo grado. Duermen y viven en la prisión, y sólo salen para realizar trabajos en el exterior. Concretamente a Raimat, un pueblo cercano al centro penitenciario, donde elaboran, por ejemplo, las cajas en las que se empaquetan los vinos. "El resto del tiempo lo pasan dentro de la cárcel», según explicaron dichas fuentes consultadas por este diario, que descartaron que estos internos estén en tercer grado, que implica que sólo acudan a la cárcel para dormir.El Departament de Justícia, en cambio, asegura que los internos del módulo 11 están "en régimen abierto", aunque el verdadero centro de régimen abierto de la prisión está situado fuera de la cárcel. El módulo 11, en cambio, está situado dentro del recinto penitenciario. Sí cumplía como régimen abierto hace 15 años, pero luego se abandonó. Fué más tarde cuando se recuperó, pero para internos que están cumpliendo el segundo grado.