Primera Guerra Mundial

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Re: Primera Guerra Mundial

Notapor Juanete » Jue Mar 28, 2013 5:06 pm


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Frente Balcánico

En el marco de la Primera Guerra Mundial, el frente balcánico hace referencia a una serie de campañas militares desarrolladas en la península balcánica que enfrentaron, por el lado de las Potencias Centrales a Austria Hungría, Alemania, a Bulgaria y a Turquía, contra Serbia, Montenegro, Rusia, Gran Bretaña, Francia, y más tarde Rumania y Grecia, por el lado de los aliados.

Considerando que la causa principal de la Primera Guerra Mundial es la hostilidad entre Austria-Hungría y Serbia, y que ésta se desencadenó luego del asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo en junio de 1914, no es de extrañar que algunos de los primeros combates tuvieron lugar entre Serbia y Austria-Hungría.

Si bien Austria Hungría había declarado la guerra a Serbia el 28 de julio de 1914, las hostilidades en el Frente Balcánico comienzan el 12 de agosto cuando las tropas austríacas cruzan el río Drina e invaden Serbia. Los primeros ataques austríacos fueron rechazados por los serbios, sin embargo resultarían finalmente derrotados a fines de 1915, obligando al ejército serbio a replegarse en Macedonia.

En el otoño de 1915, los aliados occidentales habían decidido ir en ayuda de los Serbios, organizando una expedición franco-británica que se estableció en el puerto griego de Salónica. El plan aliado pretendía auxiliar a los serbios desde el sur, abriendo un frente en Macedonia. Dicho frente se mantuvo relativamente estable a lo largo de la guerra, desde la costa albanesa al río Estrimón en Bulgaria. En 1916 los austríacos envían 45.000 soldados a derrotar definitivamente a Montenegro, los cuales luego de encarnizados combates logran la rendición de la capital montenegrina.

En 1916 los aliados lograron convencer a Rumania de entrar en la guerra contra las Potencias Centrales, pero esta decisión resultó desastrosa para los rumanos. Poco después de la declaración de guerra, una ofensiva combinada de Alemania, Austria Hungría, Bulgaria y el Imperio Otomano conquistó dos tercios del país en una rápida campaña que finalizó en diciembre de 1916. Sin embargo, los ejércitos ruso y rumano consiguieron estabilizar el frente y mantenerlo estable en Moldavia.

En 1917, Grecia entró en la guerra del lado aliado, y en septiembre 1918 se produjo la gran ofensiva aliada de una fuerza multinacional acantonada en el norte de Grecia, que dio lugar a la capitulación de Bulgaria y a la liberación de Serbia.

Tras unos momentos de vacilación al comienzo de la guerra cuando la opinión pública rumana exigió al gobierno entrar en la guerra del lado de la Entente mientras que el rey se decantaba por cumplir su alianza con los Imperios Centrales, el país se mantuvo neutral hasta el verano de 1916, gracias a la postura favorable a no entrar en la contienda del primer ministro Ionel Brătianu y del dirigente del principal partido opositor, Alexandru Marghiloman. Ambos contaban entre sus correligionarios con decididos partidarios de la intervención contra Austria-Hungría, deseosos de anexionarse Transilvania y Bucovina, provincias austrohúngaras con una gran población rumana.

Mientras los Imperios Centrales tentaban al gobierno rumano con Besarabia, territorio bajo control ruso pero de mayoría rumana, la Entente veía con buenos ojos una revisión territorial en Austria-Hungría favorable a Rumanía. Una vez logrado el compromiso de la Entente y ante la posibilidad de una paz negociada que acabase con las posibilidades rumanas de ampliar su territorio, Brătianu entró en la contienda en agosto de 1916.

Mal armado y peor dirigido, el ejército rumano sufrió graves derrotas en el sur a manos de tropas germano-búlgaras dirigidas por el general August von Mackensen. Los refuerzos solicitados a Rusia no fueron concedidos en la cantidad demandada y las tropas enviadas no destacaron por su desempeño. Mientras, la Entente no atacó el sur de Bulgaria con la intensidad que habían exigido los rumanos para evitar un ataque del gobierno de Sofía, mientras el grueso del ejército rumano se dedicaba a tratar de ocupar la deseada Transilvania, prácticamente indefensa.

Tras unos primeros avances en Transilvania, estos se detuvieron por las derrotas a manos de los búlgaros, antes de establecerse un frente de más fácil defensa. Parte de las tropas de Transilvania se desviaron al sur, con resultados funestos: ni se logró detener el avance búlgaro ni se estabilizó el frente transilvano, que comenzó a retroceder una vez que refuerzos alemanes al mando de Erich von Falkenhayn llegaron a la región y comenzaron a hostigar a los ocupantes. Pronto los ejércitos rumanos hubieron de volver a su frontera y poco después Falkenhayn lograba tomar ciertos puertos de los Cárpatos y penetrar en la llanura valaca. En diciembre se evacuaba la capital y la corte y el gobierno se trasladaron a Iaşi, quedando al poco ocupada por los Imperios. Rusia se vio obligada a enviar un millón de hombres para estabilizar el frente en Moldavia, dado el estado lastimoso de los restos del ejército rumano que habían logrado escapar de la derrota.

En 1917, tras la reorganización completa del ejército a manos de una misión militar francesa al mando del general Berthelot, este y las tropas rusas destacadas fueron capaces de desbaratar los intentos de los Imperios de ocupar Moldavia en una serie de batallas. El estallido de la Revolución de febrero en Rusia y la agitación revolucionaria entre las tropas de ese país puso en riesgo nuevamente la situación del frente. Tras la Revolución de Octubre, las tropas rusas se volvieron incontrolables y varios cuerpos de ejército firmaron armisticios con el enemigo. Las negociaciones entre el nuevo gobierno soviético y los Imperios amenazó con dejar a Rumanía rodeada de enemigos. Una vez formada la paz de Brest-Litovsk, el gobierno rumano decidió solicitar el armisticio, con el respaldo de los embajadores de la Entente.

En mayo de 1918 se firmaba la paz con los Imperios Centrales. El nuevo gobierno rumano de Marghiloman trató de lograr concesiones, que se obtuvieron en parte por el interés alemán de mantener la tranquilidad en el país, poder desplazar el grueso de las tropas al frente francés y comenzar rápidamente la explotación de la nación, cosa que pensaban sólo Marghiloman podría lograr. El rey, con el apoyo de Marghiloman, se negó a firmar el tratado de paz, que no entró así en vigor para cuando, retrocediendo en el frente francés en octubre de 1918 y hundido el frente macedonio en septiembre, Rumanía decidió volver a entrar en guerra contra los Imperios ante las claras dificultades de estos, para poder reclamar los cambios territoriales que se le habían prometido antes de participar en la guerra. Un día más tarde Alemania reclamaba el armisticio.

Mientras, Rumanía había logrado ocupar y anexionarse la Besarabia durante los momentos de inestabilidad tras el estallido de la revolución bolchevique en Rusia, a pesar de haberse comprometido a evacuarla en negociaciones con los bolcheviques.
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Re: Primera Guerra Mundial

Notapor Juanete » Sab Nov 02, 2013 4:26 pm


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Batalla del Banco Dogger

La Batalla del Banco Dogger fue un encuentro bélico naval entre las armadas del Reino Unido y del Imperio alemán. Tuvo lugar cerca del banco Dogger, en el Mar del Norte, el 24 de enero de 1915, durante la Primera Guerra Mundial, resultando tácticamente vencedora la Marina Real Británica.

Tras varias actividades de la Marina Imperial Alemana en el Mar del Norte, los británicos decidieron poner fin a estas. La flota de “dreadnoughts” inició el 10 de enero de 1915 un crucero hacia el Oeste de las Islas Orcadas e Islas Shetland. La tercera escuadra de cruceros de batalla zarpó de Rosyth el 12 de enero en viaje de ejercicios de tiro. Así mismo las segunda y tercera escuadras de cruceros de batalla partieron de las Orcadas también en crucero de ejercicios.

Al imponerse tales movimientos, el Almirante Von Ingenohl quiso aprovechar la ausencia de las escuadras británicas de cruceros para destruir unidades ligeras enemigas. Ordenó, en consecuencia, al almirante Franz von Hipper zarpar el 23 de enero -en la víspera de la batalla- con tres cruceros de batalla y un crucero acorazado, apoyado por cuatro cruceros ligeros y dieciocho lanchas torpederas, hacia las cercanías de Dogger Bank (banco de Dogger). A esta flota se opuso una fuerza británica de cinco cruceros de batalla, seis cruceros ligeros y 35 destructores, evidentemente muy superior.

A las 7:20 informa el crucero Aurora a Tyrwhitt el comienzo del combate, 10 minutos después David Beatty avisó de tener a la vista cruceros ligeros y de batalla enemigos navegado hacia el este. Al anunciarse estos avistamientos, la fuerza de John Jellicoe aumentó su velocidad a 19 nudos y se dirigió a apoyar a las fuerzas de Beatty. Las de Goodenough recibieron orden de avanzar a toda máquina en apoyo de la segunda escuadra de cruceros ligeros.

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Re: Primera Guerra Mundial

Notapor Juanete » Sab Nov 02, 2013 4:29 pm


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Batalla de Jutlandia

La Batalla de Jutlandia fue el mayor combate naval de la Primera Guerra Mundial, única confrontación directa de gran magnitud entre dos flotas de toda la guerra, que enfrentó a la Flota de Alta Mar de la Marina del Káiser y a la Armada Real Británica entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 1916, frente a las costas de Dinamarca, en el Mar del Norte.

Los alemanes, al mando del vicealmirante Reinhard Scheer, planeaban usar los cinco modernos cruceros de batalla del vicealmirante Franz von Hipper como cebo para atraer a la escuadra de Sir David Beatty hacia el grueso de la flota alemana, con el fin de destruirla. Sin embargo, la flota inglesa, al mando del almirante Sir John Jellicoe detectó, gracias a algunas comunicaciones interceptadas, que se estaba proyectando una operación a gran escala, por lo que el 30 de mayo la flota de Jellicoe zarpó con la intención de reunirse con Beatty.

La tarde del día 31, Beatty y Hipper se encontraron el uno con el otro y en el curso de una batalla convencional, atrajeron a los británicos hacia la Flota de Alta Mar. Sin embargo, Beatty cambió el rumbo en el último momento y huyó en busca de la Gran Flota, por lo que las dos flotas mayores de Alemania y Gran Bretaña (unas 250 naves en total) acabaron viéndose las caras en una dura batalla entre las 18:30 de la tarde y la caída de la noche, que aconteció en torno a las 20:30. Resultaron hundidos 14 barcos británicos y 11 alemanes, con grandes pérdidas de vidas humanas. Jellicoe trató de cortar el camino entre la flota alemana y su base con el fin de continuar la batalla por la mañana, pero Scheer consiguió romper el bloqueo británico arropado por la oscuridad y regresó a puerto.

Ambos bandos reclamaron la victoria. Los británicos perdieron más barcos y hombres, pero consiguieron sabotear el plan de Scheer de destruir la escuadra de Beatty. Los alemanes siguieron constituyendo una amenaza que requirió la concentración de la marina británica en el Mar del Norte, pero nunca lograron el dominio de los océanos. En su lugar, la Marina Alemana recondujo sus esfuerzos y recursos hacia una guerra submarina sin restricciones.

En esta época, la disposición típica para una batalla naval consistía en disponer la flota en columnas paralelas, con los barcos moviéndose en fila india para permitir una gran maniobrabilidad. Muchas columnas cortas podían cambiar más rápidamente de dirección que una grande y única, al tiempo que mantenían la formación. Este sistema también garantizaba mejores comunicaciones en una época en que las órdenes se daban rara vez por radio (invento muy reciente), prefiriéndose el uso de las tradicionales banderas y focos luminosos. En caso de avanzar en una sola gran columna, los últimos barcos podían tardar 10 minutos o más en recibir las señales del buque insignia (normalmente situado a la cabeza de toda la flota), ya que cada barco debía identificarlas y repetirlas para el siguiente, puesto que quedaban ocultas para el resto por el humo que salía de las chimeneas.

En el momento de la batalla, sin embargo, la flota sí se desplegaría en una sola columna, luego de que el primer barco de cada línea menor virase 90º a babor o estribor y el resto lo siguiese sucesivamente, formando la columna final en ángulo recto con respecto a la línea de avance original. Para poder disponerse de forma correcta, la flota debía conocer la dirección en que se acercaba el enemigo antes de que su buque insignia llegara siquiera a avistarlo, ya que una maniobra tan lenta necesitaba mucho más tiempo para llevarse a cabo que el que necesitarían dos flotas para situarse a la distancia adecuada de tiro. La tarea de encontrar al enemigo e informar de su posición correspondía a las flotillas de exploración, formadas por cruceros. De ser posible, los cruceros de exploración también tenían como deber hundir cualquier explorador enemigo que hallasen con el fin de que el bando contrario no recibiera esa misma información.

En el mejor caso, la línea de acorazados cortaría el camino de la columna enemiga, de tal manera que se pudiera disparar sobre ella el mayor número posible de proyectiles mientras que el contrario sólo podría utilizar las baterías frontales de los barcos situados a la cabeza. El llevar a cabo esta maniobra clásica conocida como cruzar la T dependía en gran medida de la suerte; los enfrentamientos más comunes consistían en el intercambio de fuego entre dos filas de barcos enemigos situados de forma paralela los unos a los otros.

Las fuerzas de Jellicoe se componían de 28 dreadnoughts y 9 cruceros de batalla, mientras que Scheer contaba con 16 dreadnoughts, 5 cruceros de batalla y seis obsoletos pre-dreadnoughts. Los británicos también eran superiores en barcos ligeros. En total, la flota británica desplazaba 151 t frente a las 61 t de los alemanes.

Esta superioridad numérica se veía contrarrestada, sin embargo, por ciertos factores técnicos: Los barcos alemanes tenían un blindaje anti-torpedo más grueso; una división interna más simple y eficaz derivada del hecho de que la mayoría de los navíos germanos estaban concebidos para realizar viajes cortos en el Mar del Norte y por tanto no empleaban una gran parte de su espacio en camarotes para sus marineros, quienes descansaban en tierra cuando atracaban y los proyectiles alemanes eran superiores a los británicos que utilizaban munición explosiva por sobre la perforante.

Además los alemanes habían sacado provecho a su derrota en la Batalla de Dogger Bank, el año anterior, protegiendo las Santabarbaras de sus buques de posibles deflagraciones, reforzando la separación entre los cañones y los depósitos de municiones.

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Re: Primera Guerra Mundial

Notapor Juanete » Sab Nov 30, 2013 2:40 pm


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Batalla del Somme

La Batalla del Somme de 1916 fue una de las más largas y sangrientas de la Primera Guerra Mundial, con más de un millón de bajas entre ambos bandos. Las fuerzas británicas y francesas intentaron romper las líneas alemanas a lo largo de un frente de 40 km al norte y al sur del río Somme, en el norte de Francia. El principal propósito de la batalla era distraer a las tropas germanas de la Batalla de Verdún; sin embargo, las bajas de la batalla del Somme terminaron siendo superiores a las de esta última.

La batalla es recordada principalmente por su primer día, 1 de julio de 1916, en el que los británicos sufrieron 57.740 bajas, de las cuales 19.240 fueron mortales. Constituye la batalla más sangrienta en la historia del Ejército Británico.

Igualmente terrible fue la batalla para el Ejército Alemán, descrita por uno de sus oficiales como "la tumba de barro del ejército en campaña". Cuando acabó la batalla, ambos bandos habían comprobado hasta qué punto podía ser mortífera la guerra moderna. La suma importancia del Somme en el devenir posterior de la guerra queda reflejada en las palabras del oficial e historiador británico James Edmonds: "No es demasiado arriesgado decir que las bases de la victoria final en el Frente Occidental fueron sentadas por la ofensiva de 1916 en el Somme."

El mismo año se rodó el documental y filme propagandístico La Batalla del Somme, que utilizaba algunas escenas reales grabadas durante los primeros días de la batalla.

La estrategia que llevarían a cabo los aliados durante 1916 se diseñó en la Conferencia de Chantilly (Oise, Francia), entre el 6 y el 8 de diciembre de 1915. En ella se decidió que durante el año siguiente se realizarían tres ofensivas simultáneas contra los Imperios Centrales, con la esperanza de que éstos fuesen incapaces de resistir una guerra en todos los frentes. Los rusos atacarían desde el este, los italianos (recién incorporados a la guerra en el bando de la Triple Entente) lucharían contra los austrohúngaros en los Alpes y los británicos y franceses dirigirían una tercera ofensiva desde el oeste.

A finales de diciembre de 1915, el General Douglas Haig sucedió a John French como Comandante en Jefe de la Fuerza Expedicionaria Británica (FEB). Haig proyectó entonces una gran ofensiva de las fuerzas británicas sobre Flandes con el fin de expulsar a las fuerzas germanas de la costa belga y dificultar así las acciones de los U-Boot alemanes sobre los barcos de suministros aliados que cubrían la ruta entre Gran Bretaña y Normandía. Para que esta operación diese comienzo era necesario conseguir previamente la autorización del gobierno francés, ya que la ofensiva se realizaría desde su territorio. El visto bueno fue otorgado por el General Joseph Joffre en enero de 1916, pero tras nuevas discusiones durante el mes de febrero, se decidió cambiar la operación inicial por otra conjunta franco-británica en el valle del río Somme, situado en la región francesa de Picardía. El lugar fue escogido por servir de conjunción a las líneas francesas y británicas, cuya unión debería arrollar las líneas alemanas y asestar así un golpe mortal a su ejército. Lo que los aliados no sabían es que el enemigo había construido todo tipo de fortificaciones en la zona, tanto convencionales como subterráneas, lo cual iba a hacer la invasión mucho más difícil de lo esperado inicialmente.

Los planes maestros estaban todavía empezando a tomar forma cuando los alemanes atacaron por sorpresa Verdún el 21 de febrero de 1916. Esto obligó a los franceses a centrar sus esfuerzos en la defensa de la ciudad, disminuyendo el número de tropas que podían aportar al nuevo frente del Somme y cediendo, por tanto, el papel protagonista en éste a los británicos. Conforme se estancaba el cada vez más sangriento frente de Verdún, el propósito del Somme evolucionó hasta convertirse más en una maniobra que distrajera a los alemanes y aliviara su presión sobre Verdún que en realizar un golpe maestro capaz de desbaratar por completo la estrategia germana. Los franceses enviarían finalmente al Somme un total de tres divisiones.

En el caso de los británicos, las seis divisiones desplegadas en Francia al comienzo de la guerra fueron prácticamente diezmadas tras las batallas de 1914 y 1915. Fue necesario, por tanto, enviar nuevos regimientos que constituyesen el grueso de las tropas de la futura ofensiva, en su mayor parte reclutados entre los voluntarios de la Territorial Force y el Ejército de Kitchener (llamado así porque se formó bajo los auspicios del Secretario de Estado de Guerra británico, Horatio Kitchener), que había empezado a constituirse en agosto de 1914. El súbito crecimiento del ejército demandó a su vez el nombramiento de un gran número de generales para que trazaran las maniobras mayores, los cuales fueron elegidos de manera un tanto caótica por culpa de las prisas y no siempre por razones de competencia o habilidad en el combate. El propio Haig había sido ascendido de forma meteórica, ya que se había incorporado a la guerra como Comandante del I Cuerpo Británico antes de dirigir el I Ejército y más adelante la FEB, compuesta por cuatro ejércitos (cinco más adelante) que comprendían 60 divisiones.

Para mediados de 1916, el azote de los Fokker E.I alemanes había sido neutralizado y los Royal Flying Corps (10 escuadrones con 185 aviones frente a 129 aeronaves alemanas) habían conseguido la supremacía sobre el espacio aéreo del Somme. Los británicos también se las ingeniaron para detectar desde el aire la artillería alemana, ya fuera por medio de aviones o globos, mientras evitaban con éxito que el enemigo hiciera lo mismo con sus propias defensas. No sería hasta septiembre cuando se inclinaría de nuevo la balanza en favor del bando alemán, debido a la incorporación de nuevos aeroplanos de diseño más moderno.
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Re: Primera Guerra Mundial

Notapor Juanete » Sab Jun 28, 2014 10:03 am


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Notre-Dame de Lorette (Nuestra Señora de Loreto), mayo-junio 1915

Los sangrientos combates por Notre-Dame de Lorette en 1915 fueron de los más duros del frente occidental. Circunscrita en la Segunda Batalla del Artois, la reconquista de la posición de la antigua ermita buscaba romper la línea alemana en el eje Loos-Givenchy-Thélus donde el objetivo final era la cresta de Vimy (Vimy ridge). Su peculiar morfología y altura la convertían en un lugar de observación privilegiado, tanto para la artillería como para el control de efectivos enemigos. Como la Butte de Vauquois - aunque sin minas- Notre-Dame de Lorette cambió de manos en numerosas ocasiones en solo catorce días de brutales combates. El resultado fueron miles de muertes por una simple colina y la posterior mitificación como carnicería inútil.

Patrón equivocado

A pesar de la concienzuda preparación francesa y de la colaboración británica (Festubert y Aubers), Notre-Dame de Lorette y Vimy repitieron la lógica macabra de los desastres del verano del 14 y de la Champagne de principios de 1915. Las correcciones y modificaciones tácticas no fueron suficientes: la offensive à outrance volvió a fallar sin apoyo eficiente y continuado de la artillería durante el ataque. El Pétain de la 'artillería conquista y la infantería ocupa' aún tenía que pulir su método. Nombrado por Foch jefe del 33º Cuerpo de ejército, dispuso de una preparación artillera fuera de lo común y de reservas suficientes en caso de rotura del frente. Pero cometió algunos errores. El primero iniciar el bombardeo dos días antes del ataque (serían cinco) malbaratando la carta de la sorpresa. El segundo situar las tropas de reserva a más de 8 kilómetros de distancia del frente. Las equivocaciones del pasado se enquistaban. De hecho, Loos y todas las ofensivas aliadas hasta mediados de 1917 (Passchendaele incluída) tuvieron un patrón desgraciadamente común:
1º Apoyo artillero deficiente e intermitente a lo largo de la operación.
2º Reservas mal dispuestas o rezagadas.
3º Graves deficiencias en las comunicaciones.
4º Nula coordinación e improvisación de los mandos intermedios y
5º Visión nula u obtusa de los mandos superiores junto a un desprecio absoluto por sus tropas. Con estos factores el resultado sería el mismo en todos los casos: masacre de miles y miles de soldados a cambio de decenas o cientos de metros. Notre-Dame de Lorette sería el summum.

La mejor defensa es un terreno inconquistable

La vieja ermita, lugar de peregrinación y devoción antes de la guerra, se encontraba al final de una cresta que va de oeste a este, mas o menos de Bois (Bosque) Bouvigny hasta los aledaños de Souchez. Desde Lorette, en la parte oriental de la cresta (170 metros sobre el nivel del mar) y a unos 15 km de Arras, se divisaba la práctica totalidad del sector del Artois y, por supuesto, la cresta de Vimy. Lorette suponía el punto de apoyo al oeste en la línia de ataque y su toma significaba una baza importante en el éxito de la operación. Su conquista, sin embargo, sería durísima, no solo por la escarpada orografía sino por la fuerzas alemanas que la defendían desde octubre de 1914. La zona septentrional de la cresta no presentaba una orografía complicada pero la vertiente meridional - formada por media docena de escarpadas laderas junto a estrechos y abruptos barrancos - ofrecían una defensa natural dificilmente franqueable y un ataque poco halagüeño desde el punto d'Ablain Saint-Nazaire (aún en manos alemanas).

Desde finales de 1914 el 21º Cuerpo de Ejército francés del General Maistre conocía muy bien la posición. En enero de 1915 habían puesto los pies en la parte más occidental del promontorio (Éperon de Mathis). En marzo y abril cayeron el Grand Éperon y l'Éperon des arabes. La posición de Lorette, sin embargo, permanecía a casi 1 kilómetro de las posiciones de vanguardia francesas. Las débiles defensas de la vertiente norte decidieron a los mandos alemanes por formidable sistema defensivo en el sector nordeste de la cresta. Cinco líneas de trincheras protegidas de sacos terreros, nidos de ametralladora en pequeños blockaus (blocaos) situados en los flancos, un nutrido campo de alambradas junto a barreras móviles y caballos de frisia protegían la posición de Notre-Dame desde el norte y el este, más o menos desde l'Èperon (espolón) des arabes. En puntos determinados y entre líneas se construyeron pequeñas fortificaciones anticipando los futuros blockhaus que en algunos casos contaban con fosos y muros de más de 6 metros de profundidad, como el del Fortin de la Chapelle. Junto a las formidables defensas, gran parte de las tropas que defendían la posición pertenecían a un regimiento de élite badenburgués apoyado por una importante concentración artillera en las posiciones de Angres y Liévin. De esta forma, cualquier ataque francés que cruzase la pequeña meseta de Lorette estaría sometido a una impresionante lluvia de fuego. Los mandos franceses sabían de lo imposible del ataque, pero confiaban en tomar Ablain Saint-Nazaire que favorecería el avance cubriendo uno de los flancos.

Mayo 1915

El bombardeo artillero francés se inició el 4 de mayo. Pero el mal tiempo obligó a posponer el ataque de la infantería hasta el 9. El efecto sorpresa se fue con la lluvia. La magnitud del bombardeo y los fuertes aguaceros dejaron un terreno impracticable pero los planes de ataque no se modificaron. En el sector más occidental del ataque, tres regimientos de infantería y tres batallones de cazadores al mando del general Maistre saltaron de las trincheras a las diez de la mañana del 9 de mayo. Su objetivo era desalojar a los alemanes del fortín de la Chapelle en su camino hacia los restos de la ermita para ocupar posteriormente toda la cresta de Lorette hasta su punto más oriental, con vistas a Souchez y con Ablain Saint-Nazaire en su flanco meridional. El objetivo, Lorette aparte, era proporcionar fuego de flanco en apoyo al avance perpendicular hacia la cresta de Vimy. El avance fue durísimo. Las condiciones del terreno junto a un mortífero fuego de ametralladora alemán hicieron mella en la ofensiva. Tres horas después y tras cruzar varias líneas de trinchera abandonadas, el grueso de las tropas estaba a unos doscientos metros del fortin de la Chapelle. Hubo reagrupamiento y al poco se inició el ataque en semicírculo. Las ametralladores del fortin barrieron cualquier avance. Las bajas fueron terribles. Pura carnicería. La artillera desde Souchez y Liévin remataron la faena. El mando francés decidió suspender los ataques pero ordenó un claro 'ni un paso atrás'.

Llegó la noche y los restos de las compañías dispersas, algunas lideradas por sargentos o caporales, se refugiaron en los cráteres de obús y se parapetaron bajo los cuerpos de soldados alemanes. Llegaron refuerzos alemanes y los temidos contraataques. Se llegó al cuerpo a cuerpo y a la bayoneta. Los franceses lograron rechazarlos. El día 10 la situación de las tropas francesas era muy delicada. Sin apoyo de retaguardia y con un fuego artillero de flanco pocas eran las opciones. Avanzar o avanzar. Los compañeros de la 70ª división tampoco pudieron tomar Ablain Saint-Nazaire. Al acoso artillero se sumaron el calor, la sed y el hedor de los muertos en descomposición que los obuses habían desenterrado. Un horror.
Durante dos días la situación se mantuvo estable. Del 10 al 12 de mayo los supervivientes aguantaron como pudieron los contraataques alemanes, que mantenían abiertas las vías de Souchez y Ablain Saint-Nazaire. El 12 a la noche el contingente superviviente de los chasseurs (cazadores) tomó la iniciativa. Un pequeño grupo reptó hasta la base del fortín y cubrió - parcialmente - las troneras de las ametralladoras con sacos terreros. Lo consiguieron a medias, muchos cayeron, pero ralentizaron el tiro y el resto de la infantería cruzó algunos parapetos en dirección al fortín. Una vez rodeado se luchó cuerpo cuerpo hasta acabar con la resistencia alemana. El grueso de las tropas se dirigió hacia el resto de la cresta pero no de toda la meseta. El punto más oriental estaba todavía en manos alemanas. Concretamente los espolones de Souchez y el de Voie Blanche (vía blanca).

A pesar del pésimo estado del terreno, los franceses avanzaron los días siguientes hasta tomar el espolón Souchez. La Voie Blanche, sin embargo, se mantenía inexpugnable. El fuego de ametralladora era mortífero. Hasta el 22 de mayo, la línea francesa en la cresta de Lorette tuvo forma de semicírculo. Ablain Saint-Nazaire, la punta más oriental de Lorette y la zona de Angres-Liévin permanecían en manos alemanas. El mando francés dispuesto a cerrar el capítulo Lorette puso todas sus energías en la conquista de los reductos. Los alemanes no se lo pusieron fácil. Después de más de trece horas de combates con sendos contraataques toda la meseta de Lorette cayó de lado francés. Solo resistía la vertiente oriental hacia Souchez, pero las alturas ya eran francesas. Los defensores alemanes perdieron en un solo día tres mil hombres. De los franceses se desconoce el número pero se calculan muchos más. Comenzó el mito Notre-Dame de Lorette. En el emplazamiento de la antigua ermita se erigió la necrópolis más grande de todas las dedicadas a los caídos de la Gran Guerra con un camposanto para 23.000 caidos.
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