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Estuve el otro día en una Comisaría distinta a la mía, y en esas observé la típica situación en la que un ciudadano, creyéndose poseedor de la verdad más absoluta y con malos modos, increpa a los policías cualquier asunto aunque no tenga razón.
Con dicha persona comienza a tratar un compañero que no atesora experiencia alguna , el cual no sólo no consigue llevar la situación, sino que se deja "comer" por el ciudadano y muestra cierto temor a la confrontación, provocando que pudiera haber un altercado serio. Antes de que yo me acerque a ayudar al compañero, un "caiman", el cual presenció también estos hechos, habla con el ciudadano de una manera calmada y serena, consiguiendo que esta persona baje su tono y haga caso a sus indicaciones, y con ello, dando una lección de maestría.
El caso es que cuando ya pasan unos minutos de esa situación y el ciudadano abandona las dependencias, aparecen otros compañeros y le preguntan al "novato" por lo ocurrido, éste automáticamente va "sacando pecho" y diciendo que había hecho unas cosas tremebundas, que si le había dicho que quién era él para gritar a un funcionario, etc..., vamos, fanfarronear. Cuando oye el "caiman" todo esto se acerca al "pipiolo" y le dijo dos frases que se me quedaron grabadas:
"Retroceder ante el peligro da por resultado cierto aumentarlo."
"El cobarde sólo amenaza cuando está a salvo"
Después hizo comentarios más acerca de su "virilidad" y demás asuntos llenos de improperios hacia su persona
, pero espero que ese compañero haya aprendido la lección de nuestro caimán (y yo también lo hice
). Cómo los echo de menos... Saludos