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La corazonada que salvó una vida
Tres policías de Vilagarcía reaniman a una mujer que había entrado en parada cardiorrespiratoria tras buscarla durante hora y media por Carril y Bamio
Tres policías nacionales de Vilagarcía salvaron la vida hace unos días a una mujer de unos 35 años que había huido de su casa. Los agentes hablan de su trabajo, de la satisfacción de salvar una vida y de la frustración de no llegar a tiempo, del miedo y de como a veces el peligro surge de repente y del lugar más insospechado. Una profesión que puede ser muy gratificante, pero que también les puede costar la vida, como les ocurrió a los policías que murieron en la playa de Orzán al intentar salvar a un bañista o al guardia civil que falleció en 2010 en el atraco a un banco de A Cañiza.
A las cuatro y media de la tarde del día de Nochevieja un hombre de Santiago llamó al servicio de emergencias del 112 para avisar de que su novia se había ido de casa y que temía por su vida. Según él, la mujer podía estar en Vilagarcía, su ciudad natal. Minutos después salían en dirección a Carril una ambulancia del 061 y una patrulla de la Policía Nacional, compuesta por tres funcionarios... Este es el comienzo de una intervención desarrollada hace unos días por agentes de la Comisaría de la capital arousana que tuvo un final feliz, aunque faltó muy poco para que terminase en tragedia.
La búsqueda se inició por una casa de Carril, de la familia de la mujer desaparecida, a la que policías y sanitarios accedieron gracias a la ayuda de una vecina. Allí no había nadie, y el novio de la desaparecida dijo entonces por teléfono que podría estar en el cementerio de Carril y que iba en un coche rojo. Como la mujer tampoco estaba allí los policías decidieron ir hasta el cementerio de Bamio "porque le había dicho al novio que desde donde estaba veía el mar", explica el subinspector Manuel G.V.
Eran las 17,15 horas cuando llegaron al cementerio de Bamio. Para entonces ya no les acompañaba la ambulancia del 061, que se había quedado rezagada a la espera de pistas más fiables y por si tenía que atender otra eventual emergencia. Al ver que tampoco allí estaba la mujer los policías se pusieron en contacto con el alertante, quien les explicó que quizás hubiese regresado a Santiago.
Pero los policías no desistieron. Llamaron a la Comisaría compostelana, por si acaso, y mientras siguieron buscando, pese a que eran la única patrulla que estaba de guardia esa tarde y que ya tenían otras llamadas en espera. "Había indicios de que podía estar en Vilagarcía y cuando se trata de salvar una vida lo mínimo es agotar todas las posibilidades", añade Manuel G.V.
Así, estuvieron mirando por el puerto de Carril, por un estrecho sendero que hay pegado al mar en A Rosa... Hasta que se les ocurrió subir a la urbanización de San Roque. Para entonces ya eran casi las seis. La patrulla se dirigió hacia la capilla y se internó con el todoterreno por un estrecho sendero "porque era la zona más alejada y escondida de la urbanización".
Sus deducciones, su constancia y la corazonada de que la mujer seguía en Vilagarcía estaban acertadas. Al poco de entrar en el camino vieron la parte trasera de un coche rojo. Y al apearse encontraron a la mujer en su interior. Sufría una intoxicación por monóxido y cuando llegaron los policías ya estaba inconsciente y no tenía signos de vida.
Rompieron una de las ventanillas del coche para abrirlo, sacaron a la mujer fuera y, puesto que estaban solos y no podían esperar la llegada de los medios sanitarios, el agente Javier G.S. le practicó la reanimación cardiorrespitaria, mientras el oficial Víctor G.V. buscaba dentro del coche pistas para los médicos y subinspector coordinaba la llegada de nuevos medios y atendía a los familiares de la mujer, que también la habían estado buscando. Fueron minutos de una enorme tensión, pero al final Javier G.S. logró con su maniobra que la víctima, de unos 35 años, recobrase el pulso. "En el hospital le dijeron que si hubiésemos tardado solo un minuto más estaría muerta", comenta.
"Dentro de todas las intervenciones que se pueden dar en nuestro trabajo la de salvar una vida es la más satisfactoria", afirma el subinspector. "Yo me quedo con la emoción de la familia, que no paraba de aludir a la fecha que era, que para ellos el Año Nuevo sería como una vida nueva", dice a su vez el oficial Víctor G.V..
El agente que hizo la reanimación, por su parte, asegura que "esa noche me fui para cama con la satisfacción de saber que al día siguiente una familia no tendría que enterrar a un ser querido. A las 5 de la mañana me desperté y mi primer pensamiento fue para la chica". Pero a veces las cosas no terminan bien. Javier G.S., por ejemplo, tenía solo 20 años, y uno en el Cuerpo, cuando vio morir a una joven modelo de 19 años en Barcelona. Y Víctor G.V. no olvidará nunca el día en que un bebé murió justo delante de él. "Siempre es muy duro, pero por desgracia en nuestro trabajo aprendes a convivir con esas cosas", remacha el subinspector.
Bravo comapñeros!!!!!!!
Y bravo a todos los Policías de este país y tantas buenas intervenciones que se quedan en el anonimato