Detenidos un empresario y su abogado por simular un atraco y extorsionar a los «cacos»
Cuando los falsos atracadores entraron en prisión, el industrial le confesó al padre de uno de ellos que todo era mentira y que debía pagarle 18.000 euros para que se excarcelase a su hijo
La operación se llama Pinocho. No se pudo haber elegido mejor nombre para un caso con tantas mentiras. Lo único cierto es que el pasado 2 de septiembre un empresario de Culleredo se presentó magullado en el cuartel de la Guardia Civil contando que minutos antes dos hombres lo habían atracado en el garaje de su casa. Denunció que se enfrentó con valentía a los delincuentes hasta que estos intentaron apuñalarlo. Y se entregó. Afirmó que les dio la cartera y que en ella había 1.200 euros. Los agentes le mostraron fotografías e identificó a los dos hombres, que fueron detenidos de inmediato y el juez los envió a prisión.
A las pocas semanas, el industrial se encontró con el padre de uno de los encarcelados. Y, según este último, le confesó que todo era una mentira, que se lo había inventado todo, y que si quería ver a su hijo fuera de prisión, debería entregarle 18.000 euros. El hombre, al escuchar aquello, acudió al cuartel para contarlo. Y la Guardia Civil, que ya sospechaba que tras la denuncia del atraco podía haber gato encerrado, se puso manos a la obra. Un agente fue testigo a partir de entonces de cada una de las comunicaciones que mantuvieron el industrial, su abogado y el padre de uno de los detenidos. El último encuentro fue clave. Según la denuncia, el empresario se puso en contacto con el padre del encarcelado para decirle que si este jueves, el día que se celebraba el juicio por el atraco, le entregaba 5.000 euros, en la sala diría que los acusados no eran las personas que lo asaltaron. Y se preparó la entrega. Un guardia civil de paisano fue testigo de cómo el hombre le hacía entrega de un sobre con el dinero a las puertas de los juzgados, diez minutos antes del inicio del juicio. Y ya en la sala, lo previsto. El industrial cumplió su palabra, se desdijo y declaró que las personas que ocupaban el banquillo no eran las mismas que el 2 de septiembre estuvieron a punto de matarlo. Al escuchar aquello, el titular del Juzgado de lo Penal número 3 de A Coruña decretó la puesta inmediata en libertad de los procesados. Y en la sala, que estaba ocupada por los agentes de la Guardia Civil, detuvieron al empresario y al abogado.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/ga ... P18996.htm
Espero que además de por las injurias a los acusados, tenga que responder por la falta de respeto a la labor de las fuerzas del orden y al servicio que presta la justicia a la sociedad.