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«Sólo había cuatro ertzainas para frenar a la gente que quería linchar a un gitano»
Un agente denuncia que la comisaría de Laguardia se vio «desbordada» al evitar que un grupo agrediese a un hombre que acababa de acuchillar a un joven en Oion
«Fue una lotería porque los compañeros se vieron absolutamente desbordados.
Podría haber pasado cualquier desgracia. Y tuvieron suerte porque, al final, con todo el lío que se montó, sólo un ertzaina resultó herido de un puñetazo en la cara. Pero es inaceptable que en ese momento, en plenas fiestas de Oion, hubiese sólo dos patrullas en servicio para un espacio tan grande como el sur de Álava». El que habla es Emilio, el nombre ficticio de un ertzaina destinado en la comisaría de Laguardia y que anda con un enfado «monumental».
Su cabreo viene cultivándose desde hace tiempo. Concretamente, desde que empezaron a percibir que las «medidas de ahorro» en el Departamento de Seguridad del Gobierno vasco se estaban traduciendo en «falta de recursos» en esta ertzainetxea y, en último término, en «falta de seguridad» para los propios agentes porque «no se refuerzan los dispositivos policiales más básicos». El malestar de Emilio y los otros ertzainas de la comisaría de Laguardia viene de lejos, pero los sucesos ocurridos en las fiestas de la localidad alavesa han terminado por colmar su paciencia. «Cuatro compañeros se vieron en serias dificultades, incapaces de controlar a un grupo de gente que quería linchar literalmente a un gitano, y no había nadie para ayudarles», denuncia el policía.
Los sucesos a los que se refiere Emilio sucedieron sobre las seis de la madrugada del pasado miércoles. Un hombre de 37 años, conocido en la localidad alavesa por haber protagonizado diversos incidentes con anterioridad, entró en un bar del casco urbano «buscando alguien que le vendiese droga», según los testimonios recabados por los policías. El individuo, que al parecer andaba con «ganas de bronca», fue expulsado por el dueño del local. Lejos de acabar ahí, el hombre volvió poco después al establecimiento «visiblemente alterado». Llevaba un arma blanca en la mano y empezó a lanzar cuchilladas a las personas que se encontraban en las inmediaciones. Finalmente, hirió de gravedad en el cuello al camarero del bar La Taconera, un chico de 24 años que tuvo que ser operado de urgencia en el hospital San Pedro de Logroño, pero que un día después de la agresión ya experimentaba una recuperación «muy favorable». Los vecinos que presenciaron lo ocurrido aseguran que el individuo acuchilló «al primero que pilló».
«Perdió el conocimiento»
La noticia de la agresión corrió como la pólvora entre los vecinos que estaban celebrando las fiestas de una localidad de unos 3.300 habitantes. El hombre de 37 años se refugió rápidamente en la vivienda que tiene su familia en Oion, donde pronto empezó a congregarse un «importante número de personas» que querían tomarse la justicia por su mano.
Fue entonces cuando algunos vecinos llamaron a la Ertzaintza y cuando, según las fuentes consultadas, se hicieron palpables las «carencias» en el dispositivo de seguridad. Las dos patrullas –y los cuatro agentes– que por turno se encontraban trabagún dice, que en ese momento estuviesen operativas sólo dos patrullas para todo el sur de Álava supone un «claro incumplimiento» de los protocolos marcados. En este sentido, ERNE considera que «en lugar de culpar a los ertzainas que carecen de medios para desarrollar bien su trabajo», se deben examinar también las «condiciones en las que desarrollan su labor» y los «protocolos establecidos por sus superiores». «En cierta medida, es un problema similar a lo ocurrido con el accidente de tren de Santiago. En este caso, además del maquinista, el juez también está señalando a las personas encargadas de la seguridad. Es algo que deben tener en cuenta en la propia Fiscalía del País Vasco», insisten desde el sindicato. jando esa noche llegaron al lugar de los hechos separadas por pocos minutos de diferencia. «En cuanto bajaron del coche vieron que había una gran tensión en el ambiente y que les iba a ser muy difícil controlar la situación. La gente había roto ya varios cristales de la vivienda y estaban causando destrozos», explica Emilio.
Los agentes pidieron refuerzos porque no podían controlar a quienes querían acceder a la vivienda, en la que también se encontraba la familia del agresor, ajena a lo ocurrido. «Pero no había nadie para apoyarles. Al final, tuvieron que ir hasta allí los pocos que estaban en comisaría. Lo hicieron entre 15 y 20 minutos después de la primera llamada. Incluso tuvo que ir el jefe de operaciones», relata. En medio del tumulto, un ertzaina recibió un puñetazo que le «hizo perder el sentido durante unos momentos», según el sindicato ERNE. Finalmente, tras controlar la situación, los agentes se llevaron detenido al atacante, acusado de tentativa de homicidio. La familia del individuo, que según algunas fuentes tuvo que refugiarse en Logroño, pidió disculpas al alcalde, Rubén Garrido, que hizo un llamamiento a la calma.
ERNE denunciará a los mandos policiales por las agresiones a los ertzainas
El sindicato ERNE, mayoritario en la Policía vasca, tiene previsto denunciar «penalmente» a los mandos policiales y a los responsables políticos del departamento de Seguridad cuando se produzcan «agresiones contra los ertzainas» que podrían haber sido «evitadas con los recursos adecuados». La central considera que lo ocurrido en Oion es un «claro ejemplo» de la falta de recursos que sufren los agentes por unos «recortes» que «ponen en riesgo su propia seguridad» y también la de los ciudadanos. Según dice, que en ese momento estuviesen operativas solo dos patrullas para todo el sur de Alava supone un «claro incumplimiento» de los protocolos marcados.
En este sentido, ErNE considera que «en lugar de culpar a los Ertzainas que carecen de medios para desarrollar bien su trabajo», se deben examinar también las «condiciones en las que desarrollan su labor» y los «protocolos establecidos por sus superiores». En cierta medida, es un problema similar a lo ocurrido con el accidente de tren de Santiago. En este caso además del maquinista, el juez también está señalando a las personas encargadas de la seguridad. Es algo que deben tener en cuenta en la propia Fiscalia del País Vasco», insisten desde el sindicato.
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