Condenado por la muerte de un guardia civil al que arrolló cuando circulaba ebrio
Un juez ha impuesto una pena de dos años y medio de prisión al conductor por el atropello del agente, que regulaba el tráfico por otro accidente
Hubo una cadena de accidentes. Un conductor bebido se salió en una curva de la carretera de Campanillas y volcó. Una mujer que también dio positivo arrolló la moto de un policía local que atendía el siniestro. Y un joven ebrio atropelló a un guardia civil que regulaba el tráfico. Fue el más grave de todos. El agente, J. J. B. O., falleció tras pasar un mes en coma en el hospital. Tenía 27 años.
Ahora, el Juzgado de lo Penal número 10 de Málaga ha condenado al conductor que arrolló al guardia civil a dos y medio de prisión por los delitos de homicidio imprudente y conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas, según la sentencia, a la que ha tenido acceso SUR. También se le prohíbe conducir vehículos a motor durante cuatro años.
Los hechos se remontan al 20 de septiembre de 2009. El primero de los accidentes se produjo poco después de las seis de la mañana en el kilómetro 64,500 de la autovía A-357, a la altura del Centro de Transporte de Mercancías (CTM). El tramo donde ocurrió se encontraba en obras en aquel momento y presentaba una curva pronunciada, aunque señalizada.
El sistema de emergencias 112 alertó a todas las unidades disponibles del vuelco de un Seat Ibiza. El conductor estaba atrapado. Aunque el accidente no estaba dentro de su demarcación, el agente J. J. B. O. y su compañero acudieron al lugar para ayudar. El guardia civil empezó a caminar al parecer por el arcén con su linterna haciendo señas a los usuarios para advertirles de que se había producido un siniestro. Fue entonces cuando un Citroën C4 que circulaba en sentido Cártama lo arrolló.
Perdió el control
Para el juez, ha quedado probado que el conductor circulaba «con las facultades de atención y reflejos alteradas por la previa ingestión de bebidas alcohólicas». Según la sentencia, que es recurrible, el condenado «perdió el control» de su vehículo al encontrarse con el dispositivo de bomberos, ambulancia y policía.
Al percatarse de sus maniobras, el agente comenzó a correr para intentar apartarse de la trayectoria del vehículo. Según la resolución judicial, el Citroën C4 arrolló al guardia civil y colisionó contra la barrera de balizamiento. Tras derribarla, invadió el sentido contrario de la circulación, donde quedó detenido tras una frenada de 34,6 metros.
Ojos enrojecidos
El conductor, que entonces tenía 29 años, dio positivo en el test de alcoholemia al que se sometió. Arrojó una tasa de 0,45 miligramos por litro de aire espirado en la primera prueba y 0,43 en la segunda. Además, presentaba signos como ojos brillantes y enrojecidos, olor a alcohol o habla pastosa, según refleja la sentencia.
Además, la reconstrucción del accidente que realizó el Grupo de Atestados de la Policía Local confirmó que el lugar estaba bien señalizado y el accidente era visible a una distancia de 142 metros. También determinó que el coche circulaba a al menos 81 kilómetros por hora, cuando el máximo de la vía era de 60. El juez considera que la velocidad, además del alcohol, influyó en la pérdida de control del automovil