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Humberto escribió:En conclusión: Se pierde más por no facilitar un papel que por negarlo. Por tanto: Dese. Facilítese. ¿Qué problema hay? Desde luego no es mejor aguantar la retahíla a esas horas y entrar en disquisiciones sobre quién es cliente o quien no, que si llamo a la policía, pues llame usted, que si mis derechos inalienables, que si no saben quién soy yo. Pues no ni lo quiero saber. Que si ya vino la policía, que si mire usted, señora gente, yo no es que esté borracho es el frío y no pienso consentir este atropello. Para al final y vuelto a repetir todo, con los consabidos adornos y situándolo todo en un mismo plano temporal (veinte minutos son cinco), concluir con que DEBE dársele el dichoso papel.
Puestos a ponernos exquisitos y exigentes con las normas, en justa proporción, no tengo claro que se les deba facilitar el bolígrafo. Je. Aunque eso nos privaría de un texto literario revelador de la quintaesencia hispánica, alentada por el poderoso influjo de la noche y por las bebidas espirituosas, amén de otras sustancias pulverulentas, que, sin duda, obtendría el aplauso de la república de las letras, por su ingenio, no por su sintaxis (los convencionalismos no van con quien tiene por costumbre saltar sobre las normas). En fin, que como dice el dicho: más feliz que un tonto con un lápiz.
¿Qué va a hacer alguien, ebrio, o con la nariz empolvada, con una hoja de reclamaciones a las 4:00 AM, en España, por una denegación de entrada? Pues escribir cualquier cosa menos una reclamación acerca de un mal servicio. A menudo, se saltan a lo penal (injurias leves, amenazas, malos tratos de obra sin lesión) o la civil (insultos) y eso excede con mucho de las competencias de Consumo. Además de no cortarse en decir lo que piensan del individuo que les impidió el acceso y caer en el improperio: «el portero es un mentecato fascista. Y un chulo prepotente». Ha habido casos en que, por ese frío de agosto que les hacía temblar y perder el equilibrio, resultó tan ilegible que ni en la farmacia de guardia lo descifraron: alfabeto sumerio, oigan. Otros atraviesan el papel con el bolígrafo. Hubo alguno que empezó el encabezamiento con «Señoría» y lo acabó con «¡viva España!».
Es admirable. Quitarse tiempo de seguir con la fiesta en otra parte, porque bibliotecas no, pero garitos siempre hay más, para que hacer valer sus derechos, y hacer ver a la sociedad (de consumo) que estos están al alcance de cualquiera. De un cualquiera.
En las Comisarias y puestos de la guardia civil también disponen de una Hoja de reclamaciones y sugerencias para especialistas en causas perdidas. Los ciudadanos españoles nos crecemos ante una hoja, somos creativos y rompemos los… moldes. «El horario del DNI me viene muy mal, abran los domingos que me viene mejor, gracias». «El policía de la puerta me ha mirado mal. Y tiene muy mal humor. Es un chulo. Que pongan a otro». «Anoche unos de la secreta me quitaron una navaja que era recuerdo de mi *avuelo, quiero que me la devuelvan, gracias». Asombroso pero cierto.
Bendito país.
Un amigo mío, dice que en España, para algunos «elementos casposos», las hojas de reclamaciones deberían venir enrolladas en forma de canuto. Ignoro la intención y el objeto.
Un saludo.
me acuerdo cuando en vez de hojas de reclamaciones todo se escribía en un libro de actas y tenias que abroncarte, mas aún, para que no leyesen las paginas anteriores "que no oiga, escriba su reclamación pero no lea las de los otros, que es confidencial" y a la que te descuidabas ya se habían olvidado de su queja y solo querían leer las anteriores y te ponian disculpas "es para fijarme, es para saber como se hace, es para ..." y venga mirar "los seguratas son muy grandes y meten miedo y no están para meter miedo" recuerdo una