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Los ertzainas de la subcomisaría de Barakaldo denuncian una plaga de ratas
En 1998, un informe oficial detectó problemas de saneamiento en el edificio.Los ertzainas de la subcomisaría de Barakaldo han denunciado ante sus superiores la existencia de una plaga de ratas en las instalaciones donde desempeñan su labor. El edificio, situado en la céntrica calle Elkano, se utiliza en la actualidad como centro de recogida de denuncias y dispone de dos plantas, una de las cuales no está ocupada. «En ocasiones estás tramitando la denuncia de un ciudadano y escuchas cómo las ratas se pasean por el falso techo. Otras veces incluso las ves por el suelo cuando estás atendiendo a la gente. Siempre esperamos que el ciudadano no se dé cuenta, porque la imagen que ofreceríamos sería lamentable», asegura J. C. (nombre ficticio), uno de los agentes destinado en la subcomisaría y que habló para EL CORREO.
Según el policía vasco, los agentes destinados en el puesto deben mantener cerrados de forma permanente los vestuarios para evitar que los roedores entren en las taquillas. «Hay que tener en cuenta que se trata de unas instalaciones que no se han reformado desde que se abrieron hace ya más de diez años, y los problemas de higiene son cada vez mayores».
Los propios mandos de la base ya han ordenado realizar un atestado con las irregularidades detectadas -en el que se han incorporado fotografías de las ratas dentro de las dependencias policiales- para que se adopten medidas y se desratice el local. El Departamento de Interior, por su parte, señaló a este periódico que ya ha ordenado realizar una inspección para determinar el origen del problema que sufre el centro. El sindicato mayoritario de la Ertzaintza, Erne, por su parte, ha enviado una petición al comité de Salud Laboral de la Policía vasca para que se cierre de forma temporal el puesto de atención al público y se proceda a la eliminación de tan molesta plaga.
La oficina está situado en un bloque de edificios de la calle Elkano, en el centro de la localidad. Según los ertzainas destinados en Barakaldo, la invasión de ratas podría obedecer a que todas las bajantes del edifico pasan por el centro policial, que además comparte un patio interior con las viviendas próximas. «En principio, éste era un puesto que debía acoger tanto oficinas de la Ertzaintza como puestos de atención para elaborar el Documento Nacional de Identidad. Sin embargo, muchas de las dependencias no se ocuparon y quedaron vacías», explica un agente.
Los ertzainas creen que la plaga ha podido verse agravada por el «abandono» en que encuentran las instalaciones policiales. «Durante todo el verano, el sistema de aire acondicionado ha creado una gotera tremenda que obligaba a estar todo el día con cubos de agua para evitar inundaciones. La humedad, además, ha hecho que se pudran parte de los falsos techos en algunas de las salas y que los suelos prefabricados de otras partes del puesto tengan agujeros».
Según los ertzainas, un detalle que sirve para ilustrar esta situación es que gran parte del mobiliario de oficina de la subcomisaría «está roto o en un estado en el que nos da vergüenza que lo vean los ciudadanos». En algunas de estas instalaciones, los agentes han puesto veneno para ratas, sin que haya surtido efecto.
La entrada en funcionamiento de la subcomisaría ya desencadenó un fuerte conflicto vecinal. En 1993, cuando ya se anunció la intención de abrir el puesto, los vecinos de las calles próximas mostraron su rechazo «por las incomodidades que podría suponer la presencia de agentes», además del «miedo a atentados». En ese momento, la subcomisaría se consideraba una oficina necesaria ya que la comisaría más cercana -y a la que por demarcación correspondía Barakaldo- era la de Sestao.
Informe demoledor
El inicio de las obras para transformar un antiguo concesionario de coches en un puesto policial no fue precisamente un camino de rosas; los vecinos protagonizaron actos de protesta y llegaron a paralizar las obras. El siguiente paso fue que los obreros tuvieran que trabajar con escolta de la Ertzaintza. No acabaron ahí los problemas. En enero de 1996, los movimientos ciudadanos en contra de la subcomisaría fletaron varios autobuses para ir a manifestarse frente a la casa del consejero Juan María Atutxa, en Lemoa. Cuando el servicio, finalmente, abrió sus puertas, el propio consejero Atutxa acudió a la base policial, donde fue recibido con una pitada.
Dos años después de la apertura, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, al que los vecinos habían recurrido para denunciar la obra, emitió un informe demoledor que explica en parte la plaga de ratas. Según un estudio realizado por el Ministerio de Interior por encargo de los jueces, la obra realizada no se ajustaba a las exigencias realizadas en el concurso público que adjudicó las tareas para abrir la subcomisaría. También se señalaba que «las obras habían alterado las características del hormigón, la fachada y el saneamiento del edificio». Para entonces, la polémica vecinal se había rebajado y varios inquilinos de las viviendas próximas reconocían ya en público que la llegada de la Ertzaintza había aumentado la seguridad en la zona.
Los agentes destinados en la subcomisaría esperan que las medidas correctoras se apliquen cuanto antes. «Hemos conseguido que el vecindario vea bien nuestro trabajo y no se puede estropear todo ahora por una plaga de ratas», afirma el policía vasco
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