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Rixaar escribió:Es decir, ¿qué no puedo hacer nada, ni irme de mi casa ni quedarme en ella no?, pues valla con la Justicia, para este tipo de situaciones no ofrece soluciones de ayuda, en fin...
La Justicia no suple a la voluntad de las partes, actúa cuando no queda otro remedio y nunca soluciona nada: la Justicia castiga a unos y repara a otros, pero les ofrece una reparación que no necesariamente repara la causa por la que se acudió a la Justicia, pues aquélla, ya no tiene solución. Si a usted mañana le atracan por la calle, usted denunciará, se buscará al autor y se le encontrará, se le juzgará y se le condenará a cumplir una pena (castigo) y a repararle a usted de alguna manera en el daño causado (económicamente), pero a usted, el atraco, nadie se lo va a quitar del cuerpo porque ya se perpetró y
no tiene solución. ¿Me explico?
Bien, entendido que la Justicia no soluciona problemas, vamos con la segunda parte, la de que la Justicia no suple la voluntad de las partes. Si yo tengo un vecino cuyo comportamiento es incívico, tengo dos opciones: primera opción, hablar con mi vecino; segunda opción, recurrir a la Administración de Justicia si es que cabe, y que sea ella la que "hable" con mi vecino. La Administración de Justicia no va a convertir a mi vecino en un ciudadano modélico, ni le va a educar, ni va a impedir que en un futuro mi vecino siga siendo incívico: la Administración de Justicia reprochará, si cabe, los actos previos de mi vecino, le impondrá un castigo y dispondrá, en su caso, que me indemnice de alguna manera por los perjuicios sufridos.
Pero, después de todo éso, mi vecino seguirá en su casa y yo en la mía. ¿Me explico? Yo creo que sí.
Judicializar todos los problemas personales, es un error. Quizá algunos sean delito o constituyan una infracción inaceptable y, en ése caso, no lo es o no cabe reputarlo de entrada como tal. Está claro que nadie tiene por qué aguantar malos tratos o desprecios de nadie, lo que ya no está tan claro es cómo ha de solucionarlo
si no quiere disolver el lazo que le une a ésa persona. Por ejemplo, en el tema de la violencia doméstica se está viendo: una hija denuncia a su madre porque le pegó un bofetón, van al Juzgado, el Juez condena a la madre a un mes de prisión y un año de prohibición de aproximarse a su hija. Resultado: madre e hija lloran en el telediario, diciendo que la resolución del Juez ha sido muy dura, que no fue para tanto y que la hija sólo quería que su madre no se excediera. Bien, el caso, es que se acudió a un Juzgado, y una vez se entra al Juzgado se entra con todas las consecuencias. Si alguna de ellas no es deseada, lo que hay que hacer es no entrar al Juzgado, por mucho que decirlo, no resulte políticamente correcto en los tiempos de hoy.
Otro ejemplo: una mujer es víctima de violencia doméstica por parte de su cónyuge. Esta señora denuncia a su marido, que es detenido, al cual se impone una medida cautelar de alejamiento. Finalmente, es juzgado y condenado, a lo que sea de prisión, más tres años de prohibición de aproximación a su ex-mujer. Sin embargo, la señora quiere seguir viviendo con este hombre, y cree que es un exceso que el Estado no le permita hacerlo, puesto que ella lo que quería es que pareja recibiese "una lección" para que no volviera hacerlo, pero no una lección de ése calibre. Recurrió al Tribunal Europeo de Justicia y perdió. Moraleja: la Administración de Justicia no está para aleccionar, ni para enseñar, sino para disuadir con el castigo, y ése castigo puede ser duro. Si una mujer maltratada rompe con todo porque no está dispuesta a seguir soportando maltrato de ningún tipo, la Administración de Justicia es la vía correcta. Si una mujer no está dispuesta a romper con quien la maltrata, recurriendo a la Justicia se está equivocando, porque la regulación actual no entiende de medias tintas.
Bien, llegados a este punto, creo que usted debe tener meridianamente clara cuál es la situación.
En su caso, usted tiene dos opciones: recurrir a la Justicia a que, si procede, le lea la cartilla a su madre. Usted verá.
La otra opción, es intentar solucionar la cuestión
usted con su madre, como personas civilizadas que se les supone y a las que, para mayor abundamiento, une un lazo indisoluble. Si usted no se cree capaz, puede recurrir a ayudas externas, mediaciones familiares, profesionales terapeutas.... Puede hacerlo también.
La opción es suya. La Justicia no se inventó para enmendar nuestras carencias y resolver todos nuestros conflictos: a las personas se nos supone una cierta capacidad para resolverlos y buscar vías de solución por nuestros medios. Es cuando ésos medios fallan, cuando hay que recurrir a la Justicia.
Un saludo!