Curso Acceso Guardia Civil |
Inicio curso: septiembre 2019 |
de-pol.es |
Toñi Santiago narra cómo ETA mató a su hija, de seis años
«Mi niña no llora, le canto al oído por si me escucha»
Me remonto al domingo 4 de agosto de 2002. Amanece un nuevo día y me dispongo a comenzar la jornada para dirigirme a mi puesto de trabajo. Antes, dejo preparada la ropa de Silvia para que su papá se la ponga. Es una niña presumida, muy presumida, y le dejo unos pantalones piratas azules y un top blanco para que se le pueda ver el ombligo.
El día transcurre con total normalidad y, a mediodía, Silvia llega al restaurante donde trabajo para comer y disfrutar de la tarde con su padre en la piscina. Es feliz. Se baña, juega y ríe con los demás niños que se encuentran con ella. Sobre las siete de la tarde, a papá le suena el teléfono.
- Papá, ¿te vas?
- Sí, cariño, tengo que ir a trabajar. Te quedas con mami y más tarde nos vemos.
- Vale, papi, pero mira cómo me tiro a la piscina, ya no tengo miedo -le dice a papá muy contenta-. Adiós, papá, te quiero.
Momentos después, llega a la piscina mi familia.
- Silvia, cariño, nos vamos a casa.
- Vale, mamá, salgo enseguida.
Arreglo a mi pequeña, la seco, la peino y, para finalizar la tarde de baño, le compro un cucurucho de chocolate.
Entramos en la casa cuartel de Santa Pola. Silvia y su primo juegan un rato en el patio con la bicicleta y unos minutos después suben a casa, pidiendo que les llevemos a cenar a McDonald's. Silvia enciende el ordenador para enseñarle a su primo el baile que bailará el día de la Patrona. Disfruta bailando en la habitación, enseñándole a su primo Borja los pasos del baile.
En unos instantes, todo se vuelve oscuro, todo se mueve.
- ¿Qué pasa, Santos? ¿Qué pasa? -le digo a mi hermano.
Cuando logro ver, siento cómo la sangre me corre por el rostro.
- Mamá, mamá -me llama mi niña.
Comienzo a buscarla.
- No encuentro a la niña, Santos.
- Aquí, aquí está, Toñi.
Sólo veo sus ojitos. Empiezo entonces a quitarle escombros de encima.
- Dios mío, no puedo moverla, socorro, auxilio, por favor, mi niña está muerta.
Suben dos compañeros.
- Toñi, está viva, tenemos que salir de aquí, hay otra bomba.
- No, mi niña se muere, dejadme, iros vosotros.
Uno de los guardias me quita a Silvia de los brazos y sale corriendo con la pequeña, el otro compañero tira de mi brazo y salimos de aquello que había sido nuestro hogar. Mientras corría y los llamaba «hijos de ....», sentía cómo los cristales se me incrustaban en los pies.
Subo a una ambulancia con mi niña. No llora, no se queja, le canto y le rezo al oído por si me escucha.
- Llama al hospital, entra en parada -le dice el médico al conductor de la ambulancia, mientras le hace un masaje cardiaco.
Transcurridos unos minutos, dos médicos del hospital nos dan la noticia.
- Lo sentimos, la niña ha fallecido, hemos hecho lo que hemos podido.
De esta manera que les acabo de relatar, la banda terrorista ETA le quita la vida a una inocente niña de tan sólo seis años por ser la hija de un gran guardia civil.
Por eso, jamás nos cansaremos de pedir: «Frente a la impunidad, Justicia».
[Los presuntos asesinos de la pequeña Silvia, Andoni Otegi y Óscar Celarain, están siendo juzgados ahora en la Audiencia Nacional por éste y otros crímenes].
- Código: Seleccionar todo
http://rsocial.elmundo.orbyt.es/epaper/xml_epaper/El%20Mundo/30_10_2011/pla_562_Madrid/xml_arts/art_7259543.xml?SHARE=6C23C0F29C6C4F158F7CA6264B486305DA26BB9E969E305B75BDA8ED1C696C121FAD5FBF211B4502ACFF32AC36A5716EF6F3A060052FEE17B8B9FB96FD3181975643045AD928C877AE15E0BE39E63AE6