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Sinceramente, no se puede permitir que esto suceda, no se puede permitir que haya un grupo de HP descontrolado atizando a todo ciudadano.
Creo que los responsables de organizar los dispositivos deberían hacer un análisis profundo para poder aprender de los errores.
Y esto va tanto para el responsable de hacerlo dentro de la ertzaintza, así como de los encargados de seguridad de San MAmes.
No es admitible, que sabiendo que se trata de un grupo violento, el cual ya a protagonizado el Kaos fuera del campo, entre al partido como tal cual.
Lo que hay que hacer, es de vuelta para sus putas casas.
Un abrazo y mi apoyo para la recuperación tanto de los compañeros heridos, así como de los ciudadanos afectados.
No caben más tontos
Ya no caben más tontos en el mundo del fútbol. Lo sucedido el jueves en Bilbao con algunos de los hinchas del PSG, así lo demuestra
30.09.11 - 19:09 - JON URIARTE | BILBAO
La Ertzaintza vigila a algunos de los aficionados del PSG en Bilbao. /Telepress
Ya no caben más tontos en el mundo del fútbol. Lo sucedido el jueves en Bilbao, así lo demuestra. Para empezar, la actitud de las autoridades. No se entiende que un partido sea declarado de alto riesgo y asistamos después a situaciones surrealistas. ¿Si se trataba de un grupo concreto, conocido y que tiene vetada su entrada en su propio campo, cómo es que no se les puso a un policía encima del cogote? ¿Es necesario que la líen para actuar? Recordemos que no se trató de una tangana entre aficiones. Bajaron por Doctor Areilza y en la 'Casa del Café & Té', por ejemplo, lanzaron una bengala contra el escaparate. Sería por aquello de que las señoras que tomaban el cafecito eran ultras camufladas. Que el café cargado altera. Igual que las cañitas y el bocata de los aficionados del Athletic que ocupaban las sillas del 'Mugi'. Tenemos más policías que trajes los madelman y unos quinquis pueden pasearse por Bilbao como una banda callejera en una película de serie B. No sería descabellado pedir duras penas para los implicados y exigir que ellos, o su familia, paguen los desperfectos. ¿No se hizo con la kale borroka? Cuando quieren, modifican las leyes. No entiendo porqué en este caso no.
Tras repartir estopa a traición, decidieron cambiar la decoración de los locales a base de sillazos. Y encima, muchos, acabaron sentándose en San Mamés. La UEFA se limita a prohibir la venta de entradas el día del partido, cuando es de alto riesgo. Punto. Lo único que consiguen es que el campo no se llene y que gente de bien no pueda entrar. No es fácil la solución, cierto. La violencia es intrínseca al ser humano. Puede ser por política, deporte o simple mala baba. Pero el fútbol debería ser más estricto. Se juegue donde se juegue, que esa es otra. Seguimos viendo bengalas y altercados en los campos de siempre, que son tratados con mano blanda. La cosa es hacer caja y mirar para otro lado. Porque, ¿quién les ha vendido las entradas? Para lo único que es inflexible la UEFA es para no permitir que se guarde un minuto de silencio por Chus Pereda -donde lo intentaron no hubo forma- o exigir que la espalda de las camisetas sea monocolor para que el número se vea mejor. Chorradas. Con lo fácil que sería expulsar de la competición o quitar puntos al club que no tenga mano dura con sus violentos. Ya verías cómo lograban localizar al gamberro que la liara. Al día siguiente tendríamos el currículo completo.
Pero la única forma de acabar con estos excrementos de la sociedad, es empezar por uno mismo. Jugamos en Europa y nos van a buscar las cosquillas. Cuidado. Quien ande con ganas de liarla, que no olvide que somos el Athletic. Lo que voy a contar no es políticamente correcto. Y puede que alguien me acuse de hacer apología de la violencia. Pero entiendo que escribo para gente con neuronas. Solo he tenido un altercado con tortas en el mundo del fútbol. Tuvo lugar en los 80. Acudí con la cuadrilla a Donostia para ver a los leones. Me río de la hermandad. No será como en otros lares, pero anda que no he pasado malos ratos en ciertos campos. El caso es que un aficionado rojiblanco, socio y peñista por cierto, estaba rompiendo las papeleras que encontraba a su paso. Le recriminamos la actitud y nos respondió, más chulo que un ocho, que iba a destrozar San Sebastián. No contento, tiró al suelo a un niño de la Real y le quitó la bufanda. Le di tal sopapo, con la mano abierta, que aun tendrá impresas mis huellas dactilares en la cara. Después me arrepentí. Lo suyo hubiera sido denunciarle al Club. Cuento la historia, porque somos nosotros quienes debemos empezar a limpiar. Son nuestros colores. Y si alguien los mancha, nos mancha a todos. Señalemos a los violentos. No nos representan. ¿O sí? Pues ya estamos tardando. Que Bielsa pondrá el estilo en el campo. Pero fuera lo ponemos nosotros.
http://www.elcorreo.com/vizcaya/20111001/local/piscolabis-201109301909.html