Cartera Guardia Civil |
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Factores condicionantes del estrés por la organización del trabajo Siguiendo con la perspectiva ecléctica a la que aludíamos al principio, vamos a presentar un modelo que integra una serie de variables, tanto externas como internas, lo que significa, agentes estresores y características psicofísicas del individuo.
Además de los factores estresantes comunes a todo puesto de trabajo de forma general, nuestra tarea consiste en sacar aquellos elementos diferenciales, que hacen que nuestra actividad en la emergencia cobren especial importancia a la hora de desencadenar estrés.
En este apartado vamos a poner énfasis en dos aspectos: el sistema de turnos de trabajo y la exposición a riesgos inherentes al propio trabajo. En primer lugar, el trabajo a turnos es común a una parte importante de profesionales sanitarios, ya sea en instituciones sanitarias (hospitales, centros de salud), o en el caso que nos ocupa, los equipos de emergencia y el centro de coordinación, fundamentalmente. Si el primer aspecto está cargado de situaciones que hacen que se produzcan alteraciones que posean influencia negativa a nivel biológico, emocionales e incluso sociales; el segundo aspecto va a tener una influencia en nuestra respuesta como profesionales.
Si analizamos detenidamente la influencia que puede ejercer sobre el sujeto un sistema de trabajo a turnos, cosa que por otro lado es inevitable la mayoría de las ocasiones, nos encontramos que determinados turnos, o mejor expresado, determinados turnos por sus características de frecuencia, duración y calidad, hacen que sean especialmente negativos para la salud del trabajador. No es lo mismo un sistema de turnos establecido con una serie de descansos adecuada, una frecuencia compatible con nuestro ciclo biológico y con nuestra vida social; que otro que aunque tenga la misma calificación de trabajo a turnos, no posea estos elementos para favorecer nuestra relación con el entorno laboral y extralaboral. De este modo un turno con cambios continuos, breves, con inclusión de turnos día/noche, es más negativo y, va a generar mayor absentismo, menor rendimiento y menor motivación por parte del trabajador. Se puede, contrariamente a lo anterior, establecer un sistema de turnos, que contemple estos cambios de forma más espaciada, agrupando los cambios, respetando ciclos biológicos y sobre todo evitando cambios día/noche. Los alargamientos de jornada, los excesos en las tareas exigidas al trabajador y las demandas por encima de las posibilidades del sujeto van a constituir una fuente de estrés que debemos controlar, si queremos optimizar rendimientos, motivación y en definitiva respuesta.
Las sobrecargas de trabajo en términos cualitativos y cuantitativos constituyen sin lugar a dudas una importante fuente de estrés. Si la sobrecarga, en su visión cuantitativa, es entendida como el exceso de tareas a desarrollar por un trabajador, en su visión cualitativa, son las demandas excesivas que se le exigen al trabajador, demandas que van a ser excesivas en razón a las habilidades, destrezas, conocimientos y en general, competencia que tenga dicho sujeto.
El otro aspecto que nos ocupa es el referido a la percepción de riesgo inherente a la actividad que desarrollamos. Esta percepción de riesgos va a producir en el profesional una serie de actitudes que pueden repercutir en la actuación a llevar a cabo. Los riesgos están ahí, pero los accidentes pueden evitarse en gran medida, sobre todo cuando éstos vienen determinados por fallo humano; el problema viene cuando la sensación de peligro es desproporcionada y obsesiva, esto hace que no se lleven a cabo las conductas de seguridad, que disminuya el rendimiento y el equilibrio psicológico del sujeto.
Hemos hablado de percepción de riesgo para hacer constar que ante una situación de riesgo objetiva existen diferentes percepciones subjetivas, en función de las características del individuo (experiencia, conocimientos, habilidades, personalidad). Al igual que comentábamos páginas atrás, según la teoría de Lazarus en su posición extrema, una situación de riesgo no es percibida así por determinados sujetos, mientras que otros permanecerán aterrorizados y bloqueados. Por otro lado, el uso repetitivo de los posibles riesgos, peligros, accidentes, etc., con afán de reducir el número de éstos, se puede volver en contra creando un clima de inseguridad y siendo por sí mismo estresante.