En el dia de hoy no murio ningun compañero a manos de la banda terrorista E.T.A
La investigación abierta en la Audiencia Nacional sobre el abogado Jon Enparantza -encarcelado la semana pasada junto con los también letrados de la izquierda abertzale Arantza Zulueta e Iker Sarriegi por sus supuestas vinculaciones con ETA- revela aparentemente que éste desempeñaba dentro de la estructura de la banda un papel superior al de defensor de sus presos. Según las diligencias que figuran en el sumario incoado por el juez Fernando Grande-Marlaska, Enparantza facilitó información sobre los movimientos del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, tal y como ya se informó tras su captura, pero también había recopilado presuntamente datos para atentar contra un oficial del Ejército retirado que reside en San Sebastián. Además, habría propuesto a ETA cometer un ataque contra las patrullas de la comisaría de la Ertzaintza en Ondarreta, en la capital guipuzcoana, mediante una bomba adosada a una silla infantil en una bicicleta.
Este plan de ataque contra una sede de la Policía vasca era conocido desde 2008, ya que se encontraba descrito en un archivo del ordenador del entonces jefe político de ETA, Javier López Peña, 'Thierry'. En ese documento, descubierto tras la incautación del terminal por parte de las fuerzas de seguridad, aparecían datos sobre las medidas de seguridad de la comisaría, conseguidos por alguien que había vigilado las instalaciones. En un primer momento, la Policía creyó que la información podría ser obra del 'comando Urruti', desmantelado por la Guardia Civil en diciembre de 2008 en San Sebastián. Uno de los miembros del talde había escondido una cámara de vídeo en una furgoneta 'Opel Vivaro' aparcada junto a la comisaría y había grabado los movimientos de entrada y salida de los agentes. También había obtenido imágenes de las comisarías de Hernani y Rentería.
El plan etarra consistía en escoger un día en el que jugase la Real Sociedad en su campo para dejar la bicicleta aparcada en una de las calles por las que los coches-patrulla se desplazan de forma habitual. Aprovechando que el partido de fútbol ocasionaría un mayor tránsito de dotaciones, los terroristas harían explotar la bomba escondida en la bicicleta al paso de una de ellas. En el mismo archivo digital, los investigadores descubrieron otros documentos relativos a las vigilancias efectuadas a un guardia civil cuando llevaba a su hijo al colegio o a un bar de Pasajes en el que se solían reunir ertzainas.
Las pesquisas de la Guardia Civil permitieron localizar y detener a los miembros del 'comando Urruti'. Sin embargo, se continuó estudiando la información. En concreto, el plan para actuar contra la Ertzaintza estaba firmado por 'Mik-Mik', un nombre en clave que en ese momento no había sido descifrado. Posteriormente, los agentes del instituto armado llegaron a la conclusión de que 'Mik-Mik' era el alias empleado por el abogado Jon Enparantza en sus comunicaciones con la cúpula de ETA. Este descubrimiento hizo pensar a los expertos antiterroristas que la información para colocar la bici bomba en Ondarreta se había incorporado a los datos trabajados por el 'comando Urruti', pero tenía un origen distinto al de los dos activistas de ese talde detenidos.
Restaurante en Madrid
El apodo de 'Mik-Mik' aparecía también en otros documentos incautados a la dirección etarra en los que se facilitaba información para cometer atentados. Uno de ellos es el informe sobre un restaurante de Madrid al que solía acudir el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Además, Enparantza, según las diligencias policiales incluidas en el sumario, también habría trasladado a la banda los datos personales de un militar retirado que reside en la capital donostiarra.
Fuentes de la investigación han señalado que la información recopilada en este caso era muy completa, puesto que reunía los datos sobre el domicilio, pero también horarios y movimientos habituales del militar. Según este análisis, ETA podría haber utilizado ese informe para actuar contra él en cualquier momento.
Según el auto de prisión, Enparantza también habría comentado que sería adecuado atentar contra el presidente del PNV, Iñigo Urkullu. Esta propuesta aparece en un mensaje enviado a los jefes de ETA tras el asesinato del empresario Inaxio Uria. Su autor, presumiblemente el letrado ahora encarcelado, afirma que matar al industrial de Azpeitia había tenido «un gran impacto social», pero atacar al PNV permitiría «destrozar psicológicamente» a los dirigentes de este partido.
Todas estas pesquisas llevan a las fuerzas de seguridad al convencimiento de que Enparantza tenía un papel más allá del de mero abogado, puesto que, además de su relación orgánica con la banda, también se encargaba, supuestamente, de las gestiones realizadas para extorsionar a los empresarios vascos. El letrado se había dedicado en los últimos meses a representar a la familia de Jon Anza, el etarra que desapareció en mayo de 2009 y cuyo cuerpo se localizó en marzo de este año en una morgue de la ciudad francesa de Toulousse. Al parecer, el terrorista falleció de forma natural poco después de que se le perdiera la pista y permaneció casi un año en el centro forense sin que nadie le identificase.
Según se desprende del auto judicial, Enparantza formaba parte del núcleo duro de la izquierda abertzale y su misión había consistido en intentar bloquear el debate abierto por los sectores más posibilistas para acabar con la violencia. Junto con Arantza Zulueta e Iker Sarriegi, habían tenido como misión difundir en las cárceles la ponencia 'Mugarri', redactada por ETA y rechazada en su día por las bases de la izquierda abertzale, que consideraban que la estrategia de la banda de continuar con sus atentados les conducía al «suicidio político».
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