El Diario Vasco escribió:Apenas le quedaban cincuenta metros para alcanzar la orilla. Santi Azurmendi regresaba a nado a la playa de Ondarreta después de haber realizado su diaria travesía hasta la isla de Santa Clara. Había sobrepasado ya el gabarrón cuando, entre una brazada y otra, percibió que «unos hilos» se le enredaban primero en las piernas y seguido en el costado y en la espalda. Sintió como una quemadura, «una sensación parecida a cuando te cortas con un cuchillo», explica. Enseguida supo que había sido víctima de una 'carabela portuguesa'. En cuanto levantó la vista, no tardó en reconocer su inconfundible cresta y su tono violáceo.
Santiago Azurmendi ha sido una de las ocho personas que en las últimas 48 horas han ingresado en el Hospital Donostia por picaduras de esta falsa medusa. De ellas, cuatro han sido niños, uno de los cuales tuvo que se trasladado a la UCI debido a la reacción alérgica que le produjo. No obstante, todos los pacientes han sido ya dados de alta.
Santi Azurmendi reconoce que jamás pensó que le fuera a tocar a él. «Oyes hablar de la 'carabela', pero piensas que le puede suceder a otro, nunca a ti. Que es como la lotería, que siempre toca a otro», explica este donostiarra. Azurmendi reconoce que el error inicial fue suyo. «Sí que vi que había bandera amarilla por medusas, pero no le hice caso. Reconozco mi culpa», precisa.
Santi alcanzó la isla sin ningún contratiempo. Serían las dos de la tarde. Fue de regreso a la playa cuando quedó enganchado entre los tentáculos de la carabela. «Lo primero que hice fue intentar despegarme los hilos de la medusa que se habían adherido a mi cuerpo. Sentí primero como una quemadura y posteriormente un picor».
Santiago Azurmendi decidió continuar hasta la orilla, pero «por si acaso», pensó que más valía que los vigilantes de la playa supieran que algo no iba bien del todo. «Les hice unas señas. Me vieron enseguida. Una socorrista estaba en una piragua en la misma orilla y otro, en la torreta. La de la piragua vino hasta donde me encontraba. Le expliqué lo que había sucedido y preguntó si creía que podría llegar hasta la playa. Le respondí que sí, pero que no sabía cómo iba a evolucionar en los minutos posteriores. Entonces me dijo que me cogiera a la embarcación y me llevó hasta la arena. En la playa ya había otros socorristas preparados para atenderme», recuerda.
Ante la envergadura de la picadura, Santi Azurmendi fue trasladado hasta el puesto existente en la zona de las cabinas. «Allí me prestaron la atención que entonces precisaba y me quitaron con una pinza todos los tentáculos. Los de la Cruz Roja lo hicieron fenomenal», reconoce».
Opresión en el pechoPara entonces la inicial sensación de quemazón había dejado paso a picores de intensidad. «Después de quitarme todos los restos de la medusa me dijeron que era conveniente que fuera al hospital. Una ambulancia me llevó a Urgencias».
Santi Azurmendi afirma que cuando ingresó en el Hospital Donostia sentía ya «una opresión en el pecho, aunque podía respirar. Además, llegué tiritando hasta el punto de que me castañeaban los dientes. Y eso que mi temperatura corporal era normal».
En uno de los boxes de Urgencias el paciente recibió el oportuno tratamiento. «Los médicos insistieron mucho en si padecía algún tipo de alergia. Por suerte, la evolución fue satisfactoria y las pocas horas ya me dieron el alta».
De nuevo a la islaTodo lo anterior sucedió el lunes pasado. Al día siguiente, Azurmendi volvió a la playa. Había bandera amarilla. «Sólo me di un chapuzón en la orilla», señala. Ayer regresó de nuevo a Ondarreta. «La bandera estaba verde y volví a la isla. Encima que no me voy de vacaciones, no voy a dejar que este episodio impida hacer algo que realmente me gusta».
La presencia de la 'carabela portuguesa' empieza a ser algo más preocupante de lo que pudiera parecer. Responsables de varios ayuntamientos costeros de Gipuzkoa no ocultan su temor a que esta especie se convierta en protagonista del verano. En Zarautz, sólo el lunes, veinticinco personas sintieron los efectos de la picadura de la carabela. La situación obligó a cerrar el arenal zarauztarra. En Donostia, Zumaia y Deba también se izaron las banderas rojas ante la proliferación de las picaduras.
Fuentes consultadas en la Cruz Roja explicaron que conforme al protocolo de actuación, en cuanto se producen diez picaduras de medusas o tres de 'carabelas portuguesas', se despliega ya la bandera amarilla. Para que ondee la roja es necesario que se produzcan veinte picaduras de medusas o seis de 'carabelas'.
En las últimas 48 horas, según precisaron ayer fuentes de Osakidetza, junto a Santiago Azurmendi, un total de ocho personas han ingresado en el Hospital Donostia con reacciones adversas al veneno de las carabelas. De ellas, cuatro eran niños y las otras, mayores de edad. Uno de los menores, al parecer extranjero, ingresó en la UCI toda vez que su estado se agudizó debido a una alergia.
Los afectados presentaban malestar general y picores en amplias zonas del cuerpo. El contacto con la 'carabela portuguesa' deja además un marcado tatuaje. «Es como la señal de un latigazo», explica Santiago Azurmendi.
En el caso de que alguien sufra una picadura se aconseja no frotar la zona afectada ni con arena ni con la toalla. Tampoco conviene limpiar el área de la picadura con agua dulce. Se recomienda usar siempre agua salada. No hay que rascarse, aunque sí se aconseja aplicar frío sobre la zona afectada durante quince minutos usando una bolsa de plástico que contenga hielo. «Nunca hay que aplicar hielo directamente a no ser que sea de agua marina», señalan fuentes sanitarias consultadas.
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