Compañía de Mar de CeutaEsta singular Unidad nació con unas condiciones muy particulares de naturaleza terrestre y marinera, manteniendo en la actualidad las dos vertientes con el mismo espíritu, carácter y tradiciones de antaño. Es superviviente de los ejércitos del siglo XV, habiendo sabido adaptarse con el paso de los siglos a los nuevos medios y procedimientos. Aún habiendo sufrido grandes transformaciones, han seguido manteniéndose vigentes la razón y necesidad por las que fue creada.
Tras la conquista de Ceuta por el Rey Juan I de Portugal el año 1.415 y ante la necesidad de disponer de una Unidad marinera experta en su oficio, nace la Unidad precursora de lo que hoy es la Compañía de Mar.
Las misiones que se le encomiendan en un principio fueron las de mantener el enlace y realizar el correo marítimo con la península, la represión de la piratería (que se amparaba en una costa escarpada), la vigilancia y protección de la misma, la realización de operaciones conjuntas tierra-mar, la ejecución de operaciones de corso para dificultar la navegación enemiga y su comercio marítimo por el Estrecho, la provisión de pertrechos y bastimentos a la ciudad y realizar la carga y descarga de los buques llegados a la plaza, para lo cual la Compañía de Mar debía tener siempre bien aparejadas las fustas, jabeques y bergantines y cuantos hombres de mar, remeros y marineros, fueran necesarios.
La Corona de Felipe II trajo consigo la unión de España y Portugal (año 1.581). Durante los siglos XVI y XVII, los miembros de la Compañía de Mar son empleados, como expertos conocedores de la costa, para guiar a la Escuadra española en la toma del Peñón de Vélez de la Gomera (1.673) y del Peñón de Alhucemas (1.673), siendo esta Unidad la responsable de su posterior aprovisionamiento.
En el siglo XVII serán las fragatas y los bergantines los navíos que formarán la flota.
A mediados del siglo XIX, con la aparición de la navegación a vapor y la contratación de buques de este tipo para realizar el enlace entre la Península y el Norte de África, se modifican las misiones de la Compañía de Mar, siendo éstas la vigilancia de puertos y de las embarcaciones fondeadas, misión llevada a cabo tanto desde tierra como desde la mar, el mantenimiento de las embarcaciones del Estado, la carga y descarga de buques y el auxilio a otros Cuerpos o Instituciones que lo solicitasen. No obstante y aún la contratación de buques para enlace con la península, la Compañía de Mar de Ceuta continuó realizando el servicio de correo con aquélla. Por aquel entonces, el Jefe de la Compañía desempeñaba el cargo de Capitán de Puerto.
Son muy numerosas las vicisitudes que ha vivido la Compañía de Mar a lo largo de su historia, pasando en sucesivas ocasiones de Unidad independiente a formar parte de la Milicia Voluntaria de Ceuta, más tarde Regimiento Fijo de Ceuta.
Recibe su actual nombre de COMPAÑÍA DE MAR DE CEUTA, por Real Reglamento de 9 de Diciembre de 1.715, y sus primeras ordenanzas por Real Reglamento de 10 de Noviembre de 1.745.
Ya en el siglo XX, el eterno conflicto en el Norte de África (iniciado en el siglo anterior), continúa produciendo una auténtica sangría humana y económica a la Nación.
Se acometió una trascendental operación que marcaría el principio del fin de las campañas militares que se llevaron a cabo en el protectorado: el Desembarco de Alhucemas. Como es natural, los hombres de las Compañías de Mar de Ceuta y Melilla no faltaron a la cita con todo su material flotante y dejaron allí ejemplar constancia de su buen hacer y tradicional heroísmo.
Como reconocimiento a la actuación de ambas Compañías de Mar, el Rey Alfonso XIII, a propuesta del Ministerio de Marina y por Orden de 31 de Julio de 1.926 (D.O., número 72), le concede la MEDALLA MILITAR NAVAL con carácter colectivo a sus hombres e individual al Banderín de las dos Unidades, que hoy lucen con noble orgullo.
La Compañía de Mar de Ceuta se cubre de gloria no sólo desarrollando su peculiar cometido en las operaciones de desembarco sino también luchando con verdadero heroísmo. Como muestra podemos resaltar la acción que protagonizó el Cabo Ildefonso Mansilla: "A las 11,50 horas de la mañana del día 8 de Septiembre de 1.925 abordaban la playa de Isdain las primeras barcazas de desembarco y entre el sinnúmero de motoras y remolques figuraban las de las Compañías de Mar de Ceuta y Melilla que participaron con el mismo heroísmo que el resto de las tropas de desembarco. El Cabo Mansilla, poseído del mayor entusiasmo bélico, saltó a tierra con un mosquetón gritando ¡Yo también soy Legionario!, avanzando entre los primeros y logrando, con el Teniente Losada Pérez, apoderarse después de rápida lucha, de una ametralladora y 3.000 disparos.
El Capitán Ramírez que mandaba la Compañía de Legionarios, tuvo que imponerse para que el bravo marinero volviese a su barco, lo que hizo a viva fuerza, llevando consigo un papel escrito con lápiz que decía: "es un valiente, se lo asegura el Capitán Ramírez". Este papel había de ser la base de una merecida recompensa."
En Junio de 1.927 cesó completamente la actividad bélica y con la rendición de los últimos focos rebeldes y entrega de sus armas, la guerra de Marruecos tocó a su fin y pudo iniciarse entonces una beneficiosa y pacífica acción de protectorado.
El día 30 de Agosto de 1.931, la Ciudad de Ceuta por suscripción popular, hizo entrega a la Compañía de Mar del guión correspondiente a la Medalla Militar Naval, guión que fue renovado en un pleno solemne en la Asamblea de Ceuta el día 12 de Septiembre de 1.997.
Para conmemorar este acontecimiento, el pasado 23 de Septiembre, tuvo lugar un emotivo acto militar en el acuartelamiento Otero, sede de la Unidad Logística Nº 23 (ULOG-23).
La parada militar estuvo presidida por D. Claudio Dominguez Buj, Coronel Jefe de la ULOG-23 y en ella participó la Escuadra de Gastadores de la Unidad y la Banda de Guerra Conjunta (ULOG-23, RING-7, BTXVII), Unidad de Música de la Comandancia General de Ceuta y tres Compañías de la ULOG-23.
En el acto se procedió a la lectura de la Real Orden de concesión de la Medalla Naval a la Compañía de Mar de Ceuta, así como a la imposición de Condecoraciones al personal de la Unidad que se hizo acreedor de las mismas y, tras la alocución del Coronel Jefe, el Homenaje a los que dieron su vida por España, finalizando con el desfile de las Fuerzas participantes.