Los Tercios Españoles

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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Dom Ago 12, 2012 1:39 pm


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Su estructura interna

Hoy en día no hay ninguna duda de que los Tercios españoles fueron unos avanzados en las técnicas modernas militares en los comienzos de la Edad Moderna, influenciados eso si por la llamada “revolución militar” . Siendo ellos los máximos exponentes del talante innovador del ejército de los Austrias, tal como he dicho anteriormente fueron creados por Carlos I en el año 1534 y constituían una fuerza de choque, con amplia autonomía y poseían una gran capacidad de maniobra y de potencia de fuego, basada en una gran combinación de arma blanca : la más característica era la pica, una lanza de unos 5 metros, que se utilizaba para la defensa contra la caballería, (se clavaba en el suelo y se sujetaba con el pie para darle mayor inclinación), tanto como para los ataques, la alabarda era una lanza que tenía en su extremo una cuchilla transversal aguda por un lado y de media luna por el otro, solía ser el arma de los sargentos y de los cuerpos de guardia, las dagas para el combate cuerpo a cuerpo y la espada, considerada el arma más noble, ya que incluso se trasmitía por herencia, al entrar a combatir al enemigo con la espada había de hacerse de perfil para ofrecer el menor blanco al enemigo. y de fuego: estas eran los arcabuces , usados a modo de fusiles, pero al tener poco alcance se había de maniobrar antes del disparo efectivo y los mosquetes que eran más pesados y se disparaban apoyados en una horquilla, clavada en el suelo, produciendo destrozos importantes en un blanco cercano e inmóvil. Estos estaban divididos en tres armas fundamentales, con sus soldados respectivos : piqueros(llamados también “picasecas”, y “coseletes” , cuando llevaban media coraza) , tenían como principal función defender a las tropas de los ataques de la caballería rival. Su avance con las picas en posición horizontal, y en las formaciones cerradas resultaba de un efecto demoledor para el enemigo , arcabuceros, estos iban protegidos con la celada, peto, espaldar y escarcelas, siendo la espada y los arcabuces sus principales armas y mosqueteros, similarmente armados, pero con un mosquete, con mayor alcance en lugar del arcabuz, este mayor alcance les permitió salir de la formación cerrada y acomodarse en el escuadrón, después de abrir fuego, también contaban con artillería(cañones de bronce o hierro colado, semicañones , culebrinas y falconetes) y en ocasiones con caballería( Ceriñola – 1503).
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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Dom Ago 12, 2012 1:40 pm


Curso Acceso Guardia Civil

Inicio curso: septiembre 2019
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A raíz de la sublevación en 1566, de Flandes y los Países Bajos desde Italia, España y también desde Alemania se enviaron un gran número de tropas. Siendo las de Italia, las tropas verdaderamente llamadas Tercios, de los cuales fueron por este orden los de Lombardía , mandados por Fernando de Toledo, hijo del Duque de Alba y después por Sancho de Londoño, compuesto por 10 compañías con 1.204 soldados, a los que siguieron los de Sicilia, mandados por Julián Romero, compuesto por 19 compañías, con 3.194 soldados, Cerdeña, mandado por Lope de Acuña y después por Juan Solís, formado por 10 compañías, con 1.756 soldados , Nápoles, mandado por Rodrigo de Toledo, formado por 19 compañías, con 3.194 soldados y el llamado Tercio de Galeras(que fue la primera unidad de la infantería de marina de la Historia), El Tercio de Lombardía se transformo en el de Flandes, mandado por Gonzalo de Bracamonte, 19 compañías con 4.750 soldados . Cada uno de estos Tercios , llamados Viejos ,era comandado por un maestre de campo, y su división estaba formada por doce compañías, de ellas diez de piqueros y dos de arcabuceros, de unos aproximadamente 350 hombres, aunque con el tiempo este número se fue reduciendo. Siendo de hecho un cuerpo, teóricamente hablando de unos tres mil hombres, cuando en realidad no llegaba a un poco más de mil quinientos. Estas tropas fueron llamadas la “Infantería Española” y estaban constituidas por 1/3 de arcabuceros y mosqueteros, 1/3 por coraceros o coseletes y 1/3 por pica secas.

Téngase muy en cuenta, que por ejemplo en el Tercio del Duque de Alba convivían 5.000 españoles, 6.000 alemanes y 4.000 italianos y a pesar de la diversidad de naciones todos entendían que estaban al servicio de la Corona española.

Aparte estos hombres incluían casi toda la escala social de la época, desde labriegos hasta hidalgos o segundones de familias nobles, ni menores de veinte años , ni ancianos, ya que la condición física era primordial , aparte los que servían en unidades navales, debían poseer buena dentadura, para poder roer el duro bizcocho. Su alimentación era de un kilo aproximado de pan o bizcocho, una libra de carne o media de pescado, y una pinta de vino, aparte aceite y vinagre. Siendo Castilla, Andalucía, Aragón, Levante y Navarra, los mayores lugares de reclutamiento. No disponían de uniformes específicos : una ropilla(vestidura corta sobre el jubón), unos calzones, dos camisas, un jubón, dos media calzas, un sombrero y un par de zapatos, pero con la salvedad de que cada cual , costeándoselo de su bolsillo, podía vestir como quisiera. La seguridad de una paga , los posibles ascensos en la jerarquía militar y el posible botín eran los principales motivos de alistamiento, aunque algunas veces las pagas escaseaban.
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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Mié Ago 15, 2012 7:18 pm



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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Mar Ago 21, 2012 8:07 am



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Gonzalo Fernández de Córdoba

Gonzalo Fernández de Córdoba y Aguilar (Montilla, (Casa de Aguilar), 1 de septiembre de 1453 – Loja (Granada), 2 de diciembre de 1515) fue un noble, político y militar español, duque de Santángelo, Terranova, Andría, Montalto y Sessa, llamado por su excelencia en la guerra el Gran Capitán.

Comandante español al servicio de los Reyes Católicos. Miembro de la nobleza andaluza (perteneciente a la Casa de Aguilar), hijo segundo del noble caballero Pedro Fernández de Aguilar, V Señor de Aguilar de la Frontera y de Priego de Córdoba, que murió muy mozo, y de Elvira de Herrera y Enríquez, hija de Pedro Núñez de Herrera, señor de Pedraza y de Blanca Enríquez de Mendoza, quien fue hija de Alonso Enríquez, almirante de Castilla (hijo de Fadrique Alfonso de Castilla) y de Juana de Mendoza "la Ricahembra".

En 1494 fallece el rey Fernando I de Nápoles, hijo de Alfonso V de Aragón, y es proclamado rey su hijo Alfonso II de Nápoles.

Carlos VIII de Francia decide que, para reconquistar los Santos Lugares (objetivo principal de muchos reyes coetáneos), debía conquistar los territorios de Italia. Para cubrirse las espaldas, firmó con el rey Fernando un tratado secreto, que, en las cláusulas difundidas, era una alianza contra los turcos, pero, en secreto, fue una alianza de amistad. Es decir, España no se interpondría a Francia en sus guerras salvo contra el Papa, lo mismo que haría Francia. Pero cuando Fernando descubrió las intenciones de Carlos VIII, actuó hábilmente, considerando a Nápoles un territorio infeudado al Papa, y por lo tanto, de su incumbencia. Fernando II de Aragón inicia una ofensiva diplomática para ayudar a su pariente, consiguiendo la aprobación del Papa de Roma y de Florencia y la neutralidad de Venecia.

Pasa la flota a Calabria, ocupando Regio de Calabria y los pueblos circundantes. El rey de Nápoles, Alfonso, es derrotado en Seminara. Mientras Fernández de Córdoba maniobra con gran habilidad y tiene varios éxitos, entre los que se incluyen la larga marcha a Atella que le permitió llegar oportunamente a combatir, Requesens se presenta con sus galeras frente a la ciudad de Nápoles. El duque de Montpensier, lugarteniente de Carlos VIII, decide salir de las murallas de la ciudad para evitar el desembarco, y el pueblo de Nápoles, al ver salir a las tropas francesas, se subleva, teniendo que refugiarse los pocos franceses que quedaban en los castillos Nuevo y del Huevo. Aparece una flota francesa con 2.000 hombres de refuerzo, pero decide no enfrentarse a Requesens y desembarca a su gente en Liorna. Montpensier se ve obligado a retirarse hacia Salerno, y Nápoles cae en poder de los españoles.

Fallece el rey Ferrante II de Nápoles y le sucede su tío Don Fadrique.

Quedan en manos francesas Gaeta y Tarento. Requesens organiza dos escuadras, una con cuatro carracas y cinco naos que bloquea Gaeta, y otra con cuatro naos, una carabela y dos galeras para guardar la costa e interceptar socorros a los franceses. Esta última apresó una nave genovesa con 300 soldados y cargamento de harina.

Los venecianos cooperaban vigilando los puertos de Génova y Provenza.

En las filas francesas se declara la peste, de la que fallece Montpensier con muchos de sus soldados. Gaeta se ve obligada a capitular, pudiendo llevarse los franceses todas sus pertenencias. Embarcan hacia Francia, pero un furioso temporal hunde sus naves.

Una vez asegurado el reino de Nápoles para Don Fadrique, reúne a sus tropas con intención de disolverlas, pero el Papa le pide que le ayude. Un tal Menaldo Guerra, corsario vizcaíno, se había apoderado de Ostia y su castillo bajo bandera francesa, cerrando el Tíber y sometiendo a contribución a Roma. Durante cinco días las baterías españolas martillearon las fortificaciones hasta abrir brechas en las murallas. Ostia fue tomado al asalto y Guerra y sus secuaces se entregaron como prisioneros sin ofrecer resistencia. Pocos días después el Gran Capitán era aclamado en Roma. Al recibir al general español, Alejandro VI se atrevió a acusar a los Reyes Católicos de hallarse mal dispuestos con él; pero Gonzalo replicó enumerando los grandes servicios que a la causa de la Iglesia habían prestado los reyes y tacho al Pontífice de ingrato y le aconsejó en tono brusco que reformara su vida y costumbres pues las que llevaba causaban gran escándalo en la cristiandad. A pesar de esta reprimenda Alejandro VI concede a Fernández de Córdoba la Rosa de Oro.

Después de tres años de campaña, en 1498 regresan a España las tropas españolas, dejando el reino de Nápoles en manos de Don Fadrique.

En esta campaña Gonzalo Fernández de Córdoba gana su sobrenombre de El Gran Capitán y el título de Duque de Santángelo.

La combinación de las operaciones de combate permitió a Gonzalo Fernández de Córdoba, en el transcurso de las guerras de Italia, introducir varias reformas sucesivas en el ejército español, que desembocaron en el Tercio. La primera reorganización fue en 1503. Gonzalo creó la división con dos coronelías de 6.000 infantes cada una, 800 hombres de armas, 800 caballos ligeros y 22 cañones. El general tenía en sus manos todos los medios para llevar el combate hasta la decisión. Gonzalo de Córdoba dio el predominio a la infantería, que es capaz de maniobrar en toda clase de terrenos. Dobló la proporción de arcabuceros, uno por cada cinco infantes, y armó con espadas cortas y lanzas arrojadizas a dos infantes de cada cinco, encargados de deslizarse entre las largas picas de los batallones de esguízaros suizos y lansquenetes y herir al adversario en el vientre. Dio a la caballería un papel más importante para enfrentarse a un enemigo "roto" (persecución u hostigamiento) que para "romperlo" quitandole el papel de reina de las batallas que había tenido hasta entonces. Sustituyó la guerra de choque medieval por la táctica de defensa-ataque dando preferencia a la infantería sobre todas las armas.

Puso en práctica, además, un escalonamiento en profundidad, en tres líneas sucesivas, para tener una reserva y una posibilidad suplementaria de maniobra. Gonzalo Fernández de Córdoba facilitó el paso de la columna de viaje al orden de combate fraccionando los batallones en compañías, cada una de las cuales se colocaba a la altura y a la derecha de la que le precedía, con lo que se lograba fácilmente la formación de combate. Adiestró a sus hombres mediante una disciplina rigurosa y formó su moral despertando en ellos el orgullo de cuerpo, la dignidad personal, el sentido del honor nacional y el interés religioso. Hizo de la infantería española aquel ejército formidable del que decían los franceses después de haber luchado contra él, que «no habían combatido con hombres sino con diablos».
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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Mar Ago 28, 2012 3:05 pm


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Don Juan de Austria

(Ratisbona, Sacro Imperio Romano Germánico, 24 de febrero de 1545 ó 1547 – Bouge, cerca de Namur, actual Bélgica, entonces parte de los Países Bajos españoles, 1 de octubre de 1578), hijo natural del emperador Carlos V y de Bárbara Blomberg, fue miembro de la Familia Real Española, militar y diplomático durante el reinado de su hermano por vía paterna, Felipe II de España.

La fecha de su nacimiento se desconoce, encontrándose en unas fuentes que nació en 1545 y en otras, como G. Parker o P. Pierson, en 1547. Pierson indica que unos contemporáneos afirmaban que nació en 1545, pero que la evidencia más antigua en Francia se encuentra en ceremonias públicas, y éstas apoyan la fecha de 1547. Posiblemente fue concebido en mayo de 1546, estando el emperador en Ratisbona, lo cual hace verosímil que naciese el 24 de febrero de 1547, pero también pudo escogerla como aniversario por ser el cumpleaños de su padre, Carlos V. La madre se casó al poco tiempo con Jerónimo Píramo Kegell (Jerôme Pyramus Kegel), por lo que es posible que el nombre con el que se le llamó de niño, «Jerónimo» o «Jeromín», derivara del de su padrastro.

Carlos V decidió que su hijo se criara en España. Su mayordomo, don Luis de Quijada, llegó a un acuerdo, que se firmó en Bruselas el 13 de junio de 1550, con Francisco Massy, violista de la corte imperial, casado con una española, Ana de Medina: a cambio de cincuenta ducados anuales se comprometía a educar al niño. A mediados de 1551 llegaron a Leganés, donde su esposa Ana de Medina tenía tierras.

En el verano de 1554, el niño fue llevado al castillo de don Luis de Quijada, en Villagarcía de Campos (Valladolid). Su esposa, doña Magdalena de Ulloa, se hizo cargo de su educación, auxiliada por el maestro de latín Guillén Prieto, el capellán García de Morales y el escudero Juan Galarza.

Poco antes de abdicar, Carlos V redactó un codicilo, fechado el 6 de junio de 1554, en el que reconocía: «estando yo en Alemania después que enbiudé (sic), hubo un hijo natural de una mujer soltera, el cual se llama Jerónimo». Ya en el Monasterio de Yuste, el rey ordenó a don Luis de Quijada que fuese a vivir allí y éste se trasladó a la aldea de Cuacos de Yuste. Así conoció el emperador al niño.

El heredero, Felipe II, se encontraba entonces fuera de España. Se difundieron rumores sobre la paternidad del niño, que Quijada negó, y escribió al rey pidiéndole instrucciones. Éste respondió con una nota, de mano del secretario Eraso, en cuyas tachaduras y enmiendas se aprecian las dudas respecto a la forma de tratar tan delicado asunto, recomendando esperar a que el rey llegara a España. La princesa Juana, regente en ausencia de Felipe II, pidió conocer al niño, lo que hizo en Valladolid en mayo de 1559, coincidiendo con un auto de fe. Su medio hermano Felipe lo hizo a mediados de septiembre de 1559.

Felipe II, siguiendo las indicaciones de su padre Carlos, expresadas en el codicilo de 1554, reconoció al niño como miembro de la familia real. Le cambiaron el nombre por don Juan de Austria. Se le otorgó casa propia, a cuyo frente puso a don Luis de Quijada.

La llegada de los tercios permitió que don Juan emprendiera una ofensiva militar. El 31 de enero de 1578, los tercios viejos derrotaron a los Estados Generales en la batalla de Gembloux, consiguiendo así que gran parte de los Países Bajos del Sur volvieran a la obediencia al rey; se reconquistó todo el Luxemburgo y Brabante. Esta victoria fue insuficiente. Pronto estuvo angustiosamente necesitado de dinero. Dos ejércitos invadieron el Flandes español: uno francés, al mando del duque de Anjou, desde el Sur tomó Mons; otro, al mando de Juan Casimiro y financiado por la reina Isabel de Inglaterra, desde el Este. Don Juan instó a su secretario, Escobedo, que estaba en España, para que lograra que le enviasen dinero. En los Consejos de Estado y de Guerra, el Duque de Alba advertía de la arriesgada situación, sin hombres y sin dinero. En esta situación se produjo el asesinato de Escobedo el 31 de marzo de 1578. La historiografía actual sostiene que fue planeado por Antonio Pérez con la aprobación del rey, que lo consideró necesario para la monarquía. Los argumentos concretos del secretario para convencer al rey no se conocen, pero los historiadores apuntan a que sin duda debieron girar en torno a las ambiciones de don Juan de Austria y la posibilidad de que decidiera por su cuenta la invasión de Inglaterra, o se aliase con los rebeldes holandeses o que, incluso, regresara a España al mando de las tropas para destituir a Felipe II. No hay en la documentación que se conserva de la época dato o indicio solvente de alguna de estas posibilidades, sino que, en 1578, la principal preocupación de don Juan de Austria era la constante necesidad de tropas y dinero para hacer la guerra en Flandes. Al conocer la muerte de su secretario, don Juan escribió al rey, y en esa carta se evidencia que don Juan comprendió lo que había ocurrido, y que no cabía esperar refuerzos de España.

Los escritos de don Juan de aquella época revelan el estado de depresión en que cayó ese verano, al tiempo que progresaba su enfermedad (tifus o fiebre tifoidea). Algunos días debía incluso guardar cama. Su estado de salud se agravó a finales de septiembre, estando en su campamento en torno a la sitiada Namur. El día 28 nombró sucesor en el gobierno de los Países Bajos a su sobrino Alejandro Farnesio. Escribió a su hermano pidiéndole que respetase este nombramiento y que le permitiera ser enterrado junto a su padre.

Falleció el 1 de octubre de 1578. Le sucedió como gobernador Alejandro Farnesio (duque de Parma). Los restos de don Juan de Austria fueron llevados a España y reposan en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Su tumba está cubierta por una estatua yacente de singular belleza que representa al finado ataviado con armadura, y como curiosidad hay que apuntar que por no morir en combate, está representado con los guanteletes quitados. La obra fue modelada por el zaragozano Ponzano y esculpida en mármol de Carrara por un buen escultor italiano en los últimos años del pasado siglo.
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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Mar Ago 28, 2012 3:09 pm


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Manuel Filiberto de Saboya

Manuel Filiberto de Saboya (Chambéry, 8 de julio de 1528 - Turín, 30 de agosto de 1580) fue Duque de Saboya desde 1553 hasta 1580. Fue apodado Cabeza de Hierro (Testa di ferro en italiano).

Manuel Filiberto fue el único hijo de Carlos III, Duque de Saboya y Beatriz de Portugal que llegó a la edad adulta. Era sobrino de Carlos I y V del Sacro Imperio Romano Germánico,y por ende bisnieto de los Reyes Católicos .El futuro duque sirvió en los ejércitos imperiales en las guerras contra Francisco I de Francia, distinguiéndose en la toma de Hesdin en julio de 1553.

Un mes más tarde, se convirtió en duque a la muerte de su padre, título más formal que otra cosa, ya que la mayoría de sus dominios hereditarios se encontraban en manos de los franceses desde 1536. Continuó del lado de Carlos I con la esperanza de recuperarlos, pasando luego a servir también a Felipe II como gobernador de los Países Bajos de 1555 a 1559. En ejercicio de este cometido comandó la invasión del norte de Francia y ganó la Batalla de San Quintín el 10 de agosto de 1557. Fue por aquellos días pretendiente (en vano) de la mano de la futura reina de Inglaterra Isabel I, durante el reinado de la hermana de ésta, María Tudor.

Manuel Filiberto pasó su gobierno tratando de recuperar sus dominios en onerosas guerras contra Francia. Diestro estratega, supo sacar partido de varias circunstancias favorables para lentamente ir ganando terreno a franceses y españoles, incluyendo la ciudad de Turín. Trasladó la capital del ducado desde Chambéry a Turín sustituyó el latín como lengua oficial de su administración por el italiano. Intentaba recuperar el marquesado de Saluzzo cuando murió, en 1580.
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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Mar Sep 04, 2012 12:07 pm


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Su organización

En su estructura interna, cada unidad y cada mando, siendo de una estructura parecida excepto en el tamaño, se podían perfectamente insertar dentro de su unidad superior, muy parecido a las muñecas rusas. Una escuadra,(unidad subalterna de 20 hombres) estaba mandada por un cabo, una compañía (varias escuadras), estaba mandada por un capitán(mando supremo de la misma) , el cual tenía bajo su mando un alférez(encargado de custodiar y defender la bandera y atender las necesidades de los soldados) , un sargento(encargado de la instrucción y buen orden de la tropa), un furriel(auxiliar del sargento y responsable de alojamientos) el cabo , ya nombrado anteriormente, el abanderado y también incluían un capellán y tres músicos (un pifano y dos tambores), varias compañías formaban un Tercio, bajo el mando de un maestre de campo(este designado por el rey, el cual contaba con competencias, militares, legislativas y administrativas), como ya se indicó con anterioridad. Este jefe que también tenía su propia compañía, tenía un sargento mayor bajo su mando, quien tenía la importante misión de formar el escuadrón de combate, con sus cerradas y compactas filas, un furriel mayor, un tambor general( conocedor de todos los toques de batalla), un capellán mayor, un barrachel de campaña( el cual ayudado por los alguaciles, mantenía la disciplina entre las tropas) y un auditor( el cual trataba las diligencias judiciales, tanto civiles como criminales). Teniendo como base la antigüedad para los ascensos, así también el rango social, las aptitudes y méritos en el combate, siendo el periodo mínimo de cinco años para ascender de soldado a cabo, un año de cabo a sargento, dos años de sargento a alférez y tres años de alférez a capitán. O sea que simplificando un soldado con más de diez años de campaña tenía asegurado el ascenso a oficial.

Esta organización no solo ponía en la batalla una racionalizada estructura de mando, sino que hacía hincapié en la disciplina de sus tropas, en una época en que la centralización de la autoridad, asimismo como la instrucción de la tropa, pues cada mando se encargaba de transmitir a sus subalternos su propia experiencia militar, aparte de estar muy bien organizados, ya que se escogían las unidades de combate y los soldados para cada ocasión, combinando así las unidades muy versátilmente dependiendo del valor, movimientos y número de las unidades del enemigo, con las características del terreno, las condiciones políticas y económicas, etc. Acompañados también de los servicios que acompañaban a las unidades en sus distintos niveles, empleos como el furriel , responsable de los alojamientos ,el barrachel, el cual garantizaba el orden, encargándose también de perseguir a los desertores , los barberos y cirujanos, con su hospital de campaña y hospital general del ejército, siendo también en eso los Tercios unos avanzados en su tiempo, capellanes castrenses…etc. Y con todo ello , además les seguían una legión de personas con sus bagajes y pertenencias, como los criados, prostitutas, familiares…etc.. Todos ellos guiados por la mano de un capitán, que guiaba a sus hombres, a los que había dado una guía y una formación , acorde con su personalidad.

La formación más típica que adoptaban estas tropas eran el llamado “escuadrón de picas” , el resto adoptaban la formación de flancos evitando las maniobras envolventes del enemigo, aunque también formaban pequeños cuadros en los lados. El portavoz de esta órdenes era el llamado sargento mayor el cual las pasaba a los sargentos de compañía y éstos a los capitanes para desplazar a sus soldados. Siendo el cuerpo de élite los arcabuceros los cuales estaban exentos de hacer las guardias nocturnas y tenían un ducado de paga más al mes.

Estas unidades tenían cuatro formaciones: la cuadrada ( mismo frente que fondo), el prologando (tres cuadrados unidos) con la variación de la media luna (en que las alas prolongaban la curvatura, protegiendo el centro), en cuña o triangular , que adquiría forma de tenaza o que tomaba la forma de sierra , uniéndose a otros por la base y el del rombo. Cuando los Tercios emprendían un sitio se realizaban obras de atrincheramiento para rodear la ciudad, aproximando los cañones y minas a las murallas, manteniéndose un escuadrón en la reserva para prevenir la salida de los sitiados y éste también les protegía en caso de retirada. La doctrina de la época establecía oponer las picas a la caballería, los arcabuceros a los piqueros y lanzar la caballería contra los arcabuceros, aprovechando que estos después de realizar el primer disparo, eran muy vulnerables mientras recargaban el arma. Durante los primeros envites del combate para cubrir las primeras pérdidas de los piqueros, los compañeros adelantaban un paso para componer la posición cuando esta quedaba vacía, dando la impresión de un cuadro compacto.
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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Mar Sep 04, 2012 12:10 pm


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La falta de pagas

La reina Isabel I de Inglaterra se había separado de la Iglesia de Roma y ella veía con simpatía la reforma protestante en los Países Bajos, pero por el tema de Calais, aún estaba enemistada con Francia y no se atrevía a romper con España, en aquella época considerada invencible en Europa. Los navegantes ingleses estaban en desacuerdo con la bula de Alejandro VI, que repartía el nuevo mundo entre España y Portugal y atacaba sin tregua a un Impero demasiado extenso para estar bien defendido. Hubo un episodio en esta guerra económica en que una flota española procedente de las Indias y cargada con 450.000 ducados para satisfacer las pagas de los soldados de Flandes, debido al mal tiempo en el Mar del Norte, tuvieron que refugiarse en el puerto inglés de Plymouth , cuyo país era aliado de España, y la reina de Inglaterra se apoderó del oro español y no hubo forma humana de que retornara el mismo. El 1575 fue un año crítico para la Hacienda real , el 14 de septiembre se publicó un decreto real en el que se suspendían los pagos de todos los créditos garantizados por los ingresos de la corona, los banqueros se negaban a prestar más dinero a las arcas reales y en el 1576, año de la muerte de D. Luis de Requesens, gobernador general y del saqueo de Amberes se debían a los Tercios unos seis millones de escudos. Corrió como la pólvora la noticia que el poco dinero disponible se emplearía en licenciar a los alemanes del conde Aníbal de Altemps y la reacción de los españoles de las islas neerdanlesas fue inmediata, los cuales entraron por Brabante y se apoderaron de Alost, como prenda de sus pagas no recibidas. Lo cual provocó en Bruselas unas manifestaciones antiespañolas por la proximidad de los insurrectos, pero luego pusieron sus ojos en la riquísima Amberes , emporio del comercio del Mar del Norte y centro de la economía y comercio europeos. Así la guarnición de Amberes y los soldados de Alost, se hicieron con la ciudad después de una breve lucha y después de muchos meses de privaciones iniciaron el 4 de noviembre de 1576 un terrible saqueo, quemando edificios magníficos, acuchillando unos 7.000 vecinos, este saqueo se prolongó durante más de tres días y las calles estaban sembradas de cadáveres, con los dedos y orejas cortados para llevarse las joyas.

Esta pagina negra de nuestra Historia, solo fue comparable al “Sacco di Roma”, por las tropas del condestable de Borbón. Esa misma fecha del saqueo llegaba a Luxemburgo el nuevo gobernador general D. Juan de Austria.

Esta fue una constante en la historia de los Tercios, ya que las debilitadas arcas del estado muchas veces no podían satisfacer todas las necesidades de las tropas. Esto fue muy perjudicial par los intereses hispanos, ya que en muchas ocasiones se perdía lo que tanto había costado conseguir. Ya que a menudo se les adeudaba los haberes de varios años, lo que conllevaba que estas se amotinaran paralizando las operaciones de la ofensiva. Si estas tardaban un plazo de unos 30 meses en llegar, cosa que ocurrió en algunos momentos, los motines estuvieron al orden del día.

En estos motines no se cuestionaba la lealtad al rey, ni paralizar la guerra, ni sabotear el orden establecido, pero llegado este momento los soldados ya no obedecían a ninguna autoridad oficial, y se dejaban guiar por el “electo”, una especie de delegado sindical, el cual asesorado por un consejo, llevaba a cabo las negociaciones con las autoridades para que se tuvieran en cuenta sus derechos económicos y sus condiciones de vida.

Cuando todo esto fallaba entonces eran los motines el último recurso con que contaban los Tercios para lograr ser escuchados, dando rienda suelta a la llamada “furia española” y que desemboco en los tristes sucesos de Haarlem(1573), Alost(1576) y el más celebre de todos, el ya citado de Amberes(1576) en los que durante días se robaba, saqueaba, violaba y asesinaba, siendo el peor periodo, el comprendido entre los años 1572 y 1607.
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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Mar Sep 04, 2012 12:12 pm


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El Camino español

Uno de los principales problemas con que se encontraba España en la guerra de Flandes era el desplazar las tropas hacía aquellas tierras, de una manera más o menos constante y segura, en la década de 1540, debido a la guerra con Francia, España dominaba el océano y tenia la protección de los puertos ingleses e incluso podía repostar en Calais , estas se hacían desde las costas cantábricas, pero a partir de 1558, en que Francia recuperó Calais, que estaba en manos inglesas, las comunicaciones por mar se habían vuelto sumamente difíciles. En 1568 en el puerto francés de La Rochelle, los hugonotes habían formado una flota de unos 70 barcos con la intención de ayudar a los calvinistas de Flandes, a los que se unieron los “ Wasserguessen” o Gueux del Mer llamados “mendigos del mar” , holandeses que fueron expulsados de su país por tomar parte de las revueltas en su país de 1566-67, los cuales organizó para su provecho el Príncipe de Orange y todos juntos se unieron en la tarea de piratear los barcos españoles. Fue el Cardenal Granvela el que tuvo la idea , que en un principio era para asegurar el viaje de Felipe II a Flandes, este le comentó al rey que la manera mas segura y cómoda para ese viaje, era partiendo de España vía Génova, pasando por la Lombardía y a partir de ahí continuaba por Saboya, el Franco Condado y Lorena.

Por éste motivo se estudio la manera que las tropas españolas utilizaran también un corredor militar, que abarcara ese paso por los dominios españoles en el Norte de Italia y los Países Bajos( Estos territorios que pertenecían la Corona española, eran la Lombardía, el Franco Condado y el Luxemburgo español, y otros de los cuales la Corona era aliado de sus respectivos mandatarios, como Génova, Saboya, Lorena y el obispado de Lieja ), para así asegurar el flujo constante de transportes, tropas y dinero, dicho corredor paso a llamarse “el camino español” . Este camino no estaba inventado, ni monopolizado por los españoles, sino que era un flujo constante de mercaderes y viajeros. Pero en el 1567 ,el Duque de Alba con su proverbial minuciosidad y ayudado por Francisco de Ibarra enviaron un ingeniero especializado con 300 zapadores para adecuar y ensanchar los caminos, desde el valle de Novalesa por Ferreira hasta el desfiladero del Monte Cenís, o sea del itinerario que habían de seguir sus tropas, por lo cual se considera al Duque de Alba el artífice de este camino que desde 1567 al 1622 , permitió a nuestras tropas una libre y segura comunicación con Flandes. También fue el Duque de Alba el primero en cruzar el “camino español” en el 1567 , con unos 10.000 hombres, tardando 56 días, siendo la mejor marca de velocidad la conseguida por los tercios de Lope de Figueroa, que hizo el camino, con 5.000 hombres en el tiempo record de 32 días, con la dificultad de hacerlo en invierno.

Este camino funcionaba por un sistema de etapas, donde se habían establecido con antelación los lugares donde las tropas habrían de pernoctar tras sus jornadas de viaje, y en esos lugares se llevaban víveres y provisiones, a través de contratas con particulares, también llamadas “asientos”. Se había creado la figura del “comisario especial”, encargado de gestionar con cada gobierno el itinerario de las tropas y sus necesidades, siendo el tiempo medio en recorrer este camino, de un mes y medio, siempre y cuando no hubiera ningún fallo.

Pero fue en el año 1622 cuando Francia encontró la manera de poner fin a esta ruta, llegando a un pacto de intereses con la casa de los Saboya , el cual firmó una alianza con éstos para evitar el paso de los españoles por su territorio. Esto obligo a nuestros gobernantes a buscar otro paso similar para nuestras tropas, tomando como punto de partida, como en el anterior, Milán y discurriendo por los valles, Engadina, en los Grisones y Valtelina hasta Landeck (Tirol) , se internaba en Alemania, cruzando el Rhin por Breisach hasta llegar a los Países Bajos por Lorena. Este segundo camino se acabó con la invasión de Valtelina y Lorena por Francia. Siendo la última victoria de los Tercios la batalla de Valenciennes(1656) contra Francia.
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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Mar Sep 11, 2012 1:04 pm


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Los “encamisados”

Estas acciones, más propias de la guerra moderna de comandos, eran las que ideadas por el Duque de Alba, se perpetraban en misiones nocturnas , siempre sorpresivas, contra las posiciones enemigas. Estas tropas irrumpían en los campamentos, sembrando el terror y causando el mayor daño posible, para después escudados en la noche retirarse. Llevaban una camisa blanca , encima de las corazas, para distinguirse en las noches cerradas de la húmeda Flandes y de aquí les viene dicho sobrenombre.

Episodios célebres fueron la defensa de Gemmingen(1568), la batalla de Mock(1574), y las tomas de Maastrich(1579), Amberes (1585), Ostende(1604), Breda(1625) y la batalla de Rocroi(1643).

Teniendo en cuenta que los Tercios contaron en Flandes con unos efectivos de 57.500 infantes, 4.780 soldados de caballería, 3.600 artilleros, 4.121 gastadores, 3.000 efectivos de transporte y 9.000 soldados de los Tercios del Mar, entre todos sumaban 82.001 efectivos que se enfrentaron con Holanda y Flandes en pié de guerra, y con los ejércitos franceses e ingleses que estos enviaron a la zona en conflicto, durante los ochenta años que duró la contienda, no creo que nadie ponga en tela de juicio el gran papel de estos soldados.

El enmascarado

Era proverbial el sentido de la camaradería entre los compañeros de armas de los Tercios, siendo la anécdota del “Enmascarado” una de las más famosas que sobre la camaradería se escribieron. Cuéntase que la viuda de Lamoral, conde de Egmont el día anterior a la detención de su esposo, recibió la visita de un personaje enmascarado, cuyo nombre no quiso revelar, para avisarle de su detención y proporcionarle así la fuga. El conde no quiso dar crédito a sus palabras, ya que no había faltado al rey y por ende no había que temer por su vida. A pesar de que este caballero no se quiso identificar, todos lo reconocieron como Julián Romero, uno de los más destacados maestres de los Tercios y antiguo compañero de armas de Egmont ,en las batallas de S. Quintín y Gravelinas. Este personaje, que fue inmortalizado por el Greco en una de sus obras y por Lope de Vega en sus escritos, fue el jefe de la guardia que le acompañó al patíbulo, sin poder contener las lagrimas. Esta muerte a todas luces injustificada, ya que a pesar de ser ahijado de Carlos V, Egmont fue detenido, procesado y decapitado, junto al conde de Horn, en 1567, estos dos personajes fueron muy ingenuos y no se percataron de las intrigas políticas en las que estuvieron envueltos, y fueron muy críticos con el cardenal Granvela y con el Rey, pero nunca incurrieron en la herejía y menos en la traición, y pesar de que les pusieron en aviso del peligro que corrían con la llegada del Duque de Alba, ellos estaban convencidos de su inocencia , y prefirieron quedarse antes que huir.

Otra de las muchas leyendas que se escribieron sobre su muerte, contaba que la gente, apenada por su muerte fue hasta el patíbulo y mojaron sus pañuelos en las sangre de los condes, considerados mártires, para guardarlas como si de una reliquia se tratara. Estas muertes inspiraron el himno nacional holandés “el Wihelmus” , pero luego se cambió la letra por otra inspirada en Guillermo de Orange.
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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Mar Sep 11, 2012 1:38 pm


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Sitios célebres de los Tercios de Flandes

El sistema empleado por los Tercios en el sitio de las plazas fuertes. Era el clásico imperante en la época, constaba de 4 operaciones fundamentales:

Cerrar las comunicaciones con el exterior, aislar la plaza sitiada para que no pudiera recibir socorro del exterior
Aniquilar los recursos defensivos de la plaza
Aproximación a la misma construyendo obras especificas, llamadas aproches
Penetración después de conseguir abrir un boquete o brecha en la muralla defensiva, abierto en base a la acción artillera, minas, etc. . . conseguir entrar en la plaza para rendirla.

Ostende 1601-1604

Esta ciudad flamenca, situada al oeste de Brujas, contaba con un dique de piedra de 10 metros de alto y un puerto con gran cantidad de exclusas para evitar que las aguas lo cegaran, aislado de tierra firme por un terreno pantanoso, al este tenía el canal Geule, ancho, profundo y navegable, puerta de entrada de los barcos en la villa , el oeste el canal Old Haven, poco navegable ,pero difícil de vadear, estos canales estaban regulados por las esclusas de la ciudad y por el norte una gran vía abierta al mar del Norte, por donde podían recibir suministros durante la pleamar. Las características del terreno, rodeada de foso y canales . Esta ciudad resistió los ataques de los Tercios españoles durante tres años, desde agosto de 1601 hasta septiembre de 1604.

En esas fechas gobernaba los Países Bajos, el archiduque Alberto y estaba en guerra con Mauricio de Nassau, príncipe de Orange y a mediados de 1601 empezaron a llegar las primeras tropas de los Tercios de Italia, mandados por Juan de Bracamonte, el conde de Trivulcio, el marqués de Bella, y Juan Tomás Espina. Estas tropas estaban financiadas por el archiduque Alberto, con generosas aportaciones de dinero, además también contaban con una aportación de unos 300.000 florines mensuales que aportaban las demás plazas holandesas leales al Rey de España, molestas por las continuas incursiones que los “mendigos del mar” hacían contra Ostende y decidieron empezar el sitio de Ostende y el Papa Clemente VIII, también colaboró con la causa católica, con dinero y asesores militares. En julio de 1601, las tropas mandadas por el archiduque Alberto de Austria, con un total de entre 12.000 y 20.000 soldados de los Tercios españoles (reclutados en todas las posesiones de los Habsburgo, españoles, portugueses, alemanes, valones, suizos, italianos, borgoñeses, irlandeses y flamencos leales a España. Esta ciudad estaba bajo el mando del general inglés Francis Vere, uno de los más célebres de la época, héroe de la batalla de Nieupoort, uniendo a sus conocimientos, su valor y una extraordinaria sangre fría, contaba con 7.000 u 8.000 hombres, contando unos 2.000 ingleses.

Tenía unas buenas fortificaciones, no en vano fueron construidas bajo el mandato del Duque de Alba, sus defensas fueron completadas por las Provincias Unidas (Holanda), tenía pues fama de inexpugnable, estaba bien aprovisionada de víveres y municiones, por la parte norte, ya que los Tercios no podían cerrar esta zona por la superioridad numérica de los barcos holandeses, y estaba apoyada por tropas inglesas, con una gran diferencia con otras plazas holandesas, que habían cambiado de manos durante la guerra, Ostende nunca había caído en manos españolas , siendo como era la única plaza fuerte holandesa en Flandes. Alejandro Farnesio, duque de Parma, en el 1587 ya había desechado su conquista por considerarla una empresa suicida. Aparte de las ya mencionadas tropas inglesas y también de escoceses, los sitiados recibieron ayuda de los príncipes alemanes y de Francia, interesada en impedir que Flandes no fuera española.

En los primeros meses los sitiadores consiguieron algunos éxitos y Vere empezó a ver la necesidad de rendirse, de julio a diciembre de este año (1601), la artillería española había disparado 163.000 proyectiles contra la ciudad; considerando éste el intercambio de prisioneros por ambos bandos, mientras continuaban las negociaciones, pero estas se truncaron a recibir la llegada de tres naves de socorro con 600 zelandeses, Vere rompió las negociaciones, a lo que respondió al archiduque Alberto endureciendo el sitio y ordenando un ataque total y los sitiadores se apuntaron unos primeros éxitos, que costaron a los Tercios la pérdida de 1.200 a 2.000 hombres ante las murallas, fueron cercenados por Vere, abriendo las esclusas y ahogando otros 2.000 hombres. Al ordenar Alberto de Austria un nuevo asalto los soldados se le amotinaron, ya que culpaban a sus mandos de enviarles a una muerte segura y Alberto tuvo de cortar de raíz el motín, fusilando a unos 40 de los más alborotadores. A partir de marzo de 1602 en que Francis Vere fue sustituido tomaron el mando de la plaza fuerte hasta un total de seis gobernadores durante los tres años de sitio.

La corte de Felipe III recibió a los hermanos Spinola, Federico y Ambrosio, los cuales se pusieron al servicio del rey, habiendo convencido a este que para conquistar Ostende era preciso destruir las fuerzas navales holandesas, y el rey puso al servicio de Federico seis galeras, con las cuales perpetró graves daños a los holandeses, siendo después reforzadas por otras ocho galeras, cinco de las cuales se perderían en los enfrentamientos con los holandeses, continuando hostigando a los “mendigos del mar” hasta que murió en un combate al recibir un balazo.

Mientras tanto Ambrosio Spinola, con el apoyo del conde de Fuentes, gobernador de Milán, y empeñando su propio patrimonio y con el crédito de los banqueros genoveses, consiguió armar un ejército de 8.000 hombres y con ellos fue a reforzar las tropas del archiduque Alberto, este había sufrido un nuevo amotinamiento, debido a la falta de pagas, de unos 3.000 soldados italianos, los cuales se pasaron al enemigo. En octubre de 1603 Spinola sustituyo al archiduque Alberto en el mando de los sitiadores, tan pronto tomó el mando Spinola se dedicó a multiplicar las trincheras, aumentando la construcción de fuertes, colocándose casi encima de Ostende y al acudir Mauricio de Nassau en la ayuda de los sitiados, y ver las trincheras de los sitiadores no se atrevió a atacarlos, por temor a los canales, diques y pantanos en medio de los cuales se habían construido las fortificaciones. Durante el largo sitio de esta ciudad,(más de tres años) se tuvo de modificar la técnica existente para el sitio de ciudades, consistente en cavar trincheras hasta las murallas y la introducción de minas subterráneas, pero esta ciudad holandesa tenía la particularidad de estar rodeada de canales y fosos.

Entre todos los ingenieros militares de los tercios, destacó uno, Pompeo Targone, italiano, que puso en práctica en este célebre sitio algunas de sus invenciones : las vulgarmente llamadas “salchichones” , las cuales eran unas estructuras de mimbre, rellenas de piedras que se utilizaron para vadear el canal Old Haven, pero otro de los canales, el Geule más profundo y caudaloso no permitían la técnica de los salchichones, entonces las tropas del conde de Bocquoi , construyeron un dique encarado al puerto, en el que se montaron cañones, los cuales hicieron imposible la llegada de refuerzos marinos. Otras de sus invenciones no tuvieron tanta fortuna, como el mismo puente Targone, un puente levadizo móvil, el propio Spinola hizo notar que un solo disparo de cañón que impactase en una de sus ruedas lo inutilizaría y también el de la artillería montada en barcas, que se hundieron en su primera travesía sin poder hacer ningún disparo de cañón.

El 20 de septiembre de 1603, Daniel D´Hertaing rindió la plaza a Spinola, los 3.000 sitiados fueron respetados, se estima que durante el sitio perdieron la vida unos 100.000 hombres; 45.000 de los sitiados y 55.000 de los sitiadores ( 70.000 hombres los sitiados y 40.000 hombres los sitiadores, según otras fuentes).Pero los objetivos estratégicos de la conquista de Ostende se vieron frustrados por la conquista por parte de los zeelandeses del puerto de L´Esclusa. Ambrosio Spinola fue nombrado Maestre de campo general, mando supremo del ejército de Flandes.
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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Mié Sep 12, 2012 1:18 pm


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Batalla de Pavía

Fue una batalla mantenida el 24 de febrero de 1525 entre el ejército francés al mando del rey Francisco I y las tropas germano-españolas del emperador Carlos V, con victoria de estas últimas, en las proximidades de la ciudad italiana de Pavía.

En el primer tercio del siglo XVI, Francia se veía rodeada por las posesiones de Carlos I de España. Esto, unido a la obtención del título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por parte del borgoñón (1519), puso a la monarquía francesa contra las cuerdas. Francisco I de Francia, que también había optado al título, vio la posibilidad de una compensación anexionándose un territorio en litigio: el ducado de Milán, más conocido como Milanesado. A partir de ahí, se desarrollaría una serie de contiendas de 1521 al 1524 entre la corona Habsburgo de Carlos V y la corona francesa de la Casa de Valois.

La primera batalla tuvo lugar en Bicoca (cerca de Monza). La victoria aplastante de los tercios españoles hizo que en castellano la palabra «bicoca» pasara a ser sinónimo de «cosa fácil o barata».

En la segunda batalla, la del Sesia, un ejército francés de 40.000 hombres comandado por Guillaume Gouffier, señor de Bonnivet, penetró en el Milanesado, pero fue igualmente rechazado. El marqués de Pescara, Fernando de Ávalos y Carlos III de Borbón (que recientemente se había aliado con el emperador Carlos) invadieron la Provenza. Sin embargo perdieron valioso tiempo en el sitio de Marsella, lo que propició la llegada de Francisco I y su ejército a Aviñón y que los imperiales se retiraran. El 25 de octubre de 1524, el propio rey Francisco cruzó los Alpes y a comienzos de noviembre entraba en la ciudad de Milán (poniendo a Louis II de la Trémoille, como gobernador) después de haber arrasado varias plazas fuertes. Las tropas españolas evacuaron Milán y se refugiaron en Lodi y otras plazas fuertes. Mil españoles, cinco mil lansquenetes alemanes y 300 jinetes pesados, mandados todos ellos por Antonio de Leyva, se atrincheraron en la vecina Pavía. Los franceses sitiaron la ciudad con un ejército de aproximadamente 30.000 hombres y una poderosa artillería compuesta por 53 piezas.

Antonio de Leyva, veterano de la Guerra de Granada, supo organizarse para resistir con 6.300 hombres más allá de lo que el enemigo esperaba, además del hambre y las enfermedades. Mientras tanto, otras guarniciones imperiales veían como el enemigo reducía su número para mandar tropas a Pavía. Mientras los franceses aguardaban la capitulación de Leyva, recibieron noticias de un ejército que bajaba desde Alemania para apoyar la plaza sitiada: más de quince mil lansquenetes alemanes y austríacos bajo el mando de Jorge de Frundsberg, tenían órdenes del Emperador de poner fin al sitio y expulsar los franceses del Milanesado.

Francisco I decidió dividir sus tropas. Ordenó que parte de ellas se dirigieran a Génova y Nápoles e intentaran hacerse fuertes en estas ciudades. Mientras, en Pavía, los mercenarios alemanes y suizos comenzaban a sentirse molestos porque no recibían sus pagas. Los generales españoles empeñaron sus fortunas personales para pagarlas. Viendo la situación de sus oficiales, los arcabuceros españoles decidieron que seguirían defendiendo Pavía aún sin cobrar.

A mediados de enero llegaron los refuerzos bajo el mando del marqués de Pescara, Fernando de Ávalos, el virrey de Nápoles, Carlos de Lannoy, y el condestable de Borbón, Carlos III. Avalos consiguió capturar el puesto de avance francés de San Angelo, cortando las líneas de comunicación entre Pavía y Milán. Posteriormente conquistaría a los franceses el castillo de Mirabello.

Finalmente llegaron los refuerzos imperiales a Pavía, compuestos por 13.000 infantes alemanes, 6.000 españoles y 3.000 italianos con 2.300 jinetes y 17 cañones[4] los cuales comenzaron a abrir fuego el 24 de febrero de 1525. Los franceses decidieron resguardarse y esperar, sabedores de la mala situación económica de los imperiales y de que pronto los sitiados serían víctimas del hambre. Sin embargo atacaron varias veces con la artillería a los muros de Pavía. Pero las tropas desabastecidas, lejos de rendirse, comprendieron que los recursos se encontraban en el campamento francés, después de una arenga dicha por Leyva.

Formaciones de piqueros flanqueados por la caballería comenzaron abriendo brechas entre las filas francesas. Los tercios y lansquenetes formaban de manera compacta, con largas picas protegiendo a los arcabuceros. De esta forma, la caballería francesa caía al suelo antes de llegar incluso a tomar contacto con la infantería.

Los franceses consiguieron anular la artillería imperial, pero a costa de su retaguardia. En una arriesgada decisión, Francisco ordenó un ataque total de su caballería. Según avanzaban, la propia artillería francesa (superior en número) tenía que cesar el fuego para no disparar a sus hombres. Los 3.000 arcabuceros de Alfonso de Ávalos dieron buena cuenta de los caballeros franceses, creando desconcierto entre estos. Mientras Lannoy al mando de la caballería y el marqués de Pescara, en la infantería, luchaban ya contra la infantería francesa comandada por Ricardo de la Pole y Francisco de Lorena.

En ese momento, Leyva sacó a sus hombres de la ciudad para apoyar a las tropas que habían venido en su ayuda y que se estaban batiendo con los franceses, de forma que los franceses se vieron atrapados entre dos fuegos que no pudieron superar. Comenzaron por rodear la retaguarda francesa (mandada por el duque de Alenzón) y cortarles la retirada. Aunque agotados y hambrientos, constituían una muy respetable fuerza de combate. Bonnivet, principal consejero militar de Francisco, se suicidó. Los cadáveres franceses comenzaban a amontonarse unos encima de otros. Los más, viendo la derrota, intentaban escapar. Al final las bajas francesas ascendieron a 8.000 hombres.

El rey de Francia y su escolta combatía a pie, intentando abrirse paso. De pronto, Francisco cayó, y al erguirse, se encontró con un estoque español en su cuello. Un soldado de infantería, el vasco Juan de Urbieta, lo hacía preso. Diego Dávila, granadino, y Alonso Pita da Veiga, gallego, se juntaron con su compañero de armas. No sabían a quien acababan de apresar, pero por las vestimentas supusieron que se trataría de un gran señor. Informaron a sus superiores. Aquel preso resultó ser el rey de Francia. Otro participante célebre en la batalla fue el extremeño Pedro de Valdivia, futuro conquistador de Chile y su amigo Francisco de Aguirre.

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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Mié Sep 12, 2012 1:23 pm


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Sitio de Breda

El asedio de Breda tuvo lugar en 1625, durante el transcurso de la Guerra europea de los Treinta Años y de la Guerra de los Ochenta Años en Flandes, que enfrentaba a los tercios españoles con las fuerzas de las Provincias Unidas de los Países Bajos; la ciudad fortaleza de Breda, bajo el gobierno de Justino de Nassau, fue sitiada y finalmente conquistada por los ejércitos españoles bajo el mando de Ambrosio Spínola en 1625.

La rendición de Breda fue una de las victorias más famosas de Spinola y de España, sirviendo como fuente de inspiración a varias obras artísticas.

Bajo las órdenes de Spinola, los españoles asediaron Breda en agosto de 1624, en contra de los deseos del rey Felipe IV. La ciudad estaba fuertemente fortificada y defendida por una guarnición de 14.000 soldados. Spínola lanzó un ataque contra el ejército holandés al mando de Mauricio de Nassau intentando cortar sus suministros y resistencia, mandando construir trincheras, barricadas, fortificaciones y túneles subterráneos, pero los defensores contrarrestaron esta maniobra construyendo túneles de intercepción inutilizando la mayoría de ellos. Los defensores resistieron durante casi 11 meses con las reservas que quedaban. En febrero de 1625, una fuerza de 6.000 ingleses bajo el mando de Ernesto de Mansfeld y 2.000 daneses al mando de Steslaje Vantc, que murió en combate, no consiguió aliviar a la ciudad debido a la acción de una fuerza de 300 infantes ligeros, 158 piqueros y 65 ballesteros Españoles provenientes de Den Bosch que llegaban como refuerzo y que resistieron a los daneses en un montículo próximo al camino. Fuerzas inglesas que llegaron en auxilio de los sitiados tampoco lograron romper el asedio español a la ciudad.

Justin de Nassau se rindió en Breda en junio de 1625 después de un costoso asedio que dejó miles de muertos y mutilados en ambos bandos, y entre ellos, despues de enfermar, se encontraba su hermano Mauricio de Nassau, que murio por enfermedad contraída en la campaña.

El asedio de Breda fue la victoria más importante de Spinola y una de las últimas de España en la Guerra de los Ochenta Años. Fue parte de un plan para aislar la república de su hinterland. Sin embargo, en 1629 después de la captura de Piet Hein de la flota de Indias, el estatúder Federico-Enrique pudo conquistar la ciudad fortaleza de 's-Hertogenbosch, rompiendo el bloqueo por tierra. Los esfuerzos de España en los Países Bajos disminuyeron a partir de entonces por la falta de fondos robados de los ejércitos españoles, de su antigua energía y de luchas internas que entorpecieron la libertad de movimiento de Spinola. No obstante, el asedio de 1625 captó la atención de los príncipes de Europa y, durante un tiempo más largo, los ejércitos españoles intentaron recuperar la formidable reputación que habían conseguido bajo Carlos V. La batalla de Rocroi disipó esta ilusión en 1643.

Este asedio es más conocido por el tema del lienzo de Diego Velázquez de 1635, La rendición de Breda.

La ciudad permanecería bajo dominio español hasta 1637, cuando el estatúder Federico Enrique de Orange-Nassau la recuperaría para las Provincias Unidas tras el asedio de Breda de 1637.

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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Jue Sep 20, 2012 9:56 pm



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Tercio Viejo de Lombardía

El Tercio Viejo de Lombardía o de Milán es, junto a los tercios viejos de Nápoles y Sicilia, uno de los primeros tercios que se crearon gracias a las ordenanzas de Carlos I de España de 1534 y 1536 y es conocido como "el osado".

Su objetivo con este tercio era defender el ducado de Milán o reino de Lombardía (con este nombre fue bautizado), posesiones del rey tras las guerras de Italia de finales del siglo XV e inicio del siglo XVI.

En un principio se llamó Tercio Ordinario del Estado de Milán, pero en 1560 pasaría a llamarse Tercio Viejo de Lombardía hasta su disolución en 1589

Este Tercio Viejo se desplegaba por el Milanesado con guarniciones en:

1.Milán
2.Cremona
3.Mantua
4.Sondrio
5.Varese
6.Pavía
7.Brescia
8.Bérgamo
9.Como

Sus plazas fuertes, además del castillo de Milán eran Castiglione, Mantua y San Germano (Piamonte)

Sin embargo y debido a las continuas guerras del rey con otras naciones y potencias europeas, tuvo que trasladarse a zonas tan lejanas como Flandes.

El Tercio Viejo de Lombardía, era hacia 1589, la flor y nata de los veteranos españoles, según un capitán, era el "padre de todos los tercios". El tercio estaba mandado por Sancho Martínez de Leyva y se encontraba en Flandes, pero estaba gobernado por el conde de Mansfelt, cosa que no se veía bien entre la tropa, pues querían ser gobernados por un español antes que por un alemán, además, se rumoreaba que el conde de Mansfelt parlamentaba a veces con rebeldes y que se había pasado al otro bando. Cuando en invierno de 1589, el conde de Mansfelt ordena llevar al tercio a pasar el invierno en una isla del río Mosa, el tercio desobedeció la orden. En 1585 los españoles habian caído en una encerrona de los holandeses allí (ver Milagro de Empel), y los españoles pensaban que el de Mansfelt los llevaba a la muerte. Este ambiente tan hostil se sumaba a las bajas y al agotamiento y el frío que el tercio llevaba arrastrando desde hace tiempo. Los soldados, tras un tiempo deciden dejar el motín, pero las noticias llegan a Alejandro Farnesio que decidió, como castigo para ellos y posibles tercios que se podían amotinar, deshacer el Tercio Viejo de Lombardía, llevando a todos los soldados del tercio a otras compañías. Leyva y otros capitanes no supieron si acatar la orden y al final cedieron, el alférez del tercio plegó la bandera y rompió el asta, luego los alféreces de las compañías siguieron el ejemplo.

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Re: Los Tercios Españoles

Notapor Juanete » Jue Sep 20, 2012 10:06 pm


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Tercio Viejo de Sicilia

El Tercio Viejo de Sicilia es uno de los tercios viejos que fueron creados por orden de Carlos I de España en sus ordenanzas de 1534 y 1536, donde se crearon los tres primeros tercios, entre ellos el Tercio Viejo de Sicilia. Desde el siglo XVIII el Ejército español ha mantenido la tradición de este Tercio Viejo en uno de sus regimientos.

El objetivo con ello era proteger las posiciones españolas de posibles ataques enemigos en Italia.

El Tercio Viejo de Sicilia recibe el nombre de "viejo" por ser uno de los tres primeros tercios en crearse, inicialmente contó con doce Compañías (de 150 a 200 hombres cada una),

El Tercio Viejo estaba disperso por toda la isla de Sicilia así como en varios destacamento en Calabria y en la Marina de Catanzaro.

Su primera misión consistió en una expedición para ocupar La Goleta, entonces bajo dominio otomano, objetivo que pudo realizar satisfactoriamente. Entre 1542 y 1544 e enfrentó a Francia en el Piamonte y desde 1550 realizó varias campañas en contra de los turcos hasta el año 1571, cuando la escuadra otonama fue derrotada en la Batalla de Lepanto, en la que el Tercio Viejo también participó.

Entre 1571 y 1588, el Tercio de Sicilia luchó en Flandes contra el príncipe Guillermo de Orange, en Túnez (de nuevo frente a los turcos) y, en el año 1580, en la conquista de Portugal.

En 1588, el Tercio de Sicilia tuvo que enfrentarse a la pérdida de un elevado número de hombres que naufragaron durante el frustado intento de invasión de Inglaterra con la Armada Invencible.

A comienzos del siglo XVII, la unidad pasó a ser conocida como Tercio Fijo de Sicilia, ya que, aunque intervino en varias campañas frente a los otomanos y Francia, se mantuvo en la isla de la que le adoptó su nombre.

En la segunda mitad de aquel siglo participó en un nuevo conflicto frente a Francia y se le encomendó sofocar las insurrecciones de Cerdeña en 1669 y Messina 1673.

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