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la cabra suelta
La Ertzaintza está con Dios
Un policía se niega a ir armado porque su confesión se lo impide y procura sosiego espiritual en una comisaría de Vitoria
11.04.14 - 00:00 - ICÍAR OCHOA DE OLANO | @iciarodeolano
La Ertzaintza está con Dios cuando hace falta. Al menos, en la comisaría vitoriana del edificio Pantikosa. Resulta que uno de los agentes destinados en la 'sucursal' de la Policía autónoma ubicada frente al Hospital Santiago Apóstol es, además de gendarme, pastor evangélico, un estatus que le obliga a sosegar a las ovejas de su rebaño cuando se agitan y le visitan, en plena crisis espiritual, en la oficina. Aunque al otro lado del mostrador aguarde uno, dos o veintitrés ciudadanos encabronados porque les acaban de levantar la cartera en plena calle, la prioridad para el fiel uniformado es mística. Cuando se trata de tramitar, el alma está antes que la denuncia.
Su dogma no sólo le obliga a anteponer su responsabilidad religiosa sobre la laboral. También le impide ir armado. Y el guardia evangélico ejecuta escrupulosamente ese precepto de su credo, aunque prescindir de la pistola le convierta en un policía de 'playmobil' en caso de algarada, motín o atraco bancario. Hay más. Tal y como estipula su confesión, los sábados no presta sus servicios laborales. Si acaso, los estrictamente pastorales. Y así se lo garantiza la jefatura de unidad a la que pertenece.
Las exigencias espirituales del agente eclesiástico, y su celoso cumplimiento de todas ellas, son bien conocidas por el resto de compañeros de un cuerpo que aglutina a cosa de 8.000 hombres y mujeres. En su amplia mayoría, cristianos de formación que bien podrían invocar el sínodo de Laodicea, oficiado allá por el año 364, donde la Iglesia católica santificó los domingos como jornada de reposo, para exigir a la consejería vasca de Interior una equiparación de naturaleza fervorosa. Eso sí, sin discriminar a posibles judíos con txapela roja y placa, musulmanes o ateos.
La idea no es marca de la casa. Pulula por las cabezas de algunos agentes y su rumor ha llegado hasta el mismo despacho de la consejera Estefanía Beltrán de Heredia, en Lakua. Todo parece apuntar, sin embargo, a que la conciliación de la vida laboral de los ertzainas con la espiritual no está por el momento en su hoja de ruta.
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Esto solo puede pasar en esta policía de mentiras de un país que no existe.