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El preso etarra José Manuel Azkarate Ramos se encuentra en paradero desconocido a pesar de que aún le quedan muchos años de prisión por cumplir, de los 51 a los que fue condenado por pertenecer al comando Bizkaia y estar implicado incluso en el secuestro de Juan Pedro Guzmán, un directivo del Athletic de Bilbao. Por increíble que parezca, no es la primera vez que este etarra huye y ésta es la segunda vez que quebranta su condena con el mismo modus operandi.
Con la excusa de las dolencias por la enfermedad cardiovascular incurable que padece, José Manuel Azkarate ya ha conseguido salir dos veces de la cárcel y, las dos ha terminado desapareciendo del mapa y con una orden de búsqueda y captura. En esta ocasión, los ordenadores de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias tienen constancia de su huida desde el pasado día 10 de junio. Por eso, la Audiencia Nacional ha emitido la orden de dar con él para que el etarra vuelva a la prisión de Martutene donde cumplía condena.
Todo comenzó gracias a los beneficios penitenciarios de los que disfrutaba el etarra. A pesar de los graves delitos por los que estaba imputado, consiguió el tercer grado por primera vez en 1992. La jueza Manuela Carmena decidió entonces que el terrorista debía salir en libertad porque sufría varices esofágicas crónicas que le provocaban hemorragias internas frecuentes. Una vez en la calle, José Manuel Azkarate no tardó en escaparse de sus supervisores y no fue capturado hasta el año 2003. Sin embargo, un año más tarde, el etarra volvió a disfrutar de la libertad por su estado físico de salud, pese a que esa enfermedad no le había impedido cometer los delitos por los que estaba condenado. Ahora, vuelve a estar desaparecido.
Por desgracia, no es el único preso que ha obtenido un permiso penitenciario en los últimos tiempos. El Gobierno de Zapatero ha puesto en libertad con condiciones, también por motivos de salud, a otros ocho presos de la banda terrorista ETA. Según la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, estos ocho etarras padecen enfermedades graves y, por eso, cumplen prisión atenuada y están sometidos a medidas de control telemático, un dispositivo que "supone una cautela añadida" según Instituciones Penitenciarias. No obstante, parece que el control no está siendo suficiente, teniendo en cuenta la misteriosa desaparición de José Manuel Azkarate.
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