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Josu empezó a perforarse las orejas con 16 años, mucho antes de entrar en la Ertzaintza, como una muestra de «rebeldía» y como una forma de reafirmar su identidad. Hoy, a sus 45 años, tiene 20 piercings y tatuajes en gran parte del cuerpo. Lleva tanto tiempo con ellos que, para él, ya «no son una cuestión de imagen», sino que forman parte de su vida y su «manera de entender el mundo». Con 20 años de trayectoria en el Cuerpo, Josu no había tenido hasta ahora problemas laborales por sus pendientes. De hecho, durante muchos años su imagen fue «bien recibida» porque permitía infiltrarle en operaciones antidroga y en diversas investigaciones contra la delincuencia. Pero todo cambió hace poco más de un mes, a raíz de la entrada en vigor de la instrucción que regula la imagen corporativa y el comportamiento de los agentes de la Policía autonómica. Una norma que sustituye a otra de finales de la década de los 80.
Desde entonces, Josu ha sido advertido en dos ocasiones por el jefe de la comisaría de Sestao para que se quite los pendientes si no quiere ser expedientado. El ertzaina, que lleva los últimos 7 años trabajando de uniforme, ha decidido acatar la orden para no perjudicar a su familia y porque no quiere manchar un «expediente intachable». «Me los quito en cuanto llego al trabajo y me los pongo antes de salir. Me estoy destrozando las orejas, pero es una cuestión de principios. Nunca he tenido problemas con las normas, pero en este caso se están metiendo con mi libertad», subraya el agente.
Josu insiste en que se trata de una instrucción que «no se adecua a los nuevos tiempos» y que, además, considera «discriminatoria». «Tengo compañeros que también llevan pendientes y nadie les ha dicho nada», censura, antes de insistir en que «nunca» ha tenido problemas con ciudadanos por su imagen. «Lo que la gente quiere es que le ayudes. Y a los delincuentes tampoco les importa si llevas o no pendientes», apunta. En todo caso, lo que «más rabia» le produce es que siente que durante muchos años su apariencia fue «utilizada» por algunos jefes para encomendarle «trabajos peligrosos, como infiltrarme en operaciones de drogas». Por eso, además de enviar una carta de protesta al responsable de la comisaría de Sestao, tiene previsto solicitar el amparo del Ararteko. Y ha recibido el apoyo de Erne, que ha decidido llevar a los tribunales toda la norma sobre imagen corporativa.
Roberto Seijo, portavoz del principal sindicato de la Policía vasca, subraya que, más allá de situaciones particulares, el problema de fondo es una instrucción «rancia» que «recuerda a lo que ocurría hace 35 años».
«Criterio de los jefes»
Erne considera que el Departamento de Interior ha utilizado a Josu como «chivo expiatorio» de una orden que puede llegar a ocasionar «muchísimos problemas» en el cuerpo y que ya ha despertado «muchas protestas» de agentes. «Sus anteriores jefes nos han reconocido que Josu es un gran profesional que les ha venido muy bien para algunas operaciones», asegura.
Seijo entiende que el origen del problema es que se trata de una directriz que «no es clara, concreta, ni concisa». Considera que estas características «poco definidas» otorgan a los jefes de unidad un «amplio margen de interpretación» de la normativa. Lo que provoca a los agentes «una clara inseguridad jurídica» al quedar «sometidos a los criterios de cada jefe». Además, califica de «absurdo» que se relacione «la instrucción a la eficacia de la función policial».
Más allá de las «indefiniciones» que dejan al criterio de los jefes «qué se considera por pelo largo o qué tipo de maquillaje es discreto u ostentoso», Seijo censura que el documento prohiba, entre otras cosas, «consumir cualquier tipo de alimento o bebida en los coches patrulla». «¿Qué pasará cuando haya que hacer seguimientos durante horas?», se pregunta. «Deficiencias» que, a su juicio, tienen el suficiente peso para llevar a los tribunales el conjunto de la norma.
Consultado al respecto, un portavoz del Departamento de Interior aseguró ayer que la prohibición de llevar pendientes se circunscribe sólo a los agentes uniformados y no a los que van de paisano. Además, defendió la necesidad de llevar adelante la normativa porque consideran que «la eficacia policial está muy ligada a la imagen». «Con determinadas imágenes, el concepto de autoridad del agente puede ponerse en entredicho», aseguraron las mismas fuentes.
http://www.diariovasco.com/v/20120211/a ... 20211.html