intervencionpolicial.com |
1. INTRODUCCIÓN
El origen de todos los accidentes con armas de fuego tiene su base en la causalidad, es decir, que éstos no ocurren porque sí, sino debidos una causa. Esta causa puede estar originada tanto por factores humanos como mecánicos.
1.1. Factores humanos.
Hacen disminuir los reflejos y la atención necesaria para manejar un arma de fuego, y por ello son la causa de la mayoría de los accidentes que se producen. Pueden ser de dos tipos:
Propios.
Una confianza exagerada en uno mismo.
Despreocupación e irresponsabilidad.
Un afán de notoriedad.
Bajo estado de ánimo.
Adquiridos.
La fatiga o el cansancio.
El consumo de drogas o bebidas alcohólicas.
La prisa.
El desconocimiento del manejo del arma.
1.2. Factores mecánicos.
Son los fallos propios del arma de fuego, principalmente debidos a: un mal uso, una mala conservación, mala calidad del arma...
Todas las normas de seguridad que vamos a exponer a continuación, no tendrán ninguna eficacia si no somos conscientes del peligro que implica un arma, no somos conocedores o expertos en el manejo y no tenemos sentido común para no desarrollar conductas irresponsables. Es misión de los instructores inculcar estos valores en el Vigilante de Seguridad durante el período de aprendizaje.
2. NORMAS GENERALES DE SEGURIDAD
Tomaremos como normas generales las siguientes:
- La regla básica y fundamental es que en todo manejo de un arma, ésta debe ser tratada como si estuviera cargada aunque estemos completamente seguros de que no lo está. La mayoría de los accidentes son debidos a que no se tiene en cuenta esta regla tan importante; es muy frecuente escuchar: "yo creía que estaba descargada". Por ello cuando nos entreguen un arma, lo primero que debemos hacer es comprobar que se encuentra descargada; en el revólver se hará vascular el cilindro, en una escopeta se tirará del carro hacia atrás comprobando la recámara.
- Estar permanentemente instruido sobre el manejo del arma y familiarizado con ella. Para ello es conveniente realizar entrenamientos frecuentes y hacer prácticas de arme y desarme.
- La dirección de] cañón del arma siempre tiene que estar orientada hacia un lugar seguro, donde no se encuentre persona alguna o la superficie donde pueda impactar un posible disparo accidental no sea dura o se trate de agua, ya que produciría un rebote muy peligroso. Esto se llevará a cabo aunque el arma esté descargada.
- Al tener la sospecha de que nuestra arma ha podido ser manipulada por otra persona, es nuestra obligación revisarla.
- Es fundamental que antes de utilizar un arma revisemos el cañón, ya que éste puede estar obstruido y provocar la explosión de aquélla en el momento de disparar. Los motivos por los que se puede quedar obstruido un cañón, entre otros, pueden ser: dejarnos olvidados algún útil de limpieza, algún cartucho o simplemente que se nos cayó el arma en una superficie de barro provocando un tapón en la punta.
- Las armas siempre deben estar descargadas mientras no se estén usando.
- No inspeccionar ningún arma por la boca de fuego si ésta no está abierta y descargada.
- No manipular el arma bajos los efectos del alcohol ni de determinados medicamentos, ya que esto produciría una disminución en los niveles de concentración y de reflejos.
3. NORMAS ESPECÍFICAS DE SEGURIDAD
3.1 Globales.
Entre las normas específicas globales cabe destacar las siguientes:
- No portar el arma con munición en la recámara.
- No llevar consigo el arma de fuego cuando se prevea el consumo de bebidas alcohólicas (celebraciones, fiestas...).
3.2. En la manipulación.
Nos referimos a manipulación cuando se maneja un arma sin un motivo justificado. Cabe des¬tacar las siguientes normas de seguridad:
- Evitar la curiosidad por las armas ajenas, y más si son de manejo o funcionamiento desconocido.
- Nunca hacer que nuestra arma sea el centro de atención por nuestro empeño en lucir o pre¬sumir de ella en presencia de menores, familiares o amigos.
- Al enfundar o desenfundar el arma, hemos de tener la precaución de no colocar el dedo índice sobre el disparador.
- La manipulación debe hacerse siempre con buena luz, con gafas de vista si se necesitan y en condiciones favorables para que podamos prestarle a ello toda nuestra atención.
3.3. En la limpieza.
La limpieza es una actividad fundamental si queremos que nuestra arma esté siempre en per¬fecto estado de conservación. Las normas de seguridad que debemos seguir son las siguientes:
- La limpieza de] arma de fuego debe llevarse a cabo, si es posible, en lugares idóneos y bajo la dirección de un responsable siempre que sea posible.
- Nunca limpiar el arma en presencia de menores, familiares o terceras personas.
- Cuando nos encontremos fatigados, cansados o bajo los efectos del alcohol, deberemos apla¬zar la limpieza para otro momento.
- Igual debemos posponer la limpieza del arma cuando haga mucho calor, ya que el sudor podría hacer que se nos resbalara de las manos, o cuando haga mucho frío, ya que los dedos podrían quedar agarrotados, con la consiguiente caída del arma al suelo.
- Hay que estar concentrado en lo que se hace y no distraerse con otras cosas, como puede ser ver la televisión.
- En la mecánica de la limpieza existe un orden lógico; por ello utilizaremos el manual y de esta forma se convertirá la actuación en un acto reflejo y ganaremos en seguridad.
3.4. En el domicilio.
-En el domicilio, las armas se guardarán en armeros homologados y bajo llave, extremando las precauciones si convivimos con menores que puedan tener acceso a ellas.
3.5. En el servicio.
En el servicio habrá que adoptar las siguientes medidas de seguridad:
- Portar las armas en fundas adecuadas para impedir que se caigan al movernos.
- Portar las armas sin hacer ostentación de ellas.
- No jugar o bromear con las armas.
3.6. En la galería de tiro.
Además de seguir en todo momento las instrucciones del director de tiro, el Vigilante de Segu¬ridad deberá tomar las siguientes medidas:
- Estar en completo silencio para poder escuchar con claridad todas las instrucciones que nos dé el director de tiro.
- Está totalmente prohibido fumar durante el ejercicio de tiro ya que ello nos podría llevar a tener algún accidente.
- Una vez asignado y colocado cada tirador en su puesto de tiro, no manipular ningún arma ni munición hasta que se les indique.
- No molestar ni distraer a los tiradores que se encuentren en la zona de tiro y menos bro¬mear con ellos.
- No introducir el dedo en el guardamonte hasta que no se piense efectuar el disparo, ya que el nerviosismo o un movimiento brusco pueden hacernos autores de un disparo no deseado en ese momento.
- Tener precaución de no aproximar la mano a la boca de fuego cuando se esté disparando.
- En caso de interrupción del disparo por fallo del arma, la actuación será la siguiente:
• Mantener el arma apuntando hacia el blanco.
• Levantar la otra mano y esperar a que el director de tiro se nos acerque.
- Bajo ningún concepto se volverá el tirador con el arma apuntando hacia atrás.
Ante la voz de alto el fuego, cesarán los disparos y se debe proceder de la siguiente manera:
- En el caso de] revólver se apretará el resorte desplazando lateralmente el tambor y se sacarán todos los cartuchos.
- En el de pistola:
• Extraer el cargador de su alojamiento.
• Dejar la corredera retenida en su parte más atrasada.
- En lo concerniente a la escopeta, ésta se dejará abierta con el cerrojo retenido al final.
- En los tres casos anteriores y una vez comprobada el arma, se dejará encima de la mesa de tiro, en el suelo o dentro de su funda, según lo indique el director de tiro.
- No avanzar hacia los blancos hasta que el director de tiro lo autorice, aunque hayamos ter¬minado de tirar.
- Las armas solamente podrán estar cargadas dentro de la línea de tiro y por indicación del director de tiro.
- Si cayera cualquier objeto al suelo durante la tirada, no lo recogeremos hasta que no este¬mos autorizados para ello por el director de tiro.
- Al trasladar un arma, si es corta se llevará abierta en la mano o en la funda, y si es escopeta se llevará con la recámara abierta y apuntando hacia arriba.
- Para evitar que posibles rebotes u otros elementos pudieran dañarnos los ojos durante la eje¬cución de la tirada, es obligatorio utilizar gafas protectoras.
4. EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
Es especialmente interesante el problema del empleo de la violencia por parte de la autoridad o de sus agentes que puede provocar lesiones e, inclusive, la muerte del que la padece. La gravedad de este hecho a llevado a la jurisprudencia a señalar unos límites, con la idea de evitar todo exceso o desviación de poder. Estos límites son en principio, la necesidad racional de la violencia y su ade¬cuación proporcional al hecho. Aunque algún sector de la jurisprudencia entiende que también es necesaria la agresión ilegítima, manteniendo una casi identidad con la legítima defensa, general¬mente se considera hoy que no es necesario este requisito para justificar el ejercicio de la violencia por la autoridad, porque hay algunas ocasiones en las que la autoridad puede hacer uso de la vio¬lencia sin que haya sido objeto de agresión directa; por ejemplo para reducir a un peligroso delin¬cuente que pretende huir.
En todo caso, más importante que este requisito es el de la necesidad racional de la violencia, ya que ésta, en todo caso, tiene que ser necesaria para restablecer el orden jurídico perturbado, no estando justificada, por innecesaria, si, por ejemplo, es suficiente con cualquier otro tipo de medida no violenta. Finalmente, la violencia, además de necesaria, ha de ser proporcionada a la entidad del hecho que la motivó, evitando cualquier exceso, por más que aparentemente pueda estar auto¬rizada por cualquier tipo de reglamentación administrativa. Actualmente no se considera proporcional usar un arma de fuego contra un individuo que nos ataque con un arma blanca.