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La historia de los bomberos tiene su comienzo en lo profundo de la historia de la humanidad, puesto que podemos estar seguros de que el descuido nació en el hombre antes de la idea de frotar pedernales para hacer fuego con qué cocinar sus alimentos y calentarse en los frios días invernales.
Es lógico pensar que el hombre conoció el fuego a través de la naturaleza y sus fenómenos, tales como el rayo, la combustión espontanea o el voncán en erupción, pero así como la naturaleza le enseñó al hombre lo que era el fuego y los daños que podía ocasionar, le enseñó también como extinguirlo. Fue así como el hombre de la prehistoria pudo ver que el agua que caía en form de llubia apagaba el fuego ocasionado por el rayo o el voncán. De esta manera, a lo largo de los siglos y a lo angcho del mundo, el agua siempre ha sido el principal agente extintor de incendios.
La historia de los bomberos, debidamente organizados, se remonta a los tiempos en que las antigüas ciudades de Grecia y Roma estaban en apogeo de su esplendor, varios siglos antes de la Era Cristiana.
Lentamente estas organizaciones fueron desarrollándose, mejorando en cuanto a técnica y equipo y refiere y a su vez alcanzando un alto grado de eficiencia, sobre todo, durante el primer siglo después de Cristo en la ciudad de Roma.
Sin embargo, el primer cuerpo de bomberos, cuya organización le acretida para llamarse como tal, funcionó en el primer siglo antes de Cristo, organizado en el año 22 por el emperador Augusto César y se componía de seiscientos esclavos a los que se llamaban vigiles.
El cuerpo de vigiles estaba formado por:
- los aquarii (aguadores), transportaban el agua en cadenas humanas.
- los siffonarii, arrojaban el agua al fuego con bombas de mano (siphos)
- los uncinarii, con unas lanzas provistas de ganchos se sujetaban a los techos y paredes en llamas.
Este sistema de esclavos-bomberos funcionó hasta seis años después de Cristo, cuando Augusto reorganizó el cuerpo de bomberos, creando un departamente mejor entrenado y organizado, más a tono con las necesidades y el prestigio de una gran ciudad, la cual era capital del mundo en aquella época. Este departamente rindió espléndidos servicios hasta la caída del Imperio Romano (476 D.C.).
Las primeras máquinas contra incendio funcionaron en la antigüa ciudad de Alejandría en el siglo I A.C.. Consistía en grandes y pesadas jeringas llenas de agua, que bajo presión arrojaban chorros contra el fuego.
Es en 1712 cuando se integra en Francia el primer cuerpo de bomberos debidamente organizado.
La moderna máquina contra incendios prosperó en el siglo XIX, siendo construida en 1829 por George Braithwaits, de Londres, arrojando un chorro de agua a una distancia de 27 metros.