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Continua la campañaEn julio de 1937 el Gobierno de la República ordenó una ofensiva sobre Brunete, como maniobra de distracción que descongestionase Madrid y contuviera el avance del ejército nacional en el Norte, en esos momentos, a las puertas de la provincia de Santander. No obstante, la batalla de Brunete acabó a finales de julio y el general Franco, deseoso de finalizar el episodio del Norte, recuperó para este frente las unidades que había desplazado a las operaciones del centro. La ofensiva era inminente.
El 6 de agosto, un decreto creaba en Santander la Junta Delegada del Gobierno en el Norte, persidida por el general Mariano Gamir Ulibarri, máximo responsable militar, y compuesta por un representante de los Gobiernos del País Vasco, Asturias y Santander. Se trataba así de coordinar las acciones de defensa. En este tiempo, unido a la falta de alimentos, los habitantes de la capital sufrían ataques aéreos regulares, mucho más frecuentes que el año anterior, y se les animaba desde la prensa local a una febril tarea de fortificación. A la vez, se procedía a la evacuación por mar de refugiados vascos con destino a Francia. La defensa del territorio cántabro se confió a 80.000 hombres englobados en cuatro cuerpos de ejércitos: el XIV formado por lo que quedaba del Ejército Vasco, el XV compuesto en su mayoría por tropa cántabra y, en menor medida, los XVI y XVII asturianos. Apoyando a estas fuerzas los republicanos contaban con 50 baterías artilleras, 33 cazas y bombarderos y 11 aviones de reconocimiento. Por su parte, las fuerzas sublevadas constaban de seis brigadas de Navarra y dos de Castilla apoyadas ambas por tres divisiones y una brigada italiana, todas ellas al mando del general Fidel Dávila Arrondo, responsable del Ejército del Norte tras la muerte del general Emilio Mola. A ello hay que sumar un importante apoyo artillero y de aviación. Formaban 90.000 hombres.
La Bolsa de ReinosaEl 14 de agosto comenzaron las operaciones por parte del bando franquista con el bombardeo de las posiciones republicanas mediante artillería y aviación; el primer objetivo fue la fábrica de armamento Constructora Naval de Reinosa y el nudo ferroviario de Mataporquera, atacando la 1ª Brigada Navarra entre el Pico Valdecebollas y Cuesta Labra, ocupando las alturas de la Sierra de Híjar y avanzando hacia Reinosa. Con ello se pretendía amenazar la principal arteria de comunicación del enemigo, dejando así en situación crítica a las fuerzas republicanas que se hallaban al sur de la Cordillera Cantábrica. Este primer día de ataque las brigadas navarras rompieron la línea del frente sur republicana, muy castigada por los bombarderos aéreos. El CTV italiano rompe el frente en Soncillo (entre el puerto de Carrales y la zona de Quintanaentello, Burgos) avanzando hacia El Escudo (Cantabria) y Arija (Burgos); se dan combates aéreos en El Escudo, derribando la aviación republicana un biplano de asalto Romeo Ro 37. Al día siguiente las fuerzas nacionales avanzan, no sin dificultad, por el sector de Barruelo de Santullán hasta Peña Rubia, Salcedillo, Matalejos y Reinosilla, encontrando fuerte resistencia en el Portillo de Suano. El general Gamir Ulibarri planifica una desesperada defensa en la línea norte de Peña Astía - Peña Rubia - Peña Labra. Seis mil soldados republicanos quedan copados en la bolsa de Reinosa. La aviación del bando nacional bombardea Soto-Iruz (causando cuatro muertos y varios heridos) y derriba dos Polikarpov I-16 sobre El Escudo. La IV Brigada Navarra logró romper la resistencia en el Portillo de Suano avanzando y apoderándose del complejo fabril intacto, ante la negativa de los obreros de destruirlo, y entran en Reinosa al anochecer. La brigada de García Valiño proseguiría su avance a lo largo del río Saja, buscando el valle de Cabuérniga.
Las fuerzas italianas avanzaron paralelamente por la carretera Corconte - Reinosa ante la retirada de las fuerzas republicanas por Lanchares hacia San Miguel de Aguayo. A su vez proseguían los ataques al Puerto del Escudo donde la División 55 Montañesa de Choque del Teniente Coronel Sanjuán oponía una fuerte resistencia. Las fuerzas republicanas se retiran por el Valle de Luena volando varios puentes e incendiando varias casas y el Ayuntamiento con su archivo. Pese a las labores de fortificación republicanas, los italianos de la División 23 de Marzo logran conquistar del Puerto del Escudo, copando de este modo a 22 batallones republicanos y consiguiendo reunirse con el resto del ejército en la localidad de San Miguel de Aguayo. Con este rápido ataque en tenaza, las fuerzas nacionalistas logran estrangular la bolsa republicana del Alto Ebro. La destrucción de esta bolsa, con su importante número de fuerzas republicanas, supuso un duro golpe moral para el resto del ejército.
Desastre republicanoA partir de aquí la ofensiva sigue en dos direcciones: por un lado, un sur-norte, profundizando por los cuatro valles que abren camino desde la montaña hacia el Mar Cantábrico con un objetivo claro: la población de Torrelavega que permitiría cortar la retirada hacia Asturias de las fuerzas republicanas. Por otro lado, las fuerzas italianas Flechas Negras abren el frente por el oeste avanzando por la costa y alcanzando los ríos Asón y Agüera. Para el 18 de agosto, todo el sistema defensivo planteado por el general Gamir Ulibarri estaba roto, no pudiendo establecer una línea continua de defensa, ya que el rápido avance enemigo era imparable, desbordando todas las posiciones que le hacían frente. Gamir Ulibarri manda todas las tropas de reserva a vanguardia y solicita al XIV Cuerpo de Ejército el envío urgente de dos brigadas vascas desde Carranza a Ramales de la Victoria. Ese mismo día, tropas navarras ocupan Santiurde en tanto que los italianos alcanzan San Pedro del Romeral y San Miguel de Luena. Al día siguiente los avances de las tropas nacionales por Cabuérniga, Bárcena de Pie de Concha en el valle del Besaya, Entrambasmestas y el valle del Pas obliga a Gamir Ulibarri a dictar rigurosas órdenes para que se resistiese. No obstante, el rápido avance franquista logra rebasar la tercera línea de defensa republicana establecida, por lo que no tuvo más remedio que organizar el plan estudiado de repliegue a la ciudad de Santander. La aviación franquista bombardea la Vega de Pas, destruyendo la iglesia, y por la noche las fuerzas republicanas se retiran de la Vega hacia Selaya. Por su parte, el XVII Cuerpo de Ejército situó una brigada en Torrelavega y la 48 División vasca solicitada por el Jefe del Ejército del Norte se dispone en Puente Viesgo, para defender las comunicaciones con Asturias. Las tropas italianas alcanzan las cumbres de Cildá, Guzparras y Berana, rodeando Alceda y Ontaneda y entrando en Vega de Pas; la aviación republicana ataca la columna italiana que asciende por el puerto de La Braguía, causando numerosas bajas.
El 21 las tropas franquistas entran en San Martín de Toranzo, Selaya, Castillo Pedroso, Quintana de Toranzo, Alceda, Ontaneda, San Vicente de Toranzo, Villacarriedo, Tezanos y Bárcena, alcanzando Santibáñez; la aviación italiana derriba seis Polikarpov I-16 y un Polikarpov I-15 sobre El Escudo.[46] El día 22, las fuerzas nacionales ya estaban a pocos kilómetros de Torrelavega y de Puente Viesgo. Cae Las Fraguas. Todo el XIV Cuerpo de Ejército republicano se prepara para cubrir la línea defensiva del río Asón, con el fin de defender Santander, en tanto que las demás fuerzas intentan salvaguardar las comunicaciones con Asturias. La aviación italiana derriba otros tres Polikarpov I-15 sobre El Escudo; se dan combates entre fuerzas italianas y republicanas; la aviación republicana bombardea Selaya causando tres muertos. Mientras tanto, la noche anterior los tres batallones de nacionalistas vascos de la 50ª División de choque vasca, al mando de Ibarrola, abandonan sus posiciones en el valle del Saja -así como los de la División de Gómez, Cristobal Errandone y Lazcano- desplazándose hacia Santoña. Mientras tanto las fuerzas italianas y las brigadas navarras prosiguen su avance hacia Torrelavega y Cabezón de la Sal.
Dada la situación tan crítica, por la tarde se reúne la Junta Delegada del Gobierno republicano con el fin de estudiar las dos alternativas posibles: retirar el ejército hacia Asturias o replegarse hacia la ciudad de Santander y resistir durante 72 horas más, con el fin de esperar la maniobra de distracción prometida por el Ministro de la Guerra, Indalecio Prieto, que se desencadenaría a partir del día 24 de agosto en el Frente de Aragón (la Ofensiva de Zaragoza). Se opta por esta última alternativa. Las fuerzas armadas vascas comienzan a retirarse en dirección a Santoña, a 30 kilómetros al Este de la capital cántabra. El gobierno vasco desistía de seguir combatiendo tan lejos del País Vasco, y tenía las esperanzas puestas en las negociaciones de su rendición que se estaban llevando a cabo con el gobierno italiano en Roma. El día 24 se renuncia a la defensa de la capital cántabra y Gamir Ulibarri ordena la evacuación general hacia Asturias, aún en manos republicanas. Fuerzas nacionales toman Torrelavega, ocupan a las 18:00 el cruce de Barreda y quedan cortadas la comunicaciones terrestres con Asturias. Las fuerzas republicanas estaban ya copadas y la deserción y huida de los mandos políticos y militares es en ese momento generalizada. Unidades enteras se quedan sin superiores. Ese mismo día el comandante de la División 54, Eloy Fernández Navamuel, sale en avión en dirección a Francia.