Guerra Civil Española

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Vie Jul 27, 2012 9:14 am


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Sitio del Cuartel de la Montaña

El asedio y asalto del Cuartel de la Montaña en Madrid fue uno de los episodios de la sublevación militar de julio de 1936, que dio comienzo a la Guerra Civil Española. La toma del cuartel, realizada el 20 de julio por las fuerzas del orden fieles al gobierno republicano y milicias obreras, fue determinante para el fracaso de la sublevación en Madrid.

Desde la victoria electoral del Frente Popular en las elecciones de Febrero de 1936 se venía fraguando una conspiración por parte de elementos militares (aunque también civiles). La dirección de la misma la ejercía el general Mola, desde Pamplona, encargándose de que las distintas ramificaciones de la misma estuvieran bajo una sola dirección, fuera el caso de la conspiración en el Protectorado marroquí, en las islas Canarias o en la capital, Madrid.

A principios de julio se palpaba como inminente la sublevación, y aunque se desconocía la fecha exacta, tras el asesinato de José Calvo Sotelo ya quedó claro que esta no tardaría en producirse. La fecha original estaba prevista para el día 18 de julio y sin embargo, en Melilla se adelantó el levantamiento (y con esta ciudad, todo el Marruecos español) para el anochecer del 17 de julio. Con ello, a partir del día siguiente la sublevación se extendió por la península.

En Madrid se encontraba la principal concentración de fuerzas militares. La organización militar territorial se componía de los cuarteles de la primera División Orgánica, once regimientos, cuatro batallones independientes, dos grupos de artilleros especializados, las fuerzas y parques dimisionarios y de cuerpo de ejército, el depósito de Remonta, algunas escuelas militares y la administración de los ejércitos. En los alrededores estaban los aeródromos militares de Getafe y Cuatro Vientos con ocho escuadrillas operativas, junto con el recién estrenado de Barajas, de uso civil. En los primeros días de la sublevación se movieron a Madrid diversas compañías de Asalto de las dos Castillas al mando del coronel de caballería Pedro Sánchez Plaza, de cuyo republicanismo no se dudaba. La Guardia Civil estaba a cargo del general Sebastián Pozas Perea y del General José Sanjurjo Rodríguez Arias, como subordinado, ambos militares leales a la República. El total de Madrid era veinticinco compañías de Asalto, catorce de la Guardia Civil, cinco de Carabineros y tres escuadrones de seguridad. Sebastián Pozas era el hombre clave para fracasar la sublevación en Madrid, exhortó a todas las Comandancias de la Benemérita lealtad al Gobierno, ordenando el arresto inmediato de cualquier militar que abandonara su destino.

Mola había diseñado el plan para Madrid confiando sólo en tres generales: general Fanjul, el general García de la Herrán y el general Villegas, a cada uno se le dio un cometido específico para el día 19. El problema era que cada uno de ellos estaba en la reserva, y consiguientemente desconectados de la cadena de mando. Las primeras noticas de la sublevación en África llegan a Madrid por la tarde del 18, y desarrollan una actividad febril en el Gobierno, por entonces ya se sabe que la sublevación lo realiza el General Franco. El domingo 19, tras los fallidos intentos telefónicos del recién Presidente del Gobierno Diego Martínez Barrio de conciliar el Gobierno con los militares sublevados, se da la orden de acuartelar en Madrid las tropas de la Primera División Orgánica ya al mando del general Miaja (nombrado por Martínez Barrio). La instrucción de última hora enviada, procedente de Mola a los tres generales de Madrid es la de contemporizar con el Gobierno hasta la llegada de tropas del norte, y en caso de verse copados sacar las tropas de los cuarteles y dirigirse a la Sierra de Madrid. El día 20 presionado por diversos estamentos dimite Martínez Barrio. La primera división pasa provisionalmente a cargo de Manuel Cardenal Dominicas que finalmente recae en el general Luis Castelló Pantoja que se encontraba de camino desde Badajoz a Madrid desde el día 18. Se hace cargo de la Presidencia José Giral que adopta la decisión de armar a los madrileños, esto suponía sacar el armamento de inmediato los cuarteles. En una reunión nocturna del día 19 decide que el jefe de la 1ª División sea el general Celestino García Antúnez, aunque al día siguiente recayó sobre el general Riquelme. El día 19 con excepción de Marruecos, Pamplona y Zaragoza poco se sabía que guarniciones se encontraban en rebeldía. La situación de la conspiración en Madrid era completamente caótica: nadie parecía saber qué hacer y Mola no había conseguido coordinar las acciones de los conspiradores. No se sabía la actitud de los oficiales del ejército que rodeaban a Joaquín Fanjul o si el comandante de la 1ª Brigada de Infantería (el general Miaja) estaba o no con los rebeldes. En el último minuto ni siquiera se sabía quién dirigía la sublevación en Madrid, si el políticamente activo Fanjul o García de la Herrán, general al mando del regimiento de Carabanchel. Además, faltaba el nervio de la conspiración madrileña, el coronel Galarza, técnico y coordinador del plan, que había sido arrestado.

Según los planes iniciales de Mola el general Fanjul se debía hacer cargo de la Primera División, y García de la Herrán del Campamento de Carabanchel como apoyo. El general Villegas dirigía la Unión Militar Española y era el encargado de dirigir la rebelión en Madrid, pero se encontraba muy vigilado por la policía. Ninguno de los tres había desarrollado una estrategia concreta para el día 19. El General Fanjul debido al cariz de los acontecimientos pensaba viajar a Burgos, pero una visita del comandante Castillo a su vivienda (sita en la calle Mayor nº 28) le hizo cambiar de opinión y se personó a mediodía del día 19 en el Cuartel de la Montaña vestido de paisano acompañado de su hijo. El general Fanjul llegó al cuartel la misma tarde del 19 de julio. Este gran edificio de planta irregular, situado al oeste de Madrid, que domina el valle del río Manzanares, y al mando del coronel Francisco Serra. A lo largo del día se habían ido reuniendo oficiales de otros cuarteles y bastantes falangistas y monárquicos. El general Fanjul les lanzó un discurso sobre los objetivos del alzamiento y su legalidad. Luego los rebeldes intentaron lanzarse a las calles de la capital, pero para entonces ya se había reunido ante las puertas del cuartel una inmensa multitud. Entre dicha multitud, organizada por los sindicatos UGT, CNT y otros partidos políticos: la mayoría de estos iban armados con los 5 000 fusiles que se habían repartido y con armas propias de los sindicatos. Por otro lado había presentes un buen número de miembros de la Guardia de Asalto y de la Guardia Civil: En total unos 8 000 congregados en torno al cuartel.

La densidad de la multitud impidió salir a los rebeldes, por lo que éstos recurrieron a disparar con las ametralladoras. La multitud se replegó, pero no ocurrió nada más hasta la mañana siguiente. Durante la noche del 19 al 20 de julio, los partidos obreros tenían el control efectivo de la capital mientras los republicanos leales consolidaban su posición en los ministerios, particularmente en el Ministerio de la Guerra. El Cuartel de la Montaña se rodeó de un cerco de la Guardia Civil y de Asalto, seguido del batallón de socialistas y detrás los nuevos grupos armados del pueblo de Madrid. Poco a poco se fue calentando el ambiente, el Cuartel fue bombardeado por aire y tierra. El teniente Urbano Orad de la Torre, en conjunción con el teniente Vidal, fueron disparando salvas contra los muros del Cuartel por tres piezas de artillería que llegaron al lugar (arrastradas por un camión de cerveza) y más tarde contaron con la aviación de Getafe, que se había mantenido fiel al gobierno bajo la acción de Ignacio Hidalgo de Cisneros. En el interior, Fanjul, aunque confiado y con 2 000 soldados y 500 falangistas y monárquicos, no tenía ningún medio de comunicarse con las demás guarniciones de la capital. En aquellos momentos, las guarniciones solo podían comunicarse entre ellas por medio de señales hechas por encima de los tejados. A pesar de todo, de esta forma Fanjul imploró al general García de la Herrán (que se encontraba en Carabanchel) para que le enviase refuerzos.

Lo cierto es que fue un error fatal encerrarse en el Cuartel de la Montaña de esta manera. Allí Fanjul esperó ayuda de la sierra, pero fue al desastre. Ya para las 10 y media de la mañana, Fanjul y Serra estaban heridos. La caída de una bomba en el patio causó algunos heridos más pero, sobretodo, la moral de los sitiados cayó en picado ante el empeoramiento de la situación. La artillería también estaba siendo eficaz. Unos minutos más tarde apareció una bandera blanca en una de las ventanas y la multitud avanzó hacia el edificio para recibir la esperada rendición. Pero fue recibida con fuego de ametralladoras, hecho que se repitió dos veces más y que enloqueció a los atacantes. La cuestión de las banderas se debió más a la confusión reinante dentro de los sitiados que a una decisión premeditada.

Pocos minutos antes del mediodía, hasta que al derribarse uno de ellos a mediodía del 20, cuando la Guardia Civil acompañada de la población entró en el Cuartel; La gran puerta del cuartel cedió ante los repetidos asaltos. Y en ese momento la multitud penetró violentamente en el patio, donde, durante unos minutos, todo fue histeria y gran carnicería. De repente, un miliciano apareció en una de las ventanas exteriores y empezó a tirar fusiles a la excitada multitud que todavía estaba en la calle. Por otro lado, un gigantesco miliciano se creyó en el deber de arrojar, uno tras otro, a los oficiales desarmados, que gritaban de terror, desde la galería más alta del cuartel a la desenfrenada masa que se acumulaba en el patio principal. Lo que ocurrió a continuación escapa a toda descripción: Murieron varios centenares de los defensores, entre ellos Serra. Unos 12 oficiales sobrevivieron al linchamiento y otros 14 fueron hechos prisioneros, siendo enviados a la Cárcel Modelo. El general Fanjul pudo ser sacado de allí con dificultad para ser juzgado por rebelión militar.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Vie Jul 27, 2012 9:22 am


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Batalla de Sigüenza

La Batalla de Sigüenza tuvo lugar al inicio de la Guerra Civil española, desde el 7 de agosto al 15 de octubre de 1936. El episodio más importante fue el sitio a su catedral, donde se refugiaron cerca de 800 personas, entre milicianos y civiles, para resistir a los sublevados en espera de refuerzos, que nunca llegaron. La batalla finalizó con la destrucción parcial de la ciudad, incluidos importantes edificios de gran valor histórico-artístico, y la muerte de más de 500 personas, en su mayoría civiles.

JULIO

Sábado, 25: Entra en la ciudad una columna de la CNT-FAI al mando de Feliciano Benito. Varias horas después llega una nueva columna del batallón «Pasionaria». En los dos días siguientes se producen los asesinatos del obispo Eustaquio Nieto Martín, del presidente de Acción Católica, José María Martínez, y del deán de la Catedral, Anastasio de Simón, por un grupo de milicianos incontrolados. Un día después de estos asesinatos llega a la ciudad el comandante Martínez de Aragón al frente de otras dos columnas de milicianos ferroviarios de la UGT y de las JSU.

AGOSTO

Viernes, 7: Se produce el asalto a la ciudad por las tropas rebeldes acantonadas ya en la localidad de Alcolea del Pinar, que termina en fracaso. Como consecuencia de este frustrado asalto se producen en la ciudad graves incidentes anticlericales, con la profanación de varias iglesias.

Jueves, 13: Los primeros aviones de la Legión Cóndor se estacionan en el cercano aeródromo de Barahona.

Domingo, 16: Desde Guadalajara el coronel Jiménez Orge lanza un ofensiva militar con la intención de tomar Atienza, que termina en fracaso.

Viernes, 21: Los milicianos se ven obligados en varias ocasiones a frenar el avance de las tropas de Franco procedentes de Atienza con varias ofensivas en torno a las localidades de Riba de Santiuste e Imón. En una de ellas muere Hipólito Etchebéhère, marido de Mika Etchebéhère, ambos argentinos. Mika luego fue nombrada capitana de las milicias del POUM. Tiempo después publicó un libro sobre sus experiencias titulado "Mi guerra en España".

SEPTIEMBRE

Lunes, 7: La ciudad es bombardeada por primera vez con fuego artillero, desde Mojares, sobre la vía férrea de Zaragoza, controlada por las tropas sublevadas y que continuarán a intervalos regulares hasta la caída de Sigüenza.

Martes, 15: Como consecuencia de los avances rebeldes, llegan a la ciudad numerosos refugiados procedentes de los pueblos ocupados.

Martes, 29: Una numerosa escuadrilla de aviones alemanes bombardean en sucesivas oleadas la ciudad desde primeras horas de la mañana, causando graves daños en la población, además de la destrucción total del Hospital y Hospicio del obispado, matando a todos los niños internos y las hermanas celadoras.

OCTUBRE

Jueves, 8: El comandante Martínez de Aragón abandona Sigüenza a última hora de la tarde en busca de refuerzos. Los milicianos que permanecen en la ciudad se encierran, junto con civiles refugiados, en la catedral. La artillería rebelde cañonea la catedral desde cuatro puntos distintos, produciendo grandes destrozos en su techumbre, torre derecha y cúpula. Un grupo de milicianos encabezados por Feliciano Benito consiguen evadirse de la Catedral y llegar a las filas republicanas. Los sitiados rechazan aceptar una posible rendición incondicional.

Martes, 13: Los rebeldes reanudan el fuego artillero contra la Catedral, produciendo importantes daños en el crucero y muchos otros lugares. Fracasa un nuevo intento de escapar por la parte trasera de la catedral por la fuerte presión rebelde.

Jueves, 15: Los milicianos sitiados se rinden y, a partir de las 5:30 de la tarde, empieza la evacuación de la Catedral. Por entonces el comandante Martínez de Aragón se encontraba a menos de 20 kilómetros de la ciudad con una columna de refuerzo, que regresó a Guadalajara.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Sab Jul 28, 2012 1:35 pm



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Batalla de la carretera de La Coruña

La Primera batalla de la Carretera de La Coruña (también denominada como la Ofensiva de Pozuelo) se libró a finales de noviembre de 1936 al sur de Pozuelo (Madrid) durante la guerra civil española. La batalla comienza el 29 de noviembre de 1936 y finaliza el 2 de diciembre del mismo año.

Tras fracasar las tropas sublevadas en su intento de ocupar Madrid por la Ciudad Universitaria a través de la Casa de Campo durante noviembre de 1936, la situación táctica de las unidades de dicho sector era pésima, debido a que tenían al descubierto todo el flanco izquierdo, sector de Pozuelo, desde donde los republicanos realizaban ataques sobre la Casa de Campo para aislar a las tropas de la Ciudad Universitaria.

Para evitar esta amenaza, el bando rebelde planeó una ofensiva sobre Pozuelo que llegaría a la carretera de La Coruña a la altura de Aravaca y que dominase todo el cauce izquierdo del río Manzanares.

Bando nacional

Para dicha acción los nacionales crearon tres columnas y una agrupación de artillería, que estarían todas al mando del coronel García Escámez:

  • Columna de Caballería, al mando del teniente coronel Gavilán y formada por siete escuadrones y un pelotón de zapadores.
  • Columna de Ventorro del Cano, mandada por el teniente coronel Siro Alonso y formada por seis batallones, cuatro baterías ligeras, dos compañías de carros y una compañía de zapadores.
  • Columna de la Casa de Campo, mandada por el teniente coronel Bartoméu, con cuatro batallones, dos baterías ligeras, una sección de carros y una sección de zapadores.
  • Grupo de Artillería de acción de conjunto, formada por cinco baterías.

La columna de Siro Alonso era la que debía de hacer el esfuerzo principal, atacando Pozuelo desde la carretera de Boadilla del Monte a Madrid, ocupando dicha localidad y Aravaca. La columna de Gavilán cubriría su flanco izquierdo, avanzando también desde la carretera de Boadilla, y la columna Bartoméu apoyaría el ataque principal atacando desde la Casa de Campo hacia Húmera. En total eran unos 7.000 hombres, todas tropas africanas (regulares y legionarios).

Fuerzas republicanas

Por parte republicana, Pozuelo y su sector era defendido por la 3ª Brigada del comandante José María Galán, la cual tuvo una destacada actuación en la batalla de Madrid. Estaba formada por unos 3.200 hombres y contaba con una pieza de artillería y un antitanque.

Ataque rebelde

El día 29 de noviembre los sublevados inician el ataque, sorprendiendo a los republicanos y llegando a las puertas de Pozuelo tras un avance de la columna de Siro Alonso de unos 5 kilómetros. El ala izquierda de Gavilán cubre todo el flanco de la columna principal, y la columna Bartoméu avanza al sur de Húmera. Ya al final del día, las tropas rebeldes se ven frenadas frente a Pozuelo y Húmera.

Debido a la magnitud del ataque, el 30 de noviembre la 3ª Brigada se ve reforzada por cuatro batallones (un total de 2000 hombres), uno de ellos internacional.[2] Mientras, las tropas sublevadas atacan sin éxito en el sector, cesando momentáneamente en la ofensiva, al producirse el 1 de diciembre un ataque republicano sobre la Casa de Campo. El día 2 de diciembre los republicanos, apoyados por carros, recuperan territorio al sur de Pozuelo. El 3 los rebeldes vuelven al ataque, presionando ahora sobre Húmera, pero no obtienen ningún éxito. Agotadas las posibilidades de explotar un éxito, se dio por finalizada la ofensiva.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Sab Jul 28, 2012 1:43 pm



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Batalla de Lopera

La Batalla de Lopera constituyó el escenario de una de las batallas más importantes en el llamado Frente de Andalucía durante la Guerra Civil Española. La Batalla de Lopera se desarrolló en la localidad de dicho nombre(situada en la provincia de Jaén) entre los días 27 y 29 de diciembre de 1936. Murieron varios centenares de brigadistas internacionales que pertenecían a la XIV Brigada Internacional, entre los que se encontraban los poetas ingleses Ralph Fox y John Cornford.

Por parte republicana se encontraba la XIV Brigada Internacional de reciente formación y compuesta por ingleses y franceses, repartidos en 3 Compañías, los cuales fueron llevados al frente de Andújar por ferrocarril la víspera del día de Navidad.

Frente a las brigadas internacionales se encontraba la Columna del Comandante Redondo, compuesta fundamentalmente por la brigada de choque del requeté andaluz, formada a su vez por los tercios de la Virgen de los Reyes de Sevilla, Virgen del Rocío de Huelva, Virgen de la Merced de Jerez, Isabel la Católica de Granada, Angustias y San Rafael de Córdoba (representantes de las distintas provincias andaluzas), así como fuerzas del Batallón de Cádiz y de la Caballería de Sevilla. Como nota curiosa, los tamboriles y gaitas del Tercio Virgen del Rocío de Huelva acompañaban el avance de las tropas, como si se trataran de las cornamusas de los Royal Highlanders escoceses.

En el momento que las batallas en torno a Madrid concluían se planteó en el Estado Mayor Central una ofensiva en el Frente de Córdoba. Acababa de organizarse un Ejército del Sur republicano a las órdenes del general Martínez Monge formado por columnas que estaban a punto de transformarse en Brigadas Mixtas. Pero esto coincidió con que había empezado una Ofensiva sublevada de poca importancia (más tarde denominada la Campaña de la Aceituna, y la República creyó oportuno responder enérgicamente.

La víspera de navidad las tropas sublevadas habían conquistado la población de Lopera, también fecha en que los internacionales fueron envíados por tren al frente del sur desde sus bases en Albacete. Así, el 27 de diciembre los ingleses de la Compañía nº 1 atacaron Lopera con un escueto apoyo de la artillería y aviación republicanas. El ataque fracasó estrepitosamente debido a las defensas de los sublevados en la población y los internacionales sufrieron abundantes bajas, muriendo el joven poeta Ralph Fox (que era comisario de la Compañía. Al día siguiente se intentó un nuevo ataque que volvió a fracasar ante una nueva enconada resistencia de los sublevados y en el que murió otro prometedor poeta inglés, esta vez John Cornford, pero también murió Pepe "El Algabeño", un torero que se había metido a falangista y que como ayudante de Queipo de Llano ahora mandaba una columna. El 29 de diciembre se suspendió el ataque republicano ante la cantidad de bajas sufridas, pero los sublevados también se vieron en serias dificultades para continuar con su avance y también suspendieron la Ofensiva.

Tras el fracaso de la acción en Lopera, André Marty se presentó en el cuartel general del General Walter, y el comandante Gaston Delasalle, jefe del Batallón "La Marseillaise", fue acusado de espionaje y fusilado. A pesar de la estrepitosa derrota en Lopera, el avance hacia Andújar y Jaén capital fue detenido, manteniéndose definida la Línea del frente bélico hasta el final de la guerra. Las brigadas internacionales nunca volverían a actuar en el frente andaluz.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Dom Jul 29, 2012 11:47 am


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Ofensiva de Zaragoza

La Ofensiva de Zaragoza fue una operación militar emprendida por el Ejército Popular de la República durante la Guerra Civil Española. Comenzada el 24 de agosto con el objetivo de capturar la capital de Aragón y aliviar la presión militar a las tropas republicanas en el Frente Norte, que en aquellos momentos estaban luchando por la defensa de Santander. Las tropas republicanas del Ejército del Este disponían de una gran superioridad numérica y material, con un gran desequilibrio frente a las débiles guarniciones sublevadas en la zona. El plan republicano se preveía con un fácil y rápido desarrollo.

Después del fracasado intento de demorar el avance de los nacionales en el Norte, mediante el ataque a Brunete, el gobierno republicano presidido por Juan Negrín y con Indalecio Prieto como ministro de Defensa, decide llevar a cabo una nueva ofensiva en Aragón con el mismo objetivo que la anterior, esto es ralentizar el avance de las fuerzas sublevadas en el frente del norte. A ello había que sumar la desmoralización que cundía en la retaguardia republicana no solo ante las derrotas en la zona norte y Brunete, sino también ante los graves conflictos internos existentes en el bando republicano que ya se habían podido apreciar durante las Jornadas de Mayo de Barcelona, hacía solo unas escasas semanas atrás. Después de la caída de Bilbao en el mes de junio, la amenaza militar de los sublevados se cernía ahora sobre Santander. Por ello, la ofensiva republicana que se barajaba realizar en el Frente de Aragón (por su carácter secundario, especialmente por ser Zaragoza un objetivo relativamente fácil) se planteaba en parte para contrarrestar la mala impresión causada por estos acontecimientos en la retaguardia republicana, y en parte para reforzar (y contrarrestar) la tradicional presencia de las unidades anarquistas en la zona. También para reforzar el poder del Gobierno central en detrimento del Consejo Regional de Defensa de Aragón, una institución anarquista que controlaba la franja oriental de Aragón y que actuaba al margen del estado republicano. Cuando las tropas de la 11.ª División de Líster llegaron a Aragón, inmediatamente fue disuelto el Consejo de Aragón como paso previo a la preparación de la Ofensiva; El objetivo principal seguía siendo el Frente norte republicano.

Fuerzas republicanasEl plan republicano contemplaba que el Ejército del Este (al mando del General Pozas) lanzara una una operación de gran envergadura con el objetivo de rodear y capturar Zaragoza, además de efectuar una serie de operaciones secundarias a lo largo del Frente de Aragón. El objetivo militar era la toma de Zaragoza, situada a pocos kilómetros tras las líneas enemigas, acción que supondría un triunfo más que simbólico, ya que esta ciudad era el centro de comunicaciones de todo el frente de Aragón y su ocupación por la República dificultaría sobremanera el control de los rebeldes sobre suelo aragonés. Además, tras un año de guerra, se había reforzado la creencia entre los mandos del Ejército Popular de la República de que la posesión de ciudades clave era una estrategia mucho más ventajosa que el control de grandes áreas de territorio despoblado. Con estas premisas, el general Pozas y su Jefe de Estado Mayor, el coronel Antonio Cordón, establecieron su cuartel general en Bujaraloz. Las fuerzas a las órdenes de Pozas se dividían en:

  • Agrupación A, compuesta por la 27.ª División al mando de Trueba Mirones (Brigadas mixtas 122.ª, 123.ª y 124.ª), junto a la 127.ª Brigada Mixta, 10 blindados y un grupo de artillería.
  • Agrupación B, compuesta principalmente por la 45.ª División Internacional al mando de Emilio Kléber, más un Grupo de artillería y un batallón de ingenieros.
  • Agrupación C, un batiburrillo de unidades compuesto por las Brigadas mixtas 102.ª y 120.ª, más una compañía de ingenieros.
  • Agrupación D, principalmente compuesta por el V Cuerpo de Ejército (Divisiones 11.ª y 35.ª) al mando Juan Guilloto León "Modesto", junto las Brigadas Mixtas 116.ª y 134.ª, más la 4.ª Brigada de Caballería.

Las Fuerzas Aéreas de la República Española disponían para la operación de 3 escuadrillas (80 aparatos en total) de I-15 "Chatos" e I-16 "Moscas" más un grupo de Polikarpov R-Z "Natachas".

Fuerzas sublevadasAnte estas unidades los sublevados se oponían con las tropas del General Ponte destinadas en el sector de Zaragoza, y, en menor medida, las tropas del General Urrutia en el Frente de Huesca y las del general Muñoz Castellanos en la zona de Teruel. Miguel Ponte estaba al mando del recién creado 5.º Cuerpo de Ejército nacional, compuesto por las divisiones 50.ª, 51.ª y 52.ª, además de 3 brigadas móviles de reserva. Lo cierto es que para los sublevados el de Aragón constituía un frente secundario y lo tenían bastante descuidado, destinando pocos recursos y tropas a su defensa.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Dom Jul 29, 2012 11:53 am


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Batalla de Alfambra

La Batalla de Alfambra fue un combate ocurrido durante la Guerra Civil Española entre el 5 y el 8 de febrero de 1938 en la cuenca del río Alfambra, unos 25 kilómetros al norte de la ciudad de Teruel, que era cercada por las tropas rebeldes en una durísima batalla.

Tras la recuperación de Teruel por las tropas republicanas el 7 de enero, el mando militar del bando nacional planificó continuar con las ofensivas en contra del Ejército Popular de la República, ya debilitado y agotado en la defensa de la recién recobrada Teruel, y obligado a resistir el contraataque de las tropas franquistas en medio de un crudo invierno. Rendida Teruel, las tropas franquistas lanzaron un contraataque por el norte hacia el Alto de Celadas y El Muletón, que dominan el valle del río Alfambra. El día 17 de enero, los rebeldes rompen las líneas leales y amenazan con cortar la carretera de Alcañiz, en medio de una serie de tenaces combates aéreos. Las Brigadas Internacionales de la 35ª División acuden al lugar para detener a las tropas sublevadas mandadas por el general Antonio Aranda.

Sin embargo ese mismo día se estanca la ofensiva de los nacionales, debido al clima extremadamente frío, que impide movilizar tropas en el montañoso terreno de la provincia de Teruel. Los mandos sublevados aprovechan el descanso para establecer su plan de ataque contra la cuenca del río Alfambra, para quebrar la resistencia republicana y cercar decisivamente la ciudad de Teruel por el norte.

Para la ofensiva de los nacionales sobre el valle del Alfambra se había planificado la participación del Cuerpo de Ejército Marroquí en el extremo norte, al mando del general Juan Yagüe, al centro la Agrupación de Enlace, mandada por el general José Monasterio Ituarte (donde destacaba su 1ª División de Caballería), y al sur el Cuerpo de Ejército de Galicia al mando del general Antonio Aranda. En total las fuerzas atacantes sumaban cerca de 100,000 soldados, divididos en cerca de diez divisiones apoyados por entre 400 y 500 cañones, ligeros y pesados.

Las fuerzas republicanas en esta zona estaban formadas por el XIII Cuerpo de Ejército (integrado en el Ejército de Levante dirigido por el general Juan Hernández Saravia), basado en la 42ª División republicana, en cuyos flancos se hallaban las divisiones 27ª y 39ª, veteranas y experimentadas, pero mermadas en hombres y material. Más a su retaguardia se hallaba integrada la 19ª División, aún bisoña en combate, y la 66ª División. Tales tropas tenían muy pocas piezas de artillería a disposición, y menos de la mitad de hombres que las tropas atacantes.

A las 9.30 y con dos horas de retraso dada que la visibilidad era escasa, del día 5 de febrero de 1938, los franquistas iniciaron un fuerte bombardeo de artillería y aviación sobre los cuatro puntos de partida de su ofensiva sobre el río Alfambra. De norte a sur los objetivos de los sublevados eran: Vivel del Río Martín-Portalrubio, sector del Cuerpo de Ejército Marroquí con 42 baterías; Rubielos de la Cérida, sector de la Agrupación de Enlace con 11 baterías, y Celadas, sector del Cuerpo de Ejército de Galicia con 56 baterías, a las que se unirán 8 baterías más de gran calibre que batieron todo el frente. Desde el aire 40 aviones Junkers Ju 52 de la Brigada Aérea Hispania que unidos a los Messerschmitt Bf 109 del Grupo J/88 y los tres primeros Junkers Ju 87 Stuka de la Legión Cóndor demostraron su precisión e intensidad de fuego. A media mañana, desaparecidas las primeras fortificaciones republicanas, que fueron reducidas a escombros, se inició el asalto por parte de las fuerzas de choque. El factor más importante y decisivo de la batalla lo jugó sin duda alguna la aviación nacional. Así, los grupos de Heinkel He 51 colaboraron en la toma de Argente el día 6 de febrero, y lucharon contra los tanques de la 42ª División republicana al día siguiente. No obstante, en el segundo día del ataque, las tropas del bando nacional sufrieron un ataque inesperado de la flotilla aérea de Savoia-Marchetti italianos, que por error bombardearon a sus propias fuerzas. Aún así, las bajas de los sublevados por "fuego amigo" fueron menores a las temidas.

Como ya estaba previsto, en el centro sólo actuó la Agrupación de Enlace llevando como punta de lanza a la 5ª División Navarra tras cesar el primer bombardeo artillero, mientras que por su parte la caballería permaneció inactiva durante toda la jornada. El asalto de la infantería nacional abrió un profundo corredor de más de 15 kilómetros en las posiciones de la 151 Brigada Mixta republicana, corredor que luego usaría la División de Caballería del general Monasterio.

De esta forma, por el norte del valle del Alfambra el Cuerpo de Ejército Marroquí del general Juan Yagüe atacó por el medio la línea de enlace de las Brigadas Mixtas 132ª y 61ª, y esta última, al temer quedar envuelta por la maniobra, huyó a la desbandada abriendo así el camino a los soldados del bando nacional que aquella jornada ocuparon al norte la localidad de Pancrudo y más tarde el poblado de Rillo. La 27ª División republicana del general Del Barrio, situada más al norte del lugar del ataque principal, estaba en la retaguardia reponiéndose después del grave quebranto sufrido hacía escasamente una semana en un fallido ataque contra el poblado de Singra y prácticamente no intervino en la lucha, siendo que en las primeras horas tan sólo la 42ª División republicana se encargó de repeler el masivo ataque franquista. Aquel mismo día 5, pero al sur, las fuerzas de Aranda, partiendo de Celadas barrieron las primeras líneas defensivas republicanas, apuntado su ataque en dirección a Alfambra, poco después un masivo ataque de la caballería de Monasterio, donde se apreció la primera desbandada de tropas republicanas, permitía a parte de dicha caballería tomar los poblados de Argente y Visiedo. En este momento el general Hernández Saravia requiere al general comunista Valentín González "El Campesino", que le envíe de refuerzo a la 10ª Brigada Mixta, mucho mejor armada y experimentada, pero González se niega.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Dom Jul 29, 2012 11:56 am


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A las 8 de la mañana del día 6 de febrero comienzan a llegar los jinetes de la 1ª División de Caballería del bando nacional al mando del general Monasterio a la zona de Hondo del Más, lugar desde donde deben iniciar su ataque por el centro. A las 8.30 estaba en línea la 2ª Brigada de Caballería. A las 9.00 llegaron los miembros de la 1ª Brigada, situándose al noroeste del Hondo del Más, y por último a las 9.30 la 3ª Brigada quedó formada al oeste. La mañana apareció cubierta por una espesa niebla, que retrasó en principio las operaciones. El primer Regimiento de la 1ª Brigada fue destinado íntegro a la 5ª División Navarra, y con ella operará hasta el final de la guerra, pero en aquel día concreto colaboraron en la ocupación de Aguatón, reconociendo los pasos de la Sierra Palomera, haciendo 10 prisioneros republicanos y ocupando diverso material. Aquel mismo día, pero en el norte, las tropas de Yagüe lograron alcanzan al final de la jornada Perales de Alfambra, lo que pilló a contra píe a los soldados republicanos, que retirados de sus posiciones avanzadas a la carrera, estaban situados más o menos en el saliente Argente-Visedo, orientado de oeste a este, donde se acumulaban los propios combatientes y parte de las fuerzas que allí estaban hasta hacía dos días de descanso. Posición esta ya en peligro al quedar casi a retaguardia de las tropas marroquíes de Yagüe.

El día 7 se dio a la Caballería la orden de reconocer el llano existente entre la Sierra Palomera y la carretera de Zaragoza. En cumplimiento de la misión, su Tercer Escuadrón de Numancia se aproximó al pueblo de Singra, en la retaguardia nacional. El resto del Regimiento atravesó la sierra por el túnel de Aguatón y tras reconocer una zona de 10 kilómetros de profundidad, cooperó con 4 batallones de la 5ª División Navarra cogiendo de revés un campo atrincherado enemigo. El balance, según fuentes franquistas, era de "1.600 prisioneros y numeroso armamento". Con ello no solamente quedaba abierto un amplio corredor para la actuación del resto de la División de Caballería, sino que quedaba suprimido cualquier posible peligro sobre su ala derecha. Para el ataque la división se articuló en dos escalones. El primero compuesto por las brigadas 1ª y 2ª, menos el 1.er Regimiento que operaba con la 5ª División. En el segundo escalón, acolada y en reserva se situó la 3ª Brigada. Al levantarse la niebla, eran ya las 11 de la mañana, se inició el movimiento. La dirección del avance, prevista en un primer momento, debía haber sido Hondo del Mas-Lidón-Visiedo-Perales de Alfambra, donde debería enlazar con las fuerzas de Yagüe. Pero al aparecer de manera inopinada unidades republicanas sobre la línea de Argente (procedentes de las divisiones republicanas 27ª y la 39ª), en su camino de Lidón situado al norte, Monasterio, en un intento por evitar el choque frontal que le hubiera resultado desastroso, prudentemente decidió tomarlas de flanco o retaguardia; por ello ordenó envolverlas dirigiendo primero la masa principal de jinetes a su derecha hacia Argente y después hacía Visiedo, o sea, cogiendo la línea defensiva republicana a contrafuego.

Tras la ruptura del frente el día anterior por la 5ª División navarra, los restos del 242º Batallón republicano que habían resistido el asalto de los batallones nacionales se habían replegado hacia el sur en busca de la carretera de Argente. Allí se reagrupó con las fuerzas de la 82ª Brigada Mixta que estaban atrincheradas en las alturas de la carretera Bueñas-Argente. Con la ocupación de Aguatón el día 6, todas estas fuerzas quedaron embolsadas, cayendo prisioneras, las que no consiguieron huir, al día siguiente.

La caballería nacional, al dirigirse a Argente, se desvió así de la principal concentración de tropas enemigas del sector, aunque en realidad estas estaban totalmente desarticuladas y faltas de dirección, puesto que sobre la línea de Lidón-Argente, estaban a la defensiva restos de la 61ª Brigada, 2 batallones de la 124ª Brigada Mixta, teóricamente hasta hacía muy poco de descanso, y el batallón de reserva en Lidón probablemente, el 243º de la 61ª Brigada Mixta. Con aquella variación en su avance, Monasterio, a la par que no arriesgaba nada en su avance desbordó la resistencia principal enemiga, sin que ésta pudiera hacer otra cosa que ver desfilar por su flanco izquierdo a la caballería en dirección hacía su retaguardia, cerrándose de este modo para los republicanos el itinerario más razonable para una posible retirada al producirse la ocupación de Argente y Visiedo por parte de la caballería. Tras el bombardeo de Argente por los Junkers Ju 52 nacionales, en el que causaron bajas propias entre la 5ª División Navarra, prueba de lo avanzadas que estaban sus líneas, se dio la orden de asalto a la caballería. Eran las 11.30 y no hubo resistencia. A la salida del pueblo se reagruparon los jinetes, casi en orden de parada, para marchar sobre Visiedo. Desde el aire el Grupo Fiat 2-G3 con 15 aparatos se había limitado a observar la operación sin tener que intervenir para nada

Según la versión nacional, unos minutos más tarde el mismo grupo de Sálas divisó 13 tanques republicanos que, provenientes de Perales de Alfambra, se dirigían a marchas forzadas a Visiedo. Los Fiat italianos les dieron tres pasadas, ametrallándolos, tras lo cual un carro quedó volcado fuera de la carretera y otros fueron averiados; el resto emprendió la retirada. De no haberse producido aquel combate la caballería de Monasterio hubiera sufrido numerosas pérdidas en su marcha a Visiedo.

Al reemprenderse la acción cambió el despliegue divisionario de la caballería nacional, pasando a la cabeza el 2º Regimiento con el 4º Escuadrón de Calatrava en punta. El único punto de resistencia fue el cerro de la Ermita de Santa Bárbara, a menos de un kilómetro al suroeste de Visiedo, y éste fue batido enérgicamente por la artillería antiaérea en fuego terrestre, que acabó casi radicalmente con la resistencia republicana.

Esto, unido a la eficaz actuación de los Heinkel He 51 sublevados permitió a los jinetes ponerse a menos de 50 metros de las primeras posiciones republicanas. El ataque fue corto y rápido, con el ataque de las tropas rebeldes rebasando en pocos minutos las líneas republicanas, donde soldados aún inexpertos y sin armas suficientes se enfrentaron a una arremetida sorprendente de tropas a caballo. El pánico y el estupor se apoderaron de cientos de soldados republicanos, que huyeron ante varios cientos de jinetes que atacaban en masa; otros soldados republicanos, sin llegar a hacer fuego, se rindieron. En esta batalla ocurrieron precisamente las últimas grandes cargas de caballería en combate de la historia militar de España y, quizás, de la historia bélica.

Mientras tanto, el 4º Escuadrón de Calatrava continuó su galopada hacia Visiedo, que ya había sido abandonado por los republicanos a la vista de la caballería, con idénticas muestras de sorpresa y temor que en las posiciones previas. Como botín se ocupó una batería artillera íntegra, probablemente la artillería de la 27ª División republicana. Entonces la división se abrió en abanico y mientras unas fuerzas se dirigían al norte ocupando Lidón, otras de dirigieron hacia el Sur ocupando Camañas, barriendo así el que hasta entonces había sido el principal foco de resistencia republicana. Por el centro, la 2ª Brigada se dirigió a pleno galope en flecha en dirección a Perales de Alfambra, persiguiendo a las desorganizadas fuerzas republicanas en retirada. Era media tarde cuando la División Monasterio alcanzó la margen derecha del río Alfambra.

Al día siguiente, 8 de febrero, convergieron también en Perales de Alfambra las tropas nacionales de Aranda desde el sur, tras haber rebasado a tropas republicanas menos numerosas y además inexpertas y desmoralizadas. En Perales de Alfambra ya esperaban las tropas de Yagüe provenientes del norte. El enlace de ambas fuerzas, con las de la 5ª División y las de la 1ª de Caballería, o Agrupación Monasterio, significó de hecho la conclusión de la batalla del Alfambra. En los días siguientes la "División Monasterio" fue la encargada de limpiar el territorio recién ocupado. Poco después la caballería volvería a su tarea habitual como fuerza de enlace entre las grandes masas de maniobra al norte y sur del río Ebro.

La República perdía así 14 poblados con más de 1000 kilómetros cuadrados, mientras que 7.000 hombres fueron hechos prisioneros y 15.000 fueron bajas de distinto tipo.[2] De las unidades republicanas envueltas en la lucha, particularmente fue la 42ª División la que sufrió peores bajas, así como las otras unidades militares del Ejército Popular de la República que se hallaban en las cercanías. Las pérdidas del XIII Cuerpo del Ejército Republicano en la retirada de Sierra Palomera fueron de 3000 hombres, 3600 fusiles, 60 ametralladoras y cinco piezas de 105 mm. Además del importante desgaste sufrido por el Ejército Popular, el desastre del Alfambra preparó el camino para la posterior caída de Teruel.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Mié Ago 01, 2012 3:52 pm


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Batalla de Monte Pelado

La Batalla del Monte Pelado (también conocida como del Monte Pelato por la importante participación de voluntarios italianos en la batalla) tuvo lugar el 28 de agosto de 1936 y fue parte de la Guerra Civil Española. Pese a no ser un combate de gran envergadura ni importancia estratégica, su relevancia se debe a que fue la primera acción de combate de los voluntarios antifascistas italianos y una de las primeras acciones militares del bando republicano en el frente de Aragón.

Como las otras dos capitales aragonesas, Huesca se había sublevado apoyando el golpe de estado del 17 de julio de 1936, pasando así a formar parte del bando nacional junto con la mayor parte de su provincia, pero no quedaba lejos de territorio republicano puesto que toda Cataluña se mantenía leal, y con ella la mitad oriental de Aragón. Pocos días después del establecimiento de los frentes, los sindicatos empiezan a organizar columnas en las grandes ciudades para partir a la lucha, y Aragón sería el destino de la mayoría de los combatientes catalanes y valencianos.

De la misma manera y dado que las Brigadas Internacionales no se formarían hasta mucho después, los voluntarios internacionales que entraban en España por la frontera con Francia se integraban en estas columnas formando generalmente unidades mixtas especiales con los españoles que hablaban algún idioma extranjero. Uno de los países de los que más voluntarios partieron fue Italia, que llevaba casi 15 años bajo la Italia Fascista y en la que grupos antifascistas como Giustizia e Libertà luchaban de forma clandestina desde hacía años y habían visto en el alzamiento español un peligroso avance del fascismo que se sumaba a las ya poderosas potencias del Eje.

Las diferentes columnas que partían hacia el frente desde Barcelona se fueron repartiendo por el frente de Aragón para iniciar la conquista de las tres capitales y avanzar hacia el frente del norte unificando así el territorio leal a la República. Así, se dirigieron a Huesca las columnas Lenin, Marx, Ascaso y la de Los Aguiluchos mientras el resto se iban repartiendo en dirección a Zaragoza y Teruel. Debido al alto componente revolucionario anarquista y comunista libertario tanto de las tropas como de los habitantes de los territorios por los que avanzaban, a su paso se iba implantando el comunismo libertario, en una de las escasas experiencias en Europa de implantación de este modo de organización social y económica.

La columna Ascaso fue una de las primeras en formarse en Barcelona y contaba con un importante contingente de voluntarios italianos (Batallón Matteotti), procedentes en su mayoría de la guerrilla antifascista y liderados por el conocido líder del Partido Republicano Italiano, Mario Angeloni. Completaban el grupo anarcosindicalistas catalanes y algunos socialistas y comunistas libertarios del POUM. Pronto se consiguió llevar el frente hasta las puertas de Huesca y se intentó sitiar la ciudad, iniciando el cerco por el suroeste.

Unidades sublevadas se habían hecho fuertes para proteger la ciudad en el llamado Monte Pelado (conocido así por su escasa vegetación) situado entre la ciudad de Huesca y la vecina localidad de Almudévar, al suroeste de la capital. Era por tanto un enclave importante para iniciar la conquista de la ciudad. En el monte se situaba el 39 regimiento comandado por el teniente Carlos Sanez, formado por 624 soldados de infantería ligera, 66 voluntarios, 6 ametralladoras y 3 cañones de corto alcance. El sitio estaba amurallado con troncos de poca envergadura tirados en el suelo.

El 28 de agosto a las doce horas el contingente republicano llegó a a montaña, eran alrededor de 1200 italianos y 860 españoles acompañados de 3 tiznaos y más de 10 cañones. A las doce y media comenzó el ataque y los republicanos consiguierón mantener la línea de fuego durante una hora y cuarto a costa de grandes bajas. Ya habían caído más de 320 nacionales y se había conseguido destruir un tanque y dañar otro provocando muchos heridos, pero aún no se había abierto brecha. Fue más tarde y gracias a los cañones que aún conservaban cuando se consiguió reducir la defensa, matando al teniente y a prácticamente todos los defensores que se encontraban allí.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Mié Ago 01, 2012 4:00 pm


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Batalla de Vigo

La Batalla de Vigo fue un enfrentamiento que tuvo lugar entre el ejército sublevado y las milicias obreras viguesas, a principios de la Guerra Civil Española. Tuvo lugar entre el 18 y el 28 de julio de 1936, aunque los acontecimientos más relevantes sucedieron los días 20 y 21. Fue el combate más relevante que hubo dentro de las fronteras de Galicia, sin contar con los posteriores movimientos guerrilleros. Esta breve batalla se saldó con unas 50 bajas entre ambos bandos, además de cientos de heridos y prisioneros. El resultado de la batalla fue la victoria de los sublevados frente a la resistencia republicana, aunque cabe destacar que la comarca de Vigo fue la última región de Galicia en caer en manos fascistas; en concreto, la última batalla se produjo en A Volta de Moura (Tui).

Además de Vigo, la contienda se desarrolló en distintas localidades próximas a la ciudad olívica, como Moaña, Cangas o Tui. De manera más específica, sucedió en los barrios más humildes de Vigo, donde había una mayor concentración de población obrera (Lavadores, O Calvario, O Seixo...). En general, el escenario típico era la defensa miliciana de una barricada ante el avance de los sublevados.

El bando republicano estaba comandado políticamente por Emilio Martínez Garrido, aunque en la práctica no aportó nada al conflicto. Guillermo Barros era representante de la FIJL y la FAI; Dalmacio Bragado coordinaba la CNT; y Fernando Román fue un destacado miembro de la CNT, que básicamente coordinaba las barricadas.

El bando sublevado estaba dirigido por Felipe Sánchez, Comandante de la Plaza de Vigo, aunque realmente fue el capitán Antonio Carreró quien lideró el ataque y planeó el asalto a la resistencia obrera.

El bando republicano estaba básicamente formado por afiliados a los sindicatos obreros. La CNT era la organización con más peso, con miles de afiliados repartidos en distintos sindicatos menores. La UGT era el sindicato con mayor tradición en Vigo, y aunque no era el más importante, tenía cierta relevancia en la escena de la ciudad. Las Juventudes Libertarias (FIJL) se habían instalado en Vigo en 1931, y durante la contienda contaban con 100 afiliados. La FAI había hecho presencia en la ciudad en 1934, y por ello solo contaba con 30 afiliados. Había otros sindicatos independientes de menor importancia; como excepción, el Sindicato Único de Metalurgia participó activamente en la batalla, debido a su amplia experiencia en huelgas y conflictos armados. En total, sumaban unos 1000 combatientes.

El bando sublevado contaba con 350 soldados apostados en Vigo. También se les unieron otros 350 militares, entre miembros de la Guardia Civil y de la Guardia de Asalto. En total, sumaban unos 750 efectivos

El 18 de julio de 1936, las tropas militares acuarteladas en Melilla se sublevan. El falangista Manuel Hedilla se traslada a Vigo para preparar el alzamiento en toda Galicia. Mientras tanto, las organizaciones obreras (CNT, FAI, UGT, Juventudes Libertarias...) reciben confusos informes sobre un enfrentamiento en Melilla. Por la noche, el diario El Pueblo Gallego informa de dicho levantamiento militar en el enclave africano. Radio Vigo también informa sobre la sublevación en Marruecos.

El 19 de julio, la noticia ya se rumorea por toda la ciudad, aunque no hay datos concisos. Los militares sublevados imprimen el bando de guerra, que será usado el día 20 para tomar toda la comunidad de Galicia. Mientras tanto, el alcalde de Vigo, Emilio Martínez Garrido (PSOE - Frente Popular), organiza un comité de crisis. La Guardia de Asalto se ofreció a proteger la ciudad, así como la CNT pidió armas a cambio de formar una guerrilla. El alcalde rechazó ambas ofertas, confiando erróneamente en que los militares se mantendrían fieles. Los sindicatos obreros se coordinan para formar una milicia común. Su único armamento es una ametralladora parabellum, varias pistolas pequeñas y 200 bombas caseras. Durante toda la noche, dos milicianos preparan otras 300 bombas caseras con pólvora común.

El día 20 de julio, los milicianos se levantan con gran incertidumbre sobre lo que pasará en aquella jornada. Mientras, el capitán Antonio Carreró sale del cuartel de la calle Galán (hoy calle Príncipe) con unos 50 soldados, y declara el Estado de Guerra. Los militares desfilan por algunas calles hasta llegar a la Puerta del Sol a las 13:00 horas. Carreró le cede el bando de guerra a un ayudante, que comienza a leerlo a los ciudadanos. En ese instante, un hombre de apellido Lence intenta arrebatarle el bando al ayudante, y los militares lo ejecutan. El resto de milicianos se abalanzan sobre los sublevados para quitarles las armas. Carreró ordena abrir fuego, mientras un afiliado de la CNT responde con su ametralladora parabellum. Los militares se retiran al cuartel. En total, hay 15 muertos y muchos heridos.

Carreró toma la Casa del Pueblo, mientras los milicianos asaltan la armería La Cosmopolita y el Cuartel de la Guardia Civil de Teis. Consiguen 16 fusiles y 12 pistolas, aunque poca munición. Radio Vigo proclama diversos mensajes republicanos hasta que Carreró toma el edificio. Además, los sublevados instalan puestos de ametralladoras en algunas calles importantes. Los milicianos levantan barricadas en O Calvario, O Seixo y Os Choróns. El día termina cuando los militares asaltan el ayuntamiento sobre las 19:00 - 21:00 horas y detienen al alcalde y a su grupo de concejales.

El día 21 de julio, Carreró dirige por la mañana un ataque a la barricada de Os Choróns. Los libertarios resisten tirando bombas caseras, pero la superioridad armamentística de los militares hace que caiga esa línea de defensa. En O Calvario, los milicianos refuerzan sus posiciones con algunos republicanos venidos de Ponteareas y varios voluntarios con escopetas de caza. Para romper las barricadas, Carreró ordena el uso de morteros. Conforme avanza el día, la munición escasea entre los milicianos, y a pesar de su firme resistencia, O Calvario termina por caer.

En O Seixo, se acaban las bombas caseras, y los milicianos supervivientes huyen hacia el monte. En Lavadores también hay fuerte resistencia, pero al mediodía los sublevados toman el ayuntamiento. Los milicianos se retiran al Cuartel de la Guardia Civil de Pardavila. Los militares de dicho cuartel, hasta entonces neutrales, se unen a los sublevados. Sin posibilidad de combatir en dos frentes, los republicanos se retiran al monte.

El 22 de julio, los falangistas han tomado casi toda la ciudad. Desde una avioneta, un militante de la CNT sobrevuela la ciudad arrojando octavillas en las que pide la rendición del bando sublevado.

El 23 de julio, un hidroavión bombardea el monte de A Madroa, donde resistían algunos superviviente de las barricadas de Lavadores y O Seixo. Muere una persona. Los sublevados acaban con la resistencia en Tui (último lugar donde hubo una contienda organizada) y destruyen la avioneta usada por los milicianos el día anterior.

El 24 de julio, la Guardia Civil detiene a Heraclio Botana en Teis. Botana era uno de los pocos dirigentes republicanos que aún seguía libre, después de que Carreró apresase a casi todo el comité el 20 de julio, en el Ayuntamiento de Vigo.

El día 26 de julio, los milicianos asaltan a una patrulla de la Guardia Civil que regresaba de Cabral. Resulta herido un cabo.

El día 28 de julio, el bando republicano hace estallar una bomba en la estación de Figueirido, en la línea de tren Vigo - Pontevedra. Fue el último acto de resistencia que forma parte de la Batalla de Vigo. Todas las acciones posteriores se consideran propias de los "maquis".

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Jue Ago 02, 2012 4:25 pm


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Sitio de Gijón

El 19 de julio de 1936, fraguándose la Guerra Civil Española, la guarnición en Gijón de las fuerzas sublevadas quiso proclamar el estado de guerra en la ciudad. El sitio comenzó el 20 de julio y terminó el 21 de agosto con una victoria republicana.

El 19 de julio de 1936, la guarnición de Oviedo dirigida por el general Antonio Aranda se unió al Alzamiento Nacional y en pocas horas se adueñó de la ciudad casi sin resistencia tomando por sorpresa a las autoridades republicanas, formando un enclave rebelde defendido por 4000 hombres. Previo acuerdo, en reunión con los mandos de las fuerzas del Ejército, Guardia Civil y Guardia de Asalto, el coronel Antonio Pinilla, jefe del Regimiento de Infantería de Montaña Simancas nº 40 en Gijón, sublevó el día 19 de julio a sus tropas en favor del bando rebelde pero a diferencia de lo ocurrido en Oviedo, en Gijón los sublevados apenas llegaban a unos 600 combatientes.

La necesidad de tomar medidas rápidas tras el Alzamiento obligó a los rebeldes de Gijón y diluyó el factor sorpresa que había sido decisivo en Oviedo, pues la mañana del 19 de julio, el coronel Pinilla intentó sacar a la calle una compañía de soldados sin advertir que su jefe inmediato era un oficial leal a la República, causando una confusión dentro de sus propios mandos subalternos. Por tal motivo desde la tarde del 19 las autoridades republicanas advirtieron que algunos militares pretendían declarar el estado de guerra en apoyo del bando nacional, por lo cual los partidos de izquierdas, sindicatos y federaciones y confederaciones anarquistas estuvieron alertadas antes del intento.

Cuando el coronel Pinilla declaró su adhesión a la revuelta en la mañana del 20 de julio y empezó a ocupar edificios públicos, se halló en gran inferioridad numérica ante las fuerzas leales a la República. En vista que las milicias de la UGT y CNT ya estaban armadas (aunque precariamente) desde el día anterior y estaban advertidas de una posible revuelta, era evidente que no existía factor sorpresa a favor de los sublevados, por lo cual numerosos soldados de la guarnición desistieron de secundar a Pinilla y se rindieron a las autoridades gubernamentales respaldadas por las milicias, quienes desde el inicio tenían una abrumadora superioridad numérica con la cual podían impedir todo intento de dominar la ciudad.

Pronto los rebeldes quedaron en grave inferioridad numérica y concentraron su resistencia en el Cuartel de Simancas, llamado así por ser sede del Regimiento Simancas N° 40, donde resisten poco más de 350 hombres, y en el Cuartel del VIII Batallón de Zapadores que contaba apenas con 180 hombres. A pesar que las milicias republicanas tienen escasas armas, cuentan con grandes cantidades de dinamita que lanzan contra el cuartel durante sus ataques. El mando republicano determinó entonces suprimir la rebelión en Gijón, importante puerto sobre el Mar Cantábrico, antes que concentrar esfuerzos en los rebeldes de Oviedo, por lo cual los esfuerzos principales de las milicias asturianas se concentraron en los ataques contra los Cuarteles del Ejército en Gijón durante más de un mes.

Debido a la escasez de armas suficientes entre los republicanos, los ataques frontales al Cuartel del Simancas les causaron numerosísimas bajas los días 22, 23 y 24 de julio, pero éstas eran compensadas con refuerzos. Con ello, los rebeldes realizaron alguna excursión exitosa en busca de víveres y medicamentos, a pesar de hallarse en un minúsculo enclave a docenas de kilómetros de las fuerzas propias, sin opción de ayuda rápida.

Los rebeldes pronto se vieron faltos de comida suficiente, y sobre todo de agua, a pesar de lo cual la resistencia prosiguió. Se cree que Pinilla, fiado en la propaganda radiofónica del bando nacional respecto del Alcázar de Toledo, esperaba también un inminente rescate por parte de tropas amigas, sin considerar que, a diferencia del Alcázar, el Cuartel del Simancas era un edificio proyectado como colegio que de ninguna manera estaba preparado para soportar un cerco prolongado.

Los ataques con dinamita, aunque causaban grandes bajas a los republicanos, provocaban también graves daños en el cuartel, junto con bajas que los rebeldes no podían compensar. El 29 de julio apareció ante Gijón el crucero Almirante Cervera, ya en poder del bando nacional, pero sus cañoneos no bastaban para reducir los ataques al Cuartel del Simancas. El 1 de agosto se reinician los ataques de las milicias en Gijón hasta el día 5 y la aviación republicana bombardea el cuartel de los rebeldes el 2 de agosto, aumentando los daños. El 12 de agosto los milicianos de la República excavan un túnel subterráneo para tomar el Cuartel del Simancas definitivamente, combatiendo el día 15 contra los rebeldes que consiguen impedirlo. Aun cuando el acorazado España (antes llamado acorazado Alfonso XIII) y el destructor Velasco relevan al crucero Almirante Cervera la marina del bando nacional no puede auxiliar eficazmente a la cada vez más reducida guarnición rebelde, carente de agua y comida, y atacada de nuevo los días 16 y 20 de agosto. Finalmente, el día 21 con apoyo de aviones y artillería las milicias logran entrar al Cuartel del Simancas y derrotan a los últimos defensores de la posición, ejecutando a los oficiales sobrevivientes. En los últimos minutos el coronel Pinilla envía un mensaje radial a las unidades navales del bando nacional, que aún están frente a Gijón, ordenando que abran fuego sobre el cuartel indicando "Disparad sobre nosotros: el enemigo está dentro" antes de morir en el combate. Los buques sublevados no atienden el mensaje, considerándolo una treta de las milicias republicanas.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Jue Ago 02, 2012 4:33 pm


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Batalla de Málaga

La batalla de Málaga fue una ofensiva de principios de 1937 lanzada por una fuerza combinada del bando sublevado y los italianos del Corpo Truppe Volontarie para arrebatar el control de la provincia de Málaga a los republicanos durante la Guerra Civil Española. La participación de regulares marroquíes y tanques italianos del recién llegado CTV llevó a la retirada de los republicanos y la capitulación de Málaga en menos de una semana. La caída de la ciudad produjo uno de los mayores éxodos de civiles en la Guerra Civil, eclipsado por la posterior Masacre de la carretera Málaga-Almería.

La ciudad de Málaga y buena parte de su provincia se habían mantenido en el bando republicano desde el inicio de la Guerra Civil, aunque las milicias y comités obreros se habían hecho con el control de la zona. Ya durante la República, Málaga se había caracterizado por la fuerza del movimiento obrero, en especial de la CNT y del Partido Comunista de España, que consiguió el primer diputado de su historia por ésta provincia: Cayetano Bolívar. Una vez que los sublevados lograron levantar el sitio de Granada, Málaga y su provincia quedaron en un casi total aislamiento. Así desde el 18 de agosto de 1936, Málaga se convirtió en una especie de península republicana en zona nacional, unida a su zona por un estrecho pasillo, que invitaba a ser estrangulado. Su posesión, desde luego, aportaba grandes beneficios al territorio nacional controlado por los sublevados: Málaga era un puerto importante en el Mediterráneo, con 150.000 habitantes (siendo la segunda ciudad más grande de la zona andaluza). Su conquista acortaría la línea del frente en 150 kilómetros y desalojaría la amenaza que aún persistía sobre la ciudad de Granada. Por otro lado, no sólo privaría a la armada republicana de una punta de lanza sobre el estrecho sino que dotaría a los nacionales de un excelente puerto en pleno Mediterráneo, sobretodo al facilitar las comunicaciones del sur de España con Marruecos y con Mallorca.

Bando republicano

Las tropas republicanas en Málaga distaban mucho de ser un ejército organizado, en medio de una mezcolanza de milicias de distintos partidos y sindicatos. El jefe republicano de la zona era el coronel José Villalba Rubio, que había sido recientemente trasladado a la plaza andaluza desde Cataluña; Contaba con el consejo de un coronel ruso, a quien llamaban Kremen aunque existía una nula colaboración entre ellos, como tampoco las había entre José Villalba Rubio y Martínez Monge (que no era otro que su superior y jefe del Ejército republicano del Sur) y también con el jefe del Alto Estado Mayor en Valencia, Martínez Cabrera. Cayetano Bolívar (diputado comunista por Málaga) intercambió múltiples cartas con Largo Caballero, presidente del Consejo de Ministros y ministro de la Guerra, e incluso viajó a Valencia para pedir refuerzos. Ante las múltiples peticiones, Largo Caballero (según el testimonio de Dolores Ibárruri) habría respondido con la frase ni un fusil ni un cartucho más para Málaga. Las tropas de Villalba se elevaban a unos 30.000-40.000 hombres (otras fuentes reducen la cifra a 20.000), en una mezcla de milicianos de distintos partidos y sindicatos, mal armados, sin entrenamiento alguno y totalmente indisciplinados. También había algunos guardias de asalto y escasa tropa entrenada. Por si esto no fuera poco, contaban solo con 8000 fusiles y 16 piezas de artillería. A pesar de todo, las milicias se mostraban confiadas y contaban con el apoyo de los campesinos de la provincia.

Bando sublevado

Las fuerzas sublevadas empezaron a concentrarse a principios de Enero de 1937. Al Norte se situaron las fuerzas mecanizadas de los camisas negras italianos que habían empezada a reunirse bajo el mando de Roatta: Constiuían 9 batallones en total, algo más de 10.000 hombres. Muchos de estos hombres eran soldados de la Marcha sobre Roma de 1922 aunque la gran mayoría de ellos, si bien legalmente eran voluntarios, pocos estaban allí de verdadera voluntad. Contaban con el apoyo de la fuerza aérea legionaria italiana (unos 100 aviones) y con el inestimable apoyo de la Agrupación de carros de asalto y autos blindados. Se encontraba aquí el germen del posterior Corpo Truppe Volontarie (CTV). Por otro lado se encontraban las fuerzas del Ejército sublevado del Sur, distribuidas en 3 puntos: las unidades al mando del Francisco Borbón y de la Torre (Duque de Sevilla) se encontraban situadas junto a Estepona, en el extremo occidental de la provincia; otro grupo se encuentra en Ronda; Y finalmente otro importante grupo se encontraba en el frente de Granada, en el extremo oriental. Todas estas fuerzas contaba, además, con apoyo suplementario de artillería, caballería y aviación, además de tabores de regulares marroquíes. Queipo de Llano, primero desde su base en Sevilla y luego a bordo de los cruceros de la flota sublevada, quedó como comandante en jefe de toda la operación.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Jue Ago 02, 2012 4:37 pm


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Operaciones preventivas

El 17 de enero empezó una ofensiva nacionalista en la zona, dirigida por Queipo de Llano (que ostentaba el mando del ejército del sur sublevado). El coronel Duque de Sevilla, un primo del ex-rey, tenía el mando directo de las tropas. Empezó por ocupar la parte occidental del territorio republicano (que incluía hasta Marbella) en los tres primeros días. A continuación las tropas de la guarnición de Granada, al mando del coronel Muñoz, avanzaron para apoderarse de Alhama y los territorios circundantes, al norte de Málaga. Estos dos ataques y otros preliminares se llevaron a cabo sin encontrar la más mínima resistencia por parte de los grupos milicianos presentes en la zona.[10] Aunque los refugiados de los territorios recién perdidos afluían a la ciudad y dormían sobre las losas de la catedral, el mando republicano de Málaga no sospechó que aquellos acontecimientos anunciaran una campaña general ni tomó medidas al respecto; Lo cierto es que tampoco tenían hombres y artillería suficientes como para poder reforzar las pobres defensas de la zona. Y tampoco el gobierno de Valencia podría haber enviado refuerzos y artillería, ya que la carretera costera estaba cortada a su paso por Motril debido a unas inundaciones

Asalto sobre Málaga

El 3 de febrero comenzó el ataque definitivo contra Málaga. Tres batallones, dirigidos por el Duque de Sevilla, avanzaron desde el sector de Ronda, encontrándose esta vez una furiosa resistencia; Por su parte, la mañana del 5 de febrero los camisas negras iniciaron su avance desde el norte de la ciudad. En Málaga capital cundió el pánico, en parte por el miedo a quedar sitiados; José Villalba Rubio no pudo infundir un espíritu de lucha a los hombres de Málaga, y su temperamento convencional no le permitía creer que una población civil pudiera combatir hasta la muerte. En aquellas circunstancias, tras la ruptura inicial del frente, el avance de los sublevados e italianos continuó por las carreteras con regularidad rítmica, sin encontrar demasiada resistencia ante el pánico generalizado. La mañana del 6 de febrero, los italianos llegaron a las cumbres de Ventas de Zafarraya, desde dominaban cualquier posible retirada por la Carretera de Almería.

A pesar de todo la resistencia se endureció, siendo alcanzado Roatta por uno de los pocos disparos realizados con decisión entre los inexpertos milicianos, aún siendo una herida tan leve que siguió al mando. Ante la gravedad de la situación, Villalba ordenó la evacuación ya que creyó que había llegado el último momento. Sin embargo, los nacionalistas no cortaron la carretera de retirada; No deseaban enfrentarse con la lucha desesperada a la que, inevitablemente, se habría visto lanzada una ciudad sitiada. Finalmente, el 7 de febrero por la tarde, los italianos llegaron a los suburbios de Málaga; Al día siguiente, con los españoles a las órdenes del Duque de Sevilla, entraron en la ciudad desolada. El centro urbano había sido fuertemente bombardeado y durante los primeros días de la guerra los anarquistas y demás grupos radicales habían arrasado el elegante barrio (de la alta burguesía malagueña) de La Caleta, con lo que la ciudad presentaba un aspecto dantesco. La campaña continuó, si bien quedaba todavía un largo pasillo vacío fuerzas organizadas que pudieran hacer oposición al avance italo-español; Ya el 6 de febrero los italianos habían alcanzado Vélez-Málaga pero no bajaron hasta la costa ni tampoco cortaron la carretera.

Por otro lado, la marina nacionalista (destacando los cruceros pesados Canarias y Baleares prestaba el fuego de sus baterías; 33 cazas Fiat y 34 bombarderos y cazabombarderos dominaban el cielo. Con este poderío aeronaval fue posible el acoso de las largas columnas de civiles y milicianos que huían hacía Almería, provocando una gran masacre. La desbandada a lo largo de la carretera continuó hasta que el 14 de febrero llegaron desde Valencia la 6ª Brigada Mixta y parte de la XIII Brigada Internacional, que se establecieron en Albuñol, donde quedó estabilizado el frente bélico hasta que terminó la guerra. El intento de defensa aérea de este éxodo fue el último combate en el que participó la Escuadrilla España, bajo dirección de André Malraux, y a pesar de tener numerosas bajas lograron obtener algunos éxitos, aunque las operaciones en Málaga ya habían terminado para mediados del mes de Febrero. Queipo de Llano quedó muy irritado cuando Franco le impuso restricciones para que no continuase su avance hacia Almería; Esta decisión constituyó un grave error ya que podría haber conquistado el resto de Andalucía Oriental, Almería incluida, sin haber encontrado mucha resistencia.

Masacre de la carretera de la costaArtículo principal: Masacre de la carretera Málaga-Almería.
La toma de Málaga por el bando sublevado también tuvo otra grave consecuencia. Ante los primeros movimientos franquistas hacia Málaga, en la capital cundió el pánico ante la represión, por lo que muchos civiles y milicianos optaron por huir por la carretera de Almería. Ésta no había sido cortada, si bien estaba a merced de los bombardeos desde tierra, mar y aire. Se calcula que fueron decenas de miles los que intentaron huir, aunque el camino era extremadamente difícil tanto por los bombardeos como por el hecho de que la carretera se encontraba en pésimas condiciones a la altura de Motril. Gran parte de la población de la ciudad, temiendo las represalias, huyó por carretera hacia Almería, siendo bombardeados por mar y aire por las fuerzas ocupantes, que causaron miles de muertos entre la población civil. Estos graves acontecimientos son conocidos como la masacre de la carretera Málaga-Almería y fueron dados a conocer al mundo por el testimonio del doctor Norman Bethune, que acudió con su unidad de transfusiones a socorrer a los refugiados. Constituye una de las mayores masacres civiles de la guerra al tiempo que una de las más desconocidas si la comparamos con el éxodo de civiles que estaban por venir, como en de los Pirineos (en 1939) o el más reciente de todos, por efecto de la Campaña de Guipúzcoa (en Septiembre de 1936). Los cálculos sobre la cantidad de huidos de Málaga son confusos y difíciles. Se calcula que fueron entre 15.000 y 150.000 personas. La acción del ejército franquista sobre los huidos por la carretera de Almería provocó entre 3.000 y 5.000 muertos, la gran mayoría civiles.

Represión franquista en MálagaA continuación de la toma de Málaga tuvo lugar la represión más feroz ocurrida en España desde la toma de Badajoz. Dicha represión se desencadenó por el recuerdo de los 2500 muertos bajo la República durante los primeros meses de la guerra: de la destrucción de iglesias y el saqueo de casas particulares. En la ciudad quedaron miles de simpatizantes republicanos y militantes de izquierda: algunos de ellos fueron fusilados de inmediato, y el resto fueron encarcelados, pero por poco tiempo. Un testigo ocular afirmó que, en la primera semana después de la caída de ciudad, mataron a 4000 personas. A día de hoy se sabe que la cifra no es en nada exagerada y que incluso podría ser mucho mayor, si bien ya hay confirmadas más de 3700 personas en las fosas de los cementerios de Málaga capital. Desde luego, muchos fueron fusilados sin juicio previo, en las playas, y otras tras un breve juicio a cargo del consejo de guerra recién establecido. A la vez, hubo escenas dantescas en los cementerios por el profanamiento de tumbas republicanas por parte de falangistas y beatas; Las personalidades que habían huido por la carretera de Almería no fueron un problema, pues las represalias también alcanzaban a sus familiares que se habían quedado en la ciudad. Uno de los fiscales de Málaga encargados de los juicios sumarísimos era por entonces un joven abogado, Carlos Arias Navarro, que había pasado seis meses en la cárcel de la ciudad, y que entonces iniciaba una carrera política que finalmente le introduciría en las altas esferas del poder, ya en el tardofranquismo.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Vie Ago 03, 2012 12:12 pm



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Batalla de Sollube

La Batalla de Sollube fue un enfrentamiento militar ocurrido entre el 6 y el 14 de mayo de 1937 en los alrededores de la localidad vizcaína de Bermeo en el País Vasco, España. Enfrentó a las fuerzas sublevadas contra la segunda república española de Bautista Sánchez y a algunos de los batallones del Bando republicano que participaban de la defensa de Bilbao.

Entre los días 6 y 14 de mayo de 1937 el monte Sollube fue escenario de una de las batallas de la Guerra civil Española más importantes que se libraron en suelo vizcaíno. En septiembre de 1936 el frente de batalla quedó inmovilizado en la frontera entre las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa. En marzo de 1937 las fuerzas alzadas contra la legitimidad republicana comienzan una ofensiva que avanza por Vizcaya rumbo a Bilbao, capital de la provincia e importante centro industrial donde se habían montado los talleres, transformados en industrias bélicas, que habían sido evacuados de Éibar y otras localidades próximas a la línea de fuego.

Tras los bombardeos de Durango y Guernica se produce la ocupación de la infantería. Bermeo se encuentra entre el monte Sollube y el mar, a su lado el cabo Machichaco. Las tropas facciosas, compuestas principalmente por la brigada Flechas Negras, formada por un tercio de soldados italianos y el resto españoles y comandada por Sandro Piazzoni, entra en Bermeo el 30 de abril de 1937 procedente de Guernica. La ocupación de la comarca se realiza con un número de 6.000 soldados de los cuales unos 700 efectivos toman la villa marinera. Los soldados de las Flechas Negras fueron cercados por los milicianos republicanos (vascos, asturianos y cántabros) que los mantuvieron durante dos días bajo su dominio. Los franquistas llamaron en su auxilio a la brigada Quinta de Navarra, compuesta por más de 7.000 hombres.[1]

Objetivo de las tropas facciosas era la toma del estratégico monte Sollube que se alza cerca de la orilla del mar dominando una extensa zona de Vizcaya, en especial el Valle de Asúa comarca vecina y próxima a Bilbao y permitir una posición ventajosa en el ataque a la defensa de la capital, el llamado Cinturón de Hierro de Bilbao. La defensa republicana se basaba en batallones de micianos vascos, asturianos y cántabros con participación numerosa de vecinos de la villa de Bermeo, la cual fue cogida casi de improviso por el acontecimiento y convaleciente aún de la tragedia ocurrida en la mar que había costado la vida pescadores de la localidad pocos días antes.[2] La pérdida de esta posición estratégica significó el principio del fin de la defensa de Bilbao.[3]

En los diez días que duraron los combates murieron más de 1.000 personas pertenecientes a ambos bandos, 400 a los sublevados y el resto de republicanos. La caída de la cima del Sollube en manos de las fuerzas sublevadas supuso que la villa de Bermeo quedara el supeditada a ellos y que Bilbao quedara, prácticamente a su alcance.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Vie Ago 03, 2012 12:18 pm


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Campaña de Guipúzcoa

La campaña de Guipúzcoa fue una campaña de la Guerra Civil Española en la que el ejército franquista conquistó el norte de la provincia de Guipúzcoa, en poder de la República.

Inicialmente concebido por el general Emilio Mola para avanzar sobre Irún para cortar las comunicaciones entre el norte de la península y Francia y conectar con los rebeldes de la guarnición de San Sebastián que se vieron sitiados por las fuerzas de Augusto Pérez Garmendia.

Los cuarteles de Loyola

La campaña se desvió cuando la ruta que llevaba a Irún se vio bloqueada por la demolición del puente de Endarlatsa. Cuando los rebeldes de Pamplona supieron del asedio de San Sebastián, Alfonso Beorlegui desvió todas sus fuerzas hacia el oeste, en dirección a San Sebastián, para aliviar a la guarnición rebelde mientras dos columnas franquistas adelantaban desde el oeste.

Después de la sublevación militar del 18 de Julio y la rendición de los cuarteles de Loyola, Guipúzcoa se había mantenido en su totalidad fiel a la República. No obstante, desde el primer día Mola había intentado enviar columnas para hacerse con el control de la provincia y cortar la comunicación con la frontera francesa. Después del fracaso de los sublevados en San Sebastián, la posibilidad de una rápida conquista se esfumaron y ante la falta de tropas (tanto por parte gubernamental como por parte de Mola) la situación se estabilizó.

Objetivo: Irún

No obstante, las fuerzas de Alfonso Beorlegui retomaron su avance sobre Irún para cortar el norte de las provincias de Guipúzcoa, Vizcaya, Santander y Oviedo, para después continuar con la captura de San Sebastián hasta la frontera de Vizcaya.

La caída de Irún supuso un duro golpe para la República pero especialmente para la zona norte que aún se mantenía fiel, ya que cerró toda comunicación terrestre con Francia y dejó aún más aislada esta zona de lo que ya se encontraba. Por ende, también decidió la caída de San Sebastián, que por su ausencia de defensas naturales se veía condenada a su vez por la caída de Irún; La capital donostiarra caería finalmente el 12 de septiembre . Sin embargo, tras la caída de la capital el avance se ralentizó ante la creciente dura resistencia de los republicanos y nacionalistas vascos. Así, el 12 de Octubre Mola ordenó detener todo avance, manteniendo casi toda Guipúzcoa bajo ocupación.

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Re: Guerra Civil Española

Notapor Juanete » Dom Ago 05, 2012 8:38 pm


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Sitio del Cuartel de Loyola

El Sitio del Cuartel de Loyola fue un episodio de la Guerra Civil Española ocurrido en la ciudad vasca de San Sebastián el 21 de julio de 1936, donde un grupo de militares intentó que la guarnición de la ciudad se adhiriera al golpe de estado contra la Segunda República Española.

Cuando el 18 de julio de 1936 en San Sebastián se difundió la noticia de la sublevación militar del día anterior en el Marruecos Español, y en la cercana Navarra, los sindicatos de izquierda como la CNT y la UGT se decidieron a movilizar a sus afiliados, exigiendo al gobernador civil donostiarra la entrega de armas para sus grupos. Al conocerse el 19 de julio que la guarnición militar de la ciudad vasca de Vitoria se había unido a la sublevación, la exigencia de las organizaciones obreras se hizo imposible de ignorar, aunque la urgencia de enviar tropas leales contra Vitoria adquirió mayor importancia, en tanto los rebeldes implantaban su control sobre toda la provincia de Álava. No obstante, las fuerzas de la Guardia Civil, la Guardia de Asalto, Cuerpo de Carabineros, y Migueletes (policía de la diputación de Guipúzcoa) manifestaron su lealtad al gobierno de la Segunda República Española.

Las noticias llegadas de otros puntos de España convencieron a las autoridades civiles de San Sebastian sobre el apremio de reunir una columna de tropas para unirlas a los voluntarios de la CNT y UGT que se disponían a partir hacia Vitoria, dirigidos por el comandante Augusto Pérez Garmendia, veraneante en la ciudad que se había puesto al servicio de las autoridades republicanas. El 20 de julio se organizó así la "columna de apoyo" formada por obreros de la CNT, guardias civiles y guardias de asalto, para que partiera a Vitoria esa misma tarde.

La guarnición militar de San Sebastián era formada por el 3° Regimiento de Artillería Pesada y el 3° Regimiento de Zapadores, estacionados en el Cuartel de Loyola, el principal edificio militar de la ciudad. Los dos principales jefes militares de la plaza eran favorables al alzamiento: el coronel León Carrasco Amilibia (jefe militar de la plaza) y el comandante José Vallespín (segundo del anterior), pero ambos dudaban aún sobre cuando empezar el alzamiento, además que el enfrentamiento personal entre ambos dificultaba la coordinación de la revuelta.

El 21 de julio, tras la partida de la primera columna para socorrer al bando republicano en el ataque a Vitoria, el comandante Vallespín era presionado desde Pamplona por el general Emilio Mola debido a su tardanza en empezar la revuelta. Vallespín, aún en pugna con el coronel Carrasco, dio orden de sacar las tropas del Cuartel de Loyola a las calles para tomar puntos estratégicos de San Sebastián y adherirla a los sublevados.

Tras breve lucha en la mañana del 21 de julio, las tropas sublevadas tomaron el control de los más importantes edificios de San Sebastián, mientras las autoridades republicanas y muchos líderes sindicales huían de inmediato a Éibar. La ausencia de la columna enviada a Vitoria, donde formaban numerosos guardias civiles y de asalto que se mantenían leales al gobierno de Madrid, facilitó la tarea de los sublevados.

El día 22 de julio el coronel Pérez Garmendia, que había llegado a la localidad de Éibar, supo de lo ocurrido en San Sebastián el día anterior, y de inmediato planificó la recuperación de la ciudad, dejando en Éibar una pequeña fracción de sus fuerzas y volviendo con la mayor parte a la capital donostiarra. Fue así sorpresivo para los sublevados cuando las columnas republicanas iniciaron su contraataque contra San Sebastián, apoyados por la Guardia Civil y la Guardia de Asalto, así como por el Cuerpo de Carabineros y los Migueletes. Tras fuertes combates, al anochecer de esa fecha los partidarios del bando nacional conservaban sólo el Cuartel de Loyola y el Hotel Maria Cristina, mientras las milicias republicanas y las fuerzas de seguridad habían logrado recapturar casi toda la ciudad. Numerosos reclutas de las fuerzas sublevadas estaban poco convencidos de participar en la lucha, más aún siendo muchos de ellos nativos de Euskadi que se negaban a luchar contra autoridades del PNV; la falta de entusiasmo y ardor combativo hizo que los jefes locales del alzamiento tuvieran gran dificultad en mantener la cohesión de su grupo y resistir a ultranza a las milicias republicanas.

Los rebeldes en el Hotel Maria Cristina se habían atrincherado ante el estupor de los veraneantes, que habían evacuado el edificio, y en el combate habían causado serias bajas entre las fuerzas leales al gobierno. Recién a las 13 horas del 23 de julio fueron finalmente vencidos los rebeldes atrincherados en el hotel y el edificio quedó ocupado por las fuerzas del bando republicano.

No obstante, la situación el el Cuartel de Loyola era muy diferente. Habían allí cerca de 1700 fusiles y ametralladoras, además de ocho obuses, los cuales permitirían a los sublevados prolongar la resistencia por tiempo casi indefinido. Por contra, las milicias republicanas de San Sebastián disponían apenas de 300 fusiles repartidos entre sus hombres, sin artillería ni ametralladoras, aunque se contaba con las fuerzas de Guardia Civil y de Guardia de Asalto, lo cual hacía riesgoso un ataque directo. No obstante ello, desde la mañana del 24 de julio las milicias republicanas empezaron el cerco del Cuartel.

Las autoridades republicanas confiaban en que, siendo la mayoría de los reclutas del Cuartel de Loyola jóvenes de origen vasco, la propaganda del PNV, leal a la República, podría convencerles de rechazar toda adhesión al alzamiento militar. Además, el arsenal del Cuartel de Loyola resultaba un poderoso incentivo para seguir en el cerco, visto que la posesión de las amras allí existentes daría segura ventaja a la milicia, sea anarquista o nacionalista vasca, que se apoderase del arsenal.

Si bien el 23 de julio la ciudad de San Sebastián ya había quedado completamente en poder de las tropas fieles a la República (mayormente obreros anarquistas armados y algunos afiliados del PNV), estas fuerzas resultaban mal armadas para lanzar un ataque serio contra el Cuartel de Loyola, un conjunto de instalaciones militares formado por barracas, arsenales, y edificios administrativos, con una guarnición mucho mejor armada que sus atacantes.

Aún así, las fuerzas anarquistas resultaban muy superiores en número a los sitiados e impusieron estrecho cerco al cuartel, aunque siempre con el riesgo que una salida de los sitiados les causara serias bajas. La llegada de los guardias civiles y de asalto que se unieron al cerco permitió aumentar la presión sobre los sublevados, que se mantuvieron en una resistencia débil, minada por las indecisiones del coronel Carrasco Amilibia sobre si proseguir con la revuelta o rendirse, mientras que el comandante Vallespín insistía en mantener el alzamiento contra la República.

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