Guerra Civil Española

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor ninordi » Jue Abr 05, 2012 11:19 pm


Humberto escribió:No es cierto, como se dice, que Picasso se inspirara en el bombardeo de la ciudad vizcaína a la que debe su nombre. Al maestro cubista se le encargó por parte del bando frentepopulista un mural para exponerlo en París, en la entrada del pabellón español. Desde el principio de la guerra habían buscado la colaboración de los más destacados artistas españoles como medio de propaganda. La suya puede decirse que era la guerra de la propaganda, que a juzgar por la inversión ganó. El presupuesto para la obra: 150.000 francos franceses (una cantidad astronómica, casi el 15% de todos los gastos del pabellón español, según Javier Tussel). Picasso, en ese momento en plena crisis creativa, empezó su obra muchos antes de que se produjese el bombardeo e inicialmente la tituló: «Sueños y mentiras de Franco». Pinta una hoz y un martillo que desaparecen permaneciendo el puño. Pinta un toro, pinta una puerta, una bombilla, el candil, alegorías, mixtificaciones, símbolos, pero nada nada que identifique a la ciudad vasca homónima: no hay aviones, no está el roble milenario, ni bombas, ni chapelas, lo más parecido es una mujer que huye de las llamas o el niño muerto en brazos de su madre. Sin que por ello no deje de ser una estupenda denuncia contra la violencia innata del propio hombre. Un bel canto al pacifismo.

El cuadro no gustó al público sensible con los otros desastres ibéricos de los que la prensa se hizo eco y con la guerra mundial que se avecinaba, tuvo malas críticas y apenas salió en los catálogos mensuales, por lo que los responsables del pabellón español pensaron en sustituirlo, pero como había sido tan caro y el autor tan renombrado, optaron por cambiar su nombre, y por reinterpretar el tema relacionándolo de «aquella manera» con el bombardeo de la localidad, que había ocurrido mientras se remataba el cuadro, pero que en ese momento del conflicto no era ni el único ni el más cruento de todos los habidos, aunque con el paso de los años así lo parezca. El Guernica, pues, es un título de oportunismo político, que nada tenía que ver con el bombardeo. Pero ahí está. Como la puerta de Alcalá.

SI CIERTO.
ninordi
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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Jue Abr 12, 2012 11:00 pm


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Bombardeo de Durango

Se conoce como bombardeo de Durango al ataque aéreo realizado por la Aviación Legionaria italiana el 31 de marzo de 1937 sobre la villa vizcaína de Durango en el País Vasco, España.

Esta acción bélica se encuadró dentro de la ofensiva del Frente Norte que realizaron las tropas denominadas "nacionales" en la primavera de ese año en la Guerra Civil Española bajo las ordenes del general Emilio Mola. La villa fue bombardeada y ametrallada, convirtiéndose así en el primer bombardeo civil de la historia.

Está acción bélica fue una de las pioneras en la utilización de la aviación para el bombardeo de núcleos urbanos civiles. Poco después, el 26 de abril, se produjo una acción similar en la villa de Guernica que fue en la que Pablo Picasso tomo para su obra Guernica en la que denuncia la barbarie de la guerra, y luego sobre el Mercado de Alicante o Madrid.

La acción fue realizada por componentes de la 214 escuadrilla del grupo 24 de bombardeo pesado Savoia 21 y cazas del tipo CR-32. Se realizó en dos pases y comenzó a las 8:45 de la mañana. En ella murieron 336 personas.

Después del fracaso del golpe de estado del 18 de julio de 1936 contra el gobierno de la Segunda República Española comenzó una guerra civil que duraría tres años. En el norte de la península Ibérica las provincias de Navarra y Álava quedaron dentro de la influencia de los golpistas mientras que las marítimas, entre ellas Guipúzcoa y Vizcaya siguieron fieles al gobierno republicano.

Las tropas facciosas, en las que se encuadraban destacamentos de requetés navarros, bajo las ordenes del general Mola avanzan sobre Guipúzcoa por el valle del Bidasoa aislando la frontera francesa del territorio fiel al gobierno republicano. En septiembre de 1936 prácticamente todo el territorio guipuzcuano queda bajo el mando de los facciosos. El frente queda detenido en el valle del río Deva a las puertas de la industriosa ciudad de Éibar.

En septiembre de 1936 las tropas fascistas habían tomado la práctica totalidad de Guipúzcoa. La línea del frente se detiene justo entre la demarcación fronteriza entre Guipuzcoa y Vizcaya. En la costa la localidad vizcaína de Ondárroa esta tomada por los rebeldes mientras que a sus afueras se organiza la resistencia, Berriatúa es republicana y la línea del frente se extiende por el alto de Kalamendi, Kalamua y Akondia, dejando a Éibar en el fondo del valle del Ego defendiendo la república que allí nació cinco años antes. El frente sigue hacia Elgueta y se extetiende, como marcado, por el Camino de los Toldos que une la villa de Elgueta con el puerto de Kanpazar sobre Vergara y el Udalaitz sobre Mondragón, ambas poblaciones en manos de los fascistas. Al otro lado de las cumbres de los Intxortas se esconde Elorrio donde el mando republicano tiene un cuartel general para la defensa de esta parte de la línea de fuego. Del inexpugnable Udalaitz, por los altos de Memaia y el Besaide, sigue hacia el colado de Zabalandi, Urquiola y el Saibi.

La defensa estaba encargada a diferentes organizaciones políticas y obreras, en los Intxortas estaban los gudaris de los batallones del PNV (Batallón Sabino Arana junto a las compañías del Euzko Gudarostea, Arratia y Padura) a su lado los Hermanos Proletarios que defendían el puerto de Kanpazar y daban el relevo a la CNT que tenía al batallón Isaac Puente y al Malatesta ubicados en el Udalaitz y la compañía Zabalbide de Izquierda Republicana, hacia la costa estaban los milicianos comunistas y socialistas de PCE y de la UGT.

En la primavera de 1937 y ante la imposibilidad de la toma de Madrid, el alto mando golpista decide activar el Frente Norte acabar de tomar lo que queda de la cornisa cantábrica. El general Emilio Mola hace unas declaraciones en las que afirma que arrasaría Vizcaya. A finales de marzo comienzan las acciones de combate y en abril los facciosos avanzan por tierras vizcaínas camino a Bilbao, importante plaza, en la que entran el 19 de junio.

En este contexto se produce el bombardeo de Durango y posteriormente el de Guernica.

Al comienzo de la contienda se produjo el incidente de Ochandiano donde re realizó un ataque aéreo sobre la población. También se realizaron algunos ataques sobre Irún y San Sebastián pero lejos de los producidos en Durango y Guernica.

El 25 de abril de 1936 algunos aviones procedentes de Vitoria realizaron una inclusión en Vizcaya dejando caer alguna bomba en la villa. Como represaría se ejecutaron a algunos presos partidarios de los alzados en armas que estaban encarcelados en la misma

Durango en 1936

La villa de Durango contaba en el año 1936 con una población de 8.797 habitantes. Políticamente era una población tradicionalista como refleja la composición de su ayuntamiento en aquellas fechas. De los 13 ediles que componían la corporación municipal duranguesa, 8 eran carlistas, 3 del Partido Nacionalista Vasco y 2 del Frente Popular, el alcalde era el carlista Adolfo Uribasterra.

Los aviones, pertenecientes a la 214 escuadrilla del grupo 24 de bombardeo pesado Savoia 21 de la aviación fascista italiana, dejan caer sobre la población 80 bombas de 50Kg cada una de ellas. Tanto la iglesia de Santa María como la del colegio de Jesuitas son destruidas al igual que el cercano convento de Santa Susana. Tras las bombas los cazas van realizando ametrallamientos sobre la población.

El día 31 de marzo de 1937 a las 7:00 horas salen del aeródromo de Soria 9 aviones, pertenecientes a la 213 y 214 escuadrillas del grupo 24 de bombardeo pesado Savoia 21 (S-81) de la aviación fascista italiana. A las 8:00 horas del aeródromo de Logroño despegan 18 aviones caza Fiat CR.32 que se reúnen con los bombarderos en cielo riojano dirigiéndose en formación hacia el valle vizcaíno del Ibaizabal.

Los cinco aparatos de la escuadrilla 213 comandados por Victtorio Cannaviello toman rumbo a la villa de Elorrio mientras que los otros cuatro aparatos de la 214 al mando de Gildo Simiri se dirigen a Durango.

A las 8:30 de la mañana aparecen por el horizonte de la villa vizcaína cinco aviones bombarderos y nueve aviones de caza. Aparecen sobre la parte de Abadiano y son vistos por el puesto de vigía y alarma sito en el campanario de la iglesia de Santa Ana los cuales dan la alarma. Las incursiones de la aviación facciosa eran habituales y normalmente tenían como objetivo la inspección del frente y la retaguardia así como la distribución de propaganda bélica, por ese motivo la población no presta demasiada atención a las campanas que alertan del peligro de ataque aéreo. La insistencia en el toque de alarma produce que muchos durangueses busquen refugio.

El ataque comienza sobre el barrio de Kurutziaga, manteniendo el sol a las espaldas de los aviones. Los edificios numerados del 34 al 40 son totalmente destruidos. La cruz de Kurutziaga es dañada y también resulta bombardeada la iglesia del colegio San José de los Jesuitas donde Rafael Villalabeitia se estaba celebrando misa. En este templo se producen más de cincuenta bajas, mayoritariamente de civiles.

En la iglesia parroquial de Santa María el párroco Carlos Morilla celebraba también la eucaristía mientras que en el gran pórtico exterior se había mercado. En Santa María murieron numerosos civiles junto a su párroco. El convento de Santa Susana también resulta afectado causando las bombas en él la muerte de 11 monjas. Tras el bombardeo los aviones caza realizaron ametrallamientos de la población.

Los aviones bombardero volaban a una altitud de 1.500 metros y los cazas a 400 metros. Se realizaron fotografías panorámicas y panimétricas del resultado de la acción. A las 11:00 horas volvieron a aparecer aviones sobre Durango sin que realizaran ningún ataque.

A las 17:45 de ese mismo día, cuando ya estaban en marcha las labores de auxilio y rescate de la acción de la mañana, aparecen 8 bombardeo y 15 cazas que realizan un ataque sobre la diagonal que se forma entre el cementerio, donde se estaban llevando a cabo las labores de identificación de cadáveres, y la calle Zeharkalea, centro del casco urbano hasta las instalaciones ferroviarias. Los bombarderos lanzan 22 bombas de 100 kg y 54 de 50 Kg mientras que los cazas realizan ametrallamientos sobre la ciudadanía. Durango, al no estar sobre el frente de combate, carecía de defensa antiaérea.

Los días 2 y 4 de abril se vuelven a realizar bombardeos sobre Durango. El día 2 en presencia de una comisión internacional, compuesta por ingleses y franceses, que estudiaba los daños causados el 31 de marzo.

Se calcula que se arrojaron en Durango 281 bombas completando un total de 14.840 kilos de explosivos. Las víctimas mortales fueron 336, resultaron afectados 305 edificios y de ellos 71 fueron totalmente destruidos.

El 21 de abril las tropas fascista suben por Aramayona y Ochandiano tomando el Tellamendi rompiendo el frente a la altura de Zabalandi. Elgueta había caído el día anterior. Éibar es tomada el 26 de abril.

El día 27 de abril se combate a las puertas de Durango por su lado este. Los ataques están formados por batallones de requetés y se extienden por la parte norte, de tal forma que se pretende aislar la población. Las tropas de defensa se retiran hacia Bilbao e intentan poner una línea de fuego en el barrio de Berna, ya a las afueras de Iurreta. Quedan en Durango algunos milicianos emboscados en los edificios que hacen frente a los tradicionalistas del Tercio de Montejurra que toman la villa el 28 de abril.

El 29 de julio se constituye el nuevo ayuntamiento nombrando alcalde a Adolfo Uribasterra que sustituye a Ramón Oralde que había ejercido esas funciones desde la entrada de los alzados contra la legitimidad republicana en la población.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Jue Abr 12, 2012 11:10 pm


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Ofensiva de Cataluña

La Ofensiva de Cataluña, también llamada Batalla de Cataluña[1] ,fue el conjunto de operaciones militares acontecidas entre diciembre de 1938 y febrero de 1939 dentro del marco de la Guerra Civil Española, que se saldaría con la victoria de las tropas franquistas. El objetivo era la toma de Barcelona y la reducción del reducto republicano de Cataluña, al tratarse de ocupar una importantísima ciudad española que junto con el resto de la región catalana había permanecido en el bando republicano desde el comienzo de la guerra.

Para hacerse con Cataluña, el bando nacional decidió primero partir la zona republicana en dos, dejando al sur las provincias de Valencia, Alicante, Murcia y algunas de Castilla la Mancha y al norte un pequeño territorio que acogía parte de la provincia de Tarragona, toda las provincias de Barcelona y Gerona, tal como se logró en abril de 1938 con la ruptura del frente de Aragón. Cataluña quedó aislada desde entonces y con pocas expectativas de recibir la ayuda de refuerzos, a pesar que entonces la ciudad de Barcelona era sede del propio gobierno republicano.

Tras la Batalla del Ebro (25 de julio-16 de noviembre de 1938), las tropas franquistas habían desgastado gravemente a los ejércitos republicanos acantonados en Cataluña, quienes vieron reducida su capacidad operativa por la pérdida de material de guerra, las bajas en combate de soldados veteranos. Si bien el estado mayor del Ejército Popular Republicano conservaba el denominado Grupo de Ejércitos de la Región Oriental, al mando de los generales Juan Hernández Saravia y Vicente Rojo Lluch, la mayor parte de estas tropas son reclutas inexpertos.

La retirada de las Brigadas Internacionales en octubre de 1938 había privado a la República de un contingente de tropas pequeñas en número pero experimentadas en combate. A este factor se unía la mala situación estratégica de la misma región, rodeada por el Mediterráneo y por la zona bajo control franquista, aunque conservaba la frontera con Francia en su extremo norte.

Los franquistas atacan por el Segre

El 23 de diciembre de 1938 las tropas franquistas empezaron su ataque a lo largo del río Segre (límite entre los contendientes), rompiendo el frente republicano ese mismo día; para evitar una penetración masiva de atacantes el gobierno de la República envió al 5º Cuerpo de Ejército bajo el mando del general Enrique Líster, quien contuvo la ofensiva durante 12 días, evitando que las tropas nacionales penetrasen masivamente por el vértice de los ríos Ebro y Segre. La creciente el el caudal del Ebro impide que las tropas rebeldes del general Juan Yagüe atraviese el río y ataque el sector sur de las defensas republicanas.

El ataque de los nacionales se estanca hasta que el 3 de enero de 1939 un ataque de carros de combate forzó una retirada republicana, mientras que ese mismo día las unidades franquistas de Yagüe logran cruzar el Ebro y atacan a los republicanos por el flanco sur, amenzándolos con un gran cerco. Al día siguiente los rebeldes atacan la población de Borjas Blancas, rompiendo de nuevo el frente y causando una retirada transformada en fuga. El 5 de enero cae Borjas Blancas y Artesa en poder de los rebeldes y la retirada republicana deja expuesto un gran sector del frente. Las tropas republicanas que aún defendían este vértice entre el Ebro y el Segre huyen rápidamente ante la amenaza de quedar cercadas, mientras sus enemigos cruzan definitivamente el Ebro y fijan una cabeza de puente en Ascó.

El mando republicano en Cataluña, dirigido por el general Vicente Rojo, formó entonces sucesivas líneas de defensa (llamadas L-1, L-2, L-3, y L-4), pero tales líneas estaban poco guarnecidas y sus defensores fueron cercados o rebasados por las tropas franquistas en pocos días. De hecho, a la inferioridad numérica del bando republicano cabía agregar la inferioridad material, en tanto tras la sanrgía de la Batalla del Ebro la URSS parecía convencida de la derrota final de la República y no había repuesto el armamento perdido, mientras que el bando nacional continuaba recibiendo pertrechos de Alemania e Italia.

La resistencia republicana se hunde

El 9 de enero la República moviliza los reclutas de reemplazo de 1922 y 1942 para superar la escasez de tropas, pero esta medida extrema es difícil de implementar por la falta de tiempo. Pese a esto, el 8 de enero los franquistas renuevan su ataque y toman Montblanch el día 12, luego el 14 de enero Valls cae en poder de los rebeldes, con lo que estos ya pueden concentrar sus fuerzas sobre Tarragona. El general franquista Juan Yagüe dirige sus divisiones marroquíes por la costa y acaba entrando en Tarragona el 14 de enero, presionando así por el sur a la propia Barcelona que sufría ya los frecuentes bombardeos de la aviación rebelde al igual que Madrid en 1936.

El día 16 el gobierno de la República ordenó la movilización general de ciudadanos de ambos sexos entre 17 y 55 años de edad, así como la militarización de todas las industrias, pero esta medida llegaba demasiado tarde para ser implementada eficazmente. En efecto, a la urgencia de movilizar tropas hacia un frente cada vez más cercano, el gobierno republicano se enfrentaba a la crisis causada por miles de refugiados republicanos que se dirigían en masa hacia Barcelona, agravada por los bombardeos que desde el 17 de enero eran ejecutados diariamente por la aviación nacional sobre la capital catalana. El día 18 de enero, Negrín y el consejo de ministros acordaron declarar el estado de guerra y asignar al Ejército Popular Republicano la autoridad civil en retaguardia, pero esta medida carecía de utilidad práctica en tanto la línea del frente ya estaba a 25 kilómetros del centro de Barcelona. Militarmente, el bando republicano carecía de pertrechos y munición para defender una ciudad tan extensa como Barcelona, además que la desmoralización de las tropas ya era extremdamente grave.
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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Jue Abr 12, 2012 11:11 pm


Botas Policiales Desde 52?

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La caída de Barcelona

Al difundirse la noticia de la caída de Tarragona, quedó expuesto nuevamente el frente republicano, y la retirada se convirtió en una huida caótica de refugiados republicanos de toda la región, autoridades políticas, civiles comunes, e incluso soldados, que marcharon apresuradamente hacia la frontera francesa, a veces inclusive sin pasar antes por Barcelona. Ante la amenaza de que lleguen a los Pirineos miles de refugiados republicanos, Francia decidió entonces abrir los pasos fronterizos el 20 de enero para dejar entrar en España el material de guerra destinado a la República, pero esta medida no sirvió para organizar defensa alguna. La mayor parte de las tropas republicanas estaban ya desmoralizadas por las sucesivas derrotas, por el desaliento que transmitía la enorme masa de refugiados, y en gran parte estaban formadas por conscriptos muy jóvenes (la llamada "Quinta del biberón") o muy mayores, quienes pese a las exhortaciones de sus oficiales mostraban escasos deseos de combatir y tras dos años y medio de guerra preferían la rendición rápida ante lo que parecía un triunfo inminente de los rebeldes.

En la mañana del 22 de enero, el general Rojo informa a Negrín y a sus ministros que el frente de combate nuevamente se ha colapsado entre Manresa y Sitges, apenas a 20 kilómetros de Barcelona, por lo cual las tropas del Ejército Popular Republicano han abandonado sus posiciones para salvarse dentro de la propia capital catalana. Tras la exposición de Rojo, Negrín ordena la evacuación de todas las entidades gubernativas hacia la frontera francesa, lo cual es conocido esa misma tarde por los civiles y refugiados que aún se hallan en Barcelona. La noticia de la evacuación del gobierno, similar a lo vivido en Madrid en octubre de 1936, es la señal para una huida caótica de civiles desde Barcelona.

A partir del 23 de enero miles de simpatizantes republicanos huyen de Barcelona, llevándose consigo a sus familias y enseres, y tomando por asalto los almacenes de alimentos para tener con que sobrevivir durante la marcha hacia Francia. Republicanos de toda clase abandonan la ciudad en automóviles, camiones, bicicletas o simplemente a pie, obstruyendo la carretera hacia el norte; los funcionarios empacan y evacúan aceleradamente sus oficinas, mientras tanto militantes de los diversos partidos políticos de la zona republicana incendian documentación, archivos, y tarjetas de identidad en las calles barcelonesas. Los presos del bando nacional son sacados de sus celdas para ser también trasladados en la masiva retirada republicana. Ese mismo día los nacionales atacan Sabadell, Tarrasa, y Badalona, mientras cruzan el Llobregat.

En la tarde del 24 de enero el gobierno republicano huía finalmente a Gerona, dejando tras de sí una ciudad dominada por el desorden de la huida. Algunos militantes comunistas intentaron defender la ciudad a ultranza mediante barricadas el día 25 pero sus esfuerzos chocaron contra el desánimo de los civiles y el incesante flujo de refugiados en fuga que no albergaban mayores esperanzas, a lo cual se sumaba la fuga caótica de miles de simpatizantes republicanos hacia la frontera francesa. Al amanecer del 26 de enero las tropas franquistas alcanzaban las cumbres del Tibidabo y de Montjuic, y al mediodía entraron al centro de Barcelona y ocuparon toda la urbe semidesierta, sin hallar resistencia.

La carrera hacia la Frontera francesa

Tras la caída de Barcelona, los refugiados siguieron su marcha hacia la frontera francesa a pie o en todo medio de transporte disponible, mientras las tropas republicanas oponían escasa resistencia al avance enemigo, uniéndose a las columnas de refugiados, desertando, o capitulando sin combatir. El día 25 el gobierno francés había pedido formar una "zona neutral" en territorio español donde pudiesen establecerse los refugiados republicanos bajo supervisión internacional, evitando abrir así los pasos fronterizos a varios miles de civiles españoles, pero Francisco Franco rechazó tal propuesta; ante ello Francia abrió la frontera a los refugiados españoles en la noche del 27 de enero; el 28 de enero 15.000 personas pasaron a suelo francés y en los días siguientes tal número aumentó, los soldados republicanos debieron entregar sus armas a la gendarmería francesa como requisito previo para cruzar la frontera.

Inicialmente el gobierno francés había evitado dar acogida a todos los refugiados españoles que llegaban a la frontera, pero en el curso de las horas se hizo evidente que resultaba inútil contener por la fuerza a varios miles de civiles dispuestos a esperar su entrada en Francia a campo abierto antes que volver a la zona dominada por los franquistas. De todos modos, tras el 28 de enero el gobierno francés se opuso a dejar pasar a los soldados republicanos o a personas en edad militar, esperando que las autoridades republicanas usaran el material de guerra recién ingresado en España para oponer alguna resistencia. Los refugiados llegaban agotados y hambrientos tras una larga marcha a lo largo de Cataluña que incluyó cruzar parte de los Pirineos en el frío mes invernal de enero y casi de inmediato fueron establecidos por las autoridades francesas en improvisados campamentos a orillas del Mediterráneo, lugares cercados con alambre de púas y vigilados por la gendarmería francesa, desprovistos de suficiente alimento y agua, expuestos al viento y la lluvia al carecer de barracas o carpas, y en malas condiciones sanitarias; no obstante Francia explicó tales carencias en el hecho que no se esperaba recibir un flujo de varios miles de civiles españoles en cuestión de tan pocos días, pidiendo entonces ayuda internacional para remediar en parte las graves carencias de los refugiados. Empezaba así para muchos republicanos españoles un largo y difícil exilio.

El avance del bando nacional seguía su ritmo casi sin hallar resistencia, al punto que las avanzadas del general Yagüe (incluyendo italianos, marroquíes y requetés navarros) el 4 de febrero tomaron Gerona, forzando al gobierno republicano a huir esta vez a Figueras, en cuyo castillo el presidente de gobierno Juan Negrín celebró una reunión final del gabinete republicano y de las Cortes republicanas el 1 de febrero, pidiendo que no hubiera represalias políticas tras el fin de la guerra; acudieron 64 parlamentarios.

El 3 de febrero las tropas franquistas, que habían tomado días de descanso tras tomar Barcelona, se hallaban a 50 kilómetros de la frontera francesa, para entonces cerca de 200,000 españoles habían cruzado la frontera de Francia. Era cuestión de días que las fuerzas de Franco ocupasen toda Cataluña, y así el 5 de febrero el gobierno francés decidió abrir la frontera española de modo indiscriminado para que cualquier refugiado republicano la cruzara, lo cual permitía la entrada en Francia de los restos del Ejército Popular Republicano. Ese mismo día cruzaban la frontera el presidente de la República, Manuel Azaña, junto con el presidente de la Generalidad catalana Luis Companys y el antiguo lehendakari José Antonio Aguirre.

El día 8 caía Figueras y el gobierno de la Segunda República Española, incluyendo al presidente del gobierno Juan Negrín, cruzaba también la frontera en esa fecha; el 10 de febrero las tropas franquistas ya habían alcanzado todos los pasos fronterizos y llegaban a los Pirineos. Para esa fecha cerca de 400,000 refugiados civiles y militares habían pasado de España a Francia. El 11 de ese mes se hicieron con el control de Llivia, un pequeño pueblo gerundense rodeado por completo por territorio francés, ocupando en ese momento toda Cataluña.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Mié Abr 25, 2012 2:46 pm


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Batalla de Brunete

Se conoce como Batalla de Brunete al conjunto de operaciones desarrolladas, desde el 6 hasta el 25 de julio de 1937, en esta población y otras aledañas del oeste de Madrid durante la Guerra Civil Española. Esta ofensiva lanzada por el Ejército Popular de la República tenía como objetivo disminuir la presión ejercida por las fuerzas del bando nacional sobre Madrid y al mismo tiempo aliviar la situación en el frente Norte. El enfrentamiento principal tuvo lugar en una localidad muy próxima llamada Quijorna.

El 17 de mayo de 1937 cae el gobierno de Largo Caballero tras los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, y accede Negrín a la jefatura del gobierno republicano.

En estas fechas los nacionales están dedicados plenamente a la reducción del frente norte, habiendo iniciado su avance desde abril. Bilbao ha caído en poder de los sublevados el 19 de junio, sin poder ser detenidos por el Cinturón de Hierro, por lo que los esfuerzos del bando nacional se dirigen ahora, con gran intensidad, hacia la ocupación de Cantabria y Asturias. Por eso, el Estado Mayor republicano toma la decisión de desencadenar una ofensiva en la zona central de España, específicamente en los alrededores de Madrid y en dirección de Castilla la Vieja. Este ataque obligaría a los franquistas a detraer fuerzas del frente Norte, cuya situación se está tornando muy delicada para las tropas leales a la República, y simultáneamente mejorar la situación de la cercada Madrid, amenazada por los rebeldes desde el norte y el oeste. Esta decisión se motivaba, además de por los objetivos de índole estratégica citados, por el objetivo político del gobierno de Negrín de demostrar a los consejeros soviéticos que la República también tenía iniciativa militar para recuperar el terreno perdido y no se limitaba a detener los ataques rebeldes (como sucedía con los éxitos ganados en la Batalla de Guadalajara y la defensa de Madrid en noviembre de 1936).

El gobierno de Negrín y sus aliados (socialistas contrarios a Largo Caballero y comunistas) habían calculado que esta demostración de fuerza, si tenía éxito, fortalecería además la imagen del gobierno republicano ante Francia, mostrando que la República sí tenía fuerzas suficientes para causar una derrota decisiva a los sublevados. Se esperaba además que contribuiría a la reapertura de la frontera de los Pirineos, lo que permitiría el traslado del material bélico almacenado y retenido en territorio francés a causa de la No-intervención. La operación ofensiva de Brunete, a pesar que el mariscal soviético Malinovsky sostuvo en sus memorias que había sido planeada y dirigida sólo por los soviéticos, fue diseñada íntegramente por los coroneles de Estado Mayor Rojo y Matallana, con la anuencia de consejeros soviéticos.

Una operación de este tipo había sido considerada ya en tiempos del gobierno Largo Caballero, pero no hubo unanimidad respecto al lugar donde llevarla a cabo. En un principio los mandos del Ejército Popular Republicano pensaron en Extremadura, aprovechando la débil defensa de los nacionales en dicha zona, y que este plan implicaría la gran ventaja táctica de partir en dos el terreno ocupado por los rebeldes (el llamado "Plan P" elaborado por el coronel Vicente Rojo), aislando decisivamente la Andalucía nacional del resto de la zona sublevada. No obstante, los consejeros militares soviéticos rechazaron el "Plan P" pues éste exigía desplazar un gran contingente de tropas a un lugar lejano de las principales ciudades en poder de la República, dificultando el abastecimiento de esas tropas así como su mismo transporte. Sin embargo, los asesores soviéticos aconsejaban un ataque en la zona de Brunete, por su proximidad a Madrid, lo que permitía ese desplazamiento de amplias fuerzas con menos riesgos para el objetivo vital de la defensa de la capital. Los mandos militares del Partido Comunista de España habían ganado mayor influencia en el gobierno republicano tras la dimisión del socialista Francisco Largo Caballero, y se adhirieron a la posición soviética, pidiendo que el gobierno de Negrín aprovechara la ocasión para acreditar que la República podía también pasar a la ofensiva.

El plan diseñado por el estado mayor del general José Miaja consistía en lanzar un ataque desde el sector situado al norte de la carretera que cruzaba Majadahonda, Villanueva del Pardillo, Valdemorillo, y El Escorial para seguidamente avanzar hacia el sur hasta alcanzar Móstoles y Navalcarnero. Esta primera parte del plan correría a cargo de los Cuerpos de Ejército V (dirigido por el líder comunista Juan Modesto) y el XVIII (dirigido por Segismundo Casado). Tras la toma de Navalcarnero, un segundo ataque se efectuaría en dirección contraria, partiendo desde Carabanchel y Usera a cargo de fuerzas del II Cuerpo de Ejército las cuales, de acuerdo con el plan trazado, convergerían con las del XVIII Cuerpo de Ejército en Alcorcón. Con esta operación las fuerzas franquistas que sitiaban Madrid debían quedar en situación de aislamiento, reduciendo drásticamente la presión sobre la capital española. Previamente a estos ataques se llevaría a cabo una acción secundaria de diversión en la zona de la Cuesta de la Reina, próxima a Aranjuez y muy al sur de la zona de operaciones prevista en el plan.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Mié Abr 25, 2012 2:52 pm


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Desembarco de Mallorca

El Desembarco de Mallorca también llamado la conquista de Mallorca fue una operación desarrollada en los primeros días de la Guerra Civil Española, en concreto entre los meses de agosto y septiembre de 1936. De haber triunfado este desembarco, el desenlace de la guerra civil habría sido muy distinto, ya que Mallorca se convirtió (a posteriori) en base naval de la flota nacional que bloqueaba las comunicaciones marítimas y plataforma aérea de ataque a la peninsula.

La idea de una expedición a Mallorca parece haber estado presente entre las diferentes fuerzas contrarias al golpe militar, desde que el 19 de julio fuera tomada por los alzados junto a Ibiza y Formentera. En estas fechas, Menorca es la única isla del archipiélago balear que no se encuentra alineada con las fuerzas alzadas en armas el 17 de julio de 1936. Sin embargo, la situación revolucionaria no permitió la necesaria coordinación para el correcto desarrollo de los acontecimientos, quedando tras el desarrollo de la operación la distribución sobre el mapa geomilitar de los contendientes exactamente igual que con anterioridad a su inicio.

Ya desde el 23 de julio se inician distintas acciones contra los sublevados y ese mismo día aviones republicanos bombardean Palma de Mallorca. Otra operación menor será llevada a cabo el 1 de agosto, cuando efectivos republicanos procedentes de Menorca y debido a un incidente aeronáutico, toman Cabrera brevemente, abandonándola al poco tiempo.

Operaciones previas: Ibiza, Formentera y Cabrera

El día 2 de agosto de 1936 una columna de milicias barcelonesa dirigida por Alberto Bayo desembarca en Menorca como paso previo al inicio de la operación; al día siguiente la aviación republicana repetirá de nuevo el bombardeo sobre la capital de Mallorca.

El 6 de agosto en Barcelona concluyen los preparativos logísticos para el desembarco. Tanto el Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña el Gobierno catalán da su apoyo al plan. El Gobierno de la República no se opone y prefiere observar su desarrollo sin interferir. Al día siguiente la isla de Formentera se rinde a la Columna de Manuel Uribarri, procedente de Valencia que se ha sumado a la operación y un día más tarde la Columna barcelonesa de Alberto Bayo (conocida como Columna de Baleares) desembarca en Ibiza y la domina en pocos días con la ayuda de Uribarri, formándose inmediatamente en la isla un llamado Comité Antifascista de Ibiza, bajo la responsabilidad de Antonio Martínez, del Partido Comunista. Las tropas de Uribarri desplegaron una señera valenciana, cedida por el Partit Valencianista d'Esquerra en el castillo de Ibiza.

El Cuartel General de la operación se instala en Mahón, Menorca. Un centenar de voluntarios extranjeros (entre ellos franceses, cubanos y argentinos) se suman a las operaciones. El 13 de agosto unos 400 milicianos catalanes de la FAI (Federación Anarquista Ibérica) no vinculados al plan de Bayo-Uribarri llegan Cabrera. Los valencianos de la columna de Uribarri se reintegran a la península tras no alcanzar un acuerdo con Bayo sobre los pasos inmediatos a seguir.

El día 15 el capitán Bayo vuela desde Mahón a la isla de Cabrera donde están agrupados varios grupos anarquistas catalanes. Bayo propondrá a los milicianos de Cabrera que desembarquen en la isla Dragonera como maniobra de distracción, pero el comité anarquista no accede a tomar parte en la operación, aunque después lo hicieran por su cuenta y sin que ni el capitán de la operación ni su estado mayor supieran nada: los anarquistas de Cabrera desembarcarán en Cala Mandia y Cala Anguila antes de que Bayo lo hiciera en Punta Amer.

Desembarcos en Mallorca

En la madrugada del 16 de agosto desembarca en Mallorca la expedición de milicianos de Bayo reforzadas por una parte importante de la guarnición de Menorca (entre 6.000 y 10.000 hombres) procedentes de Ibiza; Atacaron la isla por la zona de Punta Amer y Porto Cristo (luego rebautizado como Porto Rojo tras ser conquistado). Ese mismo día, al caer la tarde, llegaron varias piezas de artillería (6 piezas de 75 mm y 4 de 100 mm), así como apoyo aéreo. A partir del 17 de agosto varios navíos republicanos apoyan las operaciones militares en la costa. Por otra parte, el 27 de agosto llegan a Mallorca algunos de los refuerzos materiales solicitados urgentemente por los militares alzados a la Italia fascista. Las milicias republicanas avanzaron unos 12 km hacia el interior y continuaban perplejas ante su éxito, lo que permitió a los sublevados organizar la defensa. El 31 de agosto ante la creciente resistencia que encuentran los republicanos reorganizan sus planes y se aprestan al asalto de Manacor.

El 1 de septiembre asisten al desarrollo de los hechos algunas altas autoridades fascistas italianas, como el vicecónsul de Italia, el jefe fascista de Bolonia Arconovaldo Bonacorsi (llamado el Conde Rossi o el león de Son Servera), creador del grupo fascista Los Dragones de la Muerte (muy activo durante la posterior represión), Facchi, el jefe de la aviación italiana de Mallorca, y el italiano Cirelli; dos días más tarde llegan a la isla, algunos desmontados a bordo del vapor Morandi, tres trimotores y tres aviones de caza italianos en apoyo de los sublevados. A partir de ese momento los republicanos no pudieron llegar a bombardear Palma de Mallorca sin oposición.

Las milicias de Bayo, después de haber conseguido establecer una pequeña posición en esta costa de Mallorca, no logran sin embargo avanzar hacia el interior y la contraofensiva nacionalista con un total de 3.500 hombres (compuestos por 1200 hombres de la guarnición militar, 300 carabineros y Guardias Civiles y unos 2000 voluntarios falangistas) hace retirarse a la fuerza expedicionaria catalana. Aproximadamente por estas fechas, una delegación del Comité Antifascista de Ibiza, formada entre otros por Justo Tur, Angel Palerm, Juan Morales, Ramón Medina y García Rovira, solicita ayuda a Barcelona ante la previsible retirada de las fuerzas de Bayo y la precaria situación de Ibiza ante un futuro ataque de los militares alzados en Mallorca.

Reembarque de las fuerzas de Bayo

La fuerza expedicionaria, con escasos servicios médicos, hospitales de campaña (a pesar de contar con el buque-hospital Marqués de Comillas y suministros adecuados, era incapaz de hacer frente a la contraofensiva de los sublevados, reforzada con aviones llegados de Italia. Bajo permanente ataque enemigo por tierra y aire, retrocedieron precipitadamente a los barcos, abandonando hombres y material importante. Así, en la noche del 4 al 5 de septiembre, ante la orden del gobierno de Largo Caballero de abandonar Mallorca, la columna de Bayo comienza la retirada, mientras los fascistas continúan a la ofensiva. El reembarque de la expedición republicana a Mallorca, que deja abandonados a algunos grupos dispersos del contingente, regresa a continuación a Mahón y Barcelona. Tras reocupar paulatinamente el área mallorquina, una semana mas tarde los nacionales se enteran de que la isla de Cabrera ha sido abandonada por los republicanos.

Retirada de Ibiza

Hacia los días 9 y 10 llegan a la isla de Ibiza en respuesta a las peticiones de apoyo del Comité Antifascista de Ibiza desde Barcelona, a bordo de los barcos Ciudad de Barcelona y Ciudad de Tarragona, dos grupos de milicianos de doscientos y trescientos hombres, integrando la llamada Columna Cultura y Acción, a pesar de lo cual el 19 de septiembre los sublevados toman la isla. El llamado Desembarco de Mallorca se da por definitivamente concluido cuando el 20 de septiembre tropas nacionales procedentes de Mallorca ocupan finalmente Ibiza y Formentera.

Represión en las islas

A la retirada de la expedición republicana, se desató una cruel represión por parte de los militares sublevados y falangistas (si bien durante la corta estancia de las milicias anarquistas había habido algunos fusilamientos por parte de estos). Muchos miembros de la columna que habían sido heridos y se encontraban alojados en un convento fueron fusilados ante la vista de la madre superiora. Y es que, pocos prisioneros escaparon de ser fusilados, si bien la matanza alcanzó a los obreros de la isla y otros que no habían participado en la expedición republicana.

En adelante, Mallorca se convirtió en feudo privado del Conde Rossi, quien, acompañado por falangistas, se dedicó a recorrer la isla en un coche rojo de carreras mientras perseguía a obreros y cualquier izquierdista que encontrase. Fue entonces cuando los asesinatos mallorquines llegaron a su punto culminante.

Consecuencias

A la retirada de Mallorca, las playas del desembarco quedaron sembradas de cadáveres y pertrechos militares. Y en apenas unas semanas después todo el archipiélago (excepto Menorca) había vuelto al control de los militares sublevados, con lo que el fracaso de la operación fue completo. Lo cierto es que no estaba bien organizada (hasta tal punto, que se realizó sin conocimiento alguno por parte del Ministerio de la Guerra) y los sublevados contaron con la inestimable ayuda de Italia y sus envíos militares. No era esta ayuda altruista en modo alguno, si bien el interés de Mussolini por establecer una base aeronaval en las Baleares podía justificar la ayuda en estos momentos.

Más tarde, Mallorca se convertiría en la principal base aeronaval para los sublevados en el Mediterráneo, que sería un hecho determinante para la batalla de los suministros y el control de las rutas del Mediterráneo.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Lun May 07, 2012 3:58 pm


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Convoy de la victoria

El conocido como Convoy de la victoria, fue un enfrentamiento aeronaval en aguas del estrecho que tuvo lugar el 5 de agosto de 1936 durante la Guerra Civil Española, entre fuerzas sublevadas que pretendían romper el bloqueo del estrecho, y transportar tropas y material desde el norte de África a la península, y tres de las unidades gubernamentales que bloqueaban el estrecho.

Ante la insistencia del general Franco, de la urgente necesidad de transportar a las tropas del norte de África para poder actuar como refuerzos y consolidar los avances conseguidos en la península por los sublevados, se planeó una acción en principio descabellada, por la falta total de escoltas y absoluta del desconocimiento del general del Ejército de tierra, que no valoraba en principio las diferencias entre la escuadra gubernamental, y las unidades disponibles en ese momento para los sublevados, el cañonero Eduardo Dato y el guardacostas Uad Kert y el viejo torpedero T-19, que iban a ser la única escolta del convoy.

Frente a estos tres buques o en las cercanías, se encontraban el acorazado Jaime I; los cruceros Cervantes y Libertad, los destructores, Sánchez Barcaiztegui, Almirante Ferrándiz, José Luis Diez, Churruca, Lepanto, Alcalá Galiano y Lazaga, cinco submarinos; Isaac Peral (C-1), C-2, C-3, C-6 y B-5, y algunos patrulleros de poco valor militar similares al Uad-Kert.

Anteriormente al embarque de tropas en los mercantes, se produjeron conversaciones entre el comandante del Eduardo Dato, el general Alfredo Kindelán, y Francisco Franco, en las cuales, se le expuso la posibilidad de perder a todos los hombres embarcados y los buques, si un solo destructor gubernamental, se interponía en su camino, pues estos destructores, eran lo suficientemente superiores como para poner fuera de combate ó hundir cualquiera de los buques, y no hubieran supuesto problema alguno para un destructor. Franco sin embargo, mantuvo su decisión.

El general Kindelán, ordenó el apoyo aéreo de todas sus fuerzas disponibles para ayudar o alertar con la vigilancia aérea, al comandante del cañonero, para que este pudiera tomar las decisiones oportunas.

Para la acción, se alistaron dos viejos hidroaviones Dornier Wal, seis Breguet 19, dos cazas Nieuport, tres Fokker F.VII civiles, tres Savoia 79, dejando como reserva a otros tres Breguet 19 y tres Savoia 79.

Al estar el puerto vigilado por los buques gubernamentales que se iban turnando, se realizó el embarque de la tropa en la noche del 4 al 5 de agosto, en el Ciudad de Algeciras, se embarcaron a 1.200 hombres de la Legión; en el Ciudad de Ceuta, 350 soldados de Regulares, con 100 toneladas de explosivos y de municiones de diferentes calibres, seis cañones de 105 mm y dos ambulancias; y en el remolcador Arango, lo hicieron unos 50 Regulares. En total, 1.600 hombres, 6 cañones de campaña, 100 toneladas de munición y dos ambulancias.

La acción

Tras amanecer, con el cielo cerrado, pero la mar en calma, despegaron desde el aeródromo de Sania Ramel varios aviones con la misión de explorar, en primer lugar las aguas más cercanas, para ir abriendo sucesivamente los círculos de exploración para detectar la posición de los buques gubernamentales.

Los aviones, detectaron al Lepanto, que fue atacado por los Breguet y uno de los Dornier. El destructor recibió el impacto de una bomba que le causó un muerto y varios heridos, por lo que se vio obligado a entrar en Gibraltar, con daños, algunos de cierta importancia.

Los aviones fueron localizando a más buques, pero a distancias que no les daría tiempo material de poder interceptar al convoy, incluso había algunos en Tánger, por ello a las 7:20 uno de los Savoia, realizó la señal, de que el estrecho estaba libre de enemigos.

A las 7:30, el Uad Kert zarpó seguido del Eduardo Dato, inmediatamente, se recibió orden de parar la operación, por lo que el cañonero quedó a la altura del patrullero que ya estaba fuera de puerto. La paralización, se debió a presencia repentina del Churruca, al que se había ordenado sustituir al Lepanto, por lo tanto, se paralizó la operación hasta las 15:30.

Poco después, el Lepanto zarpó de nuevo con rumbo a Málaga, ya que las autoridades de Gibraltar, se hicieron cargo de los heridos, pero se negaron a admitir al fallecido. Mientras el Lepanto se hacía a la mar, volvió a ser atacado por la aviación, motivo por el cual, el Churruca, le prestó apoyo en su camino a Málaga.

A las 15:30, de nuevo se volvió a realizar la vigilancia aérea de la zona, por lo que a las 16:30, se recibió la orden de comenzar a levar anclas. Se hicieron a la mar el Uad Kert, el Eduardo Dato, el T-19, el remolcador Arango y el remolcador Benot, seguidos de los mercantes Ciudad de Algeciras y el Ciudad de Ceuta.

Fueron formando una línea, conforme iban saliendo del puerto, pero la orden era la de que cada buque navegara a su máxima velocidad, sin guardar formación alguna, ello provocó que fueran quedando descolgados los más lentos, por lo que el más rápido de los buques de la escolta, el Eduardo Dato, tenía que ir recorriendo una la línea cada vez más larga una y otra vez.

En ese momento, el viento de Levante comenzó a aumentar su velocidad, lo que puso las cosas muy difíciles al remolcador Benot, que cargado con 80 cajas de municiones y cuatro cañones, comenzó a embarcar agua a más velocidad de la que era capaz de desembarcarla, ya que al contrario que el Arango, no era un remolcador de altura, por lo que se optó por regresara a Ceuta, al haber recorrido aún poca distancia.

A poniente del estrecho estaba de vigilancia el destructor Alcalá Galiano, que avistó al convoy, por lo que se dirigió directamente hacia el, rectificando el rumbo para evitar el fuego de las baterías de costa de Ceuta.

En ese momento el Eduardo Dato, que se encontraba unas 5 millas de Punta Carnero, al oír los disparos de la baterías de costa, detectó al destructor que se acercaba a toda máquina y disparando sus piezas principales de 120 mm de proa desde la altura de Tarifa, sobre el buque que encabezaba el convoy, el Ciudad de Algeciras a unos diez mil metros. Por lo cual, el Eduardo Dato, viró a babor, saliendo de la fila y maniobrando para interponerse entre el Alcalá Galiano y el convoy, a la vez que abría fuego con sus piezas de 101,6 mm, que en ese momento, estaban al límite de su alcance máximo.

El Alcalá Galiano, que se había centrado al mercante, se vio en la necesidad de dirigir su fuego contra el cañonero; mientras que en apoyo de este, abrió fuego sobre el Alcalá Galiano, la batería de costa de Punta Carnero, con dos obuses de 155 mm, aunque con nulo acierto, por estar fuera de su alcance efectivo, al ser los obuses piezas artilleras de muy corto alcance.

El destructor aumentó más su velocidad, con la intención de pasar por la popa del último buque del convoy; en este momento se había centrado al cañonero y en su rumbo se iba a encontrar con los buques de popa del convoy el guardacostas Uad Kert y el remolcador Arango.

En ese momento, todos estaban a merced del destructor, el Uad Kert intentó aliviar al cañonero, y abrió fuego con su única pieza de 76 mm junto al T-19, que lo hizo con sus tres piezas de 47 mm, sobre el Alcalá Galiano. A bordo del Arango, el comandante de los Regulares, ordenó a estos que efectuaran fuego de fusilería y que calaran las bayonetas, por si se producía una oportunidad de entrar al abordaje en el destructor.

Al realizar la maniobra el Alcalá Galiano, el Eduardo Dato, viró a estribor, con la intención de continuar el combate y descentrarse del enemigo, por lo que se encontraron en rumbos paralelos y de la misma vuelta.

El fuego del Eduardo Dato, se fue haciendo más preciso al ser más cortas las distancias, y aunque el Alcalá Galiano, parecía que tenía la intención de entrar en la bahía de Algeciras, tras sufrir algún impacto del Eduardo Dato, al que de improvisto se le sumó desde el aire los dos Dornier, que lanzaron al destructor 18 bombas de 11,4 kilos de peso.

El destructor, al verse casi acorralado, con el preciso fuego del Eduardo Dato y el ataque de los aviones, casi a la altura de Punta Europa, dejó de disparar y manteniendo su velocidad, puso rumbo a Málaga y rompió el contacto.

Ya en el puerto de Algeciras, faltaba por entrar el Eduardo Dato, que fue el último en atracar, detectándose en ese momento un destructor que entraba en la bahía. A pesar de estar tensadas las maromas, el Eduardo Dato abrió fuego sobre el, pero solo efectuó tres disparos, que cayeron a corta distancia del destructor que resultó ser el británico HMS Basilisk, que entraba en su base del Peñón, que por su gran parecido con los destructores de la clase Churruca, se había confundido con uno de los gubernamentales.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Dom May 13, 2012 1:40 pm


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Batalla del Cabo Espartel

Nada más iniciarse la Guerra Civil, el grueso de las fuerzas navales gubernamentales procedieron a bloquear el estrecho de Gibraltar para impedir la llegada de tropas sublevadas desde África a la Península.

El gobierno republicano ordenó al grueso de la flota zarpar hacia el Cantábrico para auxiliar a las fuerzas gubernamentales tras los desastres sufridos por sus tropas en Irún, Fuenterrabía y San Sebastián y por el fuerte bloqueo que los pocos buques sublevados imponían a la costa norte, que dejaban sin un adecuado aprovisionamiento a las plazas de Bilbao, Gijón y Santander. El día 19 de septiembre de 1936 la escuadra republicana zarpa hacia el norte con la orden de sumarse a los cinco submarinos que se encontraban en el Cantábrico.

Formaban la escuadra gubernamental el acorazado Jaime I, los cruceros Libertad y Cervantes, y los destructores Almirante Valdés, Almirante Antequera, Almirante Miranda, Alsedo, José Luis Díez, Lepanto y Lazaga y tres submarinos Clase C.

Quedaron bloqueando el estrecho los destructores Almirante Ferrándiz y Gravina.

El mando gubernamental estaba en la creencia de que el crucero pesado Canarias había sido tocado por una bomba de aviación que retrasaría largo tiempo su entrada en servicio, pero lo cierto fue que el Canarias se hizo a la mar inconcluso en compañía del Almirante Cervera.

Aprovechando la presencia del grueso de la flota en el Cantábrico, los dos cruceros acudieron al estrecho. El Canarias estrenó su artillería hundiendo al destructor Almirante Ferrándiz impactándole desde 16 000 metros con la segunda andanada y a 20 000 con la tercera. El destructor recibió un total de 6 impactos de 200 mm que dejaron el buque inmovilizado y en llamas sin haber podido realizar ningún disparo de respuesta. El destructor Almirante Ferrándiz se hundió a 18 millas náuticas al Sur de la Punta de Calaburras con casi toda su dotación, compuesta por 160 personas.

El Cervera, tras 300 disparos de su artillería principal, logró dos impactos en el destructor Gravina, que tuvo que buscar refugio en el puerto de Casablanca.

Mientras el Cervera perseguía al Gravina, el Canarias cesó el fuego para recoger a 31 náufragos y concedió autorización a un buque francés que estaba próximo para recoger a otros.

Ese mismo día, ambos cruceros comenzaron a dar escolta a los primeros transportes de soldados desde Ceuta a la península.

Los sublevados no volvieron a tener dificultades para que sus tropas de África cruzaran hacia la península, que además contaron con la ayuda encubierta de Alemania con la Operación Úrsula y de los Submarinos Legionarios italianos. La escuadra gubernamental no volvió a intentar bloquear el Estrecho a los sublevados.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Dom May 13, 2012 1:50 pm



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Ofensiva de Segovia

En el contexto de la Guerra Civil Española, se conoce como la ofensiva de Segovia a una operación militar que el Ejército republicano realizó entre el 30 de mayo y el 4 de junio de 1937, en el Frente del Centro. En esas fechas, cuando el primer gobierno de Juan Negrín (con Indalecio Prieto como ministro de Defensa Nacional) decidió emplear el naciente Ejército Popular de la República en ofensivas cuya finalidad era evitar la caída de la zona norte republicana, entreteniendo en otros frentes a las tropas franquistas. Estas ofensivas fueron las dirigidas a la conquista de Segovia y de Huesca.

En los días siguientes al golpe de estado del 18 de julio de 1936, los sublevados, siguiendo los planes trazados por el general Mola, organizaron una columna desde Valladolid, mandada por el coronel Serrador, que se dirigió a Madrid por el Alto del León (puerto de Guadarrama), por el que pasaba la carretera de Villalba a San Rafael (general N-VI Madrid-La Coruña). Una columna gubernamental mixta de soldados y milicianos, procedente de Madrid, ocupó los puertos de Guadarrama y de Navacerrada el día 22. La columna Serrador, que había salido de Valladolid en la noche del 21 al 22, llegó al Alto del León a las dos de la tarde del 22 e inició inmediatamente el asalto, conquistándolo unas horas después. Las fuerzas gubernamentales lanzaron en días sucesivos fortísimos ataques para recuperar el Alto del León, sin conseguirlo.

En la mañana del día 22 de julio, fuerzas del regimiento de artillería ligera de Segovia habían intentado ocupar el puerto de Navacerrada, sin éxito. Por ese puerto pasaba la carretera de Villalba a Segovia y Valladolid. A partir de ahí el frente se estabilizó a la altura de Valsaín y los jardines de La Granja. El terreno accidentado y con densos bosques retraía a las dos partes de lanzarse a un ataque de infantería.

En la primera quincena de agosto de 1936 el frente de la sierra madrileña estaba completamente parado. Los rebeldes ocupaban los puertos de Somosierra (carretera N-I Madrid-Irún) y de Guadarrama, pero eran incapaces de continuar su marcha hacia Madrid. El gobierno, por su parte, también carecía de fuerzas para intentar la recuperación de los puertos. Así se mantuvo la situación, sin apenas actividad, hasta mayo de 1937.

Bando republicano

Entre las fuerzas republicanas en la zona se encontraba (en Cuatro Caminos, El Berrueco y El Bardal) la 29ª Brigada de la 2ª División del I Cuerpo de Ejército, mandada por el coronel Moriones[5] (que pasaría a dirigir el mando el I Cuerpo, al que pertenecerían todas las tropas republicanas de esta ofensiva).

El mando de las operaciones recayó en el general Walter, con participación preferente de las Brigadas Internacionales.[6] El avance hacia Cabeza Grande y La Granja se encargó a la 35.ª División, compuesta por la XIV Brigada Internacional y la Brigada Mixta 69ª; También se encontraba la 34ª División (al mando de José María Galán) y compuesta a su vez por las brigadas mixtas 21ª y 3ª.[7] Todas estas unidades se situaron en todos los sectores de la línea del Guadarrama, desde La Granja al Alto del León.

Por otro lado, el ataque a La Granja sería secundado por una operación de distracción sobre el Alto del León a cargo del coronel Barceló con tres brigadas de la 2ª División. Se contaba con un poderoso apoyo aéreo (un centenar de aparatos) así como apoyo artillero y de dos compañías de tanques (una de reserva).[8] La participación aérea fue destacada por parte del bando republicano, aunque destacó la intervención del piloto Joaquín García-Morato por parte de la Aviación Nacional.

Fuerzas sublevadas

El grueso de las tropas nacionalistas se encontraba en Cabeza Grande (junto a Revenga) y lo formaba la 1ª Brigada de la 75ª División nacional, mandada por el general Varela, con cuartel general en Ávila. Durante el combate fueron reforzados por el 5º Tabor de Regulares de Melilla.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Dom Jun 10, 2012 12:42 pm


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Batalla de Pozoblanco

La batalla de Pozoblanco fue un enfrentamiento ocurrido durante la Guerra Civil Española que se llevó a cabo en la localidad de Pozoblanco, Provincia de Córdoba (España). Los combates duraron entre el 6 y el 16 de abril de 1937. Terminó en una victoria republicana, constituyendo una de las batallas más destacadas de los llamados frentes de Andalucía y Córdoba. Dado que sucedió al tiempo que estaba teniendo lugar la famosa Batalla de Guadalajara, pasó prácticamente desapercibida y no alcanzó la importancia que realmente tuvo.

Desde el comienzo de la Guerra Civil, las Fuerzas sublevadas consolidaron su dominio sobre importantes áreas de la Provincia de Córdoba, especialmente las de la capital cordobesa, la zona industrial de Peñarroya-Pueblonuevo o la Subbética. Así, a finales de 1936 estos matenían bajo control buena parte de la provincia salvo la zona de los Pedroches.

A comienzos de 1937 los sublevados consolidaban sus dominios en la Andalucía Occidental, especialmente tras la conquista de Málaga. Después de la Ofensiva de la aceituna y la Batalla de Lopera, los avances de los sublevados en el Valle del Guadalquivir se encontraban estancados ante la creciente resistencia republicana. Más aún, esto ocurría al tiempo que estaba teniendo lugar el Asedio del Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, donde la resistencia de un grupo de guardias civiles sublevados se encontraba cada vez en una situación más complicada. Es entonces cuando se plantea en el Cuartel General del General Queipo de Llano la posibilidad de reactivar este sector.

El 6 de marzo diversas fuerzas del Ejército sublevado del Sur al mando de Queipo de Llano lanzan una serie de ataques en el sector de los Pedroches, con el objetivo de tomar Pozoblanco y Villanueva de Córdoba, para después avanzar hacia Andújar y allí liberar a los sitiados del Santuario de la Cabeza. El ataque progresa inicialmente, llegando a avanzar unos 16 Km. en dirección a Villanueva de Córdoba; El coronel republicano Gabriel Morales reorganiza sus fuerzas y traslada a las Brigadas Mixtas 20.ª y 25.ª, logrando retrasar el avance sublevado. La 20.ª Brigada, junto a dos batallones y una agrupación de caballería de la 63.ª Brigada Mixta, atacó el flanco de las fuerzas de Queipo de Llano, logrando detener su avance en el cruce de las carreteras de Peñarroya y Villanueva del Duque con la de Belmez a Hinojosa. La presión de los sublevados se dirigió entonces hacia Pozoblanco, llegando sus vanguardias a las orillas del río Cuzna.

El coronel Morales solicitó el envío de refuerzos; El Estado Mayor de Valencia le envió la denominada "Brigada Movil de Pozoblanco", compuesta por dos batallones de carabineros del centro de instrucción de Requena, un batallón de Linares, el tercer batallón del regimiento valenciano "Pablo Iglesias" y una Batería de Almansa. Empieza a evidenciarse que las fuerzas sublevadas no tienen suficiente fuerza para hacer frente a las fuerzas del Coronel Pérez Salas, militar republicano que ya se había destacado en el Frente de Córdoba desde el comienzo de la contienda. Entre los días 9 y 12 la batalla alcanzó su momento clímax, ya que los ataques sublevados se intensificaron para intentar alcanzar Pozoblanco. El día 9 sus vanguardias alcanzan Villanueva del Duque, donde se enfrentaron a la 25.ª Brigada Mixta; El día 10 Queipo de Llano entra en Alcaracejos, localidad que ocupa, al tiempo que otra columna que avanza hacia el norte intenta enlazar con las fuerzas de Alcaracejos, aunque la endurecida resistencia republicana lo impide. En este momento las bajas son muy numerosas por ambas partes, aunque los republicanos mantienen la resistencia, aunque el Queipo de Llano insiste en continuar con los esfuerzos durante los días 12 y 13. Pérez Salas logró asegurar Pozoblanco, al tiempo que reorganizaba sus fuerzas; Según Salas Larrazábal, en ese momento disponía de seis brigadas mixtas listas para intervenir.

En estas batallas la caballería todavía jugaría un papel activo: Por ejemplo, el día 9 los republicanos sufrieron 9 muertos, de los que 7 lo fueron directamente tras una carga de caballería. El 13 de marzo el jefe de la 25.ª Brigada Mixta fue destituido debido al mal rendimiento que estaba teniendo la unidad desde el inicio de las operaciones, siendo entonces sustituido por el comandante García Moreno. En vista de que la situación no progresaba, Queipo de Llano ordenó la retirada paulatina a sus puntos de partida anteriores a la ofensiva; En los primeros momentos, los republicanos no fueron conscientes de esta retirada pero pronto pasarían a la acción.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Dom Jun 10, 2012 12:50 pm


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Sublevación militar del 17 de julio de 1936 en Melilla

La Sublevación militar del 17 de julio de 1936 en Melilla fue una rebelión militar (como parte del Golpe de Estado del 18 de Julio de 1936) que tuvo lugar en la ciudad de Melilla y que significó el inició de la Guerra Civil Española. Como ya había previsto el General Mola en su planes golpistas, en Melilla empezaría la rebelión militar contra la II República Española pero empezaría el día 18, no el 17 como ocurrió. Un registro policial en el centro de la conspiración provocó que los golpistas adelantaran el golpe, sin perturbar esto sus planes, aunque este adelantamiento si afectaría a otras partes de la conspiración. Antes de terminar el 17 de julio, los militares alzados se habían hecho con el control de toda la ciudad y sus alrededores, dando el pistoletazo de salida a la rebelión el Marruecos español.

La del Protectorado marroquí era la mayor guarnición española de todo el ejército, consecuencia de lo conflictivo de la zona (y, especialmente, tras la sangrienta Guerra del Rif). Por tanto, en los planes conspirativos del General Mola contra el gobierno del Frente Popular, la guarnición africana era uno de los elementos claves. La sublevación militar que daría lugar a la Guerra Civil Española empezaría en Melilla. Aunque en Melilla gobernaba el Frente Popular, las posibilidades del gobierno de Madrid frente a una intentona golpista eran mínimas, dado que la mayoría de los oficiales de la guarnición estaban comprometidos con la conspiración militar, a excepción del comandante en Jefe de la Circunpscripción Oriental, el General de brigada Manuel Romerales Quintero, y unos pocos militares fieles al gobierno.

La noche del 16 al 17 de julio, el general Romerales se dio una vuelta por la ciudad, en busca de actividades sospechosas. En la casa del pueblo bromeó con los dirigentes socialistas: Ya veo que las masas se mantienen en vela. Regresó a casa convencido de que todo iba bien. Era el más gordo de todo el generalato español, y uno de los más fáciles de engañar.

A la mañana siguiente los oficiales de Melilla comprometidos con la conspiración celebraron una reunión en la Comisión de Límites (Sala de Cartografía) del Cuartel general. El Coronel Juan Seguí, jefe de la falange y de la sublevación en el Marruecos oriental, comunicó a sus compañeros la hora exacta en que comenzaría la sublevación: las 5 de la mañana del día siguiente. Se trazaron planes para apoderarse de los edificios públicos, que fueron revelados a los dirigentes locales de Falange. Uno de estos dirigentes, Álvaro González, los traicionó e informó al dirigente local de Unión Republicana, quién se le confió al presidente de la Casa del Pueblo, quien se lo comunicó a Romerales. Cuando los conspiradores volvieron a la sala de cartografía después de comer, y cuando ya se habían repartido las armas, el teniente Zaro rodeó el edificio con soldados y policías. El teniente, entonces, se enfrentó a sus oficiales superiores insurrectos.

El golpe triunfa en MelillaEn el interior del despacho se estaba produciendo un altercado entre unos oficiales de Romerales que insistían en que el general debía dimitir, y otros que querían resistir. Casares Quiroga, que había sido informado de la aviesa reunión en el departamento cartográfico, había ordenado a Romerales que detuviera a Gazapo, Seguí y todos aquellos oficiales que se mantuvieran insurrectos. Pero en una situación como aquella, ¿Quién iba a llevar a cabo una orden como aquella? Romerales permanecía indeciso. Entonces Seguí entró en el despacho y, a punta de pistola, obligó al general a rendirse. Los oficiales insurrectos declararon el estado de guerra, ocuparon todos los edificios públicos de Melilla (incluido el aeródromo) en nombre del General Franco como Comandante en Jefe de Marruecos (a pesar de que todavía se encontraba en las Canarias), cerraron la Casa del Pueblo y los centros izquierdistas, deteniendo a todos aquellos dirigentes de grupos republicanos o de izquierdas.

Varios enfrentamientos tuvieron lugar en los alrededores de la casa del Pueblo y en los barrios obreros, pero los trabajadores fueron cogidos por sorpresa y carecían de armas. Esta forma de insurrección fue el modelo que se siguió en el resto de Marruecos y en España. Todos los detenidos que se habían resistido a la rebelión fueron fusilados, incluidos Romerales, el delegado del gobierno y el alcalde. Al atardecer, se habían conseguido listas de miembros de sindicatos, partidos de izquierdas y logias masónicas. Todas las personas que figuraban en las listas también fueron detenidas. Cualquiera del que solamente se supiera que había votado por el Frente Popular en las elecciones de febrero estaba en peligro. A partir de entonces Melilla se rigió de acuerdo por la Ley marcial. El Coronel Luis Solans Labedán quedó al frente de la Comandancia Militar de Melilla Éste, a las 01:00 del 18 de julio de 1936 envía a la Comandancia militar de Las Palmas un telegrama dirigido al general Francisco Franco anunciándole que ya eran dueños de la ciudad de Melilla.

La resistencia en El Atalayón

A pocos Km. de Melilla se encontraba la Base de Hidroaviones del Atalayón, al mando del Comandante Leret Ruiz. Éste ya se había declarado diametralmente opuesto a la conspiración golpista y cuando tuvo noticia de lo sucedido en la ciudad siguió manteniéndose fiel al gobierno republicano. A pesar de los pocos medios y hombres que disponía a su mando, se mantuvo en sus trece cuando el 2º Escuadrón del Tabor de Caballería de Regulares, al mando del capitán Corbalán, acudió a la zona para suprimir la resistencia. Durante este ataque, el fuego de Leret y sus hombres causó la muerte de un sargento y un soldado marroquíes de la unidad atacante. Ante la resistencia de la base, el 2º Tabor de Infantería de Regulares, al mando del comandante Mohamed ben Mizzian, interrumpió su marcha hacia Melilla para cooperar en el asalto. El capitán Leret estuvo resistiendo durante varias horas hasta que agotó la munición y él y sus pocos hombres se vieron finalmente superados ante los 2 tabores de regulares que fue enviada para suprimir su resistencia. Leret fue rápidamente hecho prisionero y sería fusilado "al amanecer del 18 de julio, semidesnudo y con un brazo roto", junto con los alféreces Armando González Corral y Luis Calvo Calavia.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Jue Jun 21, 2012 11:20 pm


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Batalla de Madrid

La Batalla de Madrid (denominada también la defensa de Madrid) es el conjunto de episodios bélicos sucedidos en la zona de Madrid durante el transcurso de la Guerra Civil Española. Tras el pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936 la sublevación militar diseñada por el General Mola tiene lugar con éxito en el protectorado español de Marruecos y parte del norte de España. Tras el fracaso de la rebelión en Madrid, en los días posteriores al pronunciamiento con la caída del Cuartel de la Montaña y el de Campamento, la ciudad queda bajo el dominio gubernamental de la Segunda República Española. Desde este instante, la toma de la ciudad de Madrid era un objetivo militar para las tropas sublevadas. Desde el norte las tropas del general Mola y posteriormente desde el Sur-Este por las tropas del General Varela y del General Yagüe.

El intervalo que va desde el pronunciamiento hasta los primeros combates en noviembre ambos bandos van reforzando sus efectivos, y se van preparando para la confrontación, los militares sublevados reciben material militar y soldados de Alemania, Estados Unidos e Italia, así como el Gobierno republicano de Francia, México y la Unión Soviética. Durante este intervalo ambos bandos se reorganizan políticamente y se renuevan sus estructuras de mando. El combate se realizó en un relieve de la Meseta Central, donde los obstáculos geográficos no son de relevancia para las operaciones militares y es relativamente fácil la maniobra de las fuerzas militares en ambos bandos. Con la excepción de las montañas septentrionales del Sistema Central. El iniciador del plan fue el General Mola que analizando la situación diseñó un plan de avance centrípeto debido al poco apoyo previsto inicialmente por la Primera División Orgánica. La posesión de la capital era decisiva para el desenlace del conflicto, pues decidiría qué contendiente se haría con el control, ya que Madrid era un importante centro político, militar, estratégico y económico de primer orden además de la capital política y sede del gobierno de la República. Los combates realizados en la Sierra Norte de Madrid con las columnas provenientes de Pamplona, Valladolid y Burgos quedan estabilizadas a finales de julio de 1936. A partir de ese instante las tropas que avanzan por el sur comandadas por el General Franco tienen el protagonismo.

A pesar de que los principales combates tendrán lugar entre el otoño de 1936, y la primavera de 1937, desde el comienzo de la guerra hubo también importantes combates en áreas cercanas a la capital durante el verano y el otoño de 1936. La Defensa de Madrid tiene como particularidad haber sido la primera en la que se bombardeó a objetivos civiles dentro de una ciudad, algo que después se realizó en diversas ciudades españolas durante el conflicto español y después durante la Segunda Guerra Mundial.

La lucha en la Sierra de Madrid

El proyecto del General Emilio Mola, al que Manuel Azaña (Presidente de la República) había depuesto del puesto como jefe del Ejército de Marruecos y en su lugar enviado a una guarnición de Pamplona, fue trazando un complot para desarmar al Gobierno de la República mediante un complot dividido en trece Instrucciones Reservadas, cada una de ellas firmada por él mismo como el Director. En la segunda, datada del 25 de mayo de 1936, ya se fija como objetivo Madrid. El plan trazado es de carácter centrípeto (al contrario que los planes anteriores de la Junta de Generales que era de carácter centrífugo).[2] En él se atacaría a Madrid desde las guarniciones de Valencia, Zaragoza, Burgos y Valladolid. El Alzamiento tuvo una acogida diferente en la geografía española, en parte debido a diversos factores: como la inicial indecisión de algunos mandos, a la ignorancia de las directivas de Mola en algunos ámbitos militares, al periodo veraniego que tenía a un porcentaje de mandos intermedios de permiso de vacaciones. En Madrid a pesar de existir algunos cuarteles rebeldes, permanecía la mayoría de ellos leales al Gobierno y no todas las guarniciones siguieron los planes establecidos. A pesar de todo Mola logró destacar tres columnas motorizadas procedentes de Valladolid, Burgos y Pamplona. La columna de Pamplona estaba compuesta por civiles requetés entrenados desde hace meses antes, se acompañó de tres batallones de infantería comandados por el coronel Francisco García-Escámez. La de Burgos era comandada por el coronel José Gistau Algarra y partió el día 20 de julio. El 22 partió la columna de Valladolid comandada por el coronel Serrador. Esta fuerza quedó detenida en diversos lugares de las laderas septentrionales del Sistema Central, y serían las primeras en hostigar a Madrid por el norte. Finalmente, la situación llegó a un punto muerto el 27 de julio. Esta situación relevaba, ya a finales de julio, que el plan inicial de Mola estaba fracasado, en lo que al avance por el norte se refería.

Los sublevados se acercan a la capital: comienza la defensa

A principios de octubre, con la moral de los sublevados muy elevada y sus fuerzas en el Frente del Tajo reorganizadas, se reinició el avance hacia Madrid. Mola había establecido el 3 de octubre la confluencia de una serie de columnas por el Norte, el Oeste y, sobre todo, por el Sur. Pero ante la resistencia republicana en la Sierra, este plan sería modificado y daría prioridad a los avances desde el Sur. E inmediatamente se pone de manifiesto el endurecimiento de la resistencia republicana, a pesar de que no puede ponerse freno a las tropas sublevadas. La punta de lanza de esta ofensiva seguía estando compuesta por regulares africanos y legionarios como venía siendo desde que comenzara su avance en Sevilla hacía dos meses, pero estas tropas se encontraban desgastadas en gran manera. Lister destacará que durante un contraataque republicano fueron capturados unos 50 moros que fueron enviados a su cuartel de retaguardia, descubriendo allí que son españoles vestidos con el uniforme de los regulares moros. Tal era la escasez de soldados africanos que por el miedo que provocaban, Franco había ordenado vestir a soldados españoles como regulares africanos.

Franco será consciente de la aparición de una importante amenaza: empiezan a llegar informes alemanes sobre el paso por el Estrecho de los Dardanelos de buques soviéticos cargados de material militar, hecho que está en relación con el envío de un embajador soviético a Madrid y el comienzo de las relaciones entre la Unión Soviética y la II República Española. El líder soviético Iosif Stalin y el Comintern habían decidido romper el aislamiento diplomático de la República y comenzar el envío de asesores y material militar. El 15 de octubre llega a Cartagena el carguero soviético Konsomol cargado con 50 tanques T-26B y asesores militares; Para el 19, ya está siendo enviado el nuevo material soviético hacia el frente de Madrid. Otra de las decisiones del Comintern consistió en la organización de una fuerza de voluntarios para la guerra de España con sede en París, aunque ésta ya se venía organizando desde el pasado verano. Ésta fuerza será conocida como las Brigadas Internacionales y para principios de otoño ya estaba siendo enviada a España hasta Albacete, que será desde entonces el Cuartel General de las mismas. Cabe destacar que al amparo de este apoyo diplomático y militar de la URSS también estaba la interesada infiltración de agentes soviéticos del NKVD entre las instituciones de la República y un gran aumento del poder del PCE, algo que sería posteriormente muy criticado posteriormente pero que se consideró como un mal menor en aquel momento.

El gobierno de Largo Caballero comienza a tomar medidas y prepara la defensa de Madrid con la creación oficial del nuevo Ejército Popular de la República el 10 de octubre, que no estará operativo hasta cierto tiempo después y que pretende poner bajo el mando de un militar profesional a toda la mescolanza de milicias anarquistas, socialistas y comunistas que hasta entonces había consistido en la principal tropa del frente republicano. Estas masas ya habían mostrado su alto espíritu combativo pero su casi nulo valor militar y desde luego, había quedado patente la desastrosa dirección de los líderes políticos en el combate. Después de la sublevación del 18 de julio se había producido la desintegración del estado y las fuerzas armadas de la República, que constituirá un hecho desastroso en la dirección de la guerra en el bando legítimo: A partir de éste momento empezarán a reconstruirse de nuevo con el objeto de hacerse con el control y de detener a los sublevados antes de que sea demasiado tarde. El 29 de octubre tendrá lugar un primer contraataque republicano de importancia en la localidad toledana de Seseña, dónde se produce el primer combate con los T-26 recién llegados aunque finalmente los republicanos son rechazados. Yagüe ya lo había confirmado hacía un mes y ahora se confirmaban los peores augurios de muchos comandantes sublevados, pero se continuó con los planes pues cada vez era más perceptible la cercanía de los combates a las afueras de la capital.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Jue Jun 21, 2012 11:27 pm


DEPOL Guardia Civil

Inicio curso: septiembre 2019
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1ª fase: comienzo del asalto y lucha en la Casa de Campo

A comienzos de noviembre la línea del frente se encuentra a las puertas de Madrid: la base aérea de Getafe había caído en manos sublevadas con gran facilidad, hecho de gran importancia para las armas sublevadas pues sus excelentes pistas asfaltadas se encontraban a escasos kilómetros del centro urbano de la capital, recrudeciendo los bombardeos que ya llevaban efectuándose desde finales de agosto. La moral del pueblo madrileño se encontraba hundida y el gobierno de la República empezó a preparar su evacuación y la de los ministerios a Valencia, pues daba por hecho que aunque la ciudad resistiría, finalmente acabaría sucumbiendo. Efectivamente, el 6 de noviembre se produce la salida del Gobierno hacia Valencia, donde será establecida la capital de la República en los siguientes meses. Se creará un organismo específico para que se haga cargo del vacío legal dejado por el conocido ahora como ‘‘Gobierno de Valencia’’ y que se denominará la Junta de Defensa de Madrid, bajo la presidencia y dirección de José Miaja. Desde la estrategia militar, Miaja, junto al muy eficente Vicente Rojo (la organización de la defensa de Madrid es esencialmente obra suya), también se encargará de organizar la defensa de Madrid y empezará la construcción de trincheras, nidos de ametralladores y puestos de artillería a lo largo del río Manzanares.

El 8 de noviembre Varela ordenó el asalto final contra Madrid, comenzando el avance desde la Casa de Campo hacia el Manzanares, mientras que desde el sur se dirigirán para apoyar el principal esfuerzo de los sublevados en el oeste. La resistencia de las brigadas al mando de comandantes como Líster, Barceló o Galán retrasó considerablemente el avance de las columnas sublevadas, de tal modo que los combates en la Casa de Campo seguían todavía los días 9 y 10. En esos días también se producen fuertes combates en torno al Puente de Castilla aunque dichos ataques son finalmente rechazados y el puente es finalmente volado. El día 9, en plena efervescencia de los combates, llegan a Madrid la primera unidad de las Brigadas internacionales, la XI Brigada Internacional al mando de Lazar Stern, más conocido como Emilio Kléber o General Kléber y realizan un desfile por la Gran Vía entre gritos de ¡Vivan los Rusos!. Éstos se dirigirán a la Ciudad Universitaria, instalando su cuartel general en la Facultad de Filosofía y Letras y preparando las posiciones en torno al Manzanares y el Puente de los Franceses: Este era un puente ferroviario que comunicaba la capital con la Sierra y el norte de España.

Uno de los hechos decisivos durante el Asalto de Madrid fue el golpe de suerte que tuvieron los defensores: un carro de combate italiano que se había perdido dentro de la Casa de Campo, fue puesto fuera de combate y tropas republicanas, inspeccionando el mismo, encontraron una copia del plan general de los sublevados. Al llegar a manos de Rojo, este pudo reorganizar las tropas en los puntos críticos y así saber de antemano los movimientos de los nacionales. La aviación franquista bombardea fuertemente las posiciones del Manzanares, la Gran Vía, las estaciones del Norte y de Atocha y la Casa de Campo. El dominio del aire empieza a ser contestado por los nuevos aviones soviéticos Polikarpov I-15 e I-16, conocidos respectivamente por los republicanos como Chato y Mosca, que logran hacerse con los cielos. Por otro lado, empieza a correr la consigna, posteriormente famosa, No Pasarán, cuyo efecto será elevar la moral de la población madrileña a medida que se hace evidente que la resistencia republicana será dura.

2ª Fase: Entrada en el Campus

El 15 de noviembre a las ocho y media de la mañana se produce de nuevo un asalto con fuerte apoyo de blindados por parte de los ejércitos de Varela. Esta ofensiva de las tropas atacantes se realizó antes, sorprendiendo y pillando desprevenidos a las posiciones defensoras que se encontraban preparando su propio asalto. La Orden de Varela fue transmitida por Yagüe a Asensio, quien respondió: «Mañana pasaré el río, con carros o sin carros».[8] El avance fue acompañado de una fuerte batida de artillería, y se dirigió al puente Nuevo (o de Castilla), la defensa de la posición fue encarnizada y al mediodía, en los primeros instantes que se vio comprometido el puente. El avance asaltante queda detenido al embarrancarse todos los blindados en el lecho arenisco del río, un total de dieciocho carros de apoyo a la Columna.[9] Los carros atacantes se abrieron paso a través de un boquete abierto en el muro fronterizo del Manzanares, boquete de aproximadamente cuatro metros abierto por la dinamita, allí quedaron encallados. A las doce se produce la voladura del puente de la carretera (ubicado junto al Puente de los Franceses) y el de los Franceses.[10] La decisión se toma desde el bando defensor por parecer incontenible el avance atacante. Se vuela el puente de Galicia y se refuerza la retaguardia con barricadas para evitar el avance de tanques.

La situación de desgaste por parte de las tropas de Asensio es violenta a lo largo del día 15. El forcejeo causa un elevado número de bajas en el bando atacante, y el objetivo de lograr entrar en el núcleo urbano se desvanece poco a poco. Se hicieron tres intentos consecutivos por parte de las tropas de Asensio para lograr pasar el río. En cada una de las batidas el intenso fuego defensor paraliza los frentes de ataque. Cada batida de las tropas de Asensio coincide con un fuerte contraataque de las posiciones defensoras. Por la tarde se realizan voladuras de las vallas que rodean el Manzanares hasta que por la tarde algunos soldados del Tabor III de Regulares de Tetuán procedente de la Columna de Asensio penetran en el campus.[11] Logran vadear el Manzanares a la altura del picadero del Club de Campo y, a través de la actual Avenida de Séneca, repelidos por el fuego enemigo, se dirijen a la Ciudad Universitaria. El asalto se produce a gran velocidad, la idea es ocupar la Escuela de Arquitectura. Este ataque produce una situación de pánico en la Columna Catalana (Durrutti) destacada en la Ciudad Universitaria. Sólo después de un fuerte bombardeo artillero y aéreo, dos tabores marroquíes y una bandera de legionarios pudieron atravesar el río. Entonces se encontraron con que la "columna Libertad" de los anarquistas se había retirado de improviso y no había sido reemplazada. La junta de Defensa de Madrid decide esa misma noche pedir a las columnas de blindados destinadas en Aravaca que asistan a las fuerzas de Durruti el día 16. La columna de Asensio logra pasar penosamente al anochecer del día 15 a la otra orilla del Manzanares. A cuatrocientos metros al norte del Puente de los Franceses los zapadores tienden una pasarela que denominan de la muerte.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Jue Jun 21, 2012 11:32 pm



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El largo asedio de la ciudad

Desde abril de 1937 la presión franquista sobre Madrid quedó limitada a un asedio que no cesará ni un solo momento: Franco es paciente y prefiere esperar a que Madrid esté agotada para atacar. Y es que, tras los reiterados fracasos por hacerse con Madrid la estrategia de los sublevados pasa por hacerse con el control de la franja norte que se mantiene leal al poder republicano. Tras la ofensiva de Vizcaya y la caída de Bilbao, las tropas de los sublevados continúan con sus planes, con el punto de mira puesto sobre Santander. Ante esta situación el Estado Mayor republicano decidió dar un golpe de efecto sobre una posición que distrajera (y retrasara) a las tropas del Frente norte: las únicas tropas que habían demostrado estar a la altura de las circunstancias eran las fogueadas tropas del frente del centro, por lo que la ofensiva quedó claro que sería en este sector.

La idea que se presentó era sencilla: tratar de rodear a las fuerzas que asediaban Madrid desde el oeste mediante un ataque desde dos frentes en forma de tenaza. El ataque comienza el 6 de julio conquistando numerosas poblaciones (entre ellas, Brunete) y aunque mantiene un fuerte impulso por parte republicana los primeros días, la balanza se inclina finalmente ante los sublevados que lograrán contraatacar y reconquistar Brunete y otras localidades perdidas anteriormente. Para el 26 de julio todo combate ha acabado y la batalla había acabado sin que el plan republicano se efectuase aún con gran cantidad de bajas y perdidas materiales por ambos bandos. Después de Brunete no se volvió a efectuar ninguna ofensiva más en la zona. La ciudad aguantará durante meses el asedio hasta prácticamente el final de la guerra, y a pesar del progresivo endurecimiento de las condiciones para la población madrileña, que veían cada vez más reducido el racionamiento de alimentos y medicamentos. Los bombardeos aéreos y el cañoneo desde el Cerro Garabitas empeoraban el ya difícil día a día de los madrileños, aunque se adaptaron a la situación lo mejor que pudieron. Los republicanos intentarán varias ofensivas y ataques en torno a Madrid para aliviar la presión sobre la ciudad. A lo largo de 1937 y 1938 se realizaron numerosos asaltos sobre el Cerro Garabitas para intentar desalojar el puesto artillero que había allí pero ninguno logrará su objetivo; En torno a la Ciudad Universitaria se producen también tiroteos y la pasarela construida para comunicarla con la Casa de Campo es destruida por la artillería republicana en numerosas ocasiones pero ello no supone problema para las posiciones franquistas en la Casa de Campo, pues la pasarela será levantada de nuevo tantas veces como sea destruida por la artillería republicana.

Cuando caiga el Frente Norte, Franco volverá a poner la vista sobre Madrid y planea para ello una ofensiva final para el invierno de 1937-38, que repetiría las operaciones de Guadalajara con un número de fuerzas mucho mayor al de la ofensiva anterior. La inteligencia republicana se da cuenta de la acumulación de material y el Jefe de Estado Mayor, Vicente Rojo, decide atacar Teruel para distraer a los sublevados de sus intenciones sobre Madrid: Efectivamente, Franco suspende sus planes sobre Madrid y acude a Teruel. La situación del frente de la capital permanecerá completamente invariable, si bien se produce un constante descenso en el racionamiento de alimentos que durante el año 1938 no se detiene en su descenso. Si hay algo por lo que se distingue en esta época es por la escasez de combates si acaso tiroteos esporádicos o algún asalto a posiciones débilmente defendidas, si bien el ánimo y la moral republicanos van decayendo cada vez más.

El golpe de estado de Casado y la rendición final

A comienzos de 1939 la moral de las tropas que guarnecían el frente de Madrid se encontraba prácticamente hundida ante el devenir general de la guerra y el exiguo racionamiento que cada vez va a menos. Tras la caída de Cataluña se hizo evidente que la guerra estaba completamente perdida pero además empieza a crecer el rechazo hacia los comunistas y al propio presidente, Negrín, por su filiación hacia la URSS y la política propugnada por Negrín de resistencia ultranza. La caída de Cataluña había provocado la salida del gobierno republicano, lo que provocó un momentáneo vacío de poder que fue aprovechado por algunos elementos militares disconformes con Negrín. Entre ellos destacaba el coronel Segismundo Casado, comandante del Ejército del Centro republicano desde la primavera pasada y un anticomunista convencido que llevaba tiempo disconforme con la influencia comunista en el ejército y que tras la Batalla del Ebro había establecido contactos con miembros de la quinta columna madrileña.

Negrín volvió a España en Febrero pero las conspiraciones ya se encontraban en un estado muy avanzado y finalmente un golpe de estado dirigido por Casado tuvo lugar el entre el 5 y el 6 de marzo de 1939. Con él se sublevaron otros jefes militares como Miaja o Mera y políticos como Julián Besteiro (y con él, el ala moderada del PSOE) así como anarquistas y algunos republicanos moderados en el denominado Consejo Nacional de Defensa. La sublevación prosperó en un principio en Madrid y buena parte de la zona centro, pero la reacción de las tropas fieles a los mandos comunistas no se hizo esperar: Luis Barceló Jover se autonombró comandante del Ejército del Centro y desde este nuevo cargo respondió a los partidarios de Casado. Entre los días 6 y 8 tienen lugar combates en las calles de Madrid entre los dos bandos, los cuales a punto están de rendir a las fuerzas de Casado pero la llegada de refuerzos casadistas al mando (entre otros) de Cipriano Mera inclina la balanza; Luís Barceló es fusilado en las tapias del cementerio de Madrid el 15 de marzo y la situación controlada por Casado.

Casado había tenido la esperanza de poder lograr una paz honrosa con Franco (ahora sin comunistas presentes en el bando republicano) pero el líder de los sublevados se muestra inflexible y solo aceptará la rendición incondicional. Ante el fracaso de las negociaciones y lo evidente de la descomposición republicana, Franco ordena a sus tropas avanzar: sin encontrar resistencia alguna, las tropas franquistas entran en Madrid el 28 de marzo y con ello termina el largo sitio de Madrid, el más largo de toda la guerra.

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Re: España en guerra. Fotos y reportajes sobre la guerra civ

Notapor Juanete » Vie Jun 22, 2012 6:51 am



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Batalla de Belchite

La Batalla de Belchite fue un conjunto de operaciones militares (comprendidas en el marco de la Ofensiva republicana sobre Zaragoza) desarrolladas durante la Guerra Civil Española entre el 24 de agosto de 1937 y el 6 de septiembre del mismo año en los alrededores e interior de esta población zaragozana. Para conquistar la pequeña localidad hubo que movilizar un gran número de hombres y medios militares que habrían sido más necesarios en el avance hacia la capital aragonesa, principal objetivo de la operación. Así pues, la Batalla por Zaragoza acabó convirtiéndose en la Batalla por conquistar Belchite. Aunque la pequeña población cayó en manos republicanas, su lucha fue a un elevado coste para el Ejército Popular de la República, además de que significó el fracaso de la operación sobre Zaragoza.

Después del fracasado intento de demorar el avance de los nacionales en el Norte, mediante el ataque a Brunete, el gobierno republicano presidido por Juan Negrín y con Indalecio Prieto como ministro de Defensa, decide llevar a cabo una nueva ofensiva en Aragón con el mismo objetivo que la anterior, esto es ralentizar el avance de las fuerzas nacionales en el frente del norte, donde ya habían tomado Santander.

No obstante, la decisión no sólo tenía razones de orden militar, sino también político. Los nacionalistas y anarquistas catalanes se quejaban de que el gobierno central no prestaba atención al frente de Aragón, lo que provocaba falta de moral entre sus fuerzas debido a la inactividad. Por su parte, el gobierno central estaba preocupado por la influencia de los anarquistas y del POUM en la zona, donde el Consejo Regional de Defensa de Aragón, presidido por Joaquín Ascaso, funcionaba en la práctica como un gobierno independiente. Así se pensó que con la introducción de fuerzas comunistas y la incorporación de tres divisiones anarquistas al recién creado Ejército del Este, al mando del general Pozas, se podría poner fin más fácilmente a esa influencia anarquista, como así fue. El objetivo militar era la toma de Zaragoza, situada a pocos kilómetros tras las líneas enemigas, acción que supondría un triunfo más que simbólico, ya que esta ciudad era el centro de comunicaciones de todo el frente de Aragón y su ocupación por la República dificultaría sobremanera el control de los rebeldes sobre suelo aragonés. Además, tras un año de guerra, se había reforzado la creencia entre los mandos del Ejército Popular de la República de que la posesión de ciudades clave era una estrategia mucho más ventajosa que el control de grandes áreas de territorio despoblado.

Con estas premisas, el general Pozas y su Jefe de Estado Mayor, el coronel Antonio Cordón, establecen su cuartel general en Bujaraloz. Su plan era atacar por siete puntos diferentes en una franja central de 100 km entre Zuera y Belchite. El dividir las fuerzas atacantes entre siete puntos distintos tenía por objeto dificultar el contraataque de los nacionales, así como ofrecer el menor blanco posible a los ataques aéreos.

Ofensiva republicana

De acuerdo con el plan trazado, el 24 de agosto el general Pozas, con el recién formado Ejército del Este y las XI y XV Brigadas Internacionales; al mando de "Walter" (Karol Swierczewski), iba la 35ª División, que ahora incluía la XV Brigada Internacional (británicos, canadienses y americanos), lanza un ataque simultáneo por tres puntos fundamentales y cinco secundarios en dirección a Zaragoza.

Participan 80.000 hombres, tres escuadrillas de la aviación republicana con Polikarpov I-16 (moscas), Polikarpov I-15 (chatos) (unos 90 aviones en total) y 105 carros T-26 soviéticos.

En los dos primeros frentes (norte y centro) sólo se logró ocupar terreno vacío. En el frente sur las poblaciones de Quinto, Mediana y Codo estaban escasamente guarnecidas y cayeron en poder del ejército republicano el 26 de agosto, aunque las tropas republicanas de la 11ª División (mandada por Enrique Líster) y de la 24ª División (estas dos, junto a las internacionales 35ª y 45ª están integradas en el V Cuerpo de Ejército de Modesto) gastan algunos días más en reducir los núcleos de resistencia del ejército sublevado que van quedando atrás, deteniendo el avance hacia Fuentes de Ebro.

Las tropas de la 45ª División dirigidas por Emilio Kléber, llegan a seis kilómetros de Zaragoza y amenazan directamente la ciudad, pero no logran lanzar un ataque contra la ciudad porque mientras tanto las Divisiones 11ª y 24ª se dedican a eliminar un inesperado foco de resistencia de los nacionales situado en la localidad de Belchite. Para entonces dicha localidad había formado una bolsa de resistencia apreciable, donde la resistencia de los nacionales sitiados fue considerable, aunque solamente estaban concentrados allí unos 7.000 soldados y voluntarios civiles dirigidos por el comandante (y alcalde de la población) Alfonso Trallero, que perecería en los combates.

Parapetados en fortificaciones de hierro y cemento y disponiendo de varios nidos de ametralladoras, los nacionales aprovecharon los edificios de Belchite para instalar su dispositivo de defensa, colocando sacos de arena como barricadas en las calles de la localidad, para retardar el avance de las fuerzas republicanas que trataban de reducir la bolsa desde el 1 de septiembre. Aún cercados, los sublevados se defendieron tenazmente durante varios días, mientras que las tropas republicanas detenían su avance en otras zonas para dedicarse a sofocar la resistencia de Belchite.

Entonces el general de milicias Juan Modesto decidió lanzar toda la 24ª División contra Belchite, para eliminar este bastión a la retaguardia de sus tropas, la aviación republicana colaboró en este esfuerzo, hasta que la propia población quedó destruida por los ataques de artillería y bombardeos aéreos; la acumulación de escombros en Belchite dificultó más a la infantería republicana su tarea de reducir a los defensores del poblado. Esta operación significó una demora de cinco días más, pues los nacionales cercados en Belchite resistieron hasta el 7 de septiembre. Para ese momento el frente de los nacionales había recibido refuerzos, y desde Zaragoza se planificó una contraofensiva a partir del 30 de agosto, que recuperó algún terreno pero fue detenida por la 45ª División de Kléber y no logró socorrer a los nacionales cercados en Belchite. De hecho, cuando la 11ª División de Líster sofocó la resistencia en Belchite, el avance de la 45ª División ya había sido repelido por los nacionales.

La ofensiva fracasó porque en lugar de avanzar sobre Zaragoza, las fuerzas republicanas se concentraron en tomar Belchite que había formado una bolsa en medio del territorio ganado, con una cantidad de tropas diez veces menor a las tropas de la República. Pese a la abrumadora ventaja numérica de las tropas republicanas sobre los nacionales cercados en Belchite, las divisiones bajo el mando de Modesto dieron prioridad a la toma de esta localidad y tornaron muy lentos sus avances, perjudicando a la división de Emilio Kléber que no podría lanzar por sí sola un ataque decisivo contra la capital aragonesa. Esta "operación de limpieza" produjo un retraso considerable, que dio lugar a que los nacionales pudieran reforzar sus posiciones y el frente quedara estabilizado.

Contraofensiva de los sublevados

Antes de la ofensiva republicana, los nacionales sólo disponían en la zona de tres divisiones, la 51ª, la 52ª y la 105ª, desplegadas a lo largo de los 300 km de frente, con la mayoría de las tropas concentradas en centros poblados.

Los efectivos rebeldes, tras el comienzo de la ofensiva se componían de cinco divisiones al agregarse también la 13ª y la 150ª, que fueron retiradas del frente de Madrid, artillería (de la que carecía el bando republicano) y 65 Fiat CR-32, Heinkel He 46, Savoia-Marchetti S.M.79 y Messerschmitt Bf-109. La contraofensiva se inició el 30 de agosto y acabó el 6 de septiembre, coincidiendo con la rendición de los defensores nacionales de Belchite y ser tomada esta población por los republicanos.

No obstante, en esta ocasión el estado mayor del bando nacional no repitió la reacción de la Batalla de Brunete ocurrida unas semanas antes: se enviaron refuerzos desde el frente madrileño pero no se detuvo la ofensiva sobre Cantabria, siendo que Franco y sus generales se contentaron con detener y neutralizar la ofensiva republicana hasta donde fuera posible, sin movilizar grandes masas de tropas para recuperar el terreno perdido. Los únicos éxitos nacionales fueron el derribo de cinco I-15 republicanos, puesto que no se lograron traspasar las posiciones republicanas en Mediana y Puebla de Albortón.

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Juanete
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