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Los Monteros de Espinosa
La fundación de Espinosa de los Monteros data del año 800 a. C. por los primeros moradores cántabros. A los que los romanos tardaron tanto en conquistar por ser pueblos con fama demostrada de guerreros.
Acogió la denominación de Velliga hasta que los Romanos tras siglos de guerras en la Península Ibérica finalmente dicen que derrotaron a los Cántabros, y construyeron sobre las ruinas de Velliga... una fortaleza amurallada pasando a llamarse Barrutha o Barrustha.
Son oriundos de la localidad los Guardias de Cámara Real, Los Monteros de Espinosa. Parecida a la Guardia de Gentilhombre en Inglaterra; pero, debido al periodo más antiguo en que fue creada, lo más probable es que sea una reliquia de las antiguas escoltas personales de príncipes al estilo de "Housecarls" and "Berserkers" en reinos germánicos medievales (incluidos Lombardos en Italia y Visigodos en España). Al igual que otras Guardias parecidas, eran exclusivas a un grupo étnico o comunidad reducida-Guardia mora, reciente, Guardia suiza, en activo, Guardia galesa, en activo, Guardias escocesas, Guardias de Gurkhas, e históricos, como los Guardias Vascos del Caesar Augusto según Suetonio(bio Augustica, lib.49), o Guardias de Germanos del Caesar Caligula, famosos fueron también los Varengos (escandinavos) Bizantinos o los eslavos cordobeses del Califa, etc.
La Compañía "Monteros de Espinosa" actual es una sección de la Guardia Real, compuesta por soldados provenientes no de Espinosa sino del Ejército, y en nada parecida a esta tradición castellana; previa a los reinos germánicos medievales, es curiosa la referencia romana a escoltas celtibericas parecidas, en las que los componentes estaban entregados hasta la muerte con sus príncipes, y también les acompañaban hasta la pira o lecho de Muerte junto a otros ritos funerarios ancestrales; como el que hasta hace un siglo los Monteros mantenían tradicionalmente. En la antigua Cantabria, o Montaña, territorio que era más extenso y cubría también Espinosa, aparecen estelas funerarias anteriores al periodo romano, que muestran guerreros cubiertos en pieles de lobo; cual guardias europeas de ayer y hoy;(en pieles de Oso o lobos).Camisa o pelliza de Montería". Era distinción particular a los Monteros de Castilla el uso de armas ligeras -espada ropera- por largo tiempo y la falta de armadura, mallas o casco, de forma peculiar a lo largo de su existencia, y más a través de periodos en que otras guardias peninsulares y europeas estaban notoriamente provistas de las más vistosas. Solo se conocen pocas instancias en la Historia de tal desarrope intencionado, entre los Guardias de Haraldo "Diente azul" de Dinamarca y referencias romanas muy antiguas sobre duelistas gálatas desnudándose durante la batalla.
Se les llamó a estos leales espinosiegos Monteros de Espinosa, tomando la villa el nombre de Espinosa de los Monteros. A los Monteros se les concedieron privilegios, solares y blasones, distinguiéndose cumplidamente en toda hazaña y hecho de armas. Muchos escudos de apellidos de aquí ostentan leyendas, como los blasones del Montero Santayana, que muestran que fueron ganados por lealtad.
En el servicio de España,
venciendo contraria ley,
los ganó el de Santayana
en defensa de su Rey
Para ser Montero sólo se les exigía ser hijos de Espinosa, tener limpieza de sangre y honradez y no pertenecer a oficios serviles o de delantal. Por ejemplo podían ser Monteros del Rey un hombre que labrara el campo, pero no un carnicero o un zapatero.
En las crónicas se habla de los Monteros diciendo “que pocos se podían gloriar de ser tan leales y bien nacidos”. Y en otro documento se afirma que si los monarcas de otros países morían a veces asesinados en sus propios palacios, era porque no tenían para su guarda, como el Rey de Castilla, a los cachorros de Espinosa, siempre dispuestos a defender con sus armas y su vida la de su Rey.
A los Monteros de Espinosa se les definió desde siglos:
Valientes y leales castellanos que velan por el Rey de las Castillas
Este privilegio de guardar la real persona durante el sueño fue concedido solo a los hijos de Espinosa y data desde el año 1006, sin que jamás fuera derogado hasta la primera republica, volviendo a su servicio con la Restauración.
La Reina Católica dividió los turnos de guardia en tres: la hora de prima, que terminaba a las doce de la noche; la modorra, que duraba de doce a cuatro de la madrugada, y la del alba, o sea de cuatro a seis. Cuando Carlos V llegó a España traía para su particular custodia de unos nobles servidores que titulaba “archeros de Borgoña”; pero los espinosiegos se opusieron a que guardasen al Rey otros que no fueran ellos. Sostuvieron ahincadamente su exclusivo y privativo derecho, al fin el Emperador tuvo que acceder. Es más, vencido por la lealtad de los Monteros, les concedió el derecho de que llevasen sus armas en la charretera, que desde entonces lucieron en el hombro del uniforme.
Felipe II les distinguía de tal manera, que durante su enfermedad en el Escorial quiso que, aun en contra del reglamento, que prescribe sólo la guardia de noche, estuviesen también de día los Monteros a su guardia y servicio.Servicio que ya proveyeron a la reina abuela, Juana I de Trastamara en sus dependencias de Valladolid.
El Conde Sancho García nombró cinco Monteros, Alfonso VIII aumento sus efectivos hasta 23. Los Reyes Católicos elevaron su número hasta 76 y disponen que los Monteros que no prestasen servicio activo en la corte, estaban obligados a residir en la villa de Espinosa. Carlos I los redujo hasta 48. El servicio se suspendió en la revolución del 68 del siglo pasado y con Alfonso XII se vuelve a reanudar hasta que en 1931 con la salida de España de Alfonso XIII se suspendió su servicio. Actualmente, la Compañía de Monteros de la Guardia Real, la forman y han suplantado, más de 120 miembros de cualquier origen y pertenecientes al Ejército.