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Un coche se estrella durante persecución por calles de IbizaUna persecución por las carreteras ibicencas acabó ayer con un Mercedes familiar, de color negro y alta gama, estrellado a la entrada del polígono de Can Bufí, sobre las doce del mediodía, tras la intervención del GRS de la Guardia Civil, que detuvo al conductor.
Al parecer, el vehículo se dio a la fuga de los agentes desde el municipio de Santa Eulària. El coche circuló a gran velocidad por la carretera de Santa Eulària en dirección a Ibiza, según explicaron testigos presenciales. Una conductora que pasaba por la zona aseguró que el vehículo, que circulaba en dirección contraria, le golpeó en el retrovisor izquierdo, a la altura de Go Karts. Allí, el Mercedes cambió de rumbo. Se desconoce si circuló en dirección a la ITV o si acortó el camino por el polígono industrial de Ca na Palava, pero acabó conduciendo en dirección a Ibiza por la carretera de Sant Antoni.
Metralletas y cadena de pinchos
Vecinos del polígono industrial de Can Bufí afirmaron que los agentes del GRS utilizaron una cadena de pinchos para reventar los neumáticos del Mercedes de color negro e impedir que el conductor siguiera con su escapada. El coche se estrelló a la altura del concesionario de coches Honda y dejó una gran mancha de aceite en la calzada. Testigos presenciales indicaron que, una vez parado el vehículo, los policías tumbaron sobre ella al joven y procedieron a su detención. «No nos dejaban hacer fotos ni grabar. Me dijeron ¿No tienes trabajo? ¡Fuera de aquí!», aseguró una testigo, que también explicó que los furgones de las fuerzas especiales tardaron pocos segundos en aparecer en la zona. «Lo tenían encañonado con metralletas», aseguraron.
Los testigos hicieron hincapié en la presencia de un furgón blindado en el accidente, aunque se desconoce su implicación en el siniestro.
http://www.diariodeibiza.es/pitiuses-ba ... 37423.htmlEl conductor de nacionalidad alemana que el martes a mediodía causó la alarma en la Isla cuando tomó la decisión de huir de un control establecido por los agentes de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil, arrojó una tasa de 0,63 miligramos de alcohol por liro de aire espirado, informaron ayer desde la Comandancia de la Guardia Civil de Balears. Por este motivo se le acusa por un delito contra la seguridad vial en el que, además del hecho de conducir ebrio, también se incluye conducción temeraria y daños, ya que en algún tramo de la persecución el hombre manejó su coche, una gran Mercedes familiar de color negro, en dirección contraria y, además, golpeó a varios vehículos que estaban estacionados.
Además. la Guardia Civil también lo acusa por un delito de desobediencia a agentes de la autoridad, señalaron desde la Comandancia de la Guardia Civil.
El hombre pudo finalmente ser arrestado tras una persecución que, al parecer, comenzó en el municipio de Santa Eulària, donde los agentes de la Guardia Civil habían instalado el control. El conductor del Mercedes acabó estrellándose contra la mediana de la autovía de Sant Antoni a la altura del polígono de Can Bufí. Pese a la peligrosidad del suceso, nadie resultó herido, a excepción del propio alemán, que registró heridas leves.
http://ultimahora.es/ibiza/noticia/suce ... litos.html------------------------------
Un guardia civil de permiso rescata a dos mujeres en la playa de Lourido
El destino es caprichoso. Esta es una frase hecha muy socorrida, pero lo cierto es que este domingo un cúmulo de casualidades se aliaron para impedir que varias bañistas muriesen ahogadas en la playa de Lourido, en el municipio de Poio. De hecho, un guardia civil adscrito a la unidad de élite del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) de la ciudad de Pontevedra rescató en apenas unos minutos a dos mujeres, mientras que una tercera fue auxiliada por dos bañistas.
Carlos Blanco, con trece años de experiencia en los GRS y un cuarto de siglo como guardia civil, se encontraba en esta playa por casualidad -«no suelo ser asiduo», reconocía ayer-. De hecho, si había acudido a este arenal fue para que el pequeño Carlitos, de apenas unos meses de vida, se estrenara y pudiese mojar los pies en las aguas de las Rías Baixas por primera vez en su corta, pero ya intensa, vida.
En esas estaban, cuando «una señora, alterada y muy nerviosa, me preguntó si sabía nadar. Le dije que sí y le pregunté el porqué. Me contestó: "Es que mi amiga, mire, no da llegado a la orilla"». Segunda casualidad, su interlocutor vestía bañador, con lo que no perdió ni un segundo, y, tercera, el entrenamiento de los GRS dedica una buena parte a los primeros auxilios y la natación. El pontevedrés dejó el bebé al cuidado de una amiga y, sin pensárselo, se arrojó al mar. «Fui a por ella. Estaba subiendo la marea y la arrastraba hacia el canal. Estaba agotada. Cuando la alcancé, la tranquilicé y me la fui llevando a la orilla».
«A mí me costó lo suyo», apuntó Carlos. Ya sobre la arena, de nuevo, gritos de auxilio. Una segunda mujer, en una zona más alejada, luchaba infructuosamente contra la resaca. «Me disponía a echarme al agua y en eso salieron dos personas, se ve que eran padre e hijo, aunque no lo sé, que fueron a auxiliarla. Lo pasaron mal. Llegaron agotados».
Sin embargo, este domingo de agosto en Lourido se cumplió eso de que no hay dos sin tres. Carlos Blanco estaba asistiendo aún a la primera bañista, cuando una tercera empezó a gritar: «¡Qué me lleva! ¡Qué me lleva!». Como las anteriores, intentaba alcanzar la orilla, «pero no llegaban y se fatigaban», explicó este guardia civil.
Y de nuevo, se lanzó al mar para rescatar a una mujer que, según reseñaron desde la Comandancia, era arrastrada hacia abajo en una zona en la que ni el propio agente daba pie.
Curiosamente, el pontevedrés apenas tuvo tiempo de quedarse a recibir el agradecimiento de ambas víctimas. El deber paterno lo requirió y el pequeño Carlitos le comunicó como solo un bebé sabe hacerlo que era la hora de comer.
Testigos de la proeza
Lo que este guardia civil pontevedrés no supo en aquel momento es que varios de sus vecinos fueron testigos de su proeza. Lo reconocieron. Ellos tienen muy claro que «el tipo arriesgó su vida con valentía», así como que «si no ha querido protagonismo es por el orgullo que tiene generalmente la Guardia Civil, y porque es su trabajo».
Asimismo, criticaron duramente el hecho de que una playa, con «unas corrientes que se utilizan en navegación por lo fuerte de las mismas», no dispongan de seguridad contratada por el Ayuntamiento. En este sentido, Carlos Blanco lamentó que no haya socorristas, «a pesar de que tengo entendido que en esa playa ya pasaron cosas graves el año pasado».
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/ga ... P10991.htm