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Homenaje a D. Ignacio Sánchez Trueba.He preferido esperar al día de hoy para escribir más calmado, después de lo vivido en el día de ayer.
Algunos teníamos la idea de que a un Jefe, aunque no lo fuera desde hace pocos años, habría que despedirlo institucionalmente con todos los honores, por los muchos años que estuvo al frente de Policía Foral principalmente y también por el trabajo realizado en el desarrollo y expansión de nuestro cuerpo policial.
Pues bien, para sorpresa de propios y extraños, en el día de ayer no se permitió a los policías forales vestir de uniforme...
A la mañana en el cementerio, éramos los miembros de la Policía Foral los que despedíamos a nuestro jefe, los únicos miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado que no teníamos representación uniformada. (Con la ilusión que le hubiera hecho a Nacho ver boinas rojas en su despedida, ya que era un firme defensor de esa prenda de vestir)
Podíamos ver uniformes Verdes y azules de varias tonalidades, pero ningún uniforme rojo en la despedida de un Jefe de la Policía Foral.
Y esto no es porque no hubiera suficientes voluntarios para ir uniformados, sino porque desde la superioridad no se permitió, no sé exactamente si la orden partió del jefe, del director general o del Consejero, me da igual, creo que si algo tiene nuestro jefe en las venas debería haber ordenado acudir a una representación de Policía Foral uniformada. (Pero no se hizo, no se estuvo a la altura)
Pero ahí no acabó la falta de altura de nuestra institución, en el funeral de la tarde en la Iglesia de San Lorenzo, ocurrió lo mismo, allí nos encontrábamos muchos compañeros esperando para entrar a la iglesia, cuando vimos aparecer a veinte o treinta uniformados de gala, entre miembros del ejército, Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Municipal y por supuesto, ni uno sólo de Policía Foral de Navarra.
Resulta que se despide a un exjefe de la Policía Foral y el resto de fuerzas y cuerpos de seguridad de Estado van de gala para rendirle homenaje y desde nuestro cuerpo Policial, donde D. Ignacio trabajó, ni un solo policía Foral acude vestido de gala a homenajear a su jefe.
Me encontraba acompañado de varios compañeros forales, cuando vimos llegar a los uniformados de otros cuerpos, a todos nos embargó un sentimiento de vergüenza de sonrojo al vernos vestidos de paisano, y comprobar como otros cuerpos estaban a la altura de lo que reclamaba el acto y habían acudido a homenajear y despedir a un Jefe de la Policía Foral.
Pero nosotros, de paisano, sin representación alguna, por mucho que acudiera nuestro actual jefe con un “look sport casual y americana”, sin que nadie ajeno a nuestro cuerpo policial nos pudiera relacionar con nuestro exjefe, sin que supieran que éramos muchos los policías forales que habíamos acudido a despedirnos de nuestro JEFE.
Una vez dentro, no había ningún sitio reservado a compañeros de Policía Foral, tampoco hubiera hecho falta, la iglesia estaba llena y nadie nos hubiera distinguido del público en general, mejor así.
En cambio si había unas bancadas reservadas a la derecha del altar, para Autoridades y miembros y cuerpos de seguridad, donde se sentaron la Delegada del Gobierno, El Consejero de Interior y los jefes en Navarra de los diferentes cuerpos policiales y ejército, además de compañeros de promoción del ejército.
No creáis que se me olvidado nombrarlo, es que nuestro actual jefe no estaba entre ellos, se había sentado en unos bancos que había a la izquierda del altar, en frente de los bancos de autoridades pero al otro lado del altar. (Igual era lo propio, al ser el único mando policial sin uniforme)
El acto religioso fue muy emotivo, porque habló nuestro “Páter” (Abad de Leyre), sacerdote con una relación muy cercana al exjefe y a la P. Foral y que conocía personalmente a D. Ignacio Sánchez Trueba, desde que asumió el cargo de Jefe de la Policía Foral y el Páter le felicitó por carta. (Así lo relato en la homilía)
Se vio al Páter muy emocionado durante todo el oficio religioso, era claro el afecto que sentía por Nacho, incluso estuvo a punto de romper a llorar al final de la homilía cuando se despedía de él y no podía controlar el temblor de su voz, fueron unos bellos momentos por la carga emocional que se palpaba en el ambiente.
Cualquier persona que conoció a Nacho, seguro que de una forma u otra le marcó para bien, su calidad humana resaltaba claramente, su cercanía era palpable, intentaba que cualquiera que hablara con él se sintiera bien. Era un jefe cercano y siempre dispuesto a ayudar… En varias ocasiones echó un cable a compañeros que lo estaban pasando mal en su vida privada o que habían cometido algún error y acudían a su despacho en busca de ayuda. Incluso eso hizo que algunos le criticaran…
Personalmente no puedo decir que fuera íntimo suyo o que tuviera con él charlas habituales, pero siempre que me lo encontraba, aunque fuese fuera de la comisaría, se paraba amigablemente y charlaba. Aún años después de ser nuestro jefe, se seguía parando y charlando con una sonrisa e interesándose por lo que ocurría en Policía Foral.
Como Jefe siempre estuvo a la altura, sabía que institución mandaba y representaba, era conocedor de la historia de nuestro cuerpo policial y de su tradición en Navarra. Defendía a capa y espada al cuerpo policial y a todos y cada uno de sus policías, a los que conocía personalmente, se podía decir que nos conocía a todos o casi todos por nuestro nombre.
Defendió los intereses de los Policías forales, implementó mejoras laborales en todos los órdenes, creó nuevas unidades, formó a sus agentes, inició proyectos y planes de los que todavía hoy en día nos beneficiamos.
Hasta tal punto defendió a la Policía Foral, que se enfrentó al Gobierno para defender la Institución, y al ver que no podía hacer nada frente a esa calaña de políticos, se vio obligado a dimitir. Como ha transcurrido muchos años no quiero entrar más en detalles, sólo quería reflejar que su altura personal y su responsabilidad como Jefe de la Policía era inmejorable y de admiración.
Por todo lo que he dicho, no comprendo o no quiero entender cómo es posible que el actual Jefe no haya estado a la altura, no haya hecho un homenaje a D. J. Ignacio Sánchez Trueba como se merecía, no es posible que Policía Foral como Institución, como cuerpo policial no tenga un protocolo establecido para actos de ésta envergadura, es cierto que ocasiones así no ocurren todos los días, pero no se ha estado a la altura como Institución, como Cuerpo Policial, ni como Jefatura.
Cómo es posible que no exista un Protocolo para éste tipo de actos, para al menos estar a la altura de otros cuerpos policiales o instituciones, que tienen más historia y claramente más apego por los suyos.
Hasta siempre Nacho...