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La directora de prisiones más joven de España lleva una cárcel de 1.800 presos, le obsesiona la reinserción y pide más medios
Silvia Alonso (Madrid, 1976) es jovencísima, está embarazada de seis meses -espera una niña- y desde octubre dirige una de las principales cárceles de España, con 1.800 internos. Nadie en sus circunstancias ha llegado tan lejos en la historia penitenciaria española. Empezó desde muy abajo, en una oenegé que ayudaba a las madres reclusas. Licenciada en Derecho, aprobó unas oposiciones y durante los últimos cuatro años fue subdirectora de tratamiento de A Lama, trabajo que la catapultó a la dirección de Teixeiro.
-Es de suponer que su paso por una oenegé ha marcado su visión de cómo llevar una prisión.
-Desde luego. Aquella experiencia con las madres reclusas de Carabanchel fue muy útil. Me hizo comprender la postura de los que están dentro y la de quienes tenemos un cargo directivo.
-¿Cómo han sido estos primeros cuatro meses en la dirección de Teixeiro?
-Intensos. A una le hubiese gustado hacer mucho más, pero estamos en eso. He comprobado que funciona muy bien, cuento con un equipo sobresaliente y, entre todos, mejoraremos el centro.
-¿Cómo se dirige una prisión con 1.800 internos?
-Con ciertas dificultades. Le voy a poner un ejemplo muy sencillo. En Gran Hermano una docena de personas se meten en una casa y los enfrentamientos, a veces, son escalofriantes. Imagínese un lugar con 1.800 personas de todo tipo, con situaciones, la mayoría, dramáticas... Por eso la seguridad en el interior es una prioridad. Yo no quiero tratamiento si va en detrimento de la seguridad.
-¿Qué es un preso para usted?
-Un ser humano que ha cometido un delito, ha de pagar por ello y, sobre todo, una persona a la que hay que ayudar, a la que hay que rehabilitar para su reinserción en la sociedad.
-¿Se consigue muchas o pocas veces?
-Más de las que se pueda imaginar. Es muy gratificante ver un cambio en un recluso durante el tiempo de condena. Lo difícil es la salida, cuando se ven fuera.
-¿Qué se le pasa por la cabeza cuando un recluso comete un crimen estando de permiso?
-Como el resto de la sociedad, fatal. No obstante, hay que tener en cuenta que sin permisos nunca podremos saber cómo se comporta un recluso en libertad. Hay que dar el beneficio de la duda. La rehabilitación ha de pasar, obligatoriamente, por los permisos.
-¿Qué opina del cumplimiento íntegro de las penas?
-Comprendo a las familias de las víctimas, pero no puedo estar de acuerdo en absoluto con el cumplimiento íntegro de las penas porque la razón de existir de una cárcel es la de reinsertar, reeducar. Puede que haya presos que cumplan la pena en su totalidad; pero eso se ha de decidir durante su estancia en prisión, nunca antes.
-¿Cómo se rehabilita a una persona con un larguísimo historial delictivo?
-Reconozco que es complicadísimo. Cómo vamos a cambiar a una persona si está con nosotros tres años y nos lleva 40 de ventaja. La reinserción es un problema de todos, no solo de prisiones. Instituciones Penitenciarias no puede asumir por sí sola la rehabilitación. Nos hacen falta más medios. La reinserción de los delincuentes ha de hacerse antes, durante y después de su estancia en prisión.
http://www.lavozdegalicia.es/galicia/2009/02/18/0003_7536990.htm