Desde el inicio de los ejércitos, siempre ha estado un galeno presente en los campos de batalla, no para atender a los heridos, aunque también lo hacían, sino para el cuidado y atención del rey o jefe de esa fuerza.
Fue Roma quien creó un ejército organizado y permanente, con una Sanidad Militar estable. Los romanos contribuyeron muy poco al desarrollo de la Medicina, no así de la Cirugía, gracias al ejército y a las campañas en las que estuvo inmerso.
Cada Legión y cada Cohorte, contaban con sus MEDICUS LEGIONES y MEDICUS COHORTIIS, que dependían del MEDICUS ORDINARIUS. Los heridos eran evacuados del campo de batalla, cuando era seguro, por "camilleros" en las "FERULUM RUSTICUM " hasta carros, que a su vez les evacuaban hasta los "VALETUDINARIUM ", o enfermerías de los campamentos. Hay que decir, que dentro de la Historia de la Sanidad de los ejércitos, la sanidad del romano no fue igualada hasta la aparición de los Tercios Españoles en el campo de batalla y su despliegue sanitario en los diferentes campos donde actuó.
Las primeras noticias del Servicio Sanitario militar en España se remontan a la época visigoda, más concretamente al rey Wamba, con motivo de su reorganización militar, en la que el obispo de Mausana (Mérida), crea un hospital Militar, independientemente de los que con fines humanitarios había.
En el 1081, el rey Alfonso VI instaló tiendas para la asistencia de los heridos en Canales y Olmos, durante su campaña para la conquista del reino de Toledo. Se tiene constancia que el Rey Santo en todas sus campañas, montaba tiendas para albergar a los heridos; y que su hijo Alfonso X llevaba, además de las tiendas, APOTECARIOS, según un códice existente en la Biblioteca de el monasterio de El Escorial y fechado en 1308, habla, "que en las huestes o fonçados, existan cirujanos que estén provistos de hilas y ungüentos, para restañar las heridas de la guerra", antecedentes de los hospitales posteriores.
Pero son los Reyes Católicos los que establecen un verdadero Servicio de Sanidad, dentro de la organización de un ejército moderno de nueva creación. Están las figuras del PROTOMEDICO y del CIRUJANO MAYOR, como jefes de la Sanidad militar y Civil, respectivamente.
En 1476, para la batalla de Toro, se monta un hospital de campaña de seis tiendas, costeado por la reina Isabel y considerado por los historiadores el primer hospital de campaña.
En la guerra de Granada se instalan hospitales según las necesidades de las campañas, Alora y Setenil en 1484; Málaga 1487, donde además de la asistencia a los heridos, se asiste a los enfermos de una epidemia de tifus; Baza en 1489; el Real de Gozo, junto a Ojos de Huescar, en 1491,culminando, ese mismo año con el conocido por "hospital de la Reyna", creado por Isabel I en Santa Fe, sabiendo su composición por la crónica de Hernando del Pulgar, que nos relata "e para curar a los feridos e a los dolientes la Reyna enviaba siempre a los reales seys tiendas grandes e las camas e las ropas necesarias para los feridos y enfermos e enviaba físicos e cirujanos e medicinas e homes que les sirviesen, e mandava que no llevasen precio aguno, porque ella lo mandava pagar e estas tiendas con todo este aparejo se llamava en los Reales el Hospital de la Reyna".
También crearon la figura del Protofarmaceútico, para expender los medicamentos necesarios en los hospitales.
Los Tercios contaban con su servicio sanitario. La plantilla de tal servicio, incluía esencialmente, un médico y un cirujano diplomado. Esto no descartaba, que también las compañías, sobre todo las de los capitanes más famosos, tuvieran, además del barbero reglamentado, un barbero cirujano.
Los soldados alistados concedían una gran importancia a la Sanidad, tanto es así, que en los dos motines de 1574, los veteranos españoles exigieron un hospital militar para atender a los heridos y un cirujano y un capellán para cada compañía. (Archivo Gral. De Simancas, E 558/51, artículos acordados con los amotinados de Amberes, 23 de mayo de 1574, art,s. 4, 10, 12 y 14. Citado por Geofrey Parker, El Ejército de Flandes y el Camino Español, Alianza Editorial, 2.006).
También hay que destacar la Sanidad embarcada para operaciones de desembarco y señalar como médicos navales destacados de la época al Divino Vallés, protomédico encargado de seleccionar a los de la Armada Invencible, de los que se espera, además de curar, "si necesario fuera, en tiempo de prisa, también que sirvan de artilleros en campo o cerca". En la de Lepanto, el Protomédico era López Madera, estando también Cristóbal Pérez de Herrera, Protomédico de galeras durante doce años y a quien se debe la frase que figura en el Escudo de Armas de la Academia de Sanidad Militar "NON ARMIS OBSTANT LITERAE" (LAS ARMAS NO SE OPONEN A LAS LETRAS). En esta batalla es de destacar al Cirujano Mayor Daza Chacón, quien atendió a Don Miguel de Cervantes de las heridas en la mencionada batalla y por lo tanto contribuyó, con sus buenas artes, a que viera la luz la obra del insigne escritor.
La financiación de los hospitales se hacía de varias formas:- Por la Real Hacienda. Partida monetaria de los presupuestos.
- El Real de Misericordia. Germen de la actual Seguridad Social. Cada soldado, contribuía con una parte de su sueldo, según la categoría militar, a su mantenimiento.
- Los "ab intestatos". Esto es, los bienes de los muertos en combate que no tuvieran testamento reconocido.
- Las limosnas y donaciones, normalmente del rey o de altos dignatarios civiles y eclesiásticos.
- La venta de ropa y comida sobrante en el hospital.
- Lo castigado por el juego. Impuestos y aprehensiones de dinero por este motivo, ya que debido a las pendencias, el hospital, como mal menor, tenía que recomponer. Esto también se conocía por "condenaciones del auditor".
Con el cambio de dinastía hubo una reorganización total del reino.
La Segunda Ordenanza de Flandes, de 10 de abril de 1702, asigna un cirujano por Batallón de Infantería o Regimiento de Caballería. Además, Felipe V, en 1721, promulgó el primer Reglamento sobre los servicios sanitarios del Ejército, que puede considerarse acta fundacional del Cuerpo de Cirujanos Militares, al crear las escalas, los derechos y los deberes y lo más importante, la figura del jefe de sanidad.
Cómo respuesta a la frase, muy utilizada por parte del Ejército y en el siglo XIX por la Armada, referida tanto a médicos como a cirujanos de : "hombres sin talento, educación ni cultura que en la Armada y el Ejército hacían más estragos que el plomo y el acero enemigos", se propone la creación de los Reales Colegios de Cirugía, que junto a la creación del Cuerpo, es el mayor acontecimiento, no sólo de la Medicina Militar, sino de toda la medicina española, al enseñar no sólo cirugía, sino también medicina y evitar el "poco aprecio" que sentían los médicos por los cirujanos, al no ser universitarios.
Y todo ello con cien años de antelación a la sanidad civil, ya que la citada normativa fue el punto de partida para unificar las dos profesiones, médico-cirujano, pues con el tiempo, tanto el Ejército como la Armada, obligaron a tener las dos titulaciones.
El punto inicial para la formación académica fue la creación del Real Colegio de Cirugía San Carlos de la Armada, en Cádiz en el año 1748. La instigación para su creación vino dada por Don Pedro Virgili, cirujano del Ejército, La Comba, cirujano de la Armada y el protocirujano Perchet, ante los reyes Fernando VI y Carlos III.
En 1759, al poco tiempo de recibir la corona Carlos III, los cirujanos de la Real Cámara, elevaron al rey un documento solicitando un nuevo colegio de cirugía para la asistencia cirujana a los "REALES EXERCITOS Y SUS REGIMIENTOS" . Este documento se encuentra en el Archivo General de Simancas, Secretaria de Marina, Legajo num. 226. Transcribimos, con la grafía de la época, estractos del mismo, por su gran interés para la historia de la Sanidad Militar:
"Los Cirujanos de Cámara, puestos a los pies de V.M. con el debido respecto, hacen presentes a V.M. que aviendo tenido la continuada experiencia de observar con indecible pena la falta de cirujanos hábiles en las diferentes expediciones de mar y tierra, en que han tenido el honor de servir a V.M. penetrados del justo sentimiento que les ocasiona el ver destituida de los poderosos alivios, que sabe procurar el Arte, la mejor porción de los vasallos de V.M.
Faltan señor escuelas, donde se viertan aquellos conocimientos, que contribuyen a la formación del buen Cirujano. Son muchas las ciencias, que influyen a dar una perfecta idea del estado sano y enfermo del hombre; y no se pueden lograr estos utilisimos conocimientos sin Maestros, que sepan dirigir la instrucción de la juventud.
De estas poderosisimas reflecciones tuvo su Origen la suntuosa escuela de Cirugía establecida en Cádiz para el Cuerpo de Marina a expensas del Real Erario por orden del glorioso Hermano de V.M. Don Fernando VI, que en paz descanse,. La acertada elección de tan util establecimiento se ve oy afianzada con el lucido fruto, que en el corto espacio de diez años está experimentando con singulares ventajas la Real Armada de V.M. parece combeniente a los suplicantes el establecimiento de una escuela en el Hospital de Barcelona, a donde concurre siempre un crecido numero de enfermos por ser un Hospital General para los Militares y paysanos y por tener aquella plaza su destino en tiempo de paz la plana mayor del exército.
. Quebranta señor al Corazón mas duro el considerar y mucho mas el observar prácticamente la impericia de los Cirujanos en lugar de contribuir al restablecimiento de los enfermos, tiene gran parte en la pérdida de sus vidas,.
Suplican a V.M. se digne mandar, que en el Hospital General de Barcelona se establezca una Escuela de Cirugía destinada para los Reales Exércitos de V.M. con los mismos privilegios concedidos a la de Cadiz destinada para la Armada; y siendo el agrado de V.M. manifestarán los Suplicantes los fondos para su manutención sin perjuicio del Real Erario y con las Ordenanzas para su gobierno, en que recibirán meced."
Este nuevo colegio tendrá su sede en Barcelona. Los primeros alumnos ingresan en 1761 en el Hospital General, al no estar construido el edificio del nuevo colegio, sobre los planos realizados por Ventura Rodríguez y el cual se conserva hoy día en la calle del Carmen 47, siendo la sede de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Cataluña. Le siguieron los de Madrid, Burgos y Santiago de Compostela.
Durante el siglo XIX se creó y desarrolló la Sanidad Militar tal y como la conocimos hasta 1989. Hay que comenzar la pequeña crónica de este siglo, con un hito de carácter único, son las expediciones científicas y la más destacable es la del Cirujano D. Francisco Javier Balmis, quien, con los también cirujanos militares D. José Salvani, D. Manuel Grajales y D. Antonio Gutiérrez, llevó a bordo de la corbeta María Pita la vacuna de Eduardo Jenner contra la viruela a las colonias españolas de América y Filipinas, Además de Macao y Cantón (1803- 1806).
Tras varios intentos nace finalmente el Cuerpo de Sanidad Militar, por Real Decreto de 30 de Enero de 1836, reinando S.M. la Reina Isabel II. Se divide en tres Facultades, Médicos, Cirujanos y Farmacéuticos, estableciendo los Grados, Asimilaciones y estudio de Uniformes y Divisas.
En 1841 se inaugura el hospital militar de Madrid, con una capacidad de 600 camas.
El reglamento de febrero de 1853, contempla por primera vez la organización de la Brigada sanitaria o Plana Menor del Cuerpo, siendo la Plana Mayor los médicos y farmacéuticos y todo bajo el mando del Director General de Sanidad Militar. No se llevó a cabo, al igual que tampoco el reglamento, quedando en papel mojado.
En 1.858, con motivo de la Guerra de África, entran en escena las primeras Compañías Sanitarias para el Ejército de Observación de África. En base a estas compañías, en 1862, se asientan definitivamente cinco compañías sanitarias emplazadas en Madrid, Barcelona, Sevilla, Zaragoza y Valladolid. Estaban compuestas por practicantes, enfermeros y soldados sanitarios (camilleros). Hay que esperar al 1 de septiembre de 1873, en el cual, un nuevo Reglamento, nace la Brigada Sanitaria y los Mando No Facultativos del Cuerpo, así como un nuevo emblema. Establece las plantillas de la Brigada en la Península, isla de Cuba, Puerto Rico y las Islas Filipinas.
Por esta época se imponen los servicios sanitarios de:
- Servicio de los Regimientos.
- Servicio de los Establecimientos y Colegios.
- Servicio de Hospitales.
- Servicio de Campaña.
- Reconocimientos de reclutas e inútiles.
Así mismo se ponen en marcha los embriones de lo que serán el Parque Central de Sanidad Militar, el Laboratorio Químico del Hospital Militar de Madrid, el Instituto de Higiene Militar y la Escuela de Aplicación de Medicina Militar, en el anteriormente mencionado hospital militar de Madrid, antiguo Seminario de Nobles, junto al palacio de Liria.
En el ámbito hospitalario, el desarrollo más sustancial es el cambio de mentalidad en la idea del centro hospitalario como asilo u hospicio, donde se "aparcan" los no aptos para los servicios, por la de nosocomio asistencial, con cuidados especializados. Así mismo y como hemos visto, con la creación del Instituto de Higiene, se empiezan a aplicar medidas específicas de lo que hoy llamamos Medicina Preventiva y de Policía médica militar.