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Pakistán: la vida y los medios de subsistencia corren peligroCinco semanas después de que comenzaran las inundaciones en Pakistán, a finales de julio, millones de víctimas siguen necesitando ayuda. Pascal Cuttat, jefe de la delegación del CICR en Islamabad, se refiere en esta entrevista a las prioridades y los desafíos de la operación de socorro.¿Podría describir brevemente la situación actual en el terreno, en las zonas donde el CICR y la Media Luna Roja de Pakistán están trabajando? Lo que es realmente sorprendente es que hace cinco semanas que se desató esta crisis y todavía hay gente que tiene que huir del avance de las aguas. En Sindh, por ejemplo, hay cientos de miles de personas que están escapando del agua.
En el norte, la crecida por fin se está retirando, lo que es una buena noticia, pero ahora hay inundaciones en el sur, es decir que el desastre continúa.
Además, sigue siendo difícil prestar ayuda a las víctimas, a causa de los puentes y las carreteras, que han quedado intransitables, de las restricciones de seguridad o simplemente de la magnitud de la tarea. El CICR está prestando apoyo a unos 100.000 voluntarios de la Media Luna Roja de Pakistán, que están distribuyendo alimentos, artículos domésticos y de aseo personal a las víctimas de las inundaciones. Están realizando una labor admirable, pero los desafíos son enormes, dada la magnitud sin precedentes de esta catástrofe.
Recientemente se ha hablado mucho en los medios de comunicación sobre la politización de la ayuda y la falta de acceso a las zonas afectadas por las inundaciones, debido a las condiciones de seguridad. ¿Qué puede decirnos al respecto? Estamos presentes en Pakistán para ayudar a las personas afectadas por las hostilidades. Nuestra misión es ayudar a las víctimas de la violencia armada, donde sea. El año pasado, más de un millón de personas tuvieron que desplazarse a causa de los enfrentamientos en la División de Malakand. Recibieron asistencia de la Media Luna Roja de Pakistán y del CICR. Muchas de esas personas siguen estando desplazadas, y continuamos prestándoles ayuda. Las inundaciones se han añadido a esa situación, y decenas de miles de personas están sufriendo por la violencia armada y por las inundaciones.
Tomemos como ejemplo el caso de Baluchistán. Esa zona ha vivido la violencia armada y, ahora, las inundaciones. Ayudar a las personas afectadas en las zonas rurales de Baluchistán, personas que tuvieron que desplazarse a causa de la violencia armada y se ven damnificadas por las inundaciones, ha sido una de nuestras prioridades.
El CICR trabaja independientemente de las demás organizaciones, si bien coordinamos nuestras actividades con todas las partes para garantizar la transparencia y evitar la duplicación de los esfuerzos. Desde que se produjeron las inundaciones, el CICR, en colaboración con la Media Luna Roja de Pakistán, ha podido proporcionar alimentos y otros artículos esenciales a más de medio millón de víctimas de las inundaciones. Nuestro objetivo es apoyar a la Media Luna Roja de Pakistán en sus esfuerzos por prestar ayuda de emergencia para 1,4 millón de personas en los próximos tres meses y restablecer los medios de subsistencia de 350.000 personas a más largo plazo. Toda tentativa de negar el acceso a las víctimas, sea amenazando con atacar a los trabajadores humanitarios o por otros medios, no haría más que impedir la respuesta humanitaria a uno de los desastres naturales más grandes que ha sufrido Pakistán. El CICR cree que su misión neutral, humanitaria e independiente es bien conocida en todas las partes del país donde ha trabajado a lo largo de casi 30 años, y que todo intento de obstaculizar sus operaciones por razones de seguridad sólo provocaría mayor sufrimiento a las víctimas, que tanta ayuda necesitan.
Con respecto a la supuesta politización de la ayuda, permítame decir que cuando se necesita ayuda humanitaria con urgencia y a gran escala, en muchas partes del país, como ahora, todo el esfuerzo de ayuda debe tender hacia una respuesta estrictamente humanitaria. Me refiero a los esfuerzos de todos, las autoridades, el ejército, la comunidad internacional y las ONG locales, por no mencionar la generosa ayuda que la misma gente ha dado a sus hermanas y hermanos necesitados. No hay espacio para la política cuando la vida y los medios de subsistencia corren peligro.
Se sabe que se necesitan alimentos y refugio con suma urgencia, pero ¿qué otras prioridades ha identificado el CICR, por ejemplo con respecto a la salud y el agua?Todavía estamos muy preocupados por la situación sanitaria. Millones de personas desplazadas no tienen acceso al agua potable y, por lo tanto, existe un riesgo de que se propaguen enfermedades transmitidas por el agua, como la diarrea, o enfermedades transmitidas por vectores, como la malaria.
Nos sorprende positivamente y nos alivia que hasta ahora no haya habido brotes importantes de enfermedades contagiosas, transmitidas por el agua, pero nos preocupa que en algún momento se produzca un brote si la situación en el terreno no mejora.
El CICR está adoptando un enfoque preventivo de la salud, enfoque que implica distribuir agua potable en las comunidades afectadas, así como jabón y otros artículos de aseo.
Los ingenieros hidráulicos y los oficiales de campo del CICR, junto con las comunidades locales, hasta ahora han limpiado unos 75 pozos contaminados en Jyber Pajtunjwa. También han encontrado fuentes de agua potable, cavado pozos, comenzado a reparar los sistemas de abastecimiento de agua y distribuir agua en camiones para miles de personas desplazadas que están viviendo en campamentos o a la vera de las rutas cerca de Dera Ismail Jan. Los voluntarios de la Media Luna Roja de Pakistán, con el apoyo del CICR, también han distribuido decenas de miles de botellas de agua mineral para las personas que no tienen agua potable en varias zonas afectadas por las inundaciones.
Las medidas sanitarias preventivas que hemos tomado incluyen la instalación de dos centros para el tratamiento de la diarrea: uno en Paroa, fuera de Dera Ismail Jan, y otro en Hangu. Ahora estamos abriendo otros dos centros de tratamiento de la diarrea en el hospital de distrito de Dera Ismail Jan y en el poblado cercano de Tank. Dera Ismail Jan parece ser una de las zonas más afectadas de la provincia de Jyber Pajtunjwa con respecto a la diarrea acuosa. El centro de tratamiento de la diarrea de Paroa ha atendido a más de 1.000 pacientes desde que abrió el 13 de agosto. Debemos decir, sin embargo, que no todos fueron casos graves.
Nunca se podrá insistir demasiado en la importancia de considerar la salud preventiva desde un punto de vista global, donde se combinen las iniciativas destinadas a mejorar la situación en cuanto al agua potable y la salud pública. Por ejemplo, hemos podido determinar en qué lugar se ha presentado el mayor número de casos de diarrea, en la zona aledaña a Dera Ismail Jan. Cuando identificamos un poblado o una ciudad particularmente afectados, enviamos a nuestros ingenieros hidráulicos para que examinen la situación y hagan las mejoras necesarias. Esto es lo que hemos hecho recientemente en Mehra, una localidad de unas 50.000 personas, por ejemplo.
También hemos entregado decenas de miles de paquetes con sales de rehidratación oral a nuestros colegas médicos de la Media Luna Roja de Pakistán. Hemos comprobado que es muy efectivo que cuenten con esas sales en sus unidades sanitarias básicas, como en el distrito de Larkana, en la provincia de Sindh, como medio para evitar que la gente que presenta síntomas de diarrea contraiga enfermedades más graves.
Además del apoyo que prestamos a la Media Luna Roja de Pakistán, por ejemplo entregando medicamentos e insumos médicos para sus unidades sanitarias básicas y clínicas móviles, proveemos de medicamentos a los hospitales de distrito y las unidades de salud administradas por el Estado, cuando nos lo piden.
Las enfermedades de la piel, como la sarna, ahora son uno de los principales problemas de salud, además de la diarrea. Cuando el agua comience a retirarse, y quede agua estancada, la malaria también será un riesgo grave, si la temperatura no baja.
¿Qué prevé hacer el CICR en el futuro, cuando el agua se haya retirado y la gente comience a regresar a sus hogares? La reconstrucción, o la construcción, de un sistema de salud para millones de personas en las zonas más pobres de Pakistán ocupará al gobierno y a la comunidad internacional no sólo durante meses, sino probablemente durante años. Tanto el gobierno como la comunidad internacional deberán hacer un importante esfuerzo de desarrollo y reconstrucción, pero como en el CICR no tenemos mucha experiencia en ese ámbito, ésa no será nuestra prioridad.
Por lo que respecta al CICR, mucho de lo que estamos haciendo ahora determinará lo que haremos en los próximos meses. Por supuesto que seguiremos apoyando a las unidades de salud básicas de la Media Luna Roja y que tenemos previsto seguir ayudando a las comunidades afectadas por la violencia armada y por las inundaciones para mejorar sus sistemas de abastecimiento de agua. Pero también hemos previsto ayudar a la población a recuperar sus medios de subsistencia y la autonomía económica, de modo que no tengan que depender de las distribuciones de alimentos. Lo haremos a través de oportunas distribuciones de semillas, fertilizantes y herramientas para que quienes se ganan la vida con la agricultura puedan recuperarse lo más pronto posible.
Intentar algo más significaría salir de nuestra misión y de lo que en verdad podemos hacer. Debo decir, una vez más, que nuestras prioridades son dos: apoyar a nuestros colegas de la Media Luna Roja de Pakistán y su red de 100.000 voluntarios, y concentrar nuestras actividades en las partes del país donde venimos trabajando desde hace décadas en favor de las víctimas de las hostilidades.