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Correa pagaba a policías nacionales para que protegieran su chalé de vacaciones en Ibiza
(EFE / ARCHIVO) Daba sobres de dinero a agentes que en sus noches libres protegían la residencia de verano que alquilaba en Ibiza.
Los investigadores nunca pudieron identificar a los agentes, que Correa conoció a través de un comisario de Mallorca.
Ningún miembro de la Policía ni de la Guardia Civil puede tener otro empleo sin la correspondiente autorización, bajo pena de grave sanción.
Después se construyó un chalé en la cala de San Vicent, donde hizo obras ilegales e intentó sobornar a políticos.
ECO ® Actividad social ¿Qué es esto? 71% 14 Me gusta No me gusta +1 email Compartir Avatar del periodista DAVIDFERNÁNDEZ DAVIDFERNÁNDEZ 17.02.2014 - 18:19h @dfernandez1975
Francisco Correa vivía en la lujosa urbanización La Finca en Pozuelo (Madrid), aunque le gustaba pasar fines de semana y vacaciones en Sotogrande (Cádiz) e Ibiza. En la isla balear, el cabecilla de la trama Gürtel tuvo dos residencias: un chalé alquilado en las afueras de Ibiza, y un segundo chalé en Cala San Vicent, frente a la isla de Tagomago, que empezó a construir pero que nunca llegó a terminar. En Ibiza, Correa consiguió que policías nacionales vigilaran la vivienda que alquiló durante varios veranos antes de comenzar a levantar su residencia definitiva, según fuentes policiales.
Correa consiguió la vigilancia policial a través de su amigo Ramón Blanco Balin, también imputado en la trama. Este último, importante hombre de negocios con cargos de responsabilidad en importantes empresas (fue vicepresidente de Repsol), le presentó a un comisario de Mallorca, que a su vez le puso en contacto con un grupo de agentes de Ibiza que en sus ratos libres querían sacarse un sobresueldo. Los investigadores del caso nunca pudieron averiguar la identidad de los agentes que aceptaron 'trabajar' para Correa, que prefería que se vigilara su chalé de noche, una labor por la que pagaba obviamente en metálico, en negro.
La vigilancia 'contratada' se produjo al menos durante dos veranos La vigilancia 'contratada' por Correa se produjo al menos durante dos veranos, según fuentes solventes. Es común, según fuentes policiales consultadas, que en la Policía Nacional y en la Guardia Civil algunos agentes quieran sacarse un dinero extra en su tiempo libre efectuando labores de vigilancia para gente que lo paga, algo que está prohibido en ambos cuerpos y puede acarrear una grave sanción. Los tejemanejes de Correa en Ibiza definen a la perfección cómo era su estilo de vida, siempre cruzando los límites de la legalidad. No solo pagó a policías nacionales para que le vigilaran el chalé que alquilaba, sino que informes aportados al juez Pablo Ruz evidencian que el cabecilla de la trama Gürtel hizo obras ilegales en la casa de la cala San Vicent, trabajos que fueron abonados por un constructor también imputado en la trama. Además, Correa intentó comprar a políticos ibicencos para que le legalizaran estas obras. 400 millones de pesetas enterrados Correa adquirió el 7 de julio de 2006 una finca de 4.000 metros cuadrados en el municipio de Sant Joan de Labritja.
En ellos pensaba construir un chalé de 400 metros. La finca figuraba a nombre de Osiris Patrimonial, administrada por Blanco Balin, pero quien firmó el contrato adelatando 60.000 euros fue Pablo Crespo, otro imputado. Pero un vecino alemán, un tal Rüdiger Hoffman, denunció las obras por el ruido. El Ayuntamiento descubrió entonces que se había excedido la edificación permitida y decidió paralizar las obras. "Se ha jodido la .... casa", llegó a afirmar en conversaciones intervenidas por la Policía. "Allí tengo enterrados 400 millones de pesetas", reveló Correa. El chalé tenía varias plantas, gimnasio y piscina y un torreón rojizo. Uno de los últimos informes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional, fechado el 30 de diciembre de 2013, analiza la "facturación vinculada a la casa de Ibiza". Correa quería una piedra especial para su chalé.
La encargaba en Málaga, y de ahí debía viajar a Denia en camión y después por barco a Ibiza. La empresa que vendía las piedras lo facturaba a Begar, de José Luis Ulibarri, conocido constructor burgalés e inversor en el sector de la comunicación, imputado por el pago de comisiones a la trama a cambio de contratos; y la firma Teconsa (del grupo Martínez Núñez). Aunque Teconsa y Begar aparecían como clientes, las facturas las abonaba Pasadena Viajes (la agencia turística de la trama Gürtel), que a su vez había recibido los fondos de Special Events (otra empresa de la trama). Los fondos de Special Events procedían a su vez de Teconsa por la adjudicación del contrato de suministro de pantallas de vídeo, sonido y megafonía por parte de la televisión valenciana. Este contrato está siendo investigado por Ruz. En total se emitieron 34 facturas siguiendo este farragoso sistema por valor de 70.200 euros. Es solo un ejemplo. Entre Begar y Teconsa hicieron frente a facturas por valor de 584.000 euros para pagar las obras de la casa de Ibiza. Ulibarri también compró el yate de Correa con facturas falsas.
Tapar las obras Correa se ha quedado sin chalé. No lo llegó a terminar y ahora está embargado por el juez. Ordenó incluso tapar físicamente las partes de la casa que se habían construido indebidamente para ocultarlas a la vista, pero no sirvió de nada porque operarios municipales ya habían hecho fotos que incluyeron en el expediente de paralización. En todo este episodio sucede algo esperpéntico que define el halo de impunidad que creía tener Correa. Correa llamó al móvil creyendo que hablaba con un concejal para sobornarle, pero se equivocó y llamó a otro político Este llamó a un número de teléfono creyendo que hablaría con el concejal de Turismo del Ayuntamiento de Sant Joan. Pero realmente estaba llamando al número del conseller de Obras Públicas del Gobierno balear. Los dos tienen el mismo nombre de pila, y Correa creía que hablaba con el concejal cuando lo hacía con el conseller.
No pudo contactar, y le dejó un mensaje en el buzón de voz para verse y arreglar lo de su chalé. Quería que el concejal influyera sobre el aparejador municipal. La sorpresa del conseller fue mayúscula, que tuvo que aclarar que no conocía de nada a Correa. Este según la Policía, quería sobornar al aparejador con un reloj (Cartier o Rolex) o un sobre con 6.000 euros. Correa también habló con Pau Colado, ex director de la Fundació Illes Balears Sostenibles durante la época de Jaume Matas, imputado en otro caso de corrupción. En la conversación, Correa pregunta a Collado si conoce a una funcionaria del Gobierno balear clave en la tramitación del expediente de su chalé. Correa dice: "Hay que contactar a una amiga íntima o un íntimo amigo de ella para ir a verla y decirle: oye, este expediente tíralo al fondo del mar o guárdalo o toma tanta pasta por guardar este expediente y no lo menees...". Collado responde: "Ok. Perfecto" y añade que hará las "gestiones" necesarias para conseguirlo.
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