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GUARDIA CIVIL D. ANDRES SILVERIO MARTIN (1978)Por qué le tocó a Andrés? Esa es la pregunta que se hará su familia y que nos hacemos todos los gaucinenses. Y, la cuestión tiene difícil respuesta. Quizás el azar. Es lo único que se me ocurre. Pues al nińo que conocí, y con quién compartí momentos en El Chorrillo, en el lagar próximo a su casa, ETA no lo conocía.
Andrés era un buen gaucinense. Un gaucinense que, como tantos, tuvo que emigrar para buscar su futuro. Él encontró su modo vivendi en el cuerpo más castigado por los cachorros peneuvistas.
Foto del satélite.Gran Puerto de Bilbao
Pero, para entender un poco mejor la tragedia, habría que remontarse a 1959 cuando los muchachos del PNV discrepan de sus mayores por la forma en que gestionaban la cuestión nacional, -considerado por ellos "anquilosado"- y en la forma de responder a la imposición del sistema dictatorial. Esta tensa relación entre veteranos y universitarios radicales desemboca en la fundación de ETA, Euskadi ta Askatasuna (Euskadi y Libertad).
Desde esa fecha ETA había estado debatiendo la estrategia a seguir contra el franquismo. Pero en 1968, deciden entrar en acción castigando al régimen con la confrontación, atacando a los cuerpos de seguridad del Estado, especialmente la Benemérita, por ser el cuerpo más identificado con la salvaguarda del orden en nuestro país y, especialmente, porque su estructura local los hacía más vulnerables a las acciones aprobadas. En 1968 matan a José Pardines Arcay (7-6). Desde entonces un rosario de muerte sigue martilleando los oídos de todos los espańoles.
"Mis muertos"
de Rafael Fernando Navarro.
La República.es
El Artículo adjunto de Rafael Fernando Navarro es muy ilustrativo sobre cierto olvido de la sociedad hacia los muertos producidos por actos de terror.
Gaucín, cuenta entre sus hijos con dos asesinados en acciones terroristas (Andrés Silverio Martín (Guardia Civil) y Jose Antonio Moreno Nuńez (Policía Nacional)), sobre los que preparo en estos días unos apuntes de los hechos.
En la actualidad, en pleno debate sobre la paz en Espańa, sería un buen momento para que la Corporación Municipal tomara en consideración estos sucesos y rindiera un homenaje a ambos gaucinenses.
Octubre de 2006.
Hoy, con la esperanza puesta en una tregua para la paz, deseamos que la muerte de nuestro paisano haya servido, al menos, para que su familia y todos nosotros sepamos que un hijo de Gaucín, un hombre de paz, contribuyó con su vida en la construcción del edificio de la concordia.
22 de octubre de 1978 (Domingo). Un día aciago.-
12 de la mańana.-
Andrés prepara su petate para realizar el servicio que horas más tardes cumplirá junto a tres compańeros de la Benemérita. Se trata de un servicio rutinario -de los que en Espańa suelen hacerse 1.500 cada fin de semana- en el campo de fútbol de Gobelas, Arenas de Guecho, Vizcaya. Mientras tanto su mujer, embarazada de meses, prepara la comida para que nuestro paisano vaya a su trabajo sin mas preocupación que las propias que genera la missión encomendada por la comandacia.
Le llama la atención indicándole que la comida está lista.
Andrés termina sus cosas y se acerca a la cocina al requerimiento de su esposa. Mientras termina con su exquisito bocado, habla con ella de lo divino y lo humano, especialmente hablan del hijo que pronto va a llegar al mundo. Un vizcaíno con orígenes en El Chorrillo de Gaucín. Para ellos es un acontecimiento charlar todos los días de lo mismo, pues van a ser padres por primera vez.
Terminada la tertulia nuestro amigo se dirige al puesto de mando y se pone a las órdenes del sargento Luciano Mata Corral (de Puebla de Valdivia (Palencia)) que manda el destacamento cuya misión es mantener el orden en el campo de fútbol de Gobelas. Junto con nuestro paisano, se incorporan los agentes Luis Gancedo Ron (de Buyando-Tineo (Oviedo)), y Carlos Troncoso Currito (de Isla Cristina (Huelva)). Los tres y el sargento realizarán la misión.
14 horas de la tarde.-
El Sargento da instrucciones y marca el itinerario a seguir para desplazarse a Gobelas. Del mismo modo hace hincapié en que la prioridad del servicio es velar porque el orden prevalezca en todo momento. Especial mención sobre el extremo cuidado que hay que tener para proteger la seguridad de la autoridad en el terreno de juego -el trío arbitral- que casi siempre es objeto de las iras del respetable.
15 horas de la tarde.-
El destacamento sale del cuartel de la Guardia Civil, situado en la calle Amaya -hoy Amaia-.
Poco después llegan al campo. El acontecimiento deportivo transcurre sin incidente digno de mención. Los hinchas y aficionados locales ven como su equipo resuelve la contienda con resultado positivo para sus colores.
A las 17, 45, el partido ha terminado. Los aficionados abandonan sus localidades y se retiran a "la peńa" a saborear la victoria con un vaso de chacolí y un buen pincho de tortilla, atún encebollado o chistorra de la tierra.
Los vestuarios están en plena ebullición. Duchas por doquier, cánticos y risas. Los chicos están contentos y ya piensan en el próximo derbi. Mientras tantos, los miembros de la Benemérita hacen guardia en las afueras del local para que todo siga tranquilo hasta el final.
El árbitro ha terminado de confeccionar el Acta. Da copia al Delegado de Campo y al equipo visitante. Se dispone a recoger su bolsa de viaje. Después se despide de la Guardia Civil y les da las gracias por su trabajo.
18 horas de la tarde.-
Una vez comprobado que todo el personal se ha marchado y que el orden ha destacado en la misión, el sargento Mata Corral da la orden de volver al cuartel por el itinerario preestablecido. Las dos parejas parten a pié . LLegados a la calle Máximo Aguirre (Ver Plano) los agentes se separan. El sargento Mata Corral y el agente Gancedo Ron caminan charlando por la acera derecha de la calle en sentido hacia la calle Amaya. Nuestro paisano y Carlos Troncoso Currito, lo hacen por la acera izquierda.
Todos desconocen lo que les aguarda justo en la pequeńa tapia que separa de la calle el edificio de Telefónica. Detrás de la pared se encuentran escondidos cuatro jóvenes etarras armados con metralletas y escopetas.
Son las 18,15.-
Cuando los agentes llegan a la altura de los emboscados, estos abren fuego contra el sargento Mata Corral y el guardia civil Gancedo Ron. Sin tiempo de reacción dos nuevos terroristas ametrallan a los otros dos agentes que van por la acera opuesta, Andrés Silveiro y Carlos Troncoso.
En ese momento cuatro guardias civiles yacen en el acerado de la calle Máximo Aguirre.
En la retirada, los agresores rematan a los agentes más próximos a su posición. Dos compinches cubren la retirada, en sendos coches preparados para la huida. Allí quedo apagada la vida del sargento Mata Corral y del guardia civil Gancedo Ron, muertos en el acto. Andrés Silveiro y Carlos Troncoso resultan heridos muy graves y son trasladados al hospital. Nuestro amigo de la infancia sufre una gravísima lesión cerebral que le desencadena la muerte dos días después (24-10-1978). El Onubense Troncoso salva la vida tras su paso por distintos hospitales durante varios meses.
Ese día, Andrés dejó de ser un servidor del orden público.
http://www.gaucin.tv/otras/otras18.htm