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HACIENDO HISTORIA POR DESGRACIA..................
UN DIA COMO HOY DE HACE........................
principios de abril de 1979, la dirección de la banda terrorista ETA ordenó a un grupo de etarras que operaba en la zona de Durango y Guernica que prepararan el asesinato de un policía municipal de la localidad. En la carta se daban, además, los datos que se habían recopilado sobre la víctima. Tras comprobar esos datos, el 28 de abril de 1979 asesinan en Durango (Vizcaya) a
PEDRO RUIZ RODRÍGUEZ.Eran aproximadamente las once y media de la mañana y el agente dirigía el tráfico en el cruce de la Magdalena cuando tres individuos le ametrallaron desde un coche. Recibió dos ráfagas de metralleta a escasa distancia que le produjeron la muerte casi en el acto. En el lugar de los hechos se recogieron catorce casquillos 9 milímetros parabellum marca Geco.
Los testigos presenciales -a esa hora el tráfico en la calle era abundante y los transeúntes numerosos- afirmaron que la víctima recibió hasta media docena de impactos, algunos con orificio de entrada y salida, en la cabeza y cuello. Sin embargo, ya herido Pedro trató de ponerse a salvo en la acera, pero cayó muerto junto a los letreros indicadores del cruce de carreteras. Nada se pudo hacer por salvarle la vida y murió allí mismo desangrado.
Los pistoleros huyeron en dirección a Bilbao en un coche que había sido sustraído a punta de pistola por la mañana a un vecino de Abadiano, localidad cercana a Durango. La Guardia Civil lo encontró una hora después del atentado en una de las salidas de la autopista Bilbao-Behobia dirección Bilbao.
Por el asesinato de Pedro fueron condenados en 1981, como autores materiales, Juan Antonio Olagorta Arana y Juan Carlos Gorrindo Echeandia a sendas penas de 29 años de reclusión mayor. También fueron condenados como cómplices José Antonio Echevarri Ayesta (14 años de reclusión menor) y Juan Miguel Iturriaga Omar (12 años de reclusión menor).
Pedro Ruiz Rodríguez era de Villar don Pardo (Jaén). Tenía 30 años y vivía en Durango desde diez años antes de ser asesinado. Se había casado en las navidades anteriores. Primero trabajó como contratado en el Ayuntamiento y, tras aprobar la oposición correspondiente, ingresó en la plantilla de la Policía Municipal en febrero de 1978. En Durango se le tenía por amigo de miembros de la Guardia Civil del pueblo, en cuyo cuartel había residido, al parecer, alguna temporada. Días antes del atentado que acabó con su vida, recibió una paliza en la que se le advertía de que no siguiera "siendo un chivato". Había pedido el traslado a Albacete.
En torno a las dos de la tarde del 28 de abril de 1980 es asesinado en San Sebastián
RUFINO MUÑOZ ALCALDE. Era guardia civil y estaba destinado en el Gobierno Militar de la capital guipuzcoana.
Rufino regresaba a su casa en Fuenterrabía en un autobús de línea desde San Sebastián. En la misma parada se subió el policía nacional Hipólito Rodríguez Ramos y su esposa. Tanto Rufino como Hipólito iban vestidos de paisano y se sentaron en diferentes asientos del autobús.
En el alto de Gaintxurisketa, a unos cinco kilómetros de Rentería, subieron al autobús tres individuos. Poco después de reanudarse la marcha, dispararon a bocajarro contra Rufino, que se encontraba en la parte delantera del vehículo hablando con el conductor. Rufino Muñoz se desplomó, sangrando abundantemente. Murió casi en el acto.
Los tres etarras ordenaron entonces al conductor que parase el autobús y comenzaron a descender apresuradamente. En ese momento Hipólito Rodríguez Ramos, el policía de paisano y sin armas que viajaba con su mujer en el autobús, se abalanzó contra el último de los terroristas intentando detenerle. En el forcejeo el policía nacional le aplicó una llave de judo sobre la muñeca de la mano derecha, en la que aún conservaba la pistola. La pistola del etarra se disparó, alcanzándole en el pecho. Se trataba de Francisco Javier Aranzeta Eguizabal, alias Lepo. Se había acogido en 1976 al decreto de amnistía, tras el cual pasó a residir al otro lado de la frontera del Bidasoa y se reintegró a la actividad terrorista. Un año antes las autoridades francesas le habían negado la carta de refugiado político.
Los otros dos terroristas, antes de huir, dispararon al policía, que resultó herido por cuatro disparos: dos en el tórax, otro en la muñeca izquierda y el cuarto en la cabeza, aunque este último sólo le produjo una rozadura. El conductor del autobús, una vez restablecida la calma entre los escasos viajeros, se dirigió al puesto de la Cruz Roja de Rentería, donde atendieron al policía nacional herido, que fue internado más tarde en la residencia sanitaria de la Seguridad Social Nuestra Señora de Aránzazu, en San Sebastián. Por su acción contra los terroristas a Hipólito Rodríguez Ramos le concedieron la medalla de plata al mérito policial.
Rufino Muñoz Alcalde, de 40 años, era de Fresno del Río Tirón (Burgos). Estaba casado con una mujer vasca y tenía tres hijos. La capilla ardiente se instaló en el Hospital Militar de San Sebastián, donde al día siguiente, 29 de abril, se celebró el funeral antes de que sus restos mortales fuesen trasladados a su localidad natal para recibir sepultura. El presidente Suárez envió un telegrama de pésame a la familia del guardia civil muerto, que fue condecorado a título póstumo
El 22 de marzo de 1984, los cinco integrantes del Mendeku fueron abatidos por la Policía Nacional en Pasajes, lo que supuso su total desaparición. Posteriormente, un grupúsculo de proetarras se constituyó en el Colectivo Mendeku. Y fueron los que atacaron la Casa del Pueblo de Portugalete asesinando a dos personas. Según uno de los integrantes, José Manuel Vázquez Centeno, alias El Patas, el motivo fue que "se habían producido unas extradiciones y había que dar una respuesta".
Por otra parte, en agosto de 1987 ABC publicó que Herri Batasuna rifaba papeletas para recaudar fondos con el fin de conseguir la libertad provisional de El Patas. Las papeletas costaban 50 pesetas y el premio era una cantidad de hachís y se vendían en Portugalete y Algorta. Al alcalde en funciones de Portugalete, el socialista Miguel Cabieces, manifestó el dolor y el bochorno que le producía ver el apoyo que HB prestaba a los autores de dos asesinatos.
Cinco de los integrantes del Colectivo Mendeku fueron condenados en 1991 a 20 años de reclusión menor. Fueron José Antonio Basterra Urrutia, Carlos Ciriaco Lázaro, Miguel Ángel Guerra Falcón, José Andrés Uribarrena Ochoa y José Manuel Vázquez Centeno. Jesús López Santa Coloma, que entonces tenía 17 años, fue condenado a 12 años de prisión menor. Un séptimo participante, Aitor Calvo Barreras, fue puesto a disposición del Tribunal Tutelar de Menores y absuelto posteriormente.
La Audiencia Nacional se inhibió del caso a favor de la Audiencia de Bilbao. El fiscal en sus conclusiones pedía penas que sumaban 1.378 años para los seis por un delito de estragos, dos delitos de asesinato y ocho delitos de asesinato en grado de frustración. En sus fundamentos jurídicos los magistrados rechazaron la tipificación de los hechos como asesinato, pedida por fiscal y acusación, y la de imprudencia con resultado de muerte, presentada por la defensa, inclinándose por el delito de homicidio.
Los condenados a 20 años sólo cumplieron 12 de prisión efectiva. Un caso que ejemplifica el fracaso de la bondad del sistema penitenciario con los etarras y proetarras es el de José Andrés Uribarrena Ochoa. En junio de 2008 agredió a Bixen Itxaso, concejal del PSE en Pasajes. El motivo: la aprobación de una moción ética contra ANV tras el asesinato de Isaías Carrasco. En julio de 2010 el Tribunal Supremo confirmó la condena a dos años y cuatro meses por la agresión al edil del PSE contra Uribarrena. Para entonces Uribarrena no era ya "un joven contaminado", como los calificó Patxi López, pues tenía 41 años. El nulo arrepentimiento y el odio seguían igual que cuando asesinaron a María Teresa y a Félix. Los matones proetarras han convertido Pasajes, al igual que ocurre en el resto de lugares donde gobierna ANV "en un parque temático de ETA", como narraba Pablo Ordaz en una terrible crónica en El País (08/06/2008). "Hay más asesinos de ETA que, después de pasar una temporada en la cárcel, no muestran señales de arrepentimiento. Uno de ellos, trabajador en uno de los barcos atracados en el muelle, deja sus quehaceres cuando ve aparecer a un concejal socialista y a sus escoltas. Se pone de pie. Los mira desafiante. Y no les quita la vista de encima hasta que desaparecen".
Otro ejemplo del fracaso de la reinserción es el de Jesús López Santa Coloma. Sólo fue condenado a 12 años de prisión menor porque se le aplicó el eximente de ser menor de edad en el momento del ataque a la Casa del Pueblo. En cuanto salió a la calle, volvió a participar en acciones de terrorismo callejero. En febrero de 1998 fue detenido en una operación contra Herri Batasuna en Portugalete por la relación de esta formación política con los llamados "grupos Y" de apoyo a ETA. Además de a López Santa Coloma, se detuvo a Fernando Landaburu, concejal de esta formación política en Portugalete, y a Ernesto Sánchez del Arco, encargado de la sede social de la coalición. Los detenidos habían participado en actos de violencia callejera en diversas localidades vizcaínas, como Bilbao, Portugalete y Santurce.
A las ocho de la mañana del jueves 28 de abril de 1994, tres miembros de ETA, dos hombres y una mujer, asesinaban en la localidad vizcaína de Valle de Trápaga al guardia civil JOSÉ BENIGNO VILLALOBOS BLANCO, que recibió dos impactos de bala en la cabeza cuando se dirigía a su trabajo vestido de paisano.
Benigno había salido de su casa, en la calle José Rufino Olaso de la localidad minera, a unos diez kilómetros de la capital vizcaína. Pretendía dirigirse a su trabajo en Aparcavisa, Centro de Control de Transportes Internacionales, donde realizaba labores de vigilancia. Iba solo y vestido de paisano. Se dirigió a coger el coche aparcado frente a su casa y, en el momento en que acababa de introducir la llave en la puerta, se le acercaron los terroristas, hiriéndole mortalmente en la cabeza. Según testigos presenciales, fueron dos los terroristas que dispararon contra el guardia civil, en tanto que otro les esperaba al volante de un vehículo situado en las inmediaciones.
En el lugar del atentado se recogieron tres casquillos de nueve milímetros parabellum. Los terroristas huyeron en un turismo Fiat Tipo, con matrícula falsa de Santander, que abandonaron en la calle Vicente Durañona del barrio de Repélega de Portugalete, cerca de una gasolinera. Miembros de la Guardia Civil y de la Ertzaintza acordonaron la zona, mientras especialistas en desactivación de explosivos inspeccionaron el vehículo en previsión de que pudiera contener alguna bomba, algo que fue descartado más tarde.
La capilla ardiente por el guardia civil asesinado quedó instalada en la tarde del jueves en el Gobierno Civil de Vizcaya y el funeral tuvo lugar al día siguiente, viernes 29 de abril, a las doce de mediodía, en la Iglesia de los Padres Agustinos de la capital vizcaína.
Representantes de todos los partidos políticos, a excepción de HB, mostraron su rechazo por el atentado, que también fue condenado por la Conferencia Episcopal. La Ejecutiva del Partido Socialista del País Vasco, señaló que la organización terrorista "trata de demostrarnos a los partidos democráticos que la generosidad y la tolerancia son un esfuerzo baldío". Por su parte, IU hizo público un comunicado en el que expresó "su desprecio e ira contenida contra esos individuos que no sólo atentan contra un ciudadano vasco, sino que lo hacen contra toda la sociedad". El secretario general del PP, Francisco Álvarez Cascos, manifestó que "ETA vuelve a demostrar que su único argumento es el asesinato". El portavoz del PNV, Joseba Egibar, declaró que el objetivo de ETA es "atraer la atención matando a la gente". Carlos Garaikoetexea, presidente de Eusko Alkartasuna, dijo que el asesinato de José Benigno Villalobos constata la continuidad de la actividad terrorista que algunos, precipitadamente, daban por terminada. "Creo que, a veces, se habla con excesiva ligereza. Por desgracia, el camino no está despejado". El ministro del Interior, Antoni Asunción, expresó su "rechazo y condena absolutos" por el atentado y recordó que los terroristas matan siempre que tienen una oportunidad. "ETA mata cuando puede; la mejor respuesta es la que da la sociedad: el rechazo unánime frente a los asesinatos".
Los autores materiales del atentado fueron miembros del grupo Vizcaya de ETA: Ángel Irazabalbeitia, que fue quien disparó los tres tiros que acabaron con la vida de José; Lourdes Churruca Medinabeitia y José Luis Martín Carmona. En los preparativos del atentado participaron los etarras Jorge Martínez Aedo y Aitor Bores Gutiérrez. Todos ellos fueron condenados en diferentes sentencias, salvo Ángel Irazabalbeitia que falleció en noviembre de 1994 en Lujua (Vizcaya) en un enfrentamiento con miembros de la Ertzaintza al resistirse a ser detenido. En 1997 la Audiencia Nacional condenó a sendas penas de 38 años a Churruca Medinabeitia y Martín Carmona. En 2000 fue condenado a 28 años, como cómplice, Aitor Bores Gutiérrez, y en 2004, tras ser entregado temporalmente por Francia, fue condenado Jorge Martínez Aedo a 32 años por un delito de asesinato.
Las Fuerzas de Seguridad del Estado apuntaron la posibilidad de que sus autores fueran los mismos que veinticuatro días antes, el 4 de abril, habían asesinado en Bilbao al también guardia civil Fernando Jiménez Pascual mediante la colocación de una bomba-lapa en su coche.
José Benigno Villalobos Blanco, de 39 años de edad, estaba casado y era padre de tres hijos: dos chicos de 16 y 12 años y una niña de 7. Hijo y hermano de guardias civiles había nacido en la localidad vizcaína de Lemóniz, aunque vivió en Valle de Trápaga desde niño. Estuvo destinado en Vizcaya desde que salió de la Academia del Instituto Armado en 1975. Fue enterrado en Cerezales del Condado (León), localidad natal de sus padres y pueblo donde veraneaba todos los años con su familia.
D.E.P.