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Terroristas callejeros anotaron la matrícula del coche de Ana Palacio
Los detenidos en la operación realizada en Vizcaya tenían también los números de las placas de varios vehículos de la Policía ? Planeaban sabotajes con virutas de acero contra la maquinaria del TAV
J. M. Zuloaga
madrid- El grupo de terrorismo callejero cuyos integrantes, vinculados a la organización proetarra juvenil Segi, ingresaron en prisión el pasado sábado por orden del juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande Marlaska, tenía las matrículas de varios coches policiales y, en concreto, uno de los que utiliza la ex ministra Ana Palacio cuando se traslada al País Vasco, según han informado a LA RAZÓN fuentes de la investigación.
Las matrículas habían sido anotadas por una de las personas relacionadas con la célula que trabajaba en una gasolinera a la que acudían a repostar los vehículos policiales. La documentación que suelen utilizar los agentes a la hora de realizar el pago del combustible había permitido que los identificara como pertenecientes a las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Este hecho, unido a que en uno de los registros, en concreto el efectuado en la «herriko taberna» (sede de Batasuna) de la localidad vizcaína de Marquina, fue hallada una hoja manuscrita con nombres de comercios y polígonos industriales, algunos de los cuales estaban marcados con una X, demuestra, según las citadas fuentes, que las células de la «kale borroka» (terrorismo callejero) desarrollan actividades que en el pasado ETA encomendaba a los «comandos de información».
Es decir, que además de atacar entidades bancarias, sedes de partidos, vehículos del transporte urbano, antenas de telefonía, etcétera, se dedican a la obtención de datos que en el futuro podrían ser utilizados por pistoleros de la banda criminal.
En los registros efectuados se ha incautado el manual «Txikitzaileak txikitu» («Destruir a los que nos destruyen») con el que se instruye a los grupos de «kale borroka» en los atentados para sabotear las obras del Tren de Alta Velocidad (AVE) del País Vasco. Los detenidos se habían hecho con virutas de acero que, según el panfleto, deben ser introducidas en el depósito del aceite de los motores de la maquinaria pesada con el fin de inutilizarla.
En el manual, según las fuentes consultadas, se incluye la relación de empresas que trabajan en las obras del AVE y se dan datos concretos sobre las mismas.
La investigación realizada por la Brigrada Provincial de Información de Vizcaya del Cuerpo Nacional de Policía ha permitido esclarecer la autoría de numerosos actos de terrorismo callejero y, en uno de ellos, el perpetrado el 2 de diciembre de 2006 contra varias entidades bancarias de Marquina, se ha podido, incluso, recuperar la ropa que llevaba uno de los presuntos autores.
La Policía se hizo en su día con las grabaciones de las entidades atacadas y comprobó que uno de los individuos, que portaba una caja de bebidas de color verde en la que llevaba los «cócteles molotov», vestía una sudadera de color negro y un pantalón de una conocida marca de prendas deportiva.
En el domicilio de Urko Pagoaga Leturiondo, uno de los que ingresó en prisión el pasado sábado, fueron halladas unas prendas que coinciden plenamente con las utilizadas en el atentado. Además, se encontró una mochila con sprays y guantes de látex, que se utilizan en este tipo de acciones criminales con el fin de no dejar huellas ni rastros de ADN.
En la «herriko taberna» de Marquina se incautaron una serie de documentos «políticos», tanto de Batasuna, Segi como de Askatasuna (que agrupa a los familiares de los presos etarras) que prueba cómo estas organizaciones ilegales utilizan estas sedes para la realización de sus actividades.
Controles policiales
Ha llamado la atención de los investigadores una hoja que Askatasuna hace rellenar a todas las personas que hayan sido identificadas en controles de las Fuerzas de Seguridad. Asimismo, había otro papel en el que se informaba de los lugares en los que se suelen situar dichos controles.
Las declaraciones de los detenidos han permitido confirmar, una vez más, que este tipo de locales se utilizan para la planificación de los atentados de terrorismo urbano e incluso como sitios en los que depositar los materiales que se utilizan en las acciones criminales. Asimismo, sirven como «aulas» para el adoctrinamiento político.
