FORO POLICIA

Edición 175 Aniversario Gc

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Un funcionario de la prisión provincial permanece de baja laboral desde el pasado jueves por la tarde por culpa de las lesiones causada por un joven recluso. Lo singular de la agresión es que el interno es el delincuente que fue detenido en la madrugada del día anterior después de ser sorprendido cuando huía de una tienda de la calle Magallanes que presuntamente acababa de desvalijar e intentó huir a nado lanzándose al Pisuerga.

Los hechos ocurrieron esta vez a primera hora de la tarde del jueves, cuando el joven de 26 años, Pedro M. M., acababa de regresar a la cárcel que había abandonado sólo seis días antes -cinco tardó en delinquir- después de cumplir su enésima condena por robo. El juez decretó prisión provisional para él por el último delito de robo con fuerza.

Un funcionario se disponía a cachearle en el módulo de ingresos cuando el interno «aprovechó un descuido del trabajador» y la emprendió a cabezazos. La víctima, que en ese instante estaba sola en la estancia, pudo esquivar inicialmente el golpe, aunque no logró evitar que el recluso le alcanzara en el pecho. Fruto del impacto tuvo que ser evacuado a un centro sanitario y permanece de baja por culpa «de una fisura en las costillas», según resumieron fuentes del sindicato de prisiones Acaip y confirmaron fuentes del propio centro.

El joven de 26 años, que cuenta en su historial con un sinfín de antecedentes policiales por robos, incluidas «un montón de agresiones a otros internos durante sus estancias en el prisión», pudo ser reducido por otros funcionarios y permanece temporalmente recluido en una celda de aislamiento a la espera de que se decida su futuro.
«Se le ha aplicado el artículo 10, lo que supone un régimen restringido de salidas dentro del centro, y daremos traslado de lo ocurrido al juzgado para que vea los hechos», explican fuentes de Instituciones Penitenciarias, que matizan que el funcionario «está bien, aunque estará algunos días de baja por las contusiones sufridas el jueves».

El sindicato Acaip va más allá y exige que el interno sea «trasladado de inmediato a otro centro penitenciario para que no vuelva a protagonizar otras agresión dado su historial». Los representantes de los trabajadores anticipan que solicitarán a la Fiscalía que tramite la agresión como «un delito de atentado, siguiendo la jurisprudencia sentada por el Tribunal Superior de Justicia para estas agresiones».
El delegado de la agrupación, Manuel Salgado, critica, de paso, la «falta de seguridad para los funcionarios» dentro del centro y reclama inversiones para mejorar las oficinas, que tienen «goteras y carecen de luz», en las que están trabajando. Acaip califica dichas dependencias de «tercermundistas» y lamenta que Interior se «preocupe tanto por la comodidad de los reclusos y tan poco por la de sus empleados».