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Son agentes que no quieren dejar de ser policías y reclaman una plaza de segunda actividad
Son Mossos de escuadra y no quieren dejar de serlo, todo y haber tenido accidentes o enfermedades que los han dejado secuelas crónicas. La Asociación por la Integración Laboral - Mossos d'Esquadra con Discapacidad mantiene un estira-y-arronsa con el Departamento de Interior por conseguir que el reglamento de segunda actividad, que la consejería negocia con los sindicatos, busque una salida a su situación. Se quejan que la administración quiere arrinconarlos en un cuerpo auxiliar paralelo que los encargaría «tareas como las que hacen los ordenanzas». En las próximas semanas comparecerán al Parlamento por exponer el caso.
La comisión de Justicia y Seguridad del Parlamento aprobó al mes pasado la comparecencia del presidente de la Asociación de Mossos Discapacitados, Àngel Gómez-Quintero, que irá a reclamar el derecho de la entidad a participar en las negociaciones con la consejería sobre el reglamento de segunda actividad –sólo los sindicatos tienen acceso– y pedirá a los diputados que velen porque el gobierno no los arrincone.
El borrador del decreto que se prepara sólo prevé plazas de segunda actividad –trabajos policiales complementarias– para los agentes con invalidez permanente parcial. Para la invalidez total –la más frecuente– sólo se esboza una nueva figura, la «auxiliar técnico de apoyo», con tareas no especificadas. Se queja Evarist Camacho, mosso desde el 2002. Camacho era escolta y el mayo de 2006 tuvo un accidente de moto cuando iba a trabajar. perdió un brazo.
Otro accidente de moto cambió la vida de Miquel Àngel Reguero, policía desde 1995. Trabajaba a la oficina del portavoz y cayó con la moto cuando volvía hacia casa el 5 de noviembre de 2004, «en llena etapa de predesplegament en Barcelona».
A su lado, Eduard Pascual se exclama que la consejería quiera «tirar a la basura la formación de un policía, que cuesta mucho dinero al contribuyente». Pascual, que ingresó al cuerpo el 1996, es caporal y dirigía un grupo de investigación en Figueres. quedó sordo a causa de un antibiótico y tiene fibromiàlgia. Aun así, con unos sofisticados audiòfons y la lectura de labios sigue cualquier conversación sin problemas. «No puedo estar ocho horas metido en una patrulla ni correr en pos de un delincuente, pero puedo continuar analizando información», asegura.
Su caso es complicado porque tiene una invalidez absoluta y, para este grado, el decreto de segunda actividad en preparación no prevé ni siquiera la posibilidad de incorporarse a un cuerpo auxiliar eventual. «Mi pensión es el sueldo entero %[sus compañeros con invalidez total sólo perciben el 55% del sueldo], el dinero no son el problema, pero yo quiero trabajar de mozo», concluye.
LA BATALLA LEGAL
Mientras continúa la negociación, ha empezado la batalla legal. El presidente de la asociación, Àngel Gómez-Quintero, mozo desde la mítica primera promoción de 1983, es abogado y ya tiene dos sentencias en su favor: tanto él –que tiene una lesión crónica a las espaldas– como el sargento Domènec Puig –que es mozo desde 1983, exescorta de Jordi Pujol y tuvo un infarto a la sala de mando dónde hacía de cabeza de turno– han ganado al Tribunal Superior de Justicia de Catalunya un recurso contra la resolución de la consejería que los denegaba una plaza de segunda actividad.
Gómez-Quintana alerta que sólo son al principio. Una cuadragésima de agentes en la misma situación ya se han afiliado a su asociación, pero la entidad tiene muchos socios más, unos 500. «Muchos de estos socios son agentes que tienen enfermedades escondidas, incluso cánceres y cardiopaties, que han evitado pasar por el tribunal médico del Instituto Nacional de la Seguridad Social porque no los den una invalidez permanente y se lo han hecho venir bien por tener una plaza adecuada a sus posibilidades, pero ahora están asustados», anuncia Gómez-Quintero.
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