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Atentos en descanso que hoy me han contado una anécdota para nota. No la he vivido en primera persona, pero si el compañero que me la ha contado. Es larga pero no tiene desperdicio.
Situación: El clásico pavo cuarentón, para el mes de septiembre, con un calor en Madrid que te sudan hasta la suela de los zapatos. Cinco de la noche y el tío con la música como en un concierto de Iron Maiden.
Llega una patrulla de Policía Municipal, ambos con más escamas que la madre de Gozilla. El tío, desde la puerta, en camiseta, calzoncillos y descalzo, les dice que en su casa hace lo que le sale de los kinders y que le sancionen si quieren.
Un compañero de municipal, harto de aguantar al sobrado ese le agarra de la camiseta, tira para fuera y cierra la puerta de la vivienda. En esa situación, los compañeros hacen mutis por el foro y le dejan en la escalera de aquella guisa.
El pavo que se dirige a la casa de la Presidenta de la Comunidad, pero como tiene a todos hasta los coj****, ni le abre. Le cuenta la movida por la mirilla de la puerta, de las antiguas con rejilla y solo consigue que la Presidenta le de un euro para llamar por teléfono.
En esto que el gachó se va a la calle para llamar, cuando ve que hay un andamio cerca. Mueve parte del andamio y lo acerca a su ventana para entrar en su domicilio, con tan mala fortuna que a la altura del tercero el andamio dice que no hace horas extras y se cae, quedando el maromo sujeto a un tendedero de ropa, con el gallumbo enganchao y enseñando las nalgas.
En eso que una vecina de enfrente le ve y llama al 112 para decir que un tío está intentando robar subiendo por los andamios.
Cuatro coches de Policía municipal (excepción hecha de Gozilla & Company, que ya sabían de que iba la movida).
Total que si baja, que si no bajes, que llaman a los bomberos y al SAMUR. Aparece también un zeta nuestro (el compi que os digo).
En eso una vecina dice que el pavo vive ahí y por lógica aplastante los que están piensan que si no es un choro, es un SUICIDA.
Se agrega entonces el psicólogo de guardia del SAMUR, una autoescala de bomberos y una patrulla de Centauros.
Total que si mi compañero desde una ventana que si baja, que si no te sueltes. El tío cada vez más rebotado por el show y el compi que llega un momento que le dice "No te preocupes, si a mi también me atacan todos los días los peluches de mi hijo". Pa que más: el tío se agarra una del quince y en un arranque de dignidad grita "EN MI CASA HAGO LO QUE ME SALE DE LOS coj****".
En fin, al tío le bajan los bomberos y el médico del SAMUR, utilizando la lógica, dice: Este esta más sonao que las maracas de machín. Ingreso en centro psiquiátrico. El tío se rebota y se le reduce, metiéndole entre varios en el SAMUR psiquiátrico y empaquetándole como a Annibal Lecter el día de San Caníbal bendito.
El caso es que chute enorme de tranquilizante y para el Lopez Ibor, donde queda ingresado un día y medio.
Al salir, una vez que el psiquiatra se da cuenta que el tío es un borde pero no un zumbao, el tío se presenta en nuestra Comisaría, manifestando que quiere denunciar hasta al Papa, excepción hecha de mis compis de Comisaría.
La subinspectora que lo atiende, con esa duda natural en las mujeres, le pregunta que por qué no a los nuestros a lo que el tío de responde:
"Mire Vd. : yo me he comido casi dos días en el psiquiátrico pero Vd tiene gente peor aquí. El de los peluches está tan mal, mucho peor que yo, que no merece el pobre que encima le denuncie"...
Si Passolini hubiera hecho este guión, la gente le habría echado del país por fantasioso.