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Defensa de los signos de aperturaLo mismo que vengo defendiendo la utilización correcta del gerundio (ver:
el mal uso (abuso) del gerundio), me he propuesto defender hoy y aquí el signo de apertura que no se usa, que se omite en todos los escritos que navegan por este proceloso mar de internet.
Hablaba con mi sobrina de esto mismo y ella me decía que era por calco del inglés, por comodidad y porque se ahorra tiempo al teclear. Yo le contestaba que no siempre habíamos tenido dos signos, que al principio era uno, y que era cosa de doscientos años para acá, el que la recientemente fundada Academia los adaptase primero, y se los impusiese, después, a los reticentes impresores, a los cuales un signo más en las linotipias aquellas sí que les costaba. «
Abrir las frases con el signo de apertura de interrogación invertido, (¿) y terminarlas con el signo de interrogación ya existente (?)» Y lo imponían por la simple razón de que entendían que para el lector era una ventaja. O lo que es lo mismo y que vale para hoy: el suprimir el de apertura es una
desventaja.
Lean este párrafo.
No es, por tanto, crucial avisar a nuestros niños, en las escuelas, del peligro que corren si no obedecen y llegan a casa sin demora, tras los estudios del día, según ha defendido en rueda de prensa esta mañana el Ministro de Administraciones Públicas, Educación y Tonterías?
Descoloca el símbolo final ¿verdad? Es un buen truco acentuar los «que», «quien», «donde», «como» o «por que», pero ¿y si no existen? En las frases largas el ojo no alcanza a ver el símbolo de cierre y nuestra agudeza visual no nos sirve… ¿no es más fácil poner un símbolo de interrogación de apertura? Los anglohablantes, al menos, tienen una forma de preguntar que indica que el sentido de la frase es interrogativo, pero nosotros no.
Un solo signo solitario tiene un pase en las frases cortas, pero en las largas vemos que no. Luego está la novísima manía de poner acompañando al de cierre otros varios más, como queriendo significar o más admiración o más interrogación ¿Si no se pone el de apertura para qué poner seis o siete, si uno ya viene significando eso: o exclamación o interrogación?
Los hispanoahblantes por nuestra manera de ser, hablar y escribir necesitamos los dos signos para hacer ver que nos asombrarnos o nos enfadamos y para preguntar. Para romper la linealidad objetiva y llana del discurso de los anglos.
¿De dónde vienen los símbolos de interrogación y exclamación?Los escritos antiguos marcaban las preguntas (en diálogos, ficciones, ensayos y líricas) con una abreviatura de la palabra latina «quaestio, -onis» (de allí nuestra
cuestión). Tal apócope era «qo.». Paulatinamente la «q» se fue abriendo y, tal como le paso a nuestra «ñ» (una
n pequeña se montaba sobre la grande en vez de escribir el dígrafo «nn» a fin de ahorrar espacio; al final quedo la cosa en un simple acento sobre la letra), un signo se fue montando sobre el otro y la «o» se desplazó bajo esa «q» que se abría, convirtiéndose en un punto. Ya teníamos el resultado
(?)Para el caso del símbolo de admiración (!), hemos de explicar la existencia de la interjección, también latina (¡cómo no!), «io». La misma servía como partícula de sorpresa, atención y júbilo. La «o» volvió a desplazarse bajo la «I» y, convirtiéndose en un punto, nos dio el universal símbolo de exclamación.
La norma, el convencionalismo si se quiere, es que sean dos: uno de apertura y otro ce cierre. Veamos lo que dice el PDD
SIGNOS DE INTERROGACIÓN Y EXCLAMACIÓN.
1. Los signos de interrogación (¿?) y de exclamación (¡!) sirven para representar en la escritura, respectivamente, la entonación interrogativa o exclamativa de un enunciado. Son signos dobles, pues existe un signo de apertura y otro de cierre, que deben colocarse de forma obligatoria al comienzo y al final del enunciado correspondiente; no obstante, existen casos en los que solo se usan los signos de cierre (→ 3a y d).
2. Indicaciones sobre el uso correcto de ambos signos
a) Los signos de apertura (¿ ¡) son característicos del español y no deben suprimirse por imitación de otras lenguas en las que únicamente se coloca el signo de cierre:
*Qué hora es? *Qué alegría verte! Lo correcto es ¿Qué hora es? ¡Qué alegría verte!
b) Los signos de interrogación y de exclamación se escriben pegados a la primera y la última palabra del período que enmarcan, y separados por un espacio de las palabras que los preceden o los siguen; pero si lo que sigue al signo de cierre es otro signo de puntuación, no se deja espacio entre ambos: Vamos a ver... ¡Caramba!, ¿son ya las tres?; se me ha hecho tardísimo.
c) Tras los signos de cierre puede colocarse cualquier signo de puntuación, salvo el punto. Lógicamente, cuando la interrogación o la exclamación terminan un enunciado y sus signos de cierre equivalen a un punto, la oración siguiente ha de comenzar con mayúscula: No he conseguido el trabajo. ¡Qué le vamos a hacer! Otra vez será.
d) Los signos de apertura (¿ ¡) se han de colocar justo donde empieza la pregunta o la exclamación, aunque no se corresponda con el inicio del enunciado; en ese caso, la interrogación o la exclamación se inician con minúscula:
Por lo demás, ¿qué aspecto tenía tu hermano?
Si encuentras trabajo, ¡qué celebración vamos a hacer!
e) Los vocativos y las construcciones u oraciones dependientes, cuando ocupan el primer lugar del enunciado, se escriben fuera de la pregunta o de la exclamación; pero si van al final, se consideran incluidos en ellas:
Raquel, ¿sabes ya cuándo vendrás? / ¿Sabes ya cuándo vendrás, Raquel?
Para que te enteres, ¡no pienso cambiar de opinión! / ¡No pienso cambiar de opinión, para que te enteres!
f) Cuando se escriben seguidas varias preguntas o exclamaciones breves, se pueden considerar como oraciones independientes, o bien como partes de un único enunciado. En el primer caso, cada interrogación o exclamación se iniciará con mayúscula:
¿Quién era? ¿De dónde salió? ¿Te dijo qué quería?
¡Cállate! ¡No quiero volver a verte! ¡Márchate!
En el segundo caso, las diversas preguntas o exclamaciones se separarán por coma o por punto y coma, y solo se iniciará con mayúscula la primera de ellas:
Me abordó en la calle y me preguntó: ¿Cómo te llamas?, ¿en qué trabajas?, ¿cuándo naciste?
¡Qué enfadado estaba!; ¡cómo se puso!; ¡qué susto nos dio!
Cuando la exclamación está compuesta por elementos breves que se duplican o triplican, los signos de exclamación encierran todos los elementos: ¡Ja, ja, ja!
3. Usos especiales
a) Los signos de cierre escritos entre paréntesis se utilizan para expresar duda (los de interrogación) o sorpresa (los de exclamación), no exentas, en la mayoría de los casos, de ironía: Tendría gracia (?) que hubiera perdido las llaves; Ha terminado los estudios con treinta años y está tan orgulloso (!).
b) Cuando el sentido de una oración es interrogativo y exclamativo a la vez, pueden combinarse ambos signos, abriendo con el de exclamación y cerrando con el de interrogación, o viceversa: ¡Cómo te has atrevido? / ¿Cómo te has atrevido!; o, preferiblemente, abriendo y cerrando con los dos signos a la vez: ¿¡Qué estás diciendo!? / ¡¿Qué estás diciendo?!
c) En obras literarias es posible escribir dos o tres signos de exclamación para indicar mayor énfasis en la entonación exclamativa: ¡¡¡Traidor!!!
d) Es frecuente el uso de los signos de interrogación en la indicación de fechas dudosas, especialmente en obras de carácter enciclopédico. Se recomienda colocar ambos signos, el de apertura y el de cierre: Hernández, Gregorio (¿1576?-1636), aunque también es posible escribir únicamente el de cierre: Hernández, Gregorio (1576?-1636).
En los escritos judiciales y atestados nunca se usan, y debieran. No lo hacemos porque para narrar los hechos que nos refieren usamos el
estilo indirecto:
• Estilo indirecto: El marido de la declarante le preguntó que qué era lo que estaba haciendo.
• Estilo directo: El marido le preguntó: «¿Qué estás haciendo?»
Resulta más cómodo, sencillo y rápido uno que otro ¿verdad? Pero tradición manda.
Y en las tomas de declaración se utiliza un sistema que consiste en iniciar las frases con un «PREGUNTADO» y a continuación la pregunta «para que diga si (…)», seguido de un «RESPONDE:», terminado con lo que tenga a bien decir el interrogado «Que (…)». Por dicha razón no son necesarios, con lo fácil que sería como en las entrevistas:
• Instructor: ¿No es más cierto que mataste a fulano acuchillándolo con la navaja?
• Detenido: ¡Por dios bendito, no!
Un saludo.