Este es un tema muy interesante por su actualidad, la información aportada y las opiniones variopintas.
En general suscribo lo dicho por Vaktar111, pero hay algunos puntos que me gustaría destacar.
He conocido a algún musulmán practicante y me ha dado una buenísima impresión. Grandísima persona, tolerante con las mujeres (incluidas jefas laborales), todo generosidad... ¿He de deducir que esa fachada es mentira y en el fondo quiere cortarme la cabeza? Quiero pensar que no, pero nunca se sabe.
No conozco muy bien el Islam, pero del género humano sé algo. Las pistolas, por sí solas, no matan, como el Corán, hace falta una persona que las utilice. El mayor enemigo que tendremos nunca somos nosotros mismos. Siempre habrá un malnacido dispuesto a manipular ignorantes para lograr sus fines. Siempre ha sido así, es tan obvio que aburre explicarlo.
Hasta hace bien poco aquí no se disfrutaban las libertades que tenemos hoy día, y no creo que nadie quiera volver a aquello, excepto los desalmados que saquen beneficio del tema. En Occidente disfrutamos de una educación y derechos que garantizan nuestro modo de vida. En los países islámicos, la pobreza, incultura, fanatismo y coaligación de ley y religión fomentan que surjan generaciones con el cerebro lavado, siempre al servicio del cacique local, se llame imán o califa. Aquí lo llamábamos sacerdote u obispo, y tan amigos.
Quiero decir que aquí ocurriría lo mismo con ese nivel de vida e intrusismo en la vida privada. No soy amigo de ningún bando, pero simpatizo con el que me da más libertades. Allí, con ciertas actitudes, me lapidan. Aquí, haciendo lo mismo, la sociedad me margina y me señala como diferente, elemento subversivo para aislar. Diferentes métodos, mismos fines. Aquí, al menos, me respetan el pellejo. Y eso, siendo hombre.
Sabiendo ciertas cosas, nunca iría a vivir a esos países. Por lo mismo, no entiendo por qué ellos vienen aquí, si tan en desacuerdo están con nuestra cultura. No soy racista, ojo, sólo curioso. Por mi que cada cuál haga de su capa un sayo mientras me dejen en paz, y ni se les ocurra intentar cambiarme un ápice.
Respeto todas las culturas y religiones siempre que no me toquen las narices. Creo que debería ser un principio básico de convivencia. El problema de los humanos es que cuando nos juntamos por nuestras afinidades suele ser para destruir a los diferentes. Puede que el musulmán del que hablé al principio quiera decapitarme, no lo sé, pero tengo claro que, si pudieran, mis vecinos me quemarían vivo por hereje. Es algo inherente al ser humano. Señalar al que se sale de la línea y ejecutarlo públicamente, para que el resto tome nota.
Esas barbaridades en Occidente se han acabado, aunque ciertos cenutrios las añoren. Hemos creado un sistema jurídico garantista y una sociedad de bienestar que dificulta la dominación violenta. Ahora somos más sagaces. Inculcamos a los niños nuestros valores, al igual que los países islámicos. Moro malo, español bueno. Les comemos el cerebro con la sociedad de consumo y les hacemos creer que son el ombligo del mundo.
Como decía, el problema somos los humanos, nuestra sangre maldita no nos deja vivir en paz. Sonreímos al vecino, pero en el fondo queremos matarlo, violar a su mujer y quedarnos sus riquezas. Nos convencemos de que no lo hacemos porque somos tipos civilizados, éticos, pero la verdad es que no queremos ir a la cárcel y perder nuestro nivel de vida. El miedo al castigo nos frena, porque si no disfrutaríamos matando y saqueando lo que quisiéramos. Se juntan 3 personas por su afición al fútbol, y acaban gaseando judíos.
Aun con todo, me quedo con mi querida sociedad, que me permite insultarla sin que me ahorquen.