Si el resultado del suceso de Málaga hubiese sido otro, por ejemplo, que el policía hubiese sido herido levemente y el alemán que dicen que tiene perturbadas sus facultades mentales hubiese caído muerto de dos o tres tiros, más le hubiese valido al pobre policía quitarse de la circulación, porque empezarían a salir declaraciones de las llamadas dignas, solidarias y muy caritativas con el prójimo, sobre todo cuando el prójimo es extranjero y no lleva uniforme. Voces de distinto tono, pero desde el mismo sitio, como siempre, hubiesen dicho que por qué el policía no apuró todas las posibilidades de reducir al alemán, antes de vaciarle medio cargador. Pero, claro, como el que está ya en el cementerio es el policía, por la criminal estocada en el pulmón que sin pensárselo le metió el que dicen pendenciero, pues silencio de todas partes, no tiene que comparecer ningún jefe gordo de la Policía, ni el policía –qué más quisiera el pobre, y su familia- tendrá que declarar ante un juez por qué le soltó tres tiros. Al alemán ni le preguntarán si el jamonero con el que asesinó al pobre policía era comprado o robado. Al alemán, ni toserle, que tiene perturbadas sus facultades mentales.
Los compañeros del policía asesinado se quejan de lo poco protegidos que están los agentes de unidades de riesgo, como era el caso que mencionamos. Se preguntan si esta muerte se hubiese evitado si el policía hubiese llevado un chaleco adecuado, capaz de anular una puñalada o un tiro. Es posible que se hubiese salvado, aunque quienes tienen las ideas (las malas) tan afiladas como debe de tenerlas el alemán asesino, hubiese buscado una zona desprotegida, un punto vulnerable, porque el tío supo dónde clavaba el cuchillo, el hijo p***. Pero ya no es sólo el chaleco, ni los coches en perfecto estado de revista, ni otras necesidades que no están debidamente cubiertas; es la desprotección que los delincuentes saben que tiene en España cualquier autoridad. Es el cachondeo. ¿Vieron el otro día al hermano del conductor de la retroexcavadora que causó cinco muertes infantiles? ¿Lo vieron cuando salía del cuartel acompañando a su hermano y, delante de varios guardias civiles, le pegó un empujón a un cámara de televisión que estaba trabajando? ¿Algún guardia le tosió al chulo, al matón de turno? Ninguno, porque saben que se la juegan, si siquiera lo cogen por el gañote y le dicen que se quite de en medio. Desprotección. En muchas ocasiones, el mejor chaleco sería que el delincuente supiera que le pueden caer dos bofetadas, si planta cara. Pero el delincuente sabe que el “chaleco” lo lleva él.
A. García Barbeito
Fuente: Facebook de Antonio García Barbeito
Personalmente no creo que se pueda decir nada más de la lamentable situación de este país y su policia.