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Llena la ciudad de pintadas exigiendo a un hombre un pago de droga, se encuentra con él en el bar donde paran los Riazor Blues y recibe una paliza
A Coruña, 29 de enero de 2015. Actualizado a las 05:00 h.
El hombre quería cobrar y cobró. Le dieron hasta en el cielo de la boca porque durante semanas llenó distintos barrios de la ciudad con pintadas en las que reclamaba a una persona el pago de una deuda por droga. El martes se vieron las caras y el «moroso» lo envió al hospital de una paliza. Ese día le salió todo del revés, pues cuando llegó la policía para atenderlo, encontraron en su poder una balanza y 7 gramos de cocaína. Así que procedieron a su detención. Pero antes tuvo que ser evacuado al Chuac, donde quedó ingresado por las heridas que presentaba en todo su cuerpo. Ocurrió sobre las 5 de la tarde del martes, en el bar Norte, uno de los habituales establecimientos en los que se dan cita los Riazor Blues, en la avenida de Peruleiro.
Cuenta la policía que el dueño del establecimiento fue quien llamó al 092 cuando vio que uno y otro se enzarzaban en el bar. Y allá se fue una patrulla. Cuando llegó se encontraron a un hombre que les confesó que se había pegado con una persona. Sin un rasguño en el cuerpo, les contó que se encontraba tranquilamente en el establecimiento cuando apareció un hombre que iba gritando a los cuatro vientos que le debía dinero por droga, «algo incierto», según dijo a los policías. Tal era el acoso por cobrar esa supuesta deuda, que había llegado a poner pintadas por varios barrios de la ciudad reclamándole ese abono. No eran unas pintadas cualquiera, hechas al vuelo, sin pararse. El presunto camello las trabajó. Se preocupó de hacer una plantilla en la que se dibujaba el rostro del presunto deudor. Encima, la palabra «moroso» en mayúscula, y abajo el nombre y la frase «paga la droga» o «paga lo que me debes». Las serigrafías se puede ver aún por varias zonas, desde el Agra a Riazor, entre otros barrios. Pero en su mayoría está ya borrado el nombre y la exigencia del pago.
No quiso denunciar
Eso de que te pongan en evidencia por toda la ciudad acusándote de tener una deuda que no existe, que ensucien tu nombre, que te atribuyan un vicio y que, encima, te vean en un bar y te exijan a gritos que pagues de una vez no le sentó nada bien al aludido en las pintadas. Así que le pegó. Confesada la paliza, vio que el autor de las serigrafías regresaba al bar por la acera hecho un sambenito. Cuenta la policía en el atestado que cuando lo vieron aparecer se encontraron con un hombre completamente ensangrentado y toda su ropa hecha trizas. Los agentes se fueron hacia él y le preguntaron por la causa de los golpes. No quiso hablar. Ni denunciar a quien le había golpeado. Quería quedarse con los golpes e irse del lugar. Pero no lo dejaron. Por sus heridas y también porque en el bar contaron a los agentes que el supuesto camello había aparecido en moto y, tras recibir de lo lindo, se fue en la misma moto. A los agentes les resultó sospechoso que regresara al bar caminando, así que echaron un ojo por la zona y muy cerca encontraron su motocicleta. Le preguntaron si era suya y se hizo el loco. Pero encima llevaba unas llaves que, curiosamente, la encendían. Así fue como lo cogieron con todo el paquete. Miraron bajo el asiento y allí había una báscula de precisión similar a la que usan los pequeños traficantes para hacer las dosis y 7 gramos de cocaína. En sus bolsillos hallaron 55 euros.
Con la cara hecha un mapa fue trasladado a un centro de salud y allí lo remitieron al Chuac, donde quedó ingresado, a la vez que detenido como supuesto autor de un delito contra la salud pública. Por su parte, al hombre que reconoció que le había pegado, nada se le reprocha, pues nadie lo denunció.
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/co ... 9C5996.htm