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Los hechos sucedieron en enero del 2009. Manuel Ángel Méndez, un montañero de 30 años natural de San Andrés del Rabanedo, fue sorprendido junto con otros compañeros por un alud entre el pico Mampodre y el Pico La Cruz, en la Cordillera Cantábrica leonesa. Lo compañeros que no fueron afectados por el alud dieron inmediatamente la alarma al 112.
Según consta en la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, a partir de ese momento «se produjeron una serie de errores en la coordinación que influyeron decisivamente en la tardanza en llevar a cabo el rescate», según afirma El Diario de León que ha tenido acceso a la sentencia. Por este motivo condena al Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León a indemnizar con 81.000 euros a la familia del joven leonés.
Manuel Ángel Méndez fue rescatado con vida a las tres y media de la tarde, dos horas y diez minutos después de que se diera el aviso. El montañero murió en el hospital dos horas más tarde a causa de las lesiones producidas por haber permanecido sepultado bajo la nieve.
La sentencia dice que «las funciones de coordinación del 112 de Castilla y León no se han adecuado a lo exigido para atender el tipo de incidencia presentada en función de los medios disponibles» y no considera razonable que descartara la intervención del equipo de la Guardia Civil tanto por su proximidad con el lugar del accidente (la sede del Grupo de Rescate e Intervención de Montaña de Guardia Civil se encuentra en Sabero) como por experiencia que tienen en este tipo de operaciones.
La Guardia Civil ofreció un perro especializado pero fue desestimado. La sentencia estima que la intervención de la Guardia Civil y de su perro no hubiera sido necesaria en otro incidente que ocurría al mismo tiempo en Valdeteja, donde había dos heridos, uno con una lesión en la rodilla y otro con una brecha en la cabeza, que es donde el 112 ordenó intervenir al Greim, ya que en ese caso los heridos no estaban sepultados. Tampoco se entiende que no ordenaran la intervención de Asturias hasta las dos de la tarde, cuando su helicóptero tenía posibilidades de llegar antes que el de Castilla y León que estaba en Valladolid.
Conozco este caso de primera mano, tanto por el fallecido como por los compañeros del GREIM y he de decir que la sentencia es acertadísima y la actuación que tuvo el 112 aquella mañana fue vergonzosa, negligente e imprudente y no solo deberían de pagar la indemnización sino que algún responsable debería de estar en su casa pensando en lo que hizo; porque por su culpa murió un joven que sin duda alguna probablemente no hubiera fallecido con la ayuda de todos.