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Condenado a tres años de cárcel un mosso por imponer una multa falsa al conductor de un autobús que le había pitado. El policía había aparcado en el carril bus para hacer un arresto
Tres años de prisión, inhabilitación de dos años para ejercer como policía y 1.800 euros de multa. Esta es la condena que la Audiencia de Barcelona ha dictado contra el agente de los Mossos Xavier M., al que considera autor de un «delito de falsedad en documento oficial» . El policía fue denunciado por el conductor de un autobús de Barcelona al que el 15 de diciembre del 2010 había puesto dos multas por «uso indebido de dispositivos acústicos» y «desobedecer las órdenes del agente de circulación» . El tribunal ha condenado al mosso en contra del criterio de la fiscalía, que había pedido la absolución.
El agente había acudido en su coche patrulla al paseo de Lluís Companys tras recibir el aviso de que una mujer había cometido un robo violento. Según relató ante el juez, ante la urgencia de la situación, los policías, una vez que localizaron a la mujer, aparcaron en el carril bus y, tras bajarse del coche, detuvieron a la sospechosa. El policía aseguró que «ante el peligro que suponía que la mujer llevara un arma blanca, centró la atención en ella» , olvidando el vehículo. En ese momento, según su versión, apareció un autobús de la línea 41 que se detuvo en la parada y que, una vez bajaron y subieron los viajeros, recorrió apenas cinco metros y se detuvo detrás del coche patrulla.
El conductor empezó a tocar el claxon reiteradamente, recriminando que el coche policial ocupara el carril bus. Pese a que estaba controlando a la atracadora, el policía le indicó que continuase la marcha, pero el chófer hizo caso omiso. «Me dijo que si pensaba que podía dejar el coche donde me diera la gana» , asegura el policía que le espetó el chófer, al que multó.
Versiones contradictorias
La versión del conductor es diferente. Según él, acababa de arrancar el bus cuando, de repente y sin indicarlo, el coche patrulla se le cruzó y le obligó a frenar bruscamente, haciendo que una pasajera se cayera. El conductor declaró al juez que solo tocó el claxon una vez y que el mosso denunciado le espetó: «¿Qué pasa?» . Este le dijo que como mínimo tenía que haber puesto las sirenas e indicar la maniobra.
Según el conductor, en ese momento el agente le dijo: «Ahora sabrás lo que es bueno», y acto seguido le multó. El conductor recurrió las multas y el Ayuntamiento de Barcelona, pese a que el agente se ratificó en la denuncia, lo que normalmente conlleva el rechazo al recurso, en octubre del 2011 aceptó la apelación del chófer y le retiró la multa al considerar que el uso del claxon fue puntual para evitar una colisión. Fue en ese momento cuando el conductor decidió denunciar al mosso.
Ambas partes llevaron testigos al juicio. La defensa del mosso contó con los testimonios de los otros agentes intervinientes en el arresto, mientras que el abogado del chófer, que afirma que solo tocó el claxon de forma puntual, hizo declarar a dos pasajeros. Aunque los testigos ratificaron a sus respectivos bandos, para los jueces los testimonios de los policías carecen de validez por ser compañeros.
«La sala concluye que ante la existencia de sendas versiones tiene prevalencia la del conductor del autobús, al no poderse dudar de la imparcialidad de los pasajeros que no tienen vinculación con las partes implicadas, frente a la de los agentes, que se deben valorar con la debida cautela por formar parte del mismo cuerpo de funcionarios que el acusado» , señala el juez en la sentencia, donde sostiene que el agente acusado, en la redacción de la multa, falseó lo ocurrido. La sentencia ha causado una honda indignación en el cuerpo de los Mossos, que no entiende ni la dureza del fallo judicial, ni el hecho de que los jueces desestimaran a los testigos del policía.
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