Unos 200 porteadores cruzan en avalancha el Tarajal y son obligados a retroceder
La tensión no desaparece del Tarajal. En la jornada de ayer, unos 200 porteadores lograron cruzar en avalancha la frontera pero se toparon con la determinación marroquí de cerrar su puerta por lo que fueron obligados a retroceder a territorio español.
Esta fue la novedad del día, el hecho de que los camalos se vieran obligados a tener que regresar a Ceuta para, después, pasar en pequeños grupos tal y como se está organizando desde que la Delegación mandó a la Guardia Civil a ordenar los dispositivos de seguridad en la zona. En esta ocasión los porteadores habían logrado cruzar la frontera en torno a las 15.00 horas al toparse con una menor vigilancia pero encontraron el veto en el lado marroquí por lo que se les obligó a regresar, desviando a la zona un mayor número de GRS para que no se volviera a repetir una segunda avalancha.
En el momento de producirse esta situación, la frontera permaneció cerrada, sin que los marroquíes que pretendían acceder a la ciudad pudieran cruzar. Después se volvió a la normalidad en cuanto al tráfico de mercancías pero no respecto a las colas, que siguen marcando el tráfico rodado en este punto. Los porteadores están siendo agrupados en la zona de la playa del Tarajal indicándoles que, de cruzar el paso, lo tendrán que hacer en pequeños grupos para garantizar su integridad física y para permitir que haya un control sobre los bultos que son objeto de porteo.
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Los GRS se activan ante el regreso de las avalanchas en la frontera
La Guardia Civil sacó ayer músculo para demostrar que no será un segundo Biutz. Los porteadores fueron derivados a la playa a fin de ordenar y evitar alteraciones. Un filtro descongestionó el lado español y dio tiempo a los controles marroquíes.
La tensión volvió ayer tímidamente a la frontera del Tarajal. Sobre las 13:30 horas, unos 300 porteadores formaron una avalancha que el Módulo de Intervención Rápida (MIR) de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil contuvo a las puertas de la Aduana española.
A pesar de que el grupo de camalos estuvo formado por centenares de personas, éstos desistieron pronto de cruzar los bultos de mercancías por la frontera del Tarajal en vista del fuerte dispositivo desplegado por el Instituto Armado. Los efectivos que permanecían en las dependencias fronterizas salieron a toda prisa del paso para unirse a los compañeros que, mientras tanto, despejaban la rotonda del Tarajal y derivaban a la muchedumbre hacia el acerado que colinda con la playa. Esta maniobra tuvo una triple finalidad: ordenar a esas 300 personas, a las que se unieron otras más tarde e impedir nuevas alteraciones. Un ‘barrido’ puesto en marcha porque, de lo contrario, advirtieron algunos de los agentes, los porteadores pueden “resultar heridos al agolparse entre ellos”.
La Guardia Civil, desde el levantamiento de las restricciones al paso de porteadores, tiene mayor presencia en la ‘antesala’ de la frontera y, en los dos últimos días, ha asumido el cometido que antes desempeñaba los grupos de la Unidad de Intervención Policial del Cuerpo Nacional (UIP). La Benemérita sacó ayer músculo ante los porteadores en una demostración de que la frontera del Tarajal no se convertirá en un segundo puente de Biutz –‘túnel’ por el que los fardos de productos se exportan de Ceuta a Marruecos–.
Las autoridades marroquíes, en contacto con sus homólogas españolas, a fin de ordenar a los porteadores dentro del alboroto que caracteriza al Tarajal, acordaron, hacia las 15:00 horas, comenzar a autorizar la entrada a los marroquíes en grupos de 20 personas desde la playa. Este filtro permite que, en suelo marroquí, los agentes alauís dispongan de margen suficiente para revisar, con mayor profundidad, al igual que se hace en el lado español, el contenido de las bolsas de mano; si algo está oculto en una manta o cuál es la carga de los denominados coches consigna, aquellos que pilotan personas dedicadas al transporte de mercancías al país vecino, según explicaron fuentes de solvencia. El objetivo de estos controles es interceptar armas, sustancias estupefacientes o cualquier objeto cuyo paso este vetado por razones legales, añadieron las mismas personas, ya que en las avalanchas los posibles infractores escapan a los controles escondidos entre la multitud.
De la actitud del operativo se desprendió que la tolerancia hacia las nuevas aglomeraciones de porteadores es cero. En especial, después de las avalanchas y las ‘estampidas’ que sembraron el caos en el paso fronterizo en diciembre, unos movimientos multitudinarios que interrumpieron el tráfico rodado y colapsaron el puente internacional, signo de que la frontera quedaba anulada hasta su descongestión. El operativo, sin acercarse a la magnitud del establecido el 29 de diciembre, sí tuvo en común con éste que la coordinación recayó sobre la Guardia Civil, que ha asumido incluso competencias de seguridad ciudadana en este punto de la ciudad.
Los embotellamientos se perpetúan
La Guardia Civil dosificó la salida de los coches consigna a Marruecos
La queja es generalizada a ambos lados de la frontera. Largas colas en la entrada a Ceuta, pero también en la salida a Marruecos. Coches parados en la calzada, charlas en el arcén para matar el tiempo y acusaciones lanzadas contras las autoridades ya son el “pan de cada día” en la N-352, la carretera que más atascos –y de mayor magnitud– registra durante el año y que tienen una especial repercusión puesto que colapsan la red vial colindante.
A primera hora de la tarde, las retenciones en la carretera nacional llegaron hasta Miramar. Vecinos de las barriadas próximas, transportistas, servicios públicos y porteadores dedicados al ‘comercio atípico’ sobre ruedas quedaron atrapados provocando un malestar que los anuncios gubernamentales de reforma de este tramo ya no sofocan. Horas más tarde, sobre las 20:30 horas, la situación seguía sin mejorar y su longitud se había reducido hasta el comienzo de la Almadraba.
El transporte público fue uno de los sectores más damnificados ya que los conductores tuvieron que recoger y apear a los clientes en paradas improvisadas, en las inmediaciones de la subida al Hospital Universitario. Asimismo, las líneas de autobús tuvieron que modificar su itinerario para no verse envueltas en esperas interminables. Mientras, la Guardia Civil dosificaba la entrada de vehículos de porteadores a Marruecos ya que, sobre las 15:00 horas, los que cubrían los dos carriles eran, sobre todo, aquellos dedicados en exclusiva al porte de productos.
La Policía Local, apostada a la subida al centro hospitalario de Loma Colmenar se ocupó de las labores de regulación del tráfico en coordinación con la Benemérita, situada un poco más adelante, en el cruce que conduce a la barriada Príncipe Felipe.
Algunos usuarios de la frontera también lamentaron la imagen que proyecta la frontera del Tarajal de cara a la visita de turistas marroquíes o de ceutíes que desean pasar el día en el país vecino.
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